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miércoles, agosto 28, 2013

La Reforma Agraria en Europa

Concentración y acaparamiento de tierras, y luchas populares en Europa Resumen ejecutivo

1 Coordinadora Europea Vía Campesina (ECVC) 2 Alianza Hands Off The Land (HOTL)

Introducción

Jornaleros ocupando una finca.
El acaparamiento de tierras es un fenómeno que, por lo general, se considera una realidad en el Sur Global. Sin embargo, un exhaustivo informe realizado por un equipo de investigadores e investigadoras revela que el acaparamiento de tierras también se está acentuando en Europa.

El informe, en que han participado 25 autores y autoras de 11 países, destapa el escándalo oculto de cómo unas pocas grandes entidades comerciales privadas se han hecho con el control de superficies de tierra cada vez mayores en Europa. También expone cómo estas elites agraria han contado con la ayuda activa de una enorme inyección de fondos públicos en un momento en que la financiación pública en el resto de ámbitos está sufriendo grandes recortes. Si bien algunos de estos procesos –especialmente el de concentración de la tierra– no son nuevos, se han acelerado en las últimas décadas, sobre todo en Europa oriental.

Por otro lado, también han allanado el camino para que en la escena europea aparezca un nuevo grupo de actores, tanto europeos como de otras regiones. Muchos de estos actores están vinculados con las cadenas de productos alimentarios básicos cada vez más globales y todos ellos buscan beneficiarse con la tierra como mercancía cada vez más sometida a la especulación. El informe llega, entre otras, a las siguientes conclusiones: (1) La concentración de tierras va en aumento.

La propiedad de la tierra en Europa se ha vuelto muy desigual y, en algunos países, alcanza niveles parecidos a los de Brasil, Colombia y las Filipinas, países conocidos por la desigualdad en la distribución de la tierra y en la riqueza basada en la tierra. Mientras que en la UE se registran unos 12 millones de fincas, las grandes fincas (100 hectáreas o más), que solo representan el 3 por ciento del total, controlan el 50 por ciento de todas las tierras de cultivo.

 Esta concentración de propiedad de la tierra comenzó hace décadas, pero se ha acelerado

.6 En Alemania, por ejemplo, de un total de 1.246.000 fincas en 1966/67, se ha pasado a apenas 299.100 fincas en 2010. De estas, la superficie de tierra que ocupan las fincas de menos de 2 hectáreas se redujo de 123.670 hectáreas en 1990 a solo 20.110 hectáreas en 2007, mientras que las fincas de 50 hectáreas o más ampliaron su superficie de 9,2 millones de hectáreas en 1990 a 12,6 millones de hectáreas en 2007.

En Europa oriental, la concentración de propiedad de la tierra se ha acentuado especialmente desde la caída del Muro de Berlín. Muchos agricultores y agricultoras estaban en quiebra cuando su país entró en la UE y los productos agrícolas de la Unión, altamente subsidiados, comenzaron a inundar sus mercados. En los primeros seis años, la mayoría de los pequeños agricultores y agricultoras ni siquiera tenía derecho a solicitar subvenciones de la UE, lo cual alimentó aún más la venta de fincas agrarias.

Aquí, una nueva élite de especuladores/inversores consiguió hacerse con grandes extensiones de tierra. Fondos públicos, a través de los subsidios pagados en el marco de la Política Agrícola Común (PAC), han promovido esta concentración de tierra y riqueza. En Italia, por ejemplo, en el año 2009, el 0,29 por ciento de las fincas accedieron al 18 por ciento del total de incentivos de la PAC, y el 0,0001 por ciento de estas (es decir, 150 fincas) acapararon el 6 por ciento de todos los subsidios.

En el Estado español, el 75 por ciento de los subsidios repartidos en 2009 fueron acaparados por apenas el 16 por ciento de los principales productores. En Hungría, el 8,6 por ciento de las fincas obtuvieron en 2009 el 72 por ciento de todos los subsidios agrícolas. Actualmente, el sistema de subsidios de la PAC se está cambiando para ofrecer subvenciones por hectárea de tierra agrícola. Esta medida puede desencadenar consecuencias imprevistas y, entre otras cosas, alimentar aún más el acaparamiento de tierras en la Europa oriental y mediterránea, ya que marginará a las pequeñas fincas y seguirá bloqueando la entrada de posibles nuevos agricultores y agricultoras. (2) El acaparamiento de tierras es un fenómeno creciente.

 En paralelo a la concentración de tierras, han aparecido en escena nuevos actores que están acaparando tierras, sobre todo en Europa oriental. El informe destaca los casos de empresas chinas en Bulgaria que se dedican a la producción a gran escala de maíz, de compañías de Oriente Medio en Rumanía que se embarcan en la producción a gran escala de cereales y de empresas europeas que participan en el acaparamiento de tierras en muchos países europeos con distintos fines, tanto agrícolas como de otro tipo. Muchos de estos acuerdos de tierras a gran escala, al igual que sus equivalentes en Etiopía, Camboya o Paraguay, se están llevando a cabo con secretismo y de forma poco transparente. al igual que en otras regiones los acaparadores son compañias nacionales y extranjeras, con la aparente participación de capital europeo, como serían empresas de la agroindustria tradicional que controlan cadenas de alimentos básicos y fondos de alto riesgo, algo no muy distinto de lo que sucede en Latinoamérica o el sudeste asiático.

 Esta situación ha agravado aún más la creciente tendencia a la concentración en el control de la tierra. Fuera de la UE, en Ucrania, los 10 mayores latifundios controlan en torno a 2,8 millones de hectáreas, y varios oligarcas poseen, cada uno, varios cientos de miles de hectáreas. En Serbia, los cuatro mayores terratenientes poseen, en conjunto, más de 100.000 hectáreas.

 En Europa se están acaparando tierras por varios motivos: producción de materias primas para la industria alimentaria dominada por compañías transnacionales, industrias extractivas, bioenergias, "acaparamientos verdes" como la construcción de grandes invernaderos solares, expansión urbana, intereses inmobiliarios, enclaves turísticos y otras empresas comerciales.

En Francia, por ejemplo, cada año se pierden más de 60.000 hectáreas de tierras agrícolas para dar espacio a carreteras, supermercados y crecimiento urbano o parques de atracciones. Muchas veces, estos son casos más dispersos de acuerdos de tierras normalmente más modestos. Pero todos ellos van sumando y también tienden a invadir las tierras agrícolas más fértiles y productivas. invernaderos solares, expansión urbana, intereses inmobiliarios, enclaves turísticos y otras empresas comerciales. En Francia, por ejemplo, cada año se pierden más de 60.000 hectáreas de tierras agrícolas para dar espacio a carreteras, supermercados y crecimiento urbano o parques de atracciones.

 Muchas veces, estos son casos más dispersos de acuerdos de tierras normalmente más modestos. Pero todos ellos van sumando y también tienden a invadir las tierras agrícolas más fértiles y productivas. (3) Se está bloqueando la entrada de nuevos agricultores y agricultoras (jóvenes) Esta es una dinámica sin precedentes del acaparamiento y la concentración de tierras. La estructura del sistema de subsidios de la PAC y las políticas nacionales que la acompañan no fomentan que entren en el sector de la agricultora nuevos agricultores y agricultoras, jóvenes en su mayoría.

Este ya era un problema grave antes, pero ahora, en el contexto de la creciente concentración y acaparamiento de tierras, ha empeorado. El sistema de subsidios de la PAC, tanto el vigente como el previsto, solidificará probablemente la barrera a un acceso más democrático a la tierra y la entrada a la agricultura por parte de los y las jóvenes.

El acceso a la tierra es una condición básica para alcanzar la soberanía alimentaria en Europa. Si se puede leer alguna nota positiva en la situación actual es que en toda Europa hay muchos y muchas jóvenes que desean dedicarse a la agricultura, a pesar del extendido mito de que estos ya no están interesados en ella. Este creciente interés por dedicarse a la agricultura es en parte fruto del creciente interés por la comida sana y local, y la agricultura sostenible entre los jóvenes.

Sin embargo, la dura realidad de las políticas agrícolas europeas significa que estos futuros agricultores están perdiendo pequeñas parcelas de tierra o se les está negando el acceso a ellas. Los ganadores de la creciente concentración y acaparamiento de tierras son las grandes fincas industriales, que se aferran a un sistema agrícola que tiene importantes costes ambientales y sociales.

(4) Las luchas agrarias y populares están creciendo y extendiéndose. Afortunadamente, la esperanza de detener y revertir el acaparamiento de tierras en Europa se encuentra en muchos de los mismos grupos sociales que están siendo desposeídos y marginados.

 Todos los casos analizados en el informe destacan cómo en toda Europa están surgiendo nuevos movimientos, tanto rurales como urbanos, e integrados por personas de todas las ocupaciones y clases sociales. Sus acciones, como en muchas regiones del mundo, son de carácter defensivo ante la concentración y los acaparamientos de tierras, pero también son de tipo propositivo y buscan ocupar tierras y promover alternativas.

Entre otros, el informe recoge el caso de la comunidad de Narbolia, en Cerdeña, que se está movilizando contra el uso de tierras de alto valor agrícola para albergar grandes proyectos de invernaderos solares, y el caso de la lucha contra el proyecto de aeropuerto de Notre Dames des Landes, en la ciudad francesa de Nantes.

 En lo que se refiere a luchas propositivas, el informe destaca el caso del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) en Andalucía, a través del que agricultores sin tierra están ocupando colectivamente tierras y cultivándolas usando técnicas agroecológicas, y de SoLiLA en Viena, donde los y las jóvenes se están movilizando y okupando tierras urbanos fértiles para desarrollar una agricultura sostenible por la comunidad y huertos urbanos,evitando así que uso se convierta a proyectos comerciales urbanos.

 Estas luchas están transformando los espacios urbanos y rurales en nuevos campos de batalla en la pugna por controlar la dirección que debe seguir la agricultura europea. Conclusión Un examen de las dinámicas agrarias en Europa apunta a la necesidad de replantear la idea convencional de que los problemas de tierras contemporáneos solo afectan al Sur Global.

En primer lugar, pone de manifiesto que el acaparamiento de tierras es un tema de crítica importancia hoy en día, pero no es el único problema urgente e importante en materia de tierras en el mundo; la cuestión de la concentración de la tierra es igual de urgente e importante, y seguramente es más significativo, como mínimo en el contexto europeo.

En segundo lugar, revela que la concentración y el acaparamiento de tierras no solo se producen en países en desarrollo del Sur, sino que ambos fenómenos se están dando en Europa hoy en día. En tercer lugar, y como sucede en otros lugares del mundo, apunta hacia la esperanza que inspiran las luchas populares contra la concentración y el acaparamiento de tierras en toda Europa.

 Estas luchas subrayan la apremiante necesidad de seguir desarrollando una lucha política verdaderamente transnacional contra los cercamientos contemporáneos de uno de los recursos más vitales para la humanidad: la tierra en la que vivimos.

 Recomendaciones A la luz de las conclusiones del informe, la Coordinadora Europea Vía Campesina (ECVC), con el apoyo de varias organizaciones implicadas directa o indirectamente en su elaboración, presenta una serie de demandas dirigidas a organismos gubernamentales nacionales y comunitarios para abordar las cuestiones interrelacionadas de concentración de la tierra, acaparamiento de tierras y barreras a la agricultura.

 Nuestras principales demandas son: La tierra debería recuperar su importancia como bien público. Debemos reducir la mercantilización de la tierra y promover la gestión pública de los territorios. Se debe dar prioridad al uso de la tierra para la agricultura de pequeña escala y campesina, y a la producción de alimentos frente a los meros intereses comerciales de propiedad privada.

El acceso a la tierra se debería otorgar a las personas que la trabajan (o a aquellas que desean hacerlo de forma social y ecológicamente sostenible). [Esto deja abierta la posibilidad de que los y las jóvenes entren a trabajar en la tierra y, al mismo tiempo, aleja a aquellos actores que actualmente controlan y explotan de forma industrial la tierra. Esto también se vincula con las declaraciones que siguen, es decir, que se necesitan políticas redistributivas en materia de tierras. (1) Es necesario detener y revertir la tendencia hacia la concentración y mercantilización extremas de la tierra.

Desplegar políticas agrarias redistributivas (reforma agraria, restitución de tierras, arrendamientos agrarios asequibles, etc.) en zonas de propiedad concentrada Reconocer los derechos de uso históricos y los sistemas de tierras comunales Poner en práctica políticas que apoyen la transformación de fincas industriales en fincas familiares/campesinas y proyectos de soberanía alimentaria, incluida la agricultura urbana (2)

Es necesario poner fin al acaparamiento de tierras. Prohibición de todos los inversores y especuladores (empresas, bancos/Gobiernos) que están explotando y/o acaparando tierras, tanto en Europa como en otras partes del mundo  Crear una base de datos/un sistema de seguimiento público de las operaciones de Gobiernos y compañías que participan en el acaparamiento de tierras (3) Asegurar el acceso a la tierra con fines agrícolas, especialmente de personas jóvenes, como premisa para alcanzar la soberanía alimentaria. Abolir el sistema patriarcal de posesión o herencia de la tierra y promover políticas de discriminación positiva para garantizar el acceso de las mujeres.

Crear marcos de gestión pública o reformar los existentes (por ejemplo, las Safer en Francia) para facilitar el acceso de los y las jóvenes, y las personas sin tierra, también para otros recursos como el agua

  Fortalecer o instaurar la participación de las comunidades locales en la toma de decisiones sobre el uso de la tierra Desarrollar marcos jurídicos para fincas de tipo cooperativo y arreglos de copropiedad que mejoren la situación de las mujeres en el ámbito de la propiedad de la tierra y faciliten a los y las jóvenes establecer una finca Modificar los criterios de establecimiento y arrendamiento, y adoptar políticas que respalden los proyectos sostenibles de fincas pequeñas/campesinas (por ejemplo, abandonar el requisito de superficie mínima para acceder a subsidios)

Impulsar la adopción y aplicación democrática de las Directrices voluntarias para la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra (ONU) en Europa, en un marco de soberanía alimentaria

Prestar apoyo a acciones concretas para recuperar tierras (por ejemplo, la ocupación de zonas industriales)  Priorizar el uso de la tierra para la producción de alimentos frente a la producción de agrocombustibles y otros usos comerciales de energía, industrias extractivas y megaproyectos inútiles, tanto en Europa como en el resto del mundo. El informe, en que han participado 25 autores y autoras de 11 países, destapa el escándalo oculto de cómo unas pocas grandes entidades comerciales privadas se han hecho con el control de superficies de tierra cada vez mayores en Europa. También expone cómo estas evasión de fondos públicos en un momento en que la financiación pública en el resto de ámbitos está sufriendo grandes recortes.

Si bien algunos de estos procesos –especialmente el de concentración de la tierra– no son nuevos, se han acelerado en las últimas décadas, sobre todo en Europa oriental. Por otro lado, también han allanado el camino para que en la escena europea aparezca un nuevo grupo de actores, tanto europeos como de otras regiones. Muchos de estos actores están vinculados con las cadenas de productos alimentarios básicos cada vez más globales y todos ellos buscan beneficiarse con la tierra como mercancía cada vez más sometida a la especulación.

 El informe llega, entre otras, a las siguientes conclusiones: (1) La concentración de tierras va en aumento.  La propiedad de la tierra en Europa se ha vuelto muy desigual y, en algunos países, alcanza niveles parecidos a los de Brasil, Colombia y las Filipinas, países conocidos por la desigualdad en la distribución de la tierra y en la riqueza basada en la tierra. Mientras que en la UE se registran unos 12 millones de fincas, las grandes fincas (100 hectáreas o más), que solo representan el 3 por ciento del total, controlan el 50 por ciento de todas las tierras de cultivo.

 Esta concentración de propiedad de la tierra comenzó hace décadas, pero se ha acelerado. 1 La versión completa del artículo introductorio, a cargo de Saturnino M. Borras Jr., Jennifer C. Franco y Jan Douwe van der Ploeg, se está ultimando en estos momentos y se publicará en junio de 2013. 2 Coordinadora Europea Vía Campesina es una organización que aglutina a 27 federaciones de agricultores y trabajadores agrícolas así como a movimientos rurales que luchan a favor de la soberanía alimentaria.

3 La alianza HOTL está formada por el Transnational Institute (TNI), la secretaría internacional de Foodfirst Information and Action Network (FIAN-IS), FIAN-Alemania, FIAN-Países Bajos, FIAN-Austria, Forchungs und Dokumentationszetrum Chile-Lateinamerika(FDCL) en Alemania y el Instituto de Responsabilidad  Global IGO en Polonia.

4 La autora corresponsal del conjunto del informe es la Dra. Jennifer C. Franco: jennycfranco@tni.org. Los autores y las autoras de los diversos casos que conforman este volumen son: Alemania (Roman Herre), Austria (Kim Möhrs, Franziskus Forster, Sarah Kumnig y Lukas Rauth), Bulgaria (Georgi Medarov), Estado español (Marco Aparicio Wilhelmi, Manuel Flores, Arturo Landeros, Sara Mingorría, Delphine Ortega Espès y Enrique Tudela), Francia (Morgan Ody), Francia-La Zad (Anton Pieper), Hungría (Róbert Fidrich), Italia (Antonio Onorati y Chiara Pierfederici), Rumanía (Judith Bouniol), Serbia (M S ć v ć), Ucrania (Christina Plank) y el caso de la aplicación de las directrices de la FAO en materia de tenencia de la tierra (Florence Kroff y Claire Guffens). Brigitte Reisenberger, de FIAN-Austria, desempeñó un papel fundamental a la hora de poner en marcha el proceso del informe.

 El equipo del TNI que revisó y editó los diversos casos está integrado por Pietje Vervest, Sylvia Kay, Timothé Feodoroff, Gloria Pracucci, Ben McKay y Nick Buxton. El informe final ha sido editado por Deborah Eadi. El artículo de introducción está firmado por el Dr. Borras, investigador del TNI y profesor asociado del Institute of Social Studies (ISS), en La Haya, la Dra. Franco, coordinadora del programa Justicia Agraria del TNI, y el Dr. Jan Douwe van der Ploeg, profesor de la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos.

6 En Alemania, por ejemplo, de un total de 1.246.000 fincas en 1966/67, se ha pasado a apenas 299.100 fincas en 2010. De estas, la superficie de tierra que ocupan las fincas de menos de 2 hectáreas se redujo de 123.670 hectáreas en 1990 a solo 20.110 hectáreas en 2007, mientras que las fincas de 50 hectáreas o más ampliaron su superficie de 9,2 millones de hectáreas en 1990 a 12,6 millones de hectáreas en 2007.

 7 5 Se utiliza la definición ofrecida por Borras, S.M., S. Gomez, C. Kay y J. Wilkinson (2012) en Lang Grabing and global capitalist acumulation: key features in Latin America  Canadian Journal of Development Studies, 33(4): 402-16: “El acaparamiento de tierras consiste en la captura del control de extensiones de tierras relativamente grandes y de otros recursos naturales mediante una serie de mecanismos y vías que entrañan un capital a gran escala y que suele transformar el uso de los recursos y dirigirlo hacia la extracción, ya sea con fines internacionales o internos, como respuesta del capital a la confluencia de crisis alimentaria, energética y financiera, los imperativos de mitigación del cambio climatico y las demandas de recursos de nuevos centros del capital global ”.

6 Si bien el número total de fincas en la UE aumentó entre 1996/67 y 2010, este incremento se debió a la ampliación de la Unión, que pasó de 6 Estados miembros en 1966/67 a los actuales 27, y a que algunos miembros más recientes tienen sectores agrícolas relativamente importantes y una relativa abundancia de tierras (por ejemplo, Rumanía).

7 Cabe añadir una nota de cautela al manejar las estadísticas oficiales, tanto en el caso de Alemania como de la UE en general: las estadísticas oficiales agregadas en la UE suelen disfrazar, más que revelar, el panorama real de la distribución y las relaciones de propiedad de la tierra. Existen grandes fincas en activo cuyos predios están subdivididos en unidades más pequeñas, que son las que quedan reflejadas en las estadísticas oficiales.

También hay muchos casos de pequeñas fincas de 2 hectáreas y menos que las "fincas de ocio". Por lo tanto, basarse de forma exclusiva en las estadísticas oficiales de pequeñas fincas difícilmente ofrecerá una imagen exacta de la realidad sobre el terreno. El conjunto de estadísticas menos problemático es el número total de grandes latifundios y el porcentaje que ocupan estos con respecto al total de la superficie agraria utilizada.

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