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viernes, febrero 12, 2010

Los comunistas y la crisis.

“Al hablar de la crisis económica es imprescindible poner de manifiesto la crisis política que la acompaña, por más que la encubran con la balsa de aceite de la normalidad, la desmovilización y el circo electoral permanente. Es la calma que precede a la tormenta, la falsa tranquilidad, la inercia de la rutina y, sobre todo, la absoluta ignorancia de las experiencias del pasado, el secuestro de la memoria histórica que nos anestesia” (Juan Manuel Olarieta Alberdi, militante del Socorro Rojo Internacional)

La realidad, ese espejo donde los seres humanos podemos vernos a nosotros mismos en movimiento, está refutando los planteamientos que algunos elementos autoproclamados defensores de la causa revolucionaria expusieron en relación a la crisis capitalista y las posibilidades de éxito del movimiento comunista.

A nivel internacional, ni el derrumbe del sistema capitalista se ha producido ni el comunismo como fuerza política organizada ha entrado en escena. Lo que sí existe indiscutiblemente es un agotamiento cada vez mayor del sistema capitalista y, al mismo tiempo, un incremento histórico de la miseria y la angustia de la mayoría de la población mundial.

Sin embargo, pretender elevar a dogma la ecuación crisis = revolución es desconocer por completo los mecanismos de adquisición de la conciencia revolucionaria, y lo que es peor, las labores fundamentales de los comunistas en momentos de crisis económica y repliegue político e ideológico del proletariado.

Porque lo que no parece tan evidente para algunos comunistas es que la lucha por conquistar el poder y fundar las bases de un nuevo orden social, no necesariamente pasa por un agravamiento de la crisis del sistema, ni tampoco por un ascenso en las luchas espontáneas de la clase obrera. Ni la crisis asegura la victoria de la clase obrera y su proyecto comunista, ni la lucha de clases en su fase espontánea allana inevitablemente el camino para la hegemonía política de la clase explotada.

El objetivo de este breve documento es doble. Por un lado queremos refutar las distintas posiciones que sostienen que el derrumbe del sistema capitalista está próximo, y por otro lado queremos mostrar cuál es a nuestro juicio la auténtica visión revolucionaria sobre los acontecimientos actuales y la defensa del proyecto transformador del proletariado.

El sistema y la crisis económica, breve cuadro clínico del enfermo

La coyuntura actual se explica, en primer lugar, porque la masa de capital acumulado en el mundo ha llegado a cifrarse en magnitudes de valor hasta hace bien poco inimaginables, proceso al cual han contribuido sensiblemente los asalariados del antiguo “bloque” de países “socialistas” reconvertidos al capitalismo. Sabido es que, el crédito —bancario y bursátil—, es la más formidable palanca para (que ) la acumulación de capital (prosiga) más allá de sus propios límites naturales (fijados por la base material o económica del sistema), lo cual permite alejar el horizonte de las grandes crisis de superproducción (de capital), aunque no hace más que retardar, agravadas, las contradicciones que las provocan, trasladando
su necesario e inevitable crack a un futuro de consecuencias políticas y humanas catastróficas, sin duda de proporciones gigantescas; tanto más, cuanto mayor sea el tiempo en que la burguesía consiga prolongar la acumulación (mediante el crédito) y mayor sea, por tanto, la magnitud de los capitales disponibles comprometidos en el momento inevitable del estallido. Esto (las consecuencias de prolongar contra natura la acumulación) es lo que está pasando ahora mismo, situación que combina la enorme masa de capital sobrante —a una tasa de ganancia vigente que no compensa su reinversión productiva— con los efectos políticos del lógico agravamiento de la competencia intercapitalista, todo ello en el marco de la clara tendencia del capitalismo norteamericano a perder su condición de primera potencia económica mundial, hasta hace pocos años indiscutida>>.
(GPM http://www.nodo50.org/gpm/11s/00.htm. Lo entre paréntesis agregado ahora)

La última gran crisis capitalista está dibujando un paisaje desolador por todo el globo de despidos, cierres en cadena de empresas, hambre, intensificación de las tensiones imperialistas, devastación de ecosistemas, desahucios de viviendas, descomposición de unas relaciones humanas cada vez más cosificadas e irracionalmente violentas, incremento de toda clase de patologías físicas y psíquicas, y un sinfín de lacras que están golpeando a gran parte de la humanidad.

Son muchas las explicaciones que desde la llamada izquierda se están dando sobre la crisis. Aunque no es nuestro propósito hacer un estudio pormenorizado de cada una de ellas, sí vemos prioritario deslindar campos entre las explicaciones que verdaderamente responden a un proyecto emancipador de la clase trabajadora, y las que consciente o inconscientemente (¿existe la ingenuidad en política?) tratan de marear la perdiz y de confundir los efectos con las causas.

Por todos es sabido que la crisis no es ningún fenómeno nuevo en el capitalismo. Desde principios del siglo XIX hasta principios del XXI se han sucedido unas 20 crisis de mayor y menor envergadura, todas ellas con una periodicidad de entre 5 y 12 años. Hay que partir por tanto de ese hecho: la crisis es históricamente recurrente en el capitalismo.

Las causas de las crisis del capital tienen una doble causa que no muchos están sabiendo o queriendo explicar. Estudiar la economía política puede estar al alcance de cualquier trabajador interesado en ello, pero requiere entender la complejidad y la interrelación de fenómenos diversos que surgen en el seno del sistema de producción.

La primera causa reside en la misma organización de la producción. El capital invierte en medios de producción y fuerza de trabajo para poder obtener una ganancia, la cual procede de la explotación de la fuerza de trabajo en combinación con el capital constante (maquinaria, materias primas, terrenos, etc.).

Esta ganancia procede de la plusvalía, que es la cantidad no pagada al trabajador por el empresario. Si un trabajador recibe 5 €/h de salario y lo que produce tiene un valor de 8 €, esa diferencia de 3 €, producida pero no cobrada por el obrero, es la plusvalía (plusvalor o “valor de más”) que el patrón se embolsa para continuar con el ciclo de acumulación.

Pues bien, debido a que el objetivo del capital es aumentar cada vez más la productividad (más productos por la misma unidad de tiempo), y que esto se consigue fundamentalmente introduciendo innovaciones tecnológicas en el campo de la producción, esto trae como consecuencia fatal e inevitable una cantidad excesiva de trabajadores que se ven abocados al paro. El capital, sistema de grandes contradicciones, aumenta la productividad pero al mismo tiempo expulsa a los únicos elementos que pueden generarle valor añadido: los trabajadores. Esto trae como consecuencia una bajada progresiva de la tasa de ganancia, lo que se traduce a nivel general en desinversiones y por tanto en aumento del paro. Esto es lo que uno de los economistas más polémicos de la burguesía en España, Santiago

Niño Becerra, quiere caracterizar tan claramente cuando dice que "hay una cantidad de factor trabajo que no es necesario" (http://www.eleconomista.es/espana/noticias/1344711/06/09/Nino-Becerra-augura-la-desaparicion-de-la-clase-media-tal-y-como-la-conocemos-con-la-recuperacion-seran-sustuidos-por-los-insiders.html).

La segunda causa anida en las dificultades que tiene el capital para vender sus mercancías. Ya hemos visto que el capital produce plusvalía para obtener una ganancia y acumular más capital. Pues bien, ya en la primera fase del ciclo de acumulación la producción se centra en la producción misma (el capital necesita producir cada vez más en cada vez menos tiempo), lo que no significa que se “olvide” del consumo, pero sí que el objetivo principal de la acumulación, y el origen de todo lo demás, sea la producción misma, lo que conlleva la sobreproducción de capital, de medios de producción y de bienes de consumo que abarrotan un mercado saturado de mercancías y con una demanda solvente en verdad desconocida y en franca disminución por el desempleo. Son las famosas crisis de sobreproducción.

En este sentido decimos que el capital encuentra dificultades para valorizarse, puesto que no se realiza al modo en que desearía. Además, una de las características del modo de producción capitalista es la desconexión sistemática entre lo que se produce y lo que luego se puede vender, de tal forma que cada empresario produce sin saber de qué manera lo van a hacer los demás, provocando excesos constantes de mercancías.

Recapitulando, tenemos por un lado que el capital invierte mucho más en maquinaria que en asalariados por imperativo del desarrollo tecnológico (menos trabajadores que generan menos plusvalía global), y por otro lado que la producción se desconecta del consumo (abarrotando el mercado de bienes productivos y de consumo que no se sabe si serán vendidos).
<>. [Ver en: K. Marx: “El Capital” Libro III Cap. 14-III)]

El otro polo de la economía capitalista, el crediticio o financiero, agudiza las contradicciones existentes en el sistema productivo. Permite expandir las fuerzas productivas con el crédito, pero exacerba las dificultades de valorización del capital al volver a desconectar la producción con el consumo (créditos a diestro y siniestro, obligaciones que nadie, ni empresario ni trabajador, asegura poder rembolsar después). Sin embargo, es falso que la actual crisis capitalista sea una crisis genuinamente financiera. La banca ha sido el detonante pero en ningún caso su “exceso” (¿por qué para los socialdemócratas de nuevo pelaje está bien explotar trabajo ajeno y mal capitalizar interés a través de la usura?, ¿es que acaso hay capitalistas “buenos” y capitalistas “malos”?) ha provocado esta crisis. De hecho, históricamente las mayores masas de dinero se refugian en las finanzas cuando ya no es tan rentable hacerlo en la producción de bienes y servicios. La crisis financiera, como ya señaló Karl Marx, se convierte en un explosivo catalizador de la ya anteriormente existente crisis productiva.

“Las causas de la crisis serán motivo de análisis durante mucho tiempo. Actualmente los medios de comunicación, reflejo de la ideología dominante, están difundiendo la tesis de una crisis dentro del mundo financiero, propiciada por la mala gestión de unos banqueros muy egoístas y codiciosos que no han tenido en cuenta los riesgos que tomaban. Mantienen que dado que el sistema financiero estaba mal regulado es esto lo que ha producido una excesiva expansión financiera que ahora ha estallado.” seminaritaifa

Ni la teoría “subconsumista” (que pretende hacer pasar por causa fundamental la escasez de demanda solvente) ni la teoría “productivista” (que concibe única y exclusivamente la crisis como “fallo” sistemático de la producción) profundizan en las verdaderas causas de la crisis. La primera porque olvida que la crisis proviene de la producción misma, además de que deja sin explicar por qué la crisis no es
perpetua en el capitalismo teniendo en cuenta que siempre se produce más de lo que se puede vender; y la segunda porque no tiene en cuenta la relación dialéctica entre producción y consumo, porque no contempla que el capital no se puede valorizar si no se realiza y viceversa.

La capacidad de predicción del movimiento revolucionario y lo imprevisible de algunos acontecimientos
"La recesión va a llevar a los ciudadanos a unos niveles de desesperación desconocidos. Habrá una crisis de empleo en toda Europa y una fuerte inestabilidad social
(Jean-Claude Juncker, Primer Ministro de Luxemburgo)

A nuestro juicio, una de las consecuencias más graves del agotamiento del ciclo que inauguró la Revolución Proletaria de 1917 ha sido la pérdida de hegemonía ideológica y política de la clase explotada, lo que en parte ha conducido a que los comunistas hayamos perdido la capacidad de predicción que antaño tuvieron los grandes militantes y teóricos del Movimiento Comunista Internacional.

Lo cierto es que, en términos generales y hasta donde nosotros sabemos, ninguna organización comunista es capaz de pronosticar a ciencia cierta los derroteros económicos, sociales y políticos que el actual sistema va a seguir, y por tanto de esto surge en gran parte la incapacidad para elaborar una estrategia y una táctica acertadas para, no solamente evitar en la medida de lo posible el embite del capital, sino sobre todo para plantear una alternativa revolucionaria y verdaderamente transformadora.

Nosotros pensamos que para entender la complejidad y gravedad de la situación actual es necesario un ejercicio profundo de análisis teórico, de aprovechamiento y actualización de lo mejor de la teoría histórica de los más destacados revolucionarios del mundo, aprovechando esta simiente preciosa para superar la derrota que actualmente sufre el movimiento revolucionario internacional. En definitiva, un balance colectivo que configure un Espacio Político de Reagrupamiento de minorías revolucionarias que desemboque en el nuevo y necesario Partido Comunista que unifique a todos los elementos dispersos.

Ahora bien, predecir la evolución del sistema no significa hacer futurología, el otro extremo erróneo que intentando superar la carencia orgánica actual del comunismo confunde el tocino con la velocidad. En este sentido la crisis está dejando en entredicho a todos aquellos que pronosticaban en el Estado español y en gran parte de Europa un ascenso en la combatividad de la clase obrera. Ni España está ardiendo por decenas de luchas de trabajadores y parados, ni siquiera se vislumbra un aumento de la conflictividad entre clases. Ningún dato, ningún análisis objetivo aseguran que la gran masa de trabajadores y desheredados vaya a levantarse en este país en un periodo corto de tiempo (tampoco, por supuesto, que no lo vayan a hacer a medio plazo).

Nosotros sostenemos que a nivel estatal, en general, la clase obrera se halla en una fase de repliegue y debilidad muy potentes, estado que por supuesto en cualquier momento, fruto de las luchas espontáneas, puede y deber cambiar para que una gran parte de la clase, gracias a la mentalidad que adquiere con sus luchas, sea verdaderamente permeable al proyecto comunista (sobre el asunto de la relación entre el Partido Comunista y las luchas de la clase obrera nos centraremos al final de este trabajo). Al igual que nos negamos a pensar que la clase obrera esté derrotada definitivamente (planteamiento defendido por los nuevos liquidacionistas del movimiento obrero), no tiene sentido para nosotros pronosticar la seguridad de que el proletariado vaya a resurgir en pocos meses como el Fénix de sus cenizas por la maldita crisis capitalista (planteamiento absolutamente determinista por su economicismo y su mecanicismo), por mucho que nos pudramos en la miseria más atroz. Los factores psicológico, moral e ideológico, con su insoportable simiente material de miseria, de nuevo van a ser determinantes para cambiar el curso de los acontecimientos, y es aquí donde los comunistas tenemos que estar a la altura de las circunstancias.

Lo único que la crisis asegura es una angustia progresiva para amplias capas de la clase trabajadora y, por supuesto, un “caldo de cultivo” mucho mayor que en periodos de relativa estabilidad económica. Pero actualmente, dada la psicología de nuestra clase y la poca conciencia que en general exhibe (nos referimos lógicamente al Estado español), es tan probable esperar un levantamiento generalizado contra las imposiciones de la patronal como la extensión de razzias contra ese gran chivo expiatorio que la burguesía usa inteligentemente en las crisis más que nunca: los trabajadores inmigrantes.

Esta doble deriva no la podemos obviar, analizando siempre la correlación de fuerzas, estudiando la situación económica internacional y estatal, los acontecimientos políticos fundamentales y el ascenso o descenso de la conciencia de clase de los trabajadores. Sólo con este trabajo teórico-práctico (participando del debate con las minorías comunistas e, igualmente, tratando de crear discusiones en los espacios sindicales o territoriales donde los trabajadores con un mínimo de conciencia de clase confluyamos) podremos predecir a grandes rasgos la posible evolución de la sociedad de clases mundial y española.

¿Salir de la crisis?

“¡Crisis, crisis, crisis! En todos los lugares se habla de crisis; en la prensa burguesa, en la radio, en la TV, en los bares, en nuestros barrios, en el currelo y por supuesto en la prensa comunista. Se analizan causas y efectos de esta “nueva crisis” (como si el capitalismo no fuese una perenne crisis para las masas explotadas). Los análisis son generalmente buenos, el problema llega cuando intentamos dar una respuesta a nuestra clase que le permita salir de la crisis, aunque quizás el problema sea el que los comunistas hablemos, sin más, de “salir de la crisis”
Ujcezamora

Uno de los mayores tópicos lanzados por los nuevos oportunistas es el de que la crisis “la paguen los ricos, los que la han creado”. Bien, el primer planteamiento de “los que la han creado” ya está mal gestado, por la sencilla razón de que la crisis no ha sido creada por voluntad de la burguesía, sino por las leyes inevitables del sistema capitalista. Lo que la patronal ha hecho, hace y hará (hasta que sustituyamos el capitalismo por el socialismo) en relación a la crisis es comandar el barco, un barco decorado y diseñado a su justa medida.

Desmontar esta mentira dañina para el proletariado por parte de la ciencia revolucionaria del proletariado no es un ejercicio absurdo de disquisición ideológica, sino la constatación de la necesidad fundamental de entender el actual orden social para poder demolerlo y construir sobre sus cenizas el comunismo a escala mundial. (Hoy más que nunca compartimos la absoluta vigencia del planteamiento del revolucionario Lenin de que “no puede haber movimiento revolucionario sin teoría revolucionaria”.)

Por eso es tan importante afirmar que “los ricos” no han creado ninguna crisis (aunque es una obviedad que se aprovechan de ella y salen incluso más fortalecidos si la correlación de fuerzas entre clases se lo permite), porque las crisis son un fenómeno inherente al sistema capitalista, objetivamente inevitables independientemente de la política económica y de la voluntad de los capitalistas.
El segundo gran error de planteamiento de los nuevos oportunistas es el famoso lema de que la crisis “la paguen los ricos”. Es totalmente lógico que el grueso de los proletarios, sin una conciencia revolucionaria y sin su teoría comunista como guía para la acción, pida que la crisis sea pagada por la gran burguesía. Pero el deber ineludible de los comunistas es hacerles ir más allá, explicarles que la burguesía jamás ha pagado ni pagará ninguna crisis económica, por la sencilla razón de que es ella quien dirige la economía y toda la organización social. La única forma de que la burguesía pague “su” crisis es que la clase obrera en lucha se fusione con su Partido Comunista y se prepare en la teoría y en la práctica para derrocar a la burguesía del poder.

Esta posición, la de que los trabajadores no seamos nunca más los “paganos” de la crisis, defendida por toda clase de organizaciones del campo del oportunismo, de las nuevas tendencias economicistas segregadas por el agotamiento transitorio del Movimiento Comunista Internacional, puede ser bienintencionada si parte de honestos militantes proletarios que desconocen la naturaleza real del capitalismo y su decadencia actual, pero en cualquier caso no deja de ser nociva y debe ser superada progresivamente gracias al estudio del materialismo dialéctico, la ciencia social revolucionaria de los trabajadores.

“Este olvido en que se deja las grandes, las fundamentales consideraciones en aras de los intereses momentáneos del día, esto de perseguir éxitos pasajeros y de luchar por ellos sin fijarse en las consecuencias ulteriores, esto de sacrificar el porvenir del movimiento por su presente, podrá hacerse por motivos ‘honrados’, pero es y seguirá siendo oportunismo, y el oportunismo ‘honrado’ es quizá el más peligroso de todos…” (Engels)

Efectivamente, en el Estado español una de las grandes dificultades con que las minorías revolucionarias se están encontrando es la de ofrecer “alternativas inmediatas a la crisis” que puedan ser defendidas por los trabajadores. Pero es que justamente aquí está, en parte, el problema que atenaza el proyecto revolucionario de nuestra clase al seguidismo economicista. Vayamos por partes.

Sería un absurdo irreal negar o infravalorar la necesaria lucha espontánea de las masas trabajadoras por mejorar sus condiciones de subsistencia (los militantes comunistas y conscientes del proletariado, en mayor o menor medida, también sufrimos el deterioro de nuestras condiciones de vida y de trabajo, por lo que también es para nosotros un imperativo de supervivencia la lucha inmediata).

Nosotros apoyamos totalmente la existencia, la difusión y la unión de estas luchas estén o no controladas por los sindicatos, las “putas de lujo” de la patronal. Lo que no compartimos en absoluto es que el trabajo fundamental de los comunistas esté centrado en crear artificialmente un movimiento obrero (porque éste, mal que les pese a los fantasiosos obreristas, no existe actualmente en el Estado español) que sólo puede ser creado por la misma clase trabajadora. Aún menos entendemos cómo se asume la lógica burguesa de “salir de la crisis”, como si no supiéramos que el sistema ha entrado en su fase más terminal e irreversible; como si creyéramos que lanzando consignas izquierdistas de “huelga general” (¿cómo va a haberla si antes no existe un incipiente movimiento obrero que madure con sus luchas?) se fuera a solucionar algo.

“Las crisis demuestran que los obreros no se pueden limitar a luchar para obtener de los capitalistas concesiones parciales… pues, cuando se produzca el crack, los capitalistas no sólo arrebatan a los trabajadores los derechos conquistados. Y así continuará sucediendo inevitablemente hasta que los ejércitos del proletariado socialista echen abajo el dominio del capital y de la propiedad privada” (Lenin)
Entonces ¿qué hacer? ¿”Esperar” mientras llega la insurrección sin intervenir en las minoritarias luchas obreras, dedicándonos exclusivamente a armarnos teórica y políticamente? ¿O por el contrario debemos luchar por influir en los elementos más avanzados de la clase obrera, para que a través de ellos podamos llegar a gran parte de la clase buscando en la práctica revolucionaria la unificación de los militantes comunistas?

La crisis y la reconstitución del
Movimiento Comunista Internacional
“Hoy, por el contrario, la simbiosis entre la política comunista y las masas no puede realizarse tan directamente, pues el estado de ánimo de estas
últimas no es tan proclive a la agitación revolucionaria, antes al contrario, es de postración y calma y de un conservadurismo espantoso. La política comunista, en estas condiciones, debe trabajar de forma mediata, debe ir abriéndose paso, poco a poco, acercándose primero a los elementos más avanzados de las masas, para, después y a través de ellos, poder dirigirse al resto de la clase. Quienes creen que la constitución consiste sólo en un voluntarioso acto de organización y que, una vez cumplido éste, las masas tendrán abierto su corazón y su entendimiento a la dirección y a la política de la vanguardia comunista, están cometiendo el grave error de no comprender que de lo que se trata, realmente, es de activar el movimiento revolucionario que, décadas atrás, se daba casi por supuesto o que precedía o podía seguir a la acción de la vanguardia; están cometiendo el error de no ver que ese movimiento es producto y sólo puede serlo de una política de masas de la vanguardia (línea de masas) en su propio seno y que este movimiento sólo puede concebirse como PC, como condición previa a su transmisión al resto de la clase (Revolución Proletaria)”

Documento PCR


Todos los “masistas” que desconocen por completo la dialéctica de la crisis, la lucha de clases y la guerra por el comunismo, siguen sin entender que el movimiento espontáneo de la clase obrera no puede surgir artificialmente por el impulso de elementos comunistas necesariamente minoritarios. Partiendo de la irrefutable premisa de que a escala internacional el movimiento obrero y comunista se encuentra en una fase de absoluto repliegue, la actividad de los comunistas ha de acoplarse a esta correlación de fuerzas. La única manera de que las organizaciones y elementos comunistas no caigan en el oportunismo o en el sectarismo reside fundamentalmente en ser conscientes de la estrategia y la táctica revolucionarias en relación al momento actual. En el terreno de las condiciones subjetivas, no es lo mismo dirigirse al proletariado cuando éste cuestiona el orden social existente (aunque no haya aún alcanzado conciencia política) que cuando se encuentra en un estado de absoluta debilidad en que ni siquiera es capaz de defenderse de las embestidas del capital. En lo que respecta a las condiciones objetivas, tampoco será lo mismo la propaganda y agitación revolucionarias en un entorno de crisis brutal que en un periodo de relativa “paz social”.

Ciñéndonos al momento actual, en España (así como en gran parte de los países dominantes) las condiciones subjetivas de la clase trabajadora obligan a los comunistas a replantearse ciertas tácticas que la historia ha finiquitado, entre ellas el economicismo inmediatista. Si en las condiciones actuales la gran mayoría de los trabajadores ni siquiera podemos defendernos de los ataques de la patronal, siendo hasta incapaces de negociar convenios colectivos que mejoren mínimamente nuestras condiciones de trabajo (no estamos por tanto ni siquiera en una fase defensiva), ¿cómo podemos pretender que los proletarios en su gran mayoría sean receptivos al mensaje revolucionario? A nuestro juicio, la organización que, consciente o inconscientemente, pretenda rehuir esta realidad y trate de plasmar ilusorios “frentes” o “plataformas contra la crisis” estará supeditando la lucha política (la única que puede “sacarnos de la crisis”, es decir, que puede construir un orden social justo) a la lucha económica, obviando que la lucha de clases tiene sus tiempos propios, autónomos y discontinuos de la lucha revolucionaria, que es continua aunque dependa en última instancia del ritmo de la lucha de clases.

La realidad está demostrándonos que la táctica justa de los comunistas en la etapa actual pasa por dos frentes:

En primer lugar, en lo que respecta a las minorías comunistas debemos romper el sectarismo, teniendo como base la lucha contra el capitalismo y el oportunismo en todas sus variantes, potenciando un debate que posibilite la más que necesaria construcción de un único Partido Comunista que aglutine a todos los militantes revolucionarios. Siendo honestos, y sin ánimo de ofender a ningún militante de las
diversas organizaciones comunistas del Estado, para esta tarea es crucial que ninguna organización ni ningún elemento no encuadrado se crea por encima de las demás, porque seguramente el fracaso actual del comunismo como movimiento debe ser asumido como una responsabilidad conjunta.

En segundo lugar, en relación a la clase obrera en su conjunto, tenemos que ser capaces de no renunciar ahora más que nunca a lo estratégico (la lucha por el comunismo, hoy más vigente que nunca), pero hemos de entender igualmente que este proceso requiere pasar por diversas etapas de maduración y crecimiento. En el terreno económico, hay que potenciar todas las formas posibles de solidaridad y unidad entre trabajadores, sobre todo trabando estrechos y profundos lazos con los elementos más avanzados de nuestra clase (es decir, los que más destacan en la lucha de clases contra la patronal en todas sus formas), para que una vez inyectada la teoría revolucionaria en estos compañeros, los comunistas podamos llegar a gran parte del proletariado a través de estos intérpretes. A nuestro modesto entender, más vale organizar grupos proletarios de discusión y acción en las distintas ciudades y pueblos donde se debata sobre la situación actual y la necesidad de un mundo radicalmente distinto, que tratar de presionar artificialmente sobre luchas sindicales en las que la lucha reivindicativa es cada vez más estrecha por la ofensiva patronal (¿cómo no trascender la lucha económica en un conflicto obrero en el que una empresa despide a cientos de obreros por haber reducido su cuota de mercado?). Evidentemente, en los conflictos obreros más contundentes tendremos que centrar todos nuestros esfuerzos propagandísticos, pero desde luego sin tratar de sustituir a la clase obrera en algo que sólo ella puede hacer: crear sus propios órganos de lucha de clases. Si la lucha contra el patrón surge de la conciencia de la necesidad de defenderse de los ataques de la burguesía, la lucha por el comunismo sólo puede surgir del estudio y la preparación conscientes de la lucha por conquistar el poder y sentar las bases de un nuevo orden social. Si “lo político” carece de fundamento sin “lo económico”, “lo económico” no garantiza el cambio social sin “lo político”. Esta es para el proletariado la auténtica dialéctica de la revolución.

Por tanto, no se trata de alejarse de las luchas reivindicativas de nuestra clase mientras “nos preparamos para la revolución”, sino de centrar los esfuerzos en los sectores más avanzados de la clase obrera (llegando como únicamente podemos hacerle “competencia” al ariete mediático de la burguesía, con la comunicación directa, mediante charlas, asambleas, grupos de trabajo y reunión, apoyando manifestaciones de protesta, etc.), de saber interpretar el ritmo de los tiempos en cuanto a la correlación de fuerzas.

A quien pueda parecerle que todo esto es “alejarse de la realidad”, “ser poco concretos” o caer en el “ideologicismo”, les responderemos que esta táctica es la única que puede asegurarnos el triunfo. No cabe duda de que para que los obreros entiendan la necesidad del comunismo, antes deben aprender a luchar por sus propios intereses. Pero igualmente es indiscutible que esta lucha por la supervivencia no se puede “exportar” por los comunistas a la clase, por mucho que se pretendan forzar los pistones de la historia. Quien desconozca esta premisa fundamental de la lucha revolucionaria, volverá a darse de bruces con la realidad.

Sólo la fusión orgánica del movimiento obrero con el Partido Comunista podrá garantizar el triunfo de la revolución proletaria internacional.
Hoy, en pleno siglo XXI, “aprovechándonos” de la crisis y al mismo tiempo superándola, debemos ser capaces de transmitirles a las amplias masas explotadas que la maldita crisis esta va a depararnos un auténtico horror, que vamos a salir de ella en peores condiciones aún, y sobre todo que la actual fase imperialista nos va a llevar con total seguridad a la barbarie de una nueva guerra mundial, a la devastación más terrible de todos los ecosistemas planetarios y a una represión política sin precedentes en todos los Estados capitalistas, lo cual certifica que si la humanidad no cambia de curso en pocas décadas pereceremos como especie en el más irracional exterminio de toda la evolución de nuestra Tierra.

Acerca del eurocomunismo

Del 1º congreso del Partido Comunista (actual PCPE) sigue siendo un analisis hoy en dia valido para lo que es el PCE.

A medida que se agudiza la crisis del capitalismo, la burguesía intensifica hasta los límites más groseros las campañas de intoxicación, se intensifica la lucha ideológica y las provocaciones a los países socialistas. En estos períodos la burguesía tiene interés en que se desarrolle el anticomunismo.

El imperialismo sabe que sin teoría y acción revolucionarias no hay partido revolucionario Es por ello que éste se esfuerza ostensiblemente en introducir en el seno del movimiento obrero y comunista dentro del marco de la lucha ideológica, corrientes ajenas al mismo, con el objeto de conseguir descomponerlo y desnaturalizarlo, que le incapaciten en su misión de guía revolucionaria y al mismo tiempo incapaciten a la clase obrera para ejercer su papel dirigente.

El surgimiento en el seno de algunos partidos comunistas, con hondas tradiciones de lucha, del llamado eurocomunismo, así como el proceso de derechización de la acción política coincidirá con la necesidad del imperialismo en la liquidación de los partidos comunistas. Eurocomunismo y derechización de la socialdemocracia son dos fenómenos íntimamente ligados y constituyen dos vertientes de un mismo objetivo: tratar de frenar la lucha revolucionaria, desviando la lucha hacia objetivos que no cuestionan el sistema capitalista, hacia objetivos de gestión del capitalismo, hacia el campo del reformismo.

Históricamente se ha registrado la tendencia al surgimiento de brotes reformistas que se vieron facilitados en el último periodo de expansión del capitalismo.

En nuestro país la necesidad que tiene el imperialismo en la desaparición del Partido Comunista, además de la propia lógica de la lucha de clases, es fruto de la situación geopolítica militar de España que es la clave en el dispositivo agresivo del Imperialismo y de la OTAN al mismo tiempo de su situación en la división internacional del trabajo.

La burguesía, con el objeto de asegurar su hegemonía en el proceso de transición, puso especial empeño en desactivar el protagonismo que venían desempeñando el movimiento obrero y popular en la crisis del régimen franquista. Esta necesitaba tener, frente así, un PCE desactivado cuya honda tradición revolucionaría, entonces potente y cuya condición de partido hegemónico de la clase obrera, entre profesionales, intelectuales, artistas, campesinos nadie dudaba.

La penetración de la ideología burguesa en el PCE se ha producido con las características teóricas y políticas sintetizadas en la palabra eurocomunismo, y ha representado la descomposición ideológica y orgánica del PCE, diluyendo así la perspectiva de cambio social y posibilitando la derechización del partido socialdemócrata, el PSOE.

La degeneración ideológico-política y orgánica del eurocomunismo
se ha concretado en:
1. El abandono en los términos y en la práctica política y sindical del principio científico de la lucha de clases, sustituido por los tópicos reformistas del carácter "no irreconciliable" en las "diferencias" entre las clases y de la necesidad de la "libre concertación" entre ellas.

2. La negación del carácter clasista del Estado, sustituido por la sacralización del Estado burgués que podría "transformarse gradualmente" sin necesidad de ruptura.

3. La negación expresa del carácter internacional de la lucha de clases y la renuncia al internacionalismo proletario, propugnando un política de-"tercera vía" supuesta mente equidistante del imperialismo y del campo socialista.

4. La práctica por consiguiente del antisovietismo y del anticomunismo sirviendo de hecho como valioso instrumento del imperialismo contra el socialismo y el co munismo.

5. La renuncia expresa al leninismo que consagra el abandono de los principios ideológicos y orgánicos inherentes al análisis y a la teoría revolucionaria de Marx y Engels y que constituye una aportación fundamental al marxismo, muy concretamente en lo que respecta al tipo
De partido que puede dirigir a la clase obrera al socialismo y al comunismo y en la comprensión de la fase imperialista del capitalismo.

6. El abandono expreso del marxismo. Defenestrado el leninismo la dirección eurocomunista dio un paso más en el ajuste de los términos a su práctica real, proponiendo, en el llamado XI Congreso, la definición de Partido "inspirado" en el marxismo en lugar de basado en él.

7. Introducir, consecuentemente con la renuncia a los fundamentos de un Partido revolucionario, la descomposición ideológica y ética en el seno del Partido Comunista. Planteamientos tan marxistas y leninistas como el papel de las libertades democráticas en el proceso revoluciona
rio, el carácter del socialismo como la sociedad de la más amplia democracia y libertad, la necesidad de la unidad del movimiento obrero son objeto, de desvirtuación y degeneración
por parte de los euros que conducen, en las condiciones políticas de la Europa actual, a situar a la clase obrera bajo la hegemonía de los partidos socialdemócratas.

8. Desactivar los movimientos de masas y, en primer lugar, la capacidad revolucionaria del Movimiento Obrero español. Cediendo y plegándose a la táctica de la oligarquía durante el período de transición, avalando la recomposición de su poder y la continuidad de su hegemonía,
mediante una política exclusivamente institucional, de pactos y consensos por arriba con la burguesía, a espaldas del movimiento obrero y demás movimientos de masas.

La degeneración ideológico-política básicamente descrita que ha introducido el eurocomunismo en el PCE, se ha correspondido, obligadamente, con su descomposición orgánica:

1. Se "territorializa" la organización del partido, disolviendo su presencia en las empresas y sectores de la producción atentando a un aspecto de la concepción del partido comunista, por cuanto supone diluir su carácter de clase. El partido eurocomunista, escisión en el sentido
Más riguroso del término del PC creado en 1920, ya no es el partido de la clase obrera, sino el partido del "tejido social, de la imagen", "para la sociedad" es decir "interclasista", un partido "abierto a todos", etc.

2. Se adopta el modelo organizativo de la socialdemocracia.
La célula comunista, órgano vivo, de participación y debate de todos los militantes en todos los planos de la vida política del partido y con presencia entre las masas se sustituye por la agrupación eurocomunista que es órgano pasivo, concebido para recibir las indicaciones
De la dirección, masificado, con una menor capacidad de participación e incidencia colectivas en las decisiones del partido, y por lo tanto propicia para la inhibición del militante. No es órgano para la acción sino sólo para el debate. La agrupación como órgano ha contribuido a des
Movilizar y desarmar política e ideológicamente a los militantes comunistas y al conjunto de la clase obrera.

3. Se desvirtúa, boicotea y termina por abandonar la necesaria formación política e ideológica, tanto de cuadros como de militantes de base con lo cual se facilita aun más la "masificación" del Partido Comunista y la penetración de la ideología burguesa.

4. El PC, necesita tener una política permanente de selección, formación y promoción de cuadros comunistas. Ese elemental principio ha sido sustituido por el carrerismo, el premio a la "fidelidad" personal, a los clanes y conspiraciones extensas.

La crítica y la autocrítica, así como el principio del trabajo colectivo que son elementos esenciales de la concepción del PC han sido sustituidos por la adulación, el centralismo
Burocrático y la identificación del Partido en una persona o un grupo de personas como si de una propiedad privada se tratara.

El trabajo colectivo y la dirección colectiva, junto con la vigilancia revolucionaria, elementos fundamentales para la conquista de los objetivos por los cuales luchamos los comunistas son sustituidos por el trabajo "personal", "independiente", "sectorializado" propiciando el individualismo
en el trabajo del Partido.

A los métodos y funcionamiento del Partido no se les da importancia, no son considerados como elementos políticos ligados a nuestras concepciones. La dejación en los métodos ha sido una vía de penetración del eurocomunismo. De ahí se entiende el autoritarismo y el caciquismo en el Partido.

El eurocomunismo supone la destrucción de las señas de identidad del Partido Comunista, por tanto no es una política comunista equivocada sino que es una expresión actual de la socialdemocracia.

Con el mayor respeto a las opiniones de los miles de comunistas que aún militan bajo las siglas del PCE, en el llamado XI congreso del PCE, el "papel asignado a los comunistas que están, aun dentro del PCE es el legitimar, con su presencia, la liquidación del carácter comunista del mismo".

A pesar del ropaje izquierdista del eurocomunismo en el plano político-social no ofrece ninguna alternativa a la actual situación del sistema capitalista que no sea una reedición de los planteamientos socialdemócratas como criterios del PSOE.

Afortunadamente en España hay miles de comunistas a los que no se les aparta fácilmente del camino y se mantienen decididamente dispuestos a recuperar al Partido Comunista. Miles de comunistas conscientes de la necesidad histórica de la unidad comunista están dispuestos en
base a las coincidencias básicas, a construir el Partido que hoy necesita la clase obrera en España.

movilización contra la exclusión social en Barakaldo


Esta mañana, a lo largo de un Pleno Extraornidario, el Ayuntamiento de Barakaldo tiene previsto aprobar los Presupuestos Generales del municipio para el año 2010.

Hay que destacar que el Consistorio fabril, en una época de crisis
económica, ha decidido recortar en un 50% la asignación presupuestaria
destinada para las ayudas sociales. Así, el programa municipal destinado a
paliar las situaciones de dificultad económica de las familias de la
localidad a través de las Ayudas Económica Municipales se queda este año
en un millón de euros, cuando el año pasado fueron dos millones de euros;
mientras el dinero destinado por el Gobierno Vasco se mantiene, a través
del programa “Afectados de Emergencia Social”, en la misma cuantía del año
anterior: 1’5 millones de euros.

Este recorte se produce cuando el año pasado cerca de un centenar de
familias barakaldesas han visto denegada su solicitud de una ayuda social
o se ha recortado –para el conjunto de las familias- en un 40% las ayudas destinas al acceso y mantenimiento (alquiler e hipotecas) de la vivienda y denegado todas las ayudas destinadas a sufragar gastos tan básicos como la atención sanitaria no cubierta por Osakidetza y reparación o cambio de mobiliario o electrodomésticos de línea blanca.

Además se sigue sin ampliar la partida presupuestaria destinada a los servicios sociales de base, cuando estos viven una situación de saturación permanente. Por un lado, se produce una demora en varios meses en la tramitación de las prestaciones sociales (complemento de pensiones,
estímulos al empleo, renta básica…) por la falta de una plantilla suficiente; y, por otro lado, la falta de personal en el “Equipo de Ayudas Económicas” del Departamento de Acción Social conlleva que las miles de familias afectadas por la actual crisis económica tengan que esperar hasta 7 meses para percibir alguna prestación económica.

Esto sucede cuando la crisis económica lleva más de un año instala en nuestra localidad. Así,

1. El desempleo ha aumentado durante el año 2009 en 1.469 personas, incrementándose un 30%. En la actualidad existen 6.432 personas desempleadas (3560 varones y 2872 mujeres). La tasa de paro es del 15’4%.

2. Cerca de 18.000 vecinos del municipio tienen un contrato en precario.

3. 2.500 mujeres viudas sobreviven con pensiones por debajo del umbral de pobreza.

4. 103 familias de Barakaldo han sido desahuciadas de sus viviendas por no poder hacer frente a los pagos de sus hipotecas y/o alquileres en los seis primeros meses del año 2009; en total 4 familias a la semana ven como pierden su casa según detalla el informe elaborado por el Consejo General del Poder Judicial y titulado “Efectos de la crisis económica en los órganos judiciales”.

BERRI-OTXOAK
(PLATAFORMA CONTRA LA EXCLUSIÓN SOCIAL y POR LOS DERECHOS SOCIALES)

Los documentos de IC-II

Iniciativa Comunista

Medios de comunicación

Los medios de comunicación burgueses constituyen actualmente el instrumento principal a través del cual el sistema capitalista genera opiniones, valores e ideologías que le sostienen a pesar de sus contradicciones, al mismo tiempo que ignora o distorsiona cualquier movimiento o información que pueda suponer una amenaza.

Para contrarrestar todo lo posible esta manipulación, debemos realizar una labor de contrainformación, apoyando y colaborando con aquellos medios de comunicación cuyos objetivos sean coherentes con los presupuestos ideológicos de nuestra organización y constituyan espacios de información no atendida por los medios aliados del capitalismo.

Intervención en los movimientos

En primer lugar, para comprender claramente las tareas a las que nos enfrentamos, debemos constatar que partimos de una situación de reflujo en el desarrollo de los movimientos sociales propiciada, fundamentalmente, por su intento de desactivación o cooptación por parte de la socialdemocracia que ha conseguido, por el momento, paralizarlos o rebajar en gran medida sus contenidos. Frente a este hecho, la actitud de los comunistas no debe ser de ningún modo el abandono o el desánimo, sino que debemos intensificar nuestra intervención a través de un trabajo constante y planificado. La clave de la recuperación de estos movimientos y nuestro eje central de trabajo debe estar basado en una intervención permanente y en plano de igualdad. Es imprescindible que se visualice de forma extremadamente clara que cada uno y cada una de las militantes, y la organización en su conjunto, pretenden formar parte del movimiento para llevar a cabo un trabajo encaminado a desarrollar el propio movimiento, y en ningún modo a dominarlo o manejarlo para fines puramente coyunturales.

Debemos alejar cualquier sospecha de oportunismo por nuestra parte o interés puntual exclusivamente en momentos de ascenso de las luchas. La recuperación del significado real de un concepto como el que tradicionalmente hemos denominado estilo comunista en el trabajo, tendrá una capital importancia en el conjunto de nuestro desarrollo como organización y, especialmente, en este ámbito. Debemos demostrar en cada momento que nuestros intereses no son otros sino los intereses del conjunto del movimiento, desarrollando una voluntad unitaria real, y al mismo tiempo denunciando y desterrando falsas prácticas unitaristas que en realidad esconden la renuncia a los contenidos y el seguidismo de la socialdemocracia. Las mujeres y los hombres comunistas tenemos mucho que aportar al desarrollo de los movimientos sociales. Como elemento fundamental, y en un momento de una enorme fragmentación de las luchas, fomentada por el aparato ideológico del sistema, tenemos que contribuir con la perspectiva global del marxismo, que aporta una visión materialista y contextualizada de cada lucha.

Nuestro convencimiento de que cada una de las luchas parciales es necesaria, debe ir acompañado de la seguridad, también, de que cada una de ellas no podrá triunfar de modo definitivo si no lo hace el conjunto del movimiento. En resumen, sólo desarrollando los movimientos, dotándolos de contenidos, y a través del paciente trabajo del día a día seremos capaces de ir construyendo un tejido social que pueda ser sustrato de un amplio movimiento anticapitalista. Los mismos principios deben ser aplicados a nuestro trabajo conjunto con los movimientos vecinales, con las particularidades que estos conllevan. Frente a la dificultad de ser a priori mayor la distancia entre las luchas en los barrios y aquellas más estructurales, encontramos redes sociales ya establecidas y contextualizadas físicamente. Iniciativa Comunista apoyará y colaborará con los movimientos vecinales como espacios de participación colectiva y reivindicativa, procurando garantizar una perspectiva más global de los problemas de los barrios.

En coherencia con la centralidad en la que en el s.XXI seguimos situando al antagonismo de clase y la contradicción capital-trabajo, Iniciativa Comunista se siente copartícipe de los intentos de reconstrucción del movimiento obrero, del sindicalismo combativo y crítico, antiburocrático, integrador de los nuevos sectores explotados (en especial de la juventud precarizada y los compañeros inmigrantes criminalizados) radicalmente democrático e internacionalista, como elementos imprescindibles para articular un proyecto revolucionario sin pies de barro.

En esa línea, entendemos que sin un movimiento sindical fuerte y organizado, que se nutra y comunique con el resto de movimientos, experiencias y respuestas disidentes, las expresiones sociales de descontento sucumben a la absorción por la socialdemocracia o terminan desinflándose al no poder responder de forma sistémica a las agresiones cada día mayores del sistema, en especial a la que constituye su piedra angular y configura junto al patriarcado la raíz del modelo capitalista: la explotación de la clase trabajadora.

jueves, febrero 11, 2010

Una vez más, las pensiones


Vicenç Navarro
Público
Una vez más estamos viendo una avalancha liberal alarmando a la población diciéndole que el sistema de pensiones no es sostenible y tiene que sufrir cambios profundos que significan, todos ellos, una disminución de las pensiones. Entre estos cambios se incluye el retraso obligatorio de la edad de jubilación de 65 a 67 años. La mayor justificación para esta medida es que la esperanza de vida de la población española ha crecido cuatro años en el periodo 1980-2005, pasando de 76 a 80 años. Por lo tanto, los pensionistas están gozando de sus pensiones cuatro años más ahora que hace 25 años, lo cual –se nos dice– hará insostenible el sistema de pensiones al aumentar el periodo de beneficio cuatro años más cada 25.

El problema con este argumento es que es erróneo, pues ignora cómo se calcula la esperanza de vida. Supongamos que España tuviera sólo dos habitantes: Pepito, que muere al nacer, y la señora García, que tiene 80 años. La esperanza de vida promedio de España lsería (0+80)/2=40 años. Supongamos que en un país vecino hubiera también dos ciudadanos: Juanito, que tiene 20 años, y la señora Pérez, que tiene 80 años. La esperanza de vida promedio de este segundo país es (20+80)/2=50 años. El hecho de que este país tenga diez años más como promedio en su esperanza de vida que España no quiere decir (como constantemente se dice) que la señora Pérez viva diez años más que la señora García. Lo que ocurre es que Juanito vive 20 años más que Pepito. Y esto es lo que ha ocurrido en España (y en Europa). El enorme descenso de la mortalidad infantil y la mortalidad de los grupos etarios más jóvenes ha sido la mayor causa del aumento de la esperanza de vida promedio. Ni que decir tiene que la población anciana vive ahora más que hace 20 años. Pero no los famosos cuatro años que constantemente se citan. Se está exagerando (deliberadamente, en muchas ocasiones) el aumento de la longevidad (años de vida) de la ciudadanía para justificar la reducción de las pensiones.

Por otra parte, este aumento de años de vida varía considerablemente según la clase social de la persona. España es uno de los países con mayores desigualdades sociales en el mundo desarrollado. En nuestro país hay un gradiente muy marcado de mortalidad según la clase social. Exigirle, por lo tanto, a la mujer de la limpieza de la universidad (cuyo nivel de salud a los 65 años es igual al que tiene el catedrático emérito a los 75 años) que trabaje dos años más para pagar la pensión a este último es una profunda injusticia. Pero esto es, precisamente, lo que están proponiendo los que piden que se aplace obligatoriamente la edad de jubilación. Proponen que las clases menos pudientes (que vivirán menos años) trabajen más para pagar las pensiones de las clases más pudientes, que les sobrevivirán muchos más años.

Otro argumento que se utiliza para argumentar la insostenibilidad de las pensiones es que la juventud se incorpora más tarde al mercado de trabajo (antes a los 18 años, ahora a los 24) y las personas de edad avanzada se jubilan antes, con lo cual hay menos trabajadores con cuyas cotizaciones se pueda sostener a los pensionistas. Tal argumento ignora tres hechos. Uno es que la prejubiliación es algo corregible. En España las prejubilaciones se están utilizando para ayudar a los empresarios que quieren despedir a sus trabajadores de mayor edad. Esta situación debería prohibirse, como ya ocurre en varios países europeos. Si un empresario quiere disminuir su fuerza de trabajo y jubilar a sus trabajadores, debería ser la empresa la que absorbiera estos costes en su totalidad.

Otro hecho que aquel argumento ignora es que el retraso de entrada en el mercado de trabajo por parte de los jóvenes se debe a que la mayoría están educándose, adquiriendo mayor conocimiento, con lo cual, una vez se integren en el mercado de trabajo, tendrán mayor productividad, conseguirán mayores salarios y aportarán, por lo tanto, mayores cotizaciones sociales.

Lo cual me lleva al tercer hecho que aquel argumento ignora: el impacto del crecimiento de la productividad en la riqueza del país y, por lo tanto, en los recursos disponibles para pensionistas y no pensionistas. Constantemente se dice que el número de trabajadores cotizantes por pensionista será menor, derivándose de este hecho que las pensiones no se podrán pagar. Ahora bien, decir que habrá pocos trabajadores para sostener las pensiones es similar al argumento que pudiera haberse dicho hace 30 años cuando el 30% de la población trabajadora sostenía la agricultura del país. El descenso del número de trabajadores en agricultura (hoy es sólo el 4%) no quiere decir que haya disminuido la producción de alimentos, al contrario, ha aumentado la productividad enormemente. Con menos trabajadores se produce más alimento. Pues bien, sustituyan la palabra agricultura y pongan pensiones. El aumento inevitable de la productividad de un número menor de trabajadores puede sostener e incluso expandir las pensiones sin ningún problema. La ignorancia de este hecho lleva constantemente a errores mayores, como ocurre en el informe del Gobierno sobre las pensiones. Este comienza con una nota que intenta ser de alarma. Dice que hay 8 millones de pensionistas en 2010 y habrá 15 en 2040, de lo cual deduce (sin indicar por qué) que tenemos un problema grave. Pero ignora que en 2040 el PIB de España habrá crecido y será, como mínimo, más de siete veces el existente hoy. Se olvida con excesiva frecuencia que España consumía hace 40 años el 4% del PIB en pensiones y ahora más del doble, el 8,6%, y ello no ha supuesto que los no pensionistas tengan menos recursos. Todo lo contrario, tienen más, pues el tamaño de la tarta (el PIB) es 17 veces mayor.

Una última observación. La viabilidad de las pensiones no es un tema demográfico ni tampoco económico. Es única y exclusivamente político. La enorme popularidad (entre todos los grupos etarios) del sistema de pensiones público hace que la sociedad siempre pueda encontrar cómo conseguir los recursos, bien a través de las cotizaciones sociales, bien a través de los impuestos generales, para financiarlas.

Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra y profesor de Public Policy en The Johns Hopkins University

Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/1816/una-vez-mas-las-pensiones/

...Yo este artículo lo he recogido de la web de Rebelión.org: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=99922

Quieren Esclavos, no trabajadores


Manuel Pérez Escarabajal
Empleo y Migraciones.

Agricultores del Valle del Guadalentín en Murcia, solicitan la contratación en origen de 250 trabajadores de Ecuador cuando en la Región hay más de 105.000 parados, de los cuales 4.500 son agrícolas, además de un número importantísimo de trabajadores que no pueden regular su situación en España por que los empresarios no les ofrecen contratos.

Los agricultores indican, que no disponen de trabajadores para la recolección de sus hortalizas, cuya Campaña se iniciará aproximadamente a principios del próximo mes de octubre, por lo que han presentado en la oficina de extranjeros de Murcia una solicitud para poder contratar a 250 trabajadores de Ecuador, alegando que en toda la Región de Murcia no encuentran trabajadores para realizar estas faenas.

Expresan abiertamente estos empresarios que ni los españoles, ni los extranjeros residentes aquí, quieren Trabajar en la agricultura, que están muy cómodos cobrando las prestaciones por desempleo y por este Motivo se ven en la necesidad de acudir a ese tipo de contrataciones.

Cuando una empresa o agricultor presenta una oferta de trabajo en las oficinas del Servicio Publico de Empleo Estatal (antiguo INEM) tal y como esta establecido legalmente, este organismo les envía trabajadores para cubrir dicha oferta, pero estos empresarios o agricultores, lejos de contratarlos, Les ponen todas las pegas del mundo: les dicen que no le van a pagar las horas al precio establecido en
Convenio, que tendrán que trabajar a destajo, que el desplazamiento corre de su cuenta, que no se pagan horas extras aunque se realicen, y que en la nomina se le cotizaran menos días de los que realmente trabajen.

Todo esto lo hacen con el fin de que sea el trabajador el que no acepte estas condiciones tercermundistas, y así poder seguir diciendo que no encuentran trabajadores, además si algún trabajador comentara que se ha informado en un sindicato de las condiciones laborales de su contrato, seria mas que suficiente para que lo rechazaran directamente diciéndoles: todavía no has empezado a trabajar y ya me estas exigiendo derechos.

Tampoco les interesan utilizar los servicios de Empresas de Trabajo Temporal (ETTs), tan utilizado anteriormente y con la gran variedad y cantidad de ellas que hay en Murcia y con el impresionante numero de trabajadores que manejan, (Murcia es la Región con mas ETTs de todo el País), en estos casos no los contratan debido al alto coste que les supone a las empresas usuarias estas contrataciones,
a pesas de lo poco que cobran los trabajadores.

Salvo raras excepciones, las Etts no cumplen con el convenio colectivo en casi nada, ni siquiera en el Salario. Cuando se contrata un trabajador extranjero en origen, las empresas tienen que cumplir con una serie de requisitos, tales como: pagarles uno de los dos viajes (normalmente el de venida), proporcionarles una vivienda en condiciones, descontándoles por ello una pequeña cantidad se su salario, y lo
Que es más importante, cumplir totalmente con el convenio colectivo.

¿Como es posible que con tanto gasto a cargo de la empresa o agricultor, estos trabajadores les sean mas rentables que los que hay aquí (independientemente de que sean españoles o extranjeros residentes)?, ¿Donde está la trampa? Algunos agricultores comentan abiertamente, si a los trabajadores que traigo
Con contrato en origen les tengo que pagar lo mismo que a los que tengo aquí, ¿donde está el beneficio? ¿Dónde tengo el ahorro? Precisamente el beneficio está en que en la mayoría de los casos es que el propio trabajador el que se paga los dos viajes, el de ida y el de vuelta, y la empresa no les abona ninguno, el descuento por la vivienda se convierte en un abuso y negocio, llegando incluso a cobrarles tanto por
ella que lo que les pagan de salario les puede salir casi gratis a las empresas, y que además estos trabajadores están a disposición de las empresas contratantes durante toda la duración de su contrato (entre 6 y 9 meses) no pudiéndose ir a trabajar a ninguna otra empresa ni sector y siempre bajo la amenaza de que si no haces lo que te mando o me reclamas algo, no te vuelvo a contratar más y te quedas en tu país muriéndote de hambre. Estos trabajadores, por supuesto desconocen sus derechos en España y hasta que los abusos no lo son de total esclavitud no suelen denunciarlo, con la esperanza
que los vuelvan a contratar.

Es una realidad comprobada que el trabajo en el campo es poco atractivo, por las condiciones laborales y salariales existente, que lo diferencian a la baja del resto de sectores, además, con un convenio agrícola paralizado en su negociación, por culpa de empresarios que se niegan a aceptar las mejoras propuestas por los sindicatos sobre unas condiciones laborales equiparables a las de cualquier otro sector, y sobre todo por la negativa a un incremento salarial decente para poder vivir. El salario de un trabajador agrícola esta todavía muy por debajo de los mil euros mensuales, en 2008 el salario convenio (que es el actual a falta
de firmar nuevo convenio) es de 797€ mes, y esto si llegasen a trabajar las 1818 horas previstas en el convenio.

Por que se niegan este tipo de empresas a negociar un convenio y condiciones de trabajo más digno, que hiciera algo más atractivo el trabajo en el campo, tan precario y tan dejado de la mano, hasta por nuestros gobernantes.
Hay tanta necesidad de mano de obra, o lo que se quiere realmente son trabajadores a la carta, sumisos y sin derechos.

Sobre la ley de economia sostenibles


El intento de la socialdemocracia liberal por mantener un sistema caduco
Á. G.Unidad y Lucha

Cuando uno se para a pensar cuál puede ser el contenido de una ley que se llama “de economía sostenible”, lo más probable es que se le vengan a la cabeza viejas reclamaciones ecologistas relativas al cierre de centrales nucleares o a la reducción de emisiones contaminantes. Alguien más o menos informado podrá pensar que el gobierno de Zapatero pretende dar un nuevo golpe de efecto relativamente vacío de contenido, tal como nos tiene acostumbrados, para salir del atolladero
en el que se encuentra el país como consecuencia de la crisis capitalista.

Para nosotros, los y las comunistas, que sabemos que la crisis no es exclusivamente financiera y que este gobierno está plenamente comprometido con las políticas capitalistas de la UE, los engaños y los juegos de manos del PSOE no son más que tentativas de mantenimiento de un sistema económico moribundo, en base a un hipotético cambio en el modelo productivo que no altere ni un ápice la base fundamental de explotación.

Hace ya tiempo que en los documentos oficiales de todas las entidades económicas y laborales al servicio de la burguesía se viene hablando de la necesidad de adaptar el sistema económico a las nuevas tecnologías, de favorecer su integración y su preponderancia en los entornos laborales y productivos, se habla de la internacionalización, de la calidad y la “sostenibilidad”.

Dar gato por liebre
Un estudio somero de la Ley de Economía Sostenible (LES), que el gobierno ha presentado a debate recientemente en el Congreso, muestra que en esta época de discursos vacíos y palabras rimbombantes, el uso de la terminología no es ni mucho menos inocente cuando se trata de tocar elementos básicos del aparataje institucional y económico del sistema que padecemos, y cuando la cuestión sigue siendo dar gato por liebre a una sociedad anestesiada por el control ideológico que ejercen los monopolios e instituciones de la burguesía.

Hay que olvidarse de cuestiones “verdes” o de ecologismos, lo que el gobierno pretende es hacer que la economía española sea sostenible desde un punto de vista económico capitalista. Es decir, lo que quiere el gobierno es sostener un sistema que ha expuesto sus límites y que no cubre las necesidades de la mayoría. La sostenibilidad es el término que oculta el discurso de la “eficiencia”, de la reducción de gasto público, de la “racionalización”, es decir, todos aquellos términos que viene exigiendo el capital para decir, ni más ni menos, que todo servicio o recurso no puede ser deficitario, que en todo hay que obtener un beneficio económico.

Como los límites son los que son, y los estamos viendo claramente en la actual crisis, se procede a realizar una serie de intervenciones dirigidas fundamentalmente a salvaguardar el capital privado, a ponerlo en valor y a profundizar en el desmembramiento del sector público, reduciendo al Estado a la función meramente arbitral y no redistributiva, como planteaba la socialdemocracia clásica.

¿Economía capitalista sostenible?
La LES tiene tres ejes básicos: la mejora del entorno económico, la competitividad y
la sostenibilidad medioambiental.
Son esas tres patas las que supuestamente harán a la economía capitalista “sostenible” globalmente, las que servirán para apuntalar el edificio en ruinas del capitalismo español. ¿Cómo? Mediante varias propuestas que no benefician en absoluto a la Clase obrera: eliminación de impuestos empresariales, preponderancia e intromisión del capital privado en todas las esferas y supuestas regulaciones de los mercados financieros y los beneficios obtenidos en los mismos, tal como se ha propuesto el G-20 en sus varias reuniones.

La cuestión de la sostenibilidad ambiental queda reducida a una mera declaración de
intenciones, a unas tibias medidas basadas en objetivos idealistas que no reconocen que más capitalismo es igual a más destrucción del medio, por mucho que se haya puesto de moda el término “economía verde”.

La LES ha recibido fuertes críticas, sobre todo provenientes de la oposición parlamentaria, referidas al carácter excesivamente multifacético del texto, que plantea modificaciones a una larga serie de leyes. De ahí viene que muchos la consideren una “ley contenedor”, una “ley ómnibus” que pretende abarcar demasiados campos a la vez.

Resulta interesante detenerse un momento a ver cuáles son esas leyes que se modifican, puesto que ahí obtenemos pistas claras de la orientación de la LES; por citar algunas tenemos la ley de Bases de Régimen Local (ayuntamientos y diputaciones provinciales), la ley de Haciendas Locales, las leyes del IRPF, del Impuesto de Sociedades, IVA, de contratos del sector público, la del seguro de crédito a la exportación, la ley del suelo, la de cooperativas, la de defensa de la competencia, la del mercado de valores o la ley de sociedades anónimas.

Es decir, el gobierno modifica leyes fiscales para eliminar gastos, para “racionalizar” un sistema impositivo que supuestamente no permite el desarrollo adecuado del capital, mientras anuncia constantemente subidas en los impuestos indirectos, de carácter regresivo y que cargan el peso fiscal en los trabajadores y en los sectores con menores ingresos.

Recortar gasto público
Al mismo tiempo, la LES establece la necesidad de recortar gastos en la Administración del Estado, proponiendo a las Comunidades Autónomas que hagan lo mismo, fundamentalmente por la vía de estudiar qué servicios se pueden suprimir y qué órganos son superfluos, lo cual traerá, inevitablemente, consecuencias laborales a medio plazo.

No tenemos aquí espacio para desgranar una por una las principales medidas previstas en la ley, ni para hacer un análisis profundo sobre el sentido y la orientación que el gobierno quiere darle, pero sí es necesario detenerse en la concepción del sistema educativo que tiene quien ha escrito la LES.

Una buena parte de la ley hace referencia a la formación profesional y a la investigación e innovación que resulte de las universidades españolas. La LES viene a profundizar en uno de los elementos que los comunistas llevamos denunciando desde hace tiempo, la absoluta mercantilización de la enseñanza, su sometimiento a los criterios y necesidades del capital. No se trata únicamente del Plan Bolonia, algunas de cuyas medidas estrella aparecen en el texto de la LES en lo tocante a la investigación científica y el aliento que se da a la transferencia de conocimiento de instituciones y organismos públicos hacia empresas de capital mayoritariamente privado, por ejemplo mediante el impulso a la creación de cátedras-empresa en las universidades, sino que además se adelantan medidas, principalmente en el ámbito de la Formación Profesional, que suponen la intrusión más absoluta de las empresas en el sistema educativo, bajo el manto de la participación de los “agentes sociales”.

En este sentido la LES prevé por ejemplo que los servicios de orientación profesional presten servicios a las empresas para la optimización “de su capital humano”, y que se creen
organismos territoriales, en el que participarán autoridades políticas, empresarios y sindicatos “con el fin de adecuar la oferta de formación profesional a las necesidades de la economía en el ámbito territorial correspondiente” (art. 93).

Asimismo, la “colaboración de las empresas” en el ámbito educativo llega a incluir la
impartición de módulos educativos en las propias empresas, la estancia de profesorado en las empresas o la utilización por las empresas de las instalaciones públicas educativas, llegando incluso al extremo de que el capital privado pueda financiar el equipamiento de los centros educativos “para fines docentes y empresariales” (arts. 94 y 95).

El modelo productivo
El gobierno plantea esta ley como el mecanismo que promoverá un cambio en el modelo productivo del país. Las consecuencias especialmente desastrosas del modelo de crecimiento del capitalismo español, basado en los servicios y la construcción, dadas las condiciones de la crisis capitalista mundial, han hecho saltar todas las alarmas y buscar desesperadamente nuevas vías que no pongan en duda la base capitalista de desarrollo.

Todas las medidas que se plantean en la ley van en una misma dirección, maquillar ligeramente la esfera financiera y no productiva, asestar un ataque demoledor contra aquellos ámbitos públicos aún no suficientemente mercantilizados, desmontar mecanismos de control de las empresas privadas y poner todos los recursos públicos en disposición de facilitar mano de obra y ayudas al capital privado.

Desde luego la sostenibilidad de la que hace gala el gobierno de la socialdemocracia
liberal no es la misma que la que podemos defender los y las comunistas. Y menos cuando esa sostenibilidad va acompañada de una nueva reforma laboral. En definitiva, ellos quieren sostener el capitalismo, nosotros queremos destruirlo.
Á. G.

Los vencedores de Negrin-XVII

BUSCANDO COMO SALIR DE ESPAÑA. CONDUCTA.
DE DELTELL. PAGES OFRECE SUS BARCOS

Recorrí varios departamentos. Transportes estaba total¬mente desorganizado. Se concentraban las órdenes en los comandantes militares para la provisión de gasolina y hojas de ruta. Pero esta aparente centralización no existía.
Los comandantes generales tenían otras funciones. Las más numerosas para atender el elemento civil.
Faltaba gasolina en unos sitios, y en otros quedaba retenida en previsión de utilizarla cada Jefatura.
Desde muchas partes del frente no se podía venir, porque se iba restringiendo la esencia.
El cambio y confusión de órdenes e instrucciones era diario, y así andaba ello, como todo.
Ya no era ni sombra de un Estado, ni de un país.
En Madrid, el Consejo, encerrado en su concha, sólo conocía lo de su alrededor, lo demás, ni lo conocía, ni le importaba.
Para él, su único camino era el de las negociaciones con Franco; todo lo demás sobraba, ni le importaba la desorganización, ni sabía cómo ponerle remedio.
En la Sub-Secretaría de Armamentos tampoco tenían instrucción.

No se trabajaba en Sagunto, aunque los obreros continuaban allí.
En Alicante y Almería, sucedía igual. Nadie sabía nada y la indecisión fue la obligada conducta producida por el Consejo.
Cada obrero, director general o soldado, estaban pen¬dientes de la final resolución, animados de una leve es¬peranza, en los hombres que al asumir la responsabilidad de aquellos momentos, debían haberlo hecho con garan¬tías y conocimientos y esperaban inquietos, pero esperaban, y así, en esta terrible inquietud, han recibido el mazazo de su entrega a Franco, esperando, esperando ...
En Valencia, me aburría.
Descargado de mis actividades del Comisariado, aquella quietud me tenía malhumorado, y sentía que un gran vacío me rodeaba.
De acuerdo con mis compañeros, marché a Alicante, para conocer los medios con que podríamos contar para pre¬parar la salida de España de camaradas responsables y sig nificados de los sindicatos, y cuya orden de evacuación habíamos fijado.
Llevaba cierta esperanza en que la organización pro¬vincial me facilitase la gestión.
Conocía de antemano que era posible utilizar la que tenían montada en esta provincia para la salida de compa¬ñeros a Orán y otras partes de Argelia.
A esta parte de África habían llegado previamente com¬pañeros que recibían estas expediciones en las que para nada intervenía el elemento oficial.
Las últimas noticias que en Valencia se habían recibido de estos compañeros, nos anunciaban que las autoridades francesas ponían muchas dificultades para el desembarco.
No obstante esta contrariedad, no impedían que se organizasen nuevas expediciones, cuyo. Riesgo siempre r resultaba inferior al de quedarse en España.
El "Harionga" que salió de Alicante con 120 personal había sufrido averías, y se había desviado llegando a puerto italiano. Después de muchos apuros e incidencia había llegado a Marsella.

Estas expediciones forzadas y sin garantías corrían ries¬gos de ser detenidas por las fuerzas navales de Franco.
El Consejo no se ocupaba para nada de esta evacuación, que corría a cargo de la iniciativa particular.

Cuando llegué a Alicante, acababa de salir para Orán el "África Trader" con cerca de 1000 antifascistas.
Sin embargo, se había seguido un criterio despiadado y cruel. En estas expediciones se excluía a los comunistas y a los que habíamos combatido al Consejo.
Los medios de que disponían eran escasos. Chalupas y barcos pequeños; algún otro barco que se utilizó fue por obra de la casualidad.
En los barcos de carga que arribaban a este puerto se hacían gestiones cerca de los capitanes para que admitie¬sen pasaj eras.
Alguno de estos capitanes se negaba a llevar pasaje, alegando que se lo prohibían las leyes de la navegación.
Cuando accedía alguno, aparte de que en ella jugase algún motivo sentimental, lo hacía muy interesadamente.
Había que pagar en especies o productos del país: aza¬frán y almendras preferentemente, a tanto alzado por cada pasajero.
En pocas ocasiones se admitía el dinero español repu¬blicano, y cuando se admitía, se pagaban quinientas pese¬tas por cada persona.
El viaje se reducía al traslado de Alicante a cualquiera de las posesiones francesas en África.

Manuel Rodríguez había sustituido al anterior gober¬nador, Mella, socialista como él.
La sustitución fue obra del Frente Popular de Alicante, que se limitó a notificarla al Consejo.
El día 5 de marzo, cuando se tuvo conocimiento del Gol pe de Estado, un grupo de casa distas asaltaron el Gobierno Militar, deteniendo a Etelvino Vega que acababa 11' tomar posesión, poniendo como jefe militar de la pro¬vincia al viejo coronel Rubens. Desde esta fecha el Frente Popular de Alicante, con la exclusiva de los Comités, gobierna la provincia.
Me presenta a Deltell, que en Alicante era el el encargado de la organización para la salida de España, explicándole el motivo de mi viaje, y juntos fuimos al Gobierno Civil.
Manuel Rodríguez se disculpo. El no intevenira ni personal ni oficialmente. Estos trabajos corrían a cargo de las organizaciones del Frente Popular, pues el Consejo no le había dado ninguna orden sobre el particular, y se limito a recomendarme a Deltell para que me atendiese.
Deltell* escucho con frialdad mis proposiciones.-Precisamos- le dije-que salgan bastante compañeros.
-¿Quiénes son?-me pregunto.
-Primero, todos los miembros de Federaciones Nacionales, les seguirán en orden a interés los de la provinciales; después, los sindicatos y Federaciones Locales, todos los cuadros directivos, y por últimos todos los que se puedan marchar.
-Pero, ¿Cuántos es total?-pregunto para justificar una negativa.
-¡Que se yo! No tengo aquí los relaciones de todos ellos.Supongo que pasen del millar.
-Nosotros no podemos encargarnos de una expedición así, No tenemos medios.
-Ya lo se. Todos de una vez, no, pero pueden salir por el orden que te he indicado.
-Ni así se podrá garantizar nada.
-Recurro a vosotros porque sois los únicos que contáis con alguna cosa organizada. Madrid y las provincias del interior esperan que vosotros facilitéis los medios para esta evacuación.
Luis Detell, secretario de la Federación Provincial de la U.G.T. de Alicante.
-Primero sean los que paguen para garantizar estos medios-me interrumpió.
-Bien, eso vosotros lo mediréis. Lo que te propongo es razonable y obligado. En Valencia no hay nada, ni posibilidades futuras; se que ayer han salido por este puerto unos treintas compañeros de Valencia.
-Si, ayer salieron juntamente con unos ochocientos más de esta provincia.
-Ya ves, si de Valencia recurren a vosotros ¿Qué harán las otras provincias? Esta misma gestión pensamos llevarla a cabo en Almería.
-No se-contesto pensativo y distraído.
-Necesito saber a que aterneme-Le apremie-. Nuestro Comité Nacional, como sabes, se reúne el día 25, y queremos aprovechar esta reunión para que salga el mayor número de compañeros posible.
-Yo no me comprometo a nada. Tu sabes que hoy precisamente se reúnen en Madrid las Federaciones Provinciales Socialistas, y que de esta reunión saldrá elegida una nueva comisión Ejecutiva del Partido, Vosotros os reunís el 25, y como en la reunión del Partido designaremos nueva Comisión Ejecutiva de la U.G.T., cuando se reúnan estas dos Ejecutivas, que nos propongan ellas quienes tienen que salir.
-No es ese nuestro propósito. La U.G.T. no tiene porque modificar su dirección-le contesto.
-Eso ya lo veremos-dijo el con reticencia.
-Tú sabes que yo soy muy claro-me dijo con descaro- y te dijo que tendrá que renovarse nuestra Comisión Ejecutiva; pues al estar en Francia la mayor parte de ella, con su presidente a la cabeza, no puede seguir dirigiendo a la U.G.T.
Aquí estamos cuatro compañeros: el secretario general, el vicepresidente y dos vocales.
-Si, si, ya lo se. Pero eso no evitara lo que te anuncio.
-Esto es aprovecharse de estos momentos para satisfacer vuestro rencores. Así veo vuestra actitud.
-Como quieras, me es igual.
-En resumida cuentas ¿Qué te niegas a darnos esta prueba de solidaridad?
-No, no me niego, digo que esperéis.
-Te advirtió que los plazos no los marcamos ni tú ni yo, sino los acontecimientos, y esa fecha puede que sea tarde.-le advertí.
-¡Que le voy a hacer!-repuso cínicamente.
Terminamos la conversación, en la que apuraba su frialdad y su desvío.

Deduje toda la trayectoria de los propósitos de los que no compartían nuestra tendencia. La ausencia forzada de algunos compañeros se iba a utilizar en aquellos momentos difíciles, para desquites partidistas.
Este nuevo hecho, cuya importancia solo podrá ser medidas pasados los años, por quienes serenamente, sin asomos de pasión, ponderamente aquilaten y juzguen antes de emitir su dictamen y valoren las consecuencias de estas acciones, para condenar las oscuras y torpes pasiones que animaron a estos hombres.
No solo se concebía el propósito de abandonarnos sin medio alguno, sino que se pretendía, además, que después, en la emigración, se produjesen disputas para reclamar la legitimidad de las representaciones sindicales y políticas.
Obra del despecho y del rencor mas enconados, ello produce un grave daño, del que mucho tardaremos en recobrarnos.

Difícilmente se podía modificar estas direcciones, sin la popularización de los programas sin discutirlos en la base. Más de 300.000 afiliados de la U.G.T. evacuados a Francia, imposibilitaban esta consulta.
El estado de opinión de las provincias que quedaban, estaba alterado por una propaganda morbosa, cuya aprovechamiento solo había contribuido a nuestra desgracia.
Lo más inicuos era ver que el resultado de esta pugna era una falta de solidaridad, que se practicaba sin ningún remordimiento.

Decepcionado y dolorido, antes de regresar a Valencia, decidí pararme en Benidorm, en donde tenia buenos amigos.
José Pages, el alcalde, tenía preparadas unas barcazas a disposición de Deltell.
Contrastaba, el deseo de salir de España, de este hombres con la indiferencia de otros, basada en la promesas de que nada les pasaría a aquellas cuya conciencia no les acusara de algún delito de los que Franco consideraba punibles.
Conocía, por haber vivido con él alguna corta temporada, como se había comportado.
Ricos y vivieron en él, sin que los sobresaltos de otros sitios.
Alguna vez el Ayuntamiento, advertido de intentos de violencia, las había impedido.
-Si, del pueblo nos vamos siete-me informo Pages.
-Pero ustedes no tienen por que temer. ¡Si el consejo aconseja tranquilidad!-le dije irónicamente
-Por si acaso-me contesto.
-¿No tiene usted confianza?
-¿Yo? Por mi y por mi conducta, si; pero estoy seguro de que esta gentes a quienes he administrado bien y a quienes he defendido, por creerle de justicia, no me lo agradecerán, para congraciarse con la nueva situación. No tendrían escrúpulos en sacrificarme. Por eso me voy.
-Pues nosotros no sabemos como saldremos-declare.
-¡Como! ¿La Comisión Ejecutiva no tiene nada preparado?
-Nada absolutamente.
-Pues ya se puede dar prisa. Yo tengo una gran experiencia, y todo me parece muy raro, y no creo tarde mucho en llegar el desenlace.
-Con esa intención he ido a Alicante y visto a Deltell, pero aun continúan nuestras luchas y divisiones, y ni para un caso como este he encontrado ayuda.
-¿Es posible?
-Siempre me han parecido mal los extremismos, pero en esta ocasión los comparto menos.
Quedo pensativo, haciendo cálculos.
-Pero usted nada tiene que temer. Aquí en mis barcas tiene un sitio seguro para salir.
-No se trata de mi solo. Pages, somos muchos.
-¿Cuántas?
-Muchos, tantos que, por mucha que sea su voluntad, no podrá ofrecerme solución.
-Pero para los mas destacados, si.
-El comité Nacional, unos 40 y 50.
-Para esos, no hay inconvenientes.
-Pues busque usted otras barcas mas para ciento o doscientos.
-Es mucho, pero las buscare. Hará falta algún dinero.
-Mañana estaré en el hotel Victoria de Valencia, y le diré del que disponemos.
-Usted me llama todos los días, yo haré lo mismo.
-Muchas gracias, Pages.
-Nada hombre, si tenemos que tener tolerancia con los enemigos, ¿Cómo no vamos a ayudar a los amigos? Desde luego y dígaselo a la Comisión Ejecutiva, para los 40 o 50 del Comité Nacional lo tienen asegurado.

Pages me informo de cómo se organizaba la evacuación en Alicante.
De los pueblos de la provincia, se mandaban relaciones de compañeros que previamente eran designados para salir. Cada uno de estos grupos tenia que traer, o productos de la tierra, o dinero.
Se estaban haciendo gestiones para comprar barcos pequeños en Cartagena y otros puntos de la costa. En Santa Pola y Villajoyosa, también barcazas preparadas, pero tenia que ser gente muy segura, pues en Villajoyosa habían escapado algunos antes de tiempo.
-La compra de barcos me parece ya muy tardía, le manifesté.
-Si, todo esto tenía que estar ya preparado, aunque es difícil mantener estos preparativos, sin usarlos, pues pueden ser inutilizados o asaltados.
-Todo es difícil.
-La verdad es que no tenemos barcos, la marcha de la Escuadra nos ha fastidiado. Esa si era una solución, lo demás es poca cosa y solo servirá, como ve, casos muy contados