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miércoles, febrero 13, 2008

Infantilismo de ‘izquierda’: un golpe bajo contra el socialismo científico-II

correctamente las leyes de la realidad objetiva, todavía no se puede determinar si son justas. Luego se presenta la segunda etapa del proceso del conocimiento, la etapa que conduce de la conciencia a la materia,de las ideas a la existencia, esto es, aplicar a la práctica social el conocimiento obtenido en la primera etapa,para ver si esas teorías, políticas, planes y resoluciones pueden alcanzar las consecuencias esperadas.


Hablando en general, los que resultan bien son adecuados, y los que resultan mal son erróneos, especialmente en la lucha de la humanidad contra la naturaleza. En las luchas sociales, las fuerzas que representan a la clase avanzada a veces padecen algún fracaso, más no a causa de que sus ideas sean incorrectas, sino de que en la correlación de las fuerzas en lucha, las fuerzas avanzadas aún no son tan poderosas por el momento como las reaccionarias, y por consiguiente fracasan temporalmente, pero alcanzan los éxitos previstos tarde o temprano. Después de las pruebas de la práctica, el conocimiento de la gente realizará otro salto, que es más importante aún que el anterior. Porque sólo mediante el segundo salto puede probarse lo acertado o erróneo del primer salto del conocimiento, esto es, de las ideas, teorías, políticas, planes y resoluciones formadas durante el curso de la reflexión de la realidad objetiva. No hay otro método para comprobar la verdad.





La única finalidad del proletariado en su conocimiento del mundo es transformarlo a éste. A menudo sólo se puede lograr un conocimiento correcto después de muchas reiteraciones del proceso que conduce de la materia a la conciencia y de la conciencia a la materia, es decir, de la práctica al conocimiento y del conocimiento a la práctica. Esta es la teoría marxista del conocimiento, es la teoría materialista dialéctica del conocimiento.



Muchos de nuestros camaradas todavía no comprenden esta teoría del conocimiento”7.
Entre los que no la comprenden están los izquierdistas. De una primera mala digestión en lo que llaman los sociólogos modernos el ‘trabajo de campo’, pasan a una verdadera gastroenteritis crónica al “aplicar a la práctica social el conocimiento obtenido”. Vano intento, pues, el de aplicar un modelo teórico puro de patrón universal a realidades con circunstancias históricas, económicas y políticas muy diferentes. Yerran y sinmérito: la cuadratura del círculo es tan vieja como la geometría.

Las etapas principales de la historia del bolchevismo Lenin consideraba al izquierdismo como un “problema interno” del comunismo en la medida que susrepresentantes hablaban en nombre del mismo, pero que no por ello, dejaba de contener nexos (externos) deunión con el anarquismo. Si Marx ya nos advirtió en la “Crítica del Programa de Gotha” (1875) que había que estar abiertos a pactos, pero “sin concesiones teóricas”. Lenin, por su parte, y en este tema en concreto, no cedió ni un milímetro de terreno al izquierdismo. Un capítulo de su folleto lo dedicó exclusivamente asacar a relucir la enorme autoridad intelectual de la experiencia del bolchevismo como arma paradesacreditar “a los que quieren aplicar inmediatamente el comunismo puro”. A continuación resumiremos
el citado capítulo:
(1903-1905): Años de Preparación de revolución.
Surgen“tres tendencias políticas principales: la liberal-burguesa, la democrático-pequeñoburguesa (cubierta bajo la etiqueta de las corrientes "socialdemócrata" y "socialrevolucionaria") y la proletaria revolucionaria”(1905-1907): Años de Revolución. Huelga económica transformada en política, y a su vez, en insurrección.


La acción espontánea crea ‘la forma soviética de organización’.



“La sucesión de los métodos de lucha parlamentarios y no parlamentarios, de la táctica de boicot delparlamento y de participación en el mismo, de las formas legales e ilegales de lucha, así como sus relaciones recíprocas y los vínculos existentes entre ellos, todo esto se distingue por una asombrosa riqueza de contenido.


Cada mes de este período vale, desde el punto de vista del aprendizaje de los fundamentos de la cienciapolítica -- para las masas y los jefes, para las clases y los partidos --, por un año de desenvolvimiento"pacífico" y "constitucional". Sin el "ensayo general" de 1905, la victoria de la Revolución de Octubre en1917 hubiera sido imposible”.



(1907-1910): Años de reacción.
“Han sido aplastados todos los partidos revolucionarios y de oposición. (...)El zarismo victorioso se ve obligado a destruir precipitadamente los residuos del régimen de vida preburgués, patriarcal en Rusia. El desenvolvimiento burgués del país progresa con rapidez notable. Las ilusiones situadas al margen de las7 Escrito en 1963. Texto íntegro: http://www.marxists.org/espanol/mao/1963donde.htm
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clases, por encima de ellas, ilusiones sobre la posibilidad de evitar el capitalismo, caen hechas polvo. Entra en escena la lucha de clases de un modo absolutamente nuevo y con mayor relieve”.
Los revolucionarios han aprendido a atacar, ahora toca aprender a replegarse. El objetivo más ambicioso en esta fase no va más allá de minimizar el daño y mantener el orden interno. Es tiempo de escisiones. Los bolcheviques logran sobrevivir; su deterioro organizativo es menor que otros partidos.



(1910-1914). Años de ascenso. Los mencheviques actúan como agentes de la burguesía en el movimiento obrero pero, finalmente, son derrotados por los bolcheviques. Se combina la lucha ilegal con las ‘posibilidades legales’.



“En la más reaccionaria de las Dumas, los bolcheviques conquistaron toda la curia obrera”
(1914-1917). Primera guerra imperialista mundial.
“El parlamentarismo legal, con un ‘parlamento’ ultrarreaccionario, presta los más grandes servicios al
partido del proletariado revolucionario, a los bolcheviques. Los diputados bolcheviques van a Siberia”.



Las instituciones burguesas se cierran para el partido del proletariado, por un lado quieren evitar que las destruyan por dentro, pero por otro, cometerán el error de deslegitimar la democracia burguesa por adoptar una forma autocrática. La II Internacional se autodestruye por la deriva socialchovinista al alinearse con sus gobiernos respectivos en guerra. El interés nacional burgués sustituye al internacionalismo proletario. Los bolcheviques se mantienen firmes en la denuncia “del carácter imperialista” de la Primera Guerra Mundial.
(Febrero-Octubre, 1917). Segunda Revolución Rusa.



“El grado de decrepitud inverosímil y de caducidad del zarismo (con ayuda de los reveses y sufrimientos de una guerra infinitamente penosa) suscitaron contra él una fuerza extraordinaria de destrucción. En pocos días Rusia se vio convertida en una república democrático-burguesa más libre, en las condiciones de la guerra,que cualquier otro país del mundo. (...) En pocas semanas los mencheviques y los "socialrevolucionarios" se asimilaron perfectamente todos los procedimientos y modales, argumentos y sofismas de los héroes europeos de la II Internacional, de los ministerialistas y de toda la canalla oportunista”.(...) “Los bolcheviques empezaron su lucha victoriosa contra la república parlamentaria (burguesa de hecho) y contra los mencheviques con suma prudencia y no la prepararon, ni mucho menos, tan sencillamente como hoy piensan muchos en Europa y América.




En el principio del período mencionado no incitamos a derribar el gobierno, sino que explicamos la imposibilidad de hacerlo sin modificar previamente la composición y el estado de espíritu de los Soviets. No declaramos el boicot al parlamento burgués, a la Asamblea Constituyente, sino que dijimos, a partir de la Conferencia de nuestro Partido, celebrada en abril de 1917, dijimos oficialmente, en nombre del Partido, que una república burguesa, con una Asamblea Constituyente, era preferible a la misma república sin Constituyente, pero que la república "obrera y campesina" soviética es mejor que cualquierrepública democráticoburguesa, parlamentaria. Sin esta preparación prudente, minuciosa, circunspecta y prolongada, no hubiésemos podido alcanzar ni consolidar la victoria en octubre de 1917”.



“En 1917 observamos claramente el paso gradual de las masas obreras de los mencheviques a los
bolcheviques. En el I Congreso de los Soviets de toda Rusia, celebrado en junio de dicho año, teníamos un 13% de los votos. La mayoría pertenecía a los socialrevolucionarios y a los mencheviques. En el II Congreso de los Soviets (25 de octubre de 1917, según el viejo calendario) teníamos el 51% de los sufragios”Lenin y la III Internacional combaten la táctica izquierdista
En 1919 nace la III Internacional8. Hija de madre soltera: la revolución bolchevique, pero al mismo tiempo, ‘hija no deseada’ de la II Internacional, en plena crisis existencial por integrarse en el orden burgués. La ‘Tercera’ recoge el material genético del pensamiento originario marxista, mantenido hasta entonces por la ‘Segunda’, y le da un nuevo impulso al calor de la experiencia de la toma del poder en Rusia. La lucha de
8 21 condiciones para el ingreso en la III Internacional:
http://es.wikisource.org/wiki/Condiciones_para_la_admisi%C3%B3n_a_la_Internacional_Comunista
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líneas en este momento pasaba por liberarse del frente reformista y socialchovinista. La ‘Tercera’ nació de un proceso de ‘independencia comunista’ de la socialdemocracia, ese terremoto político sólo medible con categorías históricas, abrió la caja de pandora; naciendo por efecto reacción una tendencia invertida: el ‘izquierdismo’. En este contexto de escisiones, la III Internacional tuvo que reordenar el mapa de los partidos obreros afines a la nueva Unión Soviética, admitiendo como invitados o simpatizantes a varios partidos de un país, para inducir a procesos de unidad dentro del comunismo.



“Para unir, primero hay que separar”, se decía mucho en aquella época. Pues bien, muchos de los que se separaron de la socialdemocracia no estaban por la labor de unirse bajo principios bolcheviques. Así pues, la tendencia izquierdista, comenzó a dar muchos dolores de cabeza a la III Internacional, y se puso a combatirla de raíz.



La táctica izquierdista se puede resumir por una mezcolanza de fetichismo por la ilegalidad sumado a una impaciencia acientífica ante el ‘advenimiento’ de un socialismo por decreto o caído del cielo. La crítica argumentada en el citado folleto de Lenin, escrito en abril de 1920, entre otras disquisiciones, pone en cuestión tres dogmas izquierdistas: a) No se debe participar en los parlamentos burgueses porque son parte de la legalidad burguesa; b) No se debe participar en sindicatos reaccionarios por tener lideres revisionistas. c) Toda violencia revolucionaria es positiva, en particular el terrorismo individual9.



¿Cuál es la contestación de Lenin? La lucha puramente materialista por la toma del poder –la que caracteriza al socialismo científico según Lenin- no entiende más allá del frío criterio de la “conveniencia revolucionaria” dentro del conocido “análisis concreto de la realidad concreta”.
Por principio nada se rechaza, salvo los intereses revolucionarios de clase. En definitiva, nuestra lucha vive en el terreno de la ilegalidad en la medida que nuestros objetivos políticos necesariamente pasan por un cambio violento de la estructura de poder, pero tácticamente siempre hay que utilizar todas las ‘posibilidades legales’ que te brinde el sistema para destruirlo desde dentro. La experiencia del bolchevismo tiene etapas de boicot parlamentarios
y de participación en los mismos, de provocación y represión,... Es una lucha en todos los frentes: una guerra entre clases, donde una (o varias) de ellas tiene al aparato del Estado a su servicio como brazo armado. A pesar de ese desequilibrio, en muchas ocasiones de la experiencia rusa, la burguesía torpemente trabajó para la popularidad de los bolcheviques, cometiendo errores en la línea sus intereses. En el estudio de las tácticas para la toma del poder, siempre hay que tener en cuenta las contradicciones internas del sistema.



Por otro lado, el imperialismo siempre ha aprendido mucho de estas tácticas; son las que se utilizan en Venezuela o las que utilizaron contra los regímenes socialistas: se trata de instrumentalizar las instituciones post-burguesas para deslegitimarlas popularmente. Cuando se agudiza la lucha de clases, la siguiente sentencia de Engels aparece tan cristalina como el agua: “la violencia es la partera de la historia”.



La idea de fondo que maneja Lenin es que ‘actuar por fuera de la legalidad’, no te da necesariamente garantías de hacer daño a los intereses de las clases dominantes, ni mucho menos te liberas de la dependencia al sistema. En muchas ocasiones el izquierdismo ha acabado preso de una ‘dependencia negativa’ con el sistema, lo que constituye la cara B de una práctica de apuntalamiento del sistema, en la medida que ayudan a retroceder las posiciones revolucionarias en el seno del pueblo por su divisionismo congénito y el regalo al sistema por el ‘no uso’ de las contradicciones internas que tienen las instituciones de la democracia burguesa.



El quid de la cuestión está en la orientación revolucionaria, su fin; el medio para conseguirlo está sujeto al principio de ‘conveniencia revolucionaria’; principio, que a su vez, está sujeto a revisión por exigencia de la dialectica.
9 La posición de Lenin es que si hubiera que rechazar el terrorismo individual no se rechaza por razones morales, sino por razones utilitaristas. En la realidad rusa de las décadas anteriores a 1917, era una política errónea por impopular y por dar pretextos para incrementar la represión burguesa.



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La política leninista de liderazgo de masas no entiende de izquierdismo
El estilo de trabajo de los comunistas nada tiene que ver con el conspiracionismo intelectual del viejo cuño blanquista. Hacemos política “hacia las masas”, sin caer en el paternalismo, pero desde luego no “hacia nosotros”. La revolución es mucho más que un golpe de estado de unos revolucionarios profesionales, es un salto cualitativo histórico en la conciencia del pueblo trabajador, y éste, debe ser participe del proceso, y si no es así, no será revolucionario.
Por otro lado, la polémica del sujeto revolucionario y las tareas históricas pendientes, todavía sigue dando muchas páginas de discusión.




La fórmula leninista, bajo condiciones rusas de 1917, del ‘bloque obrerocampesino bajo la dirección del proletariado’10, fue contestada desde posiciones izquierdistas que pretendían que la única forma de dominación del Estado Soviético fuera de ‘dictadura del proletariado’, dejando de convidado de piedra al campesinado. Esta idea absurda era hostil al proceso revolucionario porque mina el mantenimiento del poder soviético, y era antidemocrática porque constituía en la praxis la implantación de una dictadura de una parte minoritaria de la población; que en el caso de Rusia, tras la guerra civil, teóricamente el 1% de clase obrera debía dominar a todo el gigantesco mundo rural. Lenin, a diferencia de Trotsky, no desprecia la democracia (¡ojo! medida en intereses de clase), ya que a la revolución hay que incorporar a todas las masas populares, y deben ser beneficiarias de la misma. Esa es nuestra fuente de legitimación.



Si tomar el poder es difícil, mantenerlo, es tanto igual o más. Una de las claves para mantenerlo, según Lenin, es a través de la ‘disciplina revolucionaria del partido del proletariado’, que se demuestra, entre otras cuestiones por:
“su capacidad de vincularse, aproximarse y hasta cierto punto, si queréis, fundirse con las más grandes masas trabajadoras, en primer término con la masa proletaria, pero también con la masa trabajadora noproletaria.”11.
En definitiva, la orientación leninista conlleva una política de “unidad popular” bajo dirección del proletariado; una sensibilidad, desde luego, ‘no sectaria’ y ‘no conspiracionista’.



El izquierdismo borra las particularidades nacionalesLenin no vende fórmulas mágicas, en contraste con eso, subraya las peculiaridades nacionales de las revoluciones:
“Pero aunque la escuela preparatoria que conduce al movimiento obrero a la victoria sobre la burguesía sea en todas partes idéntica en el fondo, su desarrollo se realiza en cada país de un modo original. (...) Lo que importa ahora es que los comunistas de cada país adquieran completa conciencia, tanto de los principios fundamentales de la lucha contra el oportunismo y el doctrinarismo "de izquierda", como de las particularidades concretas que esta lucha toma y debe tomar inevitablemente en cada país aislado, conforme a los rasgos originales de su economía, de su política, de su cultura, de su composición nacional (Irlanda,etc.), de sus colonias, de sus divisiones religiosas, etc., etc. (...). Mientras subsistan diferencias nacionales y estatales entre los pueblos y los países -- y estas diferencias subsistirán incluso mucho tiempo después de la instauración universal de la dictadura del proletariado --, la unidad de la táctica internacional del movimiento obrero comunista de todos los países exige, no la supresión de la variedad, no la supresión de las particularidades nacionales (lo cual constituye en la actualidad un sueño absurdo), sino una aplicación tal de los principios fundamentales del comunismo (Poder de los Soviets y dictadura del proletariado) que haga variar como es debido estos principios en sus explicaciones parciales, que los adapte, que los aplique acertadamente a las particularidades nacionales y políticas de cada Estado. Investigar, estudiar, descubrir, adivinar, comprender lo que hay de nacionalmente particular, nacionalmente específico en la manera como cada país aborda concretamente la solución de un mismo problema internacional...”



10 Los trabajadores industriales y agrícolas eran beneficiarios de la revolución; los dos sujetos revolucionarios formaban parte del partido bolchevique, pero la dirección del proletariado se establecía mediante el desequilibrio cuantitativo y cualitativo a favor de los hijos de la industria.
Dirección política si, pero no exclusión de los beneficios de la revolución, ni de su participación en la misma de los campesinos.




11 Edición utilizada del folleto: “La enfermedad infantil del comunismo: el izquierdismo”. Ante cualquier duda sobre personas, tendencias y organizaciones citadas, se recomienda leer notas: http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/Lenin(SP)/LWC20s.html
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“La historia en general, y la de las revoluciones en particular, es siempre más rica de contenido, más variada de formas y aspectos, más viva y más ‘astuta’ de lo que imaginan los mejores partidos, las vanguardias más conscientes de las clases más avanzadas”
Moraleja leninista: aprendamos de los procesos realmente existentes. ¿Qué decir a los dogmáticos, eurocentristas u otros seres de mal vivir? Pues que cuando se empapen de realidad y respeto, será entonces cuando legitimarán su crítica. Hasta entonces seguirán ejerciendo de mosca cojonera para el movimiento revolucionario.



Un ejemplo cercano. Jon Idígoras, dirigente histórico de Herri Batasuna, cuenta en su biografía los ataques izquierdistas que sufrieron en la época álgida del movimiento popular abertzale por parte de varios portavoces de las esencias del comunismo, algunos desde la versión trotskista y otros, marxistas-leninistas pasados de rosca. Los epítetos que disparaban iban desde “movimiento pequeño-burgués fanatizado” hasta “agentes de la burguesía”. Estamos en el año 1975, aunque posteriormente esas críticas continuaron. Jon contestando desde el estrado a una intervención de un izquierdista, dijo:“me temo que el camarada se ha equivocado de bando; o quizá el no haber conocido jamás una fábrica y estar lejos de las luchas obreras que en Euskadi se están dando le lleva a tildar de pequeño-burgueses precisamente a los que están combatiendo al fascismo español, a los que están denunciando la traición del PCE y PSOE españoles, hoy verdaderos aliados de la oligarquía. Quizá, en su equivocación, siga llamando
pequeño-burgueses a los que se han levantado hace unos días contra el asesinato de trabajadores en Gasteiz o quienes lo hicieron contra los fusilamientos de Txiki y Otaegi. Compañeros y compañeras, estamos ya hasta las narices de ‘revolucionarios’ de retaguardia que, con el mayor descaro, se atreven a tildar de pequeñoburgueses precisamente a los que en Euskadi, y con otros grupos revolucionarios, estamos en primera línea de combate contra el capitalismo y la opresión nacional”.12



Como remate final, Jon levantó el puño y recibió una ovación como “la de Rafael El Gallo en una memorable corrida de Las Ventas en Madrid”.
Un debate pendiente en los aledaños del izquierdismo: la revolución permanente
Debates muy candentes en el movimiento comunista internacional se dieron en torno a la relación entre la revolución democrático-burguesa y la revolución socialista. Especialmente virulentos fueron después de la muerte de Lenin pese a que la III Internacional llevaba una línea clara sobre el enlace de esas dos revoluciones en países semicoloniales, mediante la lucha por la hegemonía de los intereses del proletariado dentro de los movimientos de liberación nacional donde los comunistas deben permitirles “educar a las masas” y mantener una línea independiente de clase. Un ejemplo actual, que merece todo nuestro apoyo, es
la política de alianzas del Partido Comunista de Venezuela con el movimiento de liberación nacional bolivariano. Tanto en ritmo como en contenido, supone un avance constante desde la perspectiva leninista.



Sabemos que Lenin no estaba de acuerdo con la revolución permanente13 de Trotsky, pero queda para el debate si debe ser considerado una “deformación izquierdista”. Personalmente, lo mantengo, pues esa tesis supone la violación de la “ley de desarrollo desigual de las fuerzas productivas” intrínseca al orden imperialista mundial. La política trotskista en este caso se basa en un atajo intelectual, para justificar la existencia real de las premisas objetivas para la construcción del socialismo en cualquier zona del mundo.



Pero curiosamente, acto seguido, niegan la anterior tesis: no puede existir transición al socialismo o socialismo en un solo país. Mejor dicho, no la niegan, le ponen una condición sine quan non: el gobierno revolucionario, inmediatamente después de tomar el poder, se debe lanzar a una cruzada internacionalista para extender el socialismo en todo el planeta. Perdón, el ‘socialismo’ no, porque no existiría, sería extender una toma del poder temporal hasta que pueda decretarse por ley única: el socialismo planetario, este si, ya con la bendición trotskista, cumpliendo, por fin, todos los sacramentos de la ‘religión permanente’. Este
‘aventurerismo de libro’ niega las leyes de desarrollo objetivo, y en la práctica, la teoría del eslabón débil
12 Página 298. El Hijo de Juanita Gerrikabeitia. (Jon Idígoras). Editorial Txalaparta
13 Lenin en 1917 vé un acercamiento de las posiciones de Trotsky, antaño de los mencheviques de izquierda, y que en la situación particular de Rusia,de enfrentamiento total contra la burguesía liberal e industrial por su colaboración con el feudalismo de Estado, le hacía acercarse a posicionesbolcheviques. Lenin lo expresa así: “independientemente de la cuestión de la revolución permanente, existe solidaridad en los puntos fundamentales” con Trotsky en la Rusia de 1917. Lenin. Obras. VIII, pág. 400. Mencionado en “La Revolución Permanente” de Trotsky.
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para construir Estados que creen las bases materiales del socialismo. La realidad es que los ‘izquierdistas’ nunca han tenido éxito, más bien siempre han jugado el papel marginal del que busca protagonismo en la competencia entre diferentes partidos comunistas, y no porque establezca una fuente de autoridad por su vinculación con las masas o por poseer unas ideas revolucionarias emergentes.



Desde luego, la Unión Soviética, en sus primeras décadas, dió toda una lección al izquierdismo. El camarada Alberto Arana lo explica de esta manera:
“Stalin, tras derrotar a sus rivales asume dar el gran paso, en realidad la tercera revolución rusa, la deindustrializar el país y colectivizar el campo. Es decir la parte práctica de la idea del socialismo en un solo país, creando así las bases materiales del socialismo en vez de llorar porque no existían y esperar anhelante la revolución mundial que sacara a Rusia del atraso y la librara de amenazas”14“El socialismo mágico se inhibe con ello de la dialéctica de la historia, prefiriendo al embarrado y toscosocialismo pegado a la realidad y en brega con dificultades descomunales, el cómodo refugio en fórmulas platónicas en espera de que éstas, por su perfección, acaben ejerciendo un sortilegio sobre la sociedad”15Para no golpear sólo por un lado, todos somos conscientes, que la III Internacional en el llamado tercer periodo mantuvo una estrategia izquierdista como reacción a los ataques de la socialdemocracia a la Unión Soviética, pero, afortunadamente, fue reconocido a través de la rectificación de la política del Frente Popular16, donde se identificó correctamente la contradicción principal en la táctica contra ese “régimen reaccionario de masas” que intentaba destruir a los elementos avanzados de la clase obrera y el campesinado, mediante la construcción de una superestructura terrorista para mantener la dominación burguesa.



Asimismo,mantenía elementos sui generis reaccionarios basados en concepciones racistas-imperialistas, como el caso alemán.
Búsqueda permanente de la síntesis superadora en la lucha entre líneas
Históricamente el imperialismo siempre se ha beneficiado, ha utilizado, financiado e infiltrado en grupúsculos izquierdistas para desestabilizar los regímenes socialistas haciendo una pinza sobre la base de los intereses de clase de la burguesía y la aristocracia.



La lucha entre líneas es una constante en la vida del partido y en la construcción del socialismo, es la expresión de la lucha de clases por la vía interna de las instituciones del proletariado. El tratamiento de estas contradicciones no puede resolverse de la misma manera que las contradicciones que no están en el seno delpueblo, como decía Mao Tse-Tung: “Las contradicciones cualitativamente diferentes sólo pueden resolverse por métodos cualitativamente diferentes”. En este sentido, en estos debates debe cumplirse el centralismo democrático (movimiento de arriba abajo y de abajo arriba), mantener un método científico de análisis, la verificación en la praxis y persistir en el proceso dialéctico de crítica y autocrítica. El objetivo es conseguir una síntesis superadora, y no un equilibrio ecléctico de posiciones.



En tiempos de guerra, la liquidación de líneas es una práctica “urgente que va generalmente en contra de lo necesario”, que no tiene ninguna solución de manual, ni mucho menos desde posiciones cínicas e inoperantes del ‘democratismo no centralista’. Sin embargo, en tiempos de paz, la resolución de contradicciones requiere de una lealtad mayor que a las propias ideas, la lealtad a los intereses del movimiento, la causa socialista y del pueblo en general. Evidentemente, en la medida que el socialismo se desarrolle en paz (interior y exterior), los márgenes de pluralidad se amplían, pues el sistema adquiere suficiente fortaleza y experimenta métodos eficaces de resolución interna de las contradicciones. Esto no
pudo ser en el socialismo del siglo XX por sus limitaciones históricas, pero lo será en el XXI.
14 “Las Controversias de la Revolución Rusa” (2006). Alberto Arana. Publicado en el num. 4 de Fahrenheit 451
15 “CCCP, la enciclopedia del socialismo real” (2006). Editorial num. 4 Fahrenheit 451. También disponible:
http://www.corrienteroja.net/articulo.php?p=2796&more=1&c=1
16 “La ofensiva del fascismo y las tareas de la Internacional en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo” (1935). Dimitrov.
http://www.marxists.org/espanol/dimitrov/1935.htm
11
Dialéctica y revolución
En el debate con el izquierdismo, al fin y al cabo, lo que nos jugamos es la propia concepción de la dialéctica de la historia, pues las consecuencias políticas de un error de este tipo se pagan tanto en el proceso de la toma del poder como en la construcción del socialismo. Para finalizar, perdonaré la tradicional última puntilla del artículo, y acabaré con algo en positivo. A la postre, Lenin siempre consideró a la enfermedad infantil como una simple ‘gripe no vacunada’, pero peligrosa para los recién nacidos; en cambio, a la enfermedad senil del comunismo, el revisionismo de derecha, sí que le dio un carácter cancerígeno-crónico17,donde ya sólo cabe darle la extremaunción, o si nos ponemos educados, un adiós en la despedida del viaje a las entrañas del sistema capitalista.



En honor al texto estudiado, y a modo de despedida, reproduzco a continuación la antológica reflexión de Lenin donde describe la ley fundamental de la revolución:
“La ley fundamental de la revolución, confirmada por todas ellas, y en particular por las tres revoluciones rusas del siglo XX, consiste en lo siguiente: para la revolución no basta con que las masas explotadas yoprimidas tengan conciencia de la imposibilidad de vivir como antes y reclamen cambios, para la revolución es necesario que los explotadores no puedan vivir ni gobernar como antes. Sólo cuando las "capas bajas" no quieren lo viejo y las "capas altas" no pueden sostenerlo al modo antiguo, sólo entonces puede triunfar la revolución. En otros términos, esta verdad se expresa del modo siguiente: la revolución es imposible sin una crisis nacional general (que afecte a explotados y explotadores)”



El Monumento a la Tercera Internacional o Torre de Tatlin, fue un proyecto arquitectónico del escultor ruso Vladimir Tatlin, quien lo presentó a comienzos de los años veinte. Se proyectó para ser construido en Leningrado, como monumento y sede de la Tercera Internacional. Estaba prvisto que tuviera unos 400 metros de alto, superando en altura a la Torre Eiffel de París(del centenario de la Revolución Francesa). Finalmente no se pudo realizar porque existían otras prioridades económicas tras la guerra civil. Fuente: Wikipedia


17 El revisionismo de Negri y Hard es el más peligroso actualmente, pues parece que el Manifiesto Programa del PCE no pasará de retórica reformista radical; hace tiempo abandoraron el objetivo del socialismo, nada bueno puede salir de ahí. Para combatir el revisionismo moderno, recomiendo: “El postmaterialismo o la narcótica del movimiento” (2006). Tito, militante de Corriente Roja.




http://www.nodo50.org/carlosmarx/spip/article.php3?id_article=83

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