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MILICIANA CHILENA DEL FRENTE PATRIÓTICO MANUEL RODRÍGUEZ
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(Documento escrito a mediado de los años 90 del Siglo pasado, por tanto, muchos hechos obedecen al análisis del contexto histórico de la época, pero los elementos generales tienen todo vigencia hasta hoy. Nota: Tribuna Popular)
Para enfrentar con éxito los grandes desafíos políticos que emergen del diseño de la línea de la Revolución Democrática, hecho en el 20 Congreso Nacional del Partido Comunista de Chile, es condición imprescindible estudiar sin prejuicios el período histórico desde la Unidad Popular en adelante, comprendida la lucha contra la dictadura, especialmente entre 1980 y 1986 en que se formuló y puso en práctica la Política de la Rebelión Popular de Masas.
Esta revisión histórica debe tener como propósito recuperar las enseñanzas y elementos políticos y teóricos que conservan vigencia en el presente, lo que supone un estudio crítico y autocrítico, haciéndonos cargo de los errores, insuficiencias y dificultades, así como de los éxitos y avances obtenidos. Por cierto, considerando las diferencias existentes con ese tiempo, para no correr el riesgo de trasladar mecánicamente experiencias que no correspondan a la realidad actual. A diferencia de ese período, la forma de dominación política ya no es dictadura y terrorismo de estado, aún cuando sigue existiendo como antes un sistema político antidemocrático al servicio del capitalismo neoliberal.
Los partidos de la Concertación, que lucharon junto a los comunistas y la izquierda contra la dictadura, no sólo se han incorporado plenamente a la defensa del sistema, sino que su sector hegemónico se ha venido integrando y fusionando con la derecha y el pinochetismo. Esto sucede más rápidamente e intensamente desde el inicio del actual gobierno de Frei, que lo previmos y así se está confirmando en la práctica como un gobierno no de simple continuidad sino de profundización del modelo y de paso a una nueva fase de desarrollo.
No se trata de un proceso en blanco y negro. Es un hecho la diferenciación creciente en la Concertación y particularmente en el Partido Socialista como resultado de la derechización del gobierno, que privilegia la búsqueda de entendimientos con sectores de derecha, en desmedro de la unidad interna de la coalición, e impone cada vez más brutalmente el autoritarismo y el hegemonismo demócrata-cristiano.
En el ámbito internacional, está de por medio el derrumbe del socialismo, con la consiguiente crisis en el movimiento comunista y revolucionario, y su secuela de disoluciones, divisiones, y transformaciones experimentadas en no pocos partidos y movimientos que eran parte de la lucha por la revolución y el socialismo.
Sin embargo, habida cuenta de las diferencias, hay también similitudes y elementos comunes que hablan a favor del estudio de ese momento histórico.
Como en ese entonces, está la urgencia de formular una puesta al día de la línea en respuesta a la falta de democracia, y a la agudización de la desigualdad social y los problemas del pueblo experimentados después de la dictadura como consecuencia de la incapacidad y falta de voluntad de la Concertación para democratizar el país.
Por otra parte, la necesidad opera también para las fuerzas revolucionarias en el plano de la subjetividad. El Partido Comunista y la izquierda consecuente no fueron destruidos a pesar de todos los esfuerzos y recursos empleados por el imperialismo y los sectores reaccionarios y reformistas. Han sido factor fundamental para el proceso de recomposición del movimiento popular que se opera en el país y para que el desencanto primero y más tarde el descontento popular, se empezaran a expresar en movilización y lucha popular, en rearticulación de la izquierda, en diferenciación de la Concertación.
Se requería una política que proyectara mayor claridad y contenido de propuesta y fuera capaz de desplegar todas las potencialidades de las fuerzas revolucionarias. En definitiva, se generó un nuevo momento político que posibilitó el planteamiento de la Revolución Democrática.
Como en 1980 la idea de la Revolución Democrática ha comenzado a reavivar potencialidades que permanecían latentes, que estaban dormidas e inactivadas y desencadena un dinámico y multiplicador fenómeno de liberación de energías que opera al nivel de los estados de ánimo, es decir, en el plano del factor subjetivo.
La propia superación de los momentos más agudos de la crisis vivida por el Partido, que relegó a un segundo plano el desarrollo de los conceptos de Rebelión y Revolución Democrática, que estaban entre las conclusiones del XV Congreso Nacional, unida al aprendizaje hecho por el pueblo en este período, crearon premisas para la formulación de la Revolución Democrática.
Es en ese marco que a continuación presentamos algunos esbozos de conclusiones que por cierto precisan del intercambio y el debate.
1- La Política de Rebelión Popular de Masas constituye una brillante formulación, tanto por el enriquecimiento conceptual y teórico de la línea del Partido Comunista, como por la experiencia de su aplicación y las medidas organizativas desplegadas tras la consecución de sus objetivos.
El Partido de Recabarren fue capaz de transformar su propuesta en una política hecha suya por millones de chilenos, asumida y traducida de manera muy amplia y diversa por distintos sectores políticos y sociales como desobediencia civil, rebelión popular, protestas y paros nacionales, sabotaje de masas, desestabilización, no violencia activa.
La Política de Rebelión Popular (PRP) posibilitó que las masas populares volvieran a ocupar un rol protagónico en la política y en la vida nacional y generó en el país una situación revolucionaria a partir de 1983. Todo esto en medio de las difíciles condiciones de represión y clandestinidad, desplegando heroísmo y espíritu de sacrificio a raudales, y en muy breve período de tiempo.
Si hubiera que medir con parámetros de fechas aproximadas, la PRP se transforma en una política de millones entre el 3 de septiembre de 1980 y el 11 de mayo de 1983, un lapso de dos años y ocho meses, generando una situación revolucionaria cuyo desarrollo y maduración se prolonga, con altibajos, hasta 1986. Se trata de uno de los períodos de lucha popular y acumulación de fuerzas más intenso y enriquecedor de la historia del movimiento popular chileno.
2- La formulación de la PRP significó mayor claridad y definición en la política de los comunistas, incorporando de manera más plena el papel del factor subjetivo en la lucha popular y en el accionar partidario.
No bastaban más organización y lucha de masas, o más llamados unitarios que caían en el vacío porque no tenían el respaldo de la fuerza necesaria para obligar e imponer de hecho la unidad. Hacía falta algo distinto, una formulación que añadiera elementos nuevos junto a los tradicionales, que se saliera del marco impuesto por la dictadura, sobrepasándola, agregando nuevas formas de lucha.
El planteamiento de la rebelión popular provoca un cambio en el estado de ánimo de las masas, revoluciona positivamente la conciencia popular, pasando de una situación de terror sicológico generalizado y conformismo producto del terrorismo de estado, a una actitud nueva de rebeldía, protesta, y disposición de combate.
Lo decisivo para avanzar en esta política, fue el esfuerzo tesonero, heroico, e incansable del Partido Comunista y la izquierda en el trabajo organizativo concreto, y el énfasis que se puso en detectar los gérmenes de lo nuevo, y apoyar las nuevas experiencias e iniciativas que se generaban en el combate de las masas. Estuvieron a la cabeza en promover y organizar las nuevas formas de lucha: las acciones audaces, los volanteos de altura, los cadenazos, las acciones de sabotaje, las protestas, las fogatas y barricadas, los grifazos, los chapazos.
Se debió poner un esfuerzo muy grande en la lucha ideológica, en la explicación de nuestra política a las masas, para que se entendiera la necesidad de que el pueblo recurriera a toda su fuerza e hiciera uso de la violencia para defenderse de la violencia terrorista del régimen y garantizar así las perspectivas de éxito en su lucha por la democracia.
Había rezagos e insuficiencias históricas que se habían producido al absolutizar las particularidades del camino revolucionario no armado, al no asumir la teoría marxista y la experiencia de la lucha revolucionaria de otros pueblos, y al descuidar la necesaria preparación para todas las alternativas posibles del combate.
Se hacía ver en el año 1981 que se trataba de comenzar con acciones simples, sencillas, con objetivos limitados¸ que permitieran el adiestramiento de los militantes, los prepararan anímicamente, les hicieran conocer sus propias fuerzas y descubrir sus capacidades aprendiendo de la experiencia.
Se llamaba a la autodefensa de masas frente a la represión policial, a la desobediencia civil, a las acciones de hostigamiento, desgaste, y desestabilización. Se trabajaba en la dirección de crear un estado de ánimo que estimulara a las masas para abandonar la pasividad e incorporarse a la lucha, y para que comprendieran que en actitud pasiva no encontrarían seguridad y tranquilidad.
Las primeras acciones audaces y de sabotaje que se realizan causan profundo impacto. El 11 de noviembre de 1980 se produce un corte de luz de tres horas de duración en Santiago, Valparaíso y Viña del Mar producto de la voladura de torres de alta tensión. En febrero de 1981 se provoca un apagón en Viña del Mar, durante el Festival de la Canción, se hacen llamadas telefónicas anunciando bombas en diversos hoteles de la ciudad, y se da a conocer el Comando Manuel Rodríguez. Más tarde se da a conocer públicamente la fundación del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR).
El diario La Tercera del 18 de noviembre de 1984 señala que entre septiembre del 83, y octubre de 1984 se registraron 1889 acciones desestabilizadoras, 1138 de las cuales son con explosivos, 229 sabotajes, 163 asaltos a mano armada, 36 atentados selectivos, 47 sabotajes mayores.
En el año 1984 ya son algo generalizado las barricadas, bombas molotov, cadenazos, granadas de mano, miguelitos. Se vuelan postes de alumbrado público, torres de alta tensión, puentes, oleoductos, fuentes de energía de industrias. Se castigan soplones.
Todo ello se hacía cuidando ofrecer posibilidades a cada chileno que estuviera contra la dictadura de aportar con algo a la lucha, incluso en el anonimato o en la intimidad de su casa. Surgen la planchatón, los caceroleos, el trabajo lento, el sabotaje masivo, la propagación de rumores y chistes, los rayados con plumones en las micros, el no pago de las deudas de luz y agua, el rompimiento del toque de queda con marchas y manifestaciones.
Se hizo muy popular un folletito titulado “Tú también puedes”. El Partido Comunista fue capaz de traducir el llamado a la rebelión popular en consignas sencillas y entendibles por el pueblo, entusiasmando a los militantes y a los menos comprometidos.
Los Primeros de Mayo, los 8 de Marzo, las acciones desestabilizadoras, las huelgas ejemplares como Panal y Colbún Machicura y miles de otras acciones terminaron por levantar la moral de las masas y les hicieron ver que existía un camino.
Particularmente las Marchas del Hambre del año 1982 y comienzos del 83 fueron el precedente inmediato de las Protestas Nacionales. La heroica Marcha del Hambre del 19 de agosto de 1982, según plantea la Dirección del Partido Comunista, en una mesa redonda ese año, marca el inicio de la ofensiva histórica en el combate del pueblo contra la tiranía. Se consignaban también en esa ocasión, las huelgas de Panal, IRT, El Teniente, el Carbón, Celulosa Arauco, la toma de la Maestranza Maipú, el Paro del 21 de julio en la zona oriente convocado por la Coordinadora Nacional Sindical.
Luego las Protestas cambiaron todo. Se creó el Comando Nacional de Trabajadores -CNT- y los Comandos Provinciales de Trabajadores. Se rompió el receso político. Surgió la AD (Acción Democrática) y el MDP (Movimiento Democrático Popular) , y se desarrolló la acción común entre ellos en torno a tres puntos: 1- Salida de Pinochet; 2- Gobierno Provisional; 3- Asamblea constituyente.
Según la editorial de la revista Principios número 29 de oct.-nov. 83 “desde mayo la crisis económica, social, política se profundiza, se producen grietas en el gobierno y en el estado, Pinochet no puede seguir gobernando como antes”.
Las fuerzas políticas y sociales opositoras marcharon juntas hasta 1986 en torno al objetivo de terminar con la dictadura. Claro está que junto a las coincidencias se comenzó a desarrollar la pugna por la hegemonía, cuya primera manifestación fue el diálogo de sectores de la oposición burguesa con la dictadura, en agosto de 1983, paralelo a una ofensiva anticomunista y represiva.
3- Con la PRP, los comunistas adquieren un conocimiento y dominio mayor sobre aspectos claves de la teoría marxista, como la situación revolucionaria, su generación, el reconocimiento de ella, las exigencias de cambio para el Partido que van aparejadas, sus ritmos de desarrollo y su proceso de maduración hasta transformarse en crisis nacional, y las exigencias nacionales que entonces se desprenden para las organizaciones revolucionarias.
Por otra parte, la formulación de la PRP recoge e integra de manera original la experiencia de lucha de otras latitudes, ayudando así a superar una concepción equivocada que relevaba exageradamente las particularidades del proceso chileno en contraposición a otros caminos, dificultando así la aprehensión del acervo revolucionario de los pueblos. Al mismo tiempo se recogen elementos presentes en la historia democrática y progresista de la humanidad, como el derecho a la rebelión frente a las tiranías que está contenido en la Doctrina de la Iglesia, en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y en más de una Constitución Política.
La nueva política termina con el llamado vacío histórico produciéndose un salto de calidad en la concepción del poder al incorporar el elemento militar como un componente permanente de la línea y al definir el trabajo militar como una actividad que debe desplegar el conjunto del Partido. Desde ese momento se comienza a concebir la política como un sistema que integra lo político y lo militar en un solo todo.
Capítulo especial es la creación y el accionar del FPMR que contiene éxitos y avances así como reveses y errores.
El FPMR es una creación original que surgió ante la necesidad de contar con un destacamento que encabezara el despliegue de acciones armadas y de desestabilización, mostrando así un ejemplo a las masas. Por primera vez una organización era capaz de realizar operaciones armadas y de sabotaje de envergadura, que mostraron que la dictadura no era omnipotente, y que incluso llegaron a poner en jaque al fascismo.
Su accionar estimula la disposición de la lucha del pueblo, ayuda a crear una mística, abre el rodriguismo como un espacio de acción de los chilenos que desean combatir a la dictadura, pero sobre todo como un sentimiento que se incorpora al combate popular.
Los errores y reveses se originan más que en una supuesta conducción irresponsable o voluntarista de la política militar, en los atrasos históricos de orden ideológico, político y organizativo, que ante la magnitud y consecuencias del terror fascista se asume como un compromiso político y militar superar trabajando a “matacaballo” para superar los rezagos de décadas.
Se precisa hoy extraer todas las lecciones y proyectarlas en la práctica para evitar el peligro de que se reproduzca el vacío histórico.
4- La PRP también enriquece la concepción sobre las alianzas y el trabajo unitario.
Después del golpe de estado, se gasta tiempo y energía tratando erróneamente de restablecer la Unidad Popular, y llamando una y otra vez a construir un frente antifascista. Es con la PRP que se desarrolla un movimiento de masas fuerte y combativo que crea condiciones para construir el entendimiento y se lleva adelante un proceso que culmina en la Asamblea de la Civilidad, instancia de carácter nacional que agrupa a organizaciones sociales y política, y que se pone a la cabeza de las protestas y del paro nacional contra la dictadura.
Queda como enseñanza principal que el papel y la fuerza de las organizaciones revolucionarias y de la lucha independiente y combativa de las masas son el factor decisivo para la acción común y la construcción de entendimientos. No se puede pretender equivocadamente como lo hacen algunos, que construir una alianza signifique pasarle la conducción del movimiento a otros sectores. Se trata de que esa conducción sea realmente compartida.
La fortaleza del movimiento popular reside en su organización, nivel de conciencia y capacidad de desplegar la lucha política y social. Es dependiendo de la fuerza que se vaya logrando construir que la construcción de la alianza se acelerará o demorará.
5- La PRP pone principal acento en la lucha territorial, en la que se destaca la lucha del movimiento poblacional a través de la protesta, paros comunales, levantamientos territoriales, las mesas de tres patas que coordinan el accionar de pobladores, trabajadores y estudiantes en los territorios. Los pobladores hacen un aporte muy importante al desarrollo de la rebelión llegando a colocarse a la par del accionar de los obreros en los centros de trabajo.
La clase obrera juega sin embargo su rol de fuerza motriz principal en la lucha contra la dictadura. Lucha, aglutina y convoca primero a través de la Coordinadora Nacional Sindical, con su ejemplo de lucha independiente y de clase, y más tarde a través del Comando Nacional de Trabajadores.
Se incorporan nuevos sectores al trabajo de la izquierda, como los profesionales, la locomoción colectiva, los comerciantes.
Se enriquece la concepción acerca de los derechos humanos, que se ubican como un contenido principal de la plataforma democrática, tanto por su vinculación con las transformaciones democratizadoras prioritarias, como por el amplio arco de fuerzas y sectores políticos, religiosos, sociales y culturales que se incorporan a la lucha.
Se pone en práctica una valiosa experiencia de trabajo cultural en la que la actividad de la Agrupación Cultural Universitaria (ACU) y el Manifiesto de los Intelectuales de 1982 son sólo dos ejemplos de un poderoso movimiento nacional de defensa de la cultura democrática y popular.
Los Medios de Comunicación Masiva (MCM), Radio Moscú, Unidad Antifascista, El Siglo, Democracia Ahora, Radios Cooperativa y Chilena. El humor, los chistes y las operaciones sicológicas, se transforman en armas de lucha contra la tiranía. El FPMR como organización armada con accionar militar, también juega un papel en esta dirección.
6- Ya hemos dicho que en Chile se creó una situación revolucionaria a partir del 83. Desde allí en adelante se desarrolla y madura con altibajos y vaivenes propias de la lucha, con flujos y reflujos, que van significando aprendizaje cada vez mayor, mayor nivel de conciencia, decisión y también de preparación organizativa.
Al comienzo está presente la crisis económica como un elemento de la situación revolucionaria, lo que produce durante un tiempo una expectativa exagerada respecto de los factores económicos de la crisis. Pero más adelante deja de tener la misma connotación. La premisa básica en todo caso -el deterioro general de la vida de la gente- sigue estando presente.
Pero lo determinante, lo que hace aparecer la situación revolucionaria y la desarrolla y la prolonga hasta 1986 es el Partido Comunista y la izquierda, que se ponen a la cabeza del combate, con su accionar, iniciativa y tenacidad, comprendido el papel decisivo de la Dirección que empuja y conduce.
En la medida en que la lucha avanza se van planteando objetivos superiores. El 81 son las acciones audaces. El 82 las Marchas del Hambre. El 83 las Protestas. Después que aparece la situación revolucionaria, el Paro Nacional y más tarde se lanza la consigna “el 86 año decisivo”.
En el Pleno del Comité Central del Partido Comunista celebrado en diciembre de 1984 se concluyó que existían condiciones que permitían proponerse el paso a una etapa superior de lucha que podía culminar con la caída de la dictadura.
Se señala en esa oportunidad que madura rápidamente una situación revolucionaria, pues están presentes y se desarrollan los elementos fundamentales que la caracterizan aunque no se manifiesten todos con la misma evidencia. Se recuerda el planteamiento leninista que no toda situación revolucionaria conduce a la revolución y que esto depende de la capacidad del movimiento popular de llevar a cabo enérgicas acciones.
En todo caso se aclara que la existencia de una situación revolucionaria no está vinculada a la toma del poder por el proletariado. Se plantea que se trata de sustituir la dictadura por un poder democrático, avanzado, con miras al socialismo, e incluso se advierte que pudiera ocurrir que a la dictadura le suceda un régimen burgués de tal o cual signo, en cuyo caso la lucha continuará en pos de los objetivos democráticos y revolucionarios.
Se constata además la necesidad de plantearse la forma más probable cómo los comunistas prevén el enfrentamiento decisivo entre el pueblo y la dictadura.
“Lo prevemos” se dice “como un levantamiento o sublevación de masas que involucre a toda la población, a la mayor parte de las fuerzas políticas y sociales, y ojalá también a parte de las Fuerzas Armadas, que están contra la dictadura. Se trata de llegar a un estado de rebelión generalizada, que logre la paralización real del país: alzamientos populares en los principales centros urbanos, con participación decidida del proletariado industrial, los estudiantes, las capas medias y el campesinado.
Tales acciones se verían fortalecidas por golpes efectivos en apoyo a la paralización que ayuden a acelerar el desmoronamiento político moral de las fuerzas represivas.
La culminación de este proceso debiera ser el copamiento por las masas de los principales centros políticos del país.”
La preparación para la Sublevación Nacional fue toda una epopeya. Significó elaborar un catastro nacional, en cada región y comuna y un plan que empieza a aplicarse en 1985. En ese momento se incorporan elementos nuevos de planificación, la caracterización de cordones industriales y poblacionales, regiones estratégicas, comunas y barrios focos, lugares piloto, la dirección del esfuerzo principal.
7- La PRP encuentra diversos obstáculos para su desarrollo.
- a) Uno de los más importantes tiene que ver con los mecanismos de freno en el propio PC, más particularmente los atrasos e indefiniciones originados por las diferencias existentes en la Dirección del Partido.
Los atrasos son de todo orden pero confluyen en una falta de mayor decisión e iniciativa para el diseño e implementación de la PRP
En el 77 hay un Pleno del Comité Central del Partido Comunista sesgado que relativiza el análisis crítico de las causas de la derrota, lo que retarda conclusiones y nuevas orientaciones de trabajo. La formulación en 1979 de “nuestro Proyecto Democrático” tampoco avanza en lo requerido.
La compañera Gladys Marín, al intervenir en el XV Congreso Nacional, denuncia que ese evento había sido convocado en 1982, pero como la convocatoria había sido observada desde el interior, se concluyó que no existiendo un pensamiento común no podía realizarse. También deplora el tiempo perdido, debido que sólo a fines de 1987 se reconoce como única Dirección la existente en el interior. Es probable que el vacío de Dirección que se produjo entre el 75 y el 78 en el interior y su no solución más temprana esté en el origen de deformaciones políticas e ideológicas que hasta hoy se manifiestan en algunos ámbitos.
La propia formulación de la PRP es impuesta desde fuera, sin considerar la elaboración que se venía desarrollando en Chile, que se sintetiza en un planteamiento más completo, con visión de perspectiva, que se denomina Perspectiva Insurreccional de Masas. Esa misma idea es en esencia la que se lanza en 1985 como Sublevación Nacional de Masas. Hubo que esperar cinco años para formular algo que ya estaba más o menos claro en 1980, y que de haberse hecho en ese momento hubiera significado avanzar más rápido en la implementación de la línea.
Un ejemplo de las vacilaciones que existían es el resumen de opiniones de diversos dirigentes del interior y el exterior que se publican en el Boletín del Exterior número 49 de septiembre-octubre de 1981. Allí se previene no identificar rebelión con insurrección, pero se reconoce a la vez que al plantear la rebelión el Partido considera y comienza a mostrar ante las masas la perspectiva insurreccional, sin ponerla todavía a la orden del día. Más adelante se dice que el Partido no descarta la vía insurreccional y será posiblemente la culminación de nuestro camino de lucha.
También después de 1983 se demoran iniciativas y medidas más enérgicas y audaces debido a que hay miembros de la Dirección que se resisten a reconocer la aparición de una situación revolucionaria.
La carencia histórica de preparación para asumir las nuevas formas de lucha, y particularmente en el trabajo militar, en que la formación y orientación política sesgada que recibían de la Dirección los cuadros que se preparaban en el exterior, redundó en una falta de cohesión política de nuestra fuerza militar que repercute en dificultades serias y reveses que se producen en ese frente. La autonomización y el quiebre posterior del FPMR y el descubrimiento de armas en Carrizal, así como el fracaso del tiranicidio influyen decisivamente en el término de la ofensiva popular.
- b) En segundo lugar, en el curso de la implementación de la PRP se pusieron en evidencia insuficiencias en la elaboración teórica de los comunistas, que se manifestaron en una visión lineal del proceso de acumulación de fuerzas, una expectativa exagerada respecto de los factores económicos de la crisis, la falta de previsión de los comportamientos políticos de la burguesía y pequeña burguesía democráticas, la falta de una visión más profunda acerca de la situación revolucionaria, su desarrollo y las exigencias que plantea al Partido, y la falta de un proyecto programático.
En la revista Principios de fines del 83, al evaluar las Protestas desde Mayo a Agosto de ese año, se decía que con el diálogo y las medidas pseudo aperturistas de la dictadura se había cortado el ascenso continuo de la lucha y la situación prerrevolucionaria o estado de sublevación civil que existía. Eso revelaba una concepción lineal del proceso de acumulación de fuerzas. El pueblo estaba recién comenzando su aprendizaje político y adecuando sus organizaciones a una nueva fase de lucha caracterizada por la aparición de una situación revolucionaria. Tenía que asimilar tanto las medidas de la dictadura, las presiones del imperialismo, como las vacilaciones y titubeos de la oposición burguesa.
El proceso de acumulación de fuerzas no tenía nada de lineal. Se producían reflujos debido a las oleadas represivas, a la propaganda del régimen y a las maniobras que ya hemos mencionado. Se desarrollaban diversas formas de lucha y cambiaban los énfasis de un momento a otro, pasando desde las marchas del hambre a las protestas nacionales, a las concentraciones políticas después, los paros nacionales, las protestas zonales y comunales.
Al mismo tiempo la PRP no aparecía con una plataforma programática clara, que atendiera los interrogantes que la gente se hacía acerca de qué ofrecía el PC además del camino de la lucha. Obviamente éste es un ingrediente importante en la lucha ideológica, y factor decisivo para construir un campo de alianzas.
- c) En tercer lugar en el curso de la lucha se produce la deserción de sectores de la actual Concertación del bloque contra la dictadura, por lo que resulta importante establecer cuáles son los factores que originan la deserción y si era evitable o no.
Los años 86 e inicios del 87 fueron cruciales para establecer qué fuerzas impondrían el escenario principal dentro del cual entraría a resolverse la disputa por el poder político con la dictadura, y también la pugna entre los distintos proyectos políticos de salida.
El imperialismo norteamericano había apoyado a Pinochet como única carta segura y de hecho lo siguió apoyando hasta no tener la certidumbre total acerca de un recambio, pero a partir del 86 enfatizó la búsqueda de entendimientos entre la oposición burguesa y la dictadura, comprendiendo la necesidad de superar la forma fascista de dominación y dar legitimidad al sistema sin dar paso a crisis militares incontrolables. Presionó por tanto a favor de la incorporación de la oposición burguesa al sistema, obteniendo compromisos y concesiones de su parte, que dieron garantías a la dictadura.
La dictadura logra imponer entonces el escenario, aprovechando las vacilaciones de la oposición burguesa y de la izquierda renovada, asustadas por el avance y la profundidad de la movilización social, y también aprovechándose de nuestros propios errores e insuficiencias. Esas fuerzas se incorporan a la institucionalidad y al juego establecido por sus leyes políticas, descomprimiendo la explosividad del conflicto social en curso, y bloqueando el desarrollo de la situación revolucionaria.
Recordemos lo dicho hace un tiempo por Víctor Manuel Rebolledo, cuando era Ministro Secretario General del Gobierno en cuanto a que ya en 1984 ellos habían ya descartado el cuestionamiento general a la Constitución pinochetista. En sectores de la AD en ese momento ya adquirían consistencia los afanes de competir en la administración del modelo. Surgía la doctrina del consenso, la reconciliación y no la confrontación. Estaba en desarrollo la revisión ideológica y política del Partido Socialista, de su ideario revolucionario.
A estos sectores se les facilita la tarea de tomar la conducción del movimiento, debido a que la conducción del PC estaba limitada para participar en la Asamblea de la Civilidad y en otras instancias de coordinación política y social, así como para tener voz pública.
Era inevitable la deserción de la actual Concertación de la lucha?
Primero que nada hay que reconocer que nuestra apreciación sobre la existencia de fuerzas burguesas partidarias de una reforma profunda en el sistema jurídico político resultó ser incorrecta. Primó en ellos el miedo a una salida popular y el sentido de clase y el oportunismo propio de esos sectores que acostumbran aprovechar la lucha del proletariado para hacer avanzar sus objetivos, pero cuando surge el riesgo de ser sobrepasados desertan o retroceden. Por añadidura no fuimos capaces de reconocer el proceso que se venía operando en el Partido Socialista.
Paralelamente, al hacer pública la consigna del 86 como año decisivo para llamar al pueblo a tensar todas sus fuerzas, la dictadura y sectores de la oposición quedaron advertidos acerca de la decisión de lucha que existía.
Faltó una visión más profunda respecto de la transformación de situación revolucionaria en crisis nacional, y la evaluación del momento más adecuado para empujar con todo la movilización y estar preparados para pasar por encima de las vacilaciones de otros sectores.
Quizá influyó que se formulara a la sublevación nacional de masas como la forma “más probable” de enfrentamiento decisivo con la dictadura, lo que implicaba un cierto grado de relativización. Más tarde se planteó correctamente, como respuesta frente a un fraude en el plebiscito, o ante el desconocimiento de los resultados electorales.
- d) Por último faltó capacidad para prever todas las variantes que podían acontecer en el curso del combate y aprestarse para ellas.
Una vez impuesto el viraje en el año 86, que se consolida en el 87 y 88, la lucha debía combinar aquellas formas desde fuera y en contra de la institucionalidad, con el aprovechamiento creciente de los espacios institucionales que esa misma lucha posibilitó. La comprensión de esto fue difícil.
Los sectores más decididos y consecuentes en la lucha contra la dictadura dieron pie para que se proyectara la imagen de sectores contrarios al plebiscito. Ello no correspondía a la realidad, pero se pudo sostener porque no fluyó con naturalidad el criterio de aprovechar los espacios conquistados junto con el desarrollo de formas de lucha rebelde.
Esto no significa desconocer el aporte decisivo que el PC y la lucha combativa de las masas hicieron al éxito del plebiscito y a la derrota de la dictadura.
Las notas precedentes constituyen un intento de revisión de algunos aspectos de la lucha llevada adelante contra la dictadura en los años 80. El estudio mayor del período es condición para esclarecer el camino que hoy se comienza a transitar ya que, con el llamado a la Revolución democrática, nos enfrentamos como en 1980 al desafío de aplicar y enriquecer una línea que haga avanzar el proceso de acumulación de fuerzas hasta dejarnos en condiciones de destruir el poder actual y reemplazarlo por un poder democrático.
Bibliografía
Intervenciones de delegados al XV Congreso Nacional del PC. Edición de enero de 1990
Revista Principios:
Nº 21, setiembre octubre 1981
Nº 28 julio-ag-set 1983 Análisis orgánico preliminar de la jornada de protesta
Nº 29 octubre-nov.-dic 1983, Editorial
Nº 52 enero-abril 1989, Carlos Ibarra, La nueva situación política y su perspectiva general
Boletín del exterior
Nº 49 sept-octubre 1981. El enriquecimiento y el desarrollo de la línea del Partido
Nº 56 nov- dic 1982. Mesa redonda con la Dirección
Nº 71 Extraordinario de 1985. Informe al Pleno del CC. Enero de 1985
Nº 79 Julio-agosto de 1985. Demanda de Chile, llamado del MDP
Nº 80 Sept-Oct del 86. Editorial
Nº 87 Nov-Dic del 87. Editorial
Oscar Azócar a la feche era Director del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz