AsturBulla.
Plataforma Comunista.
Red Roja aprobó en el informe político de noviembre de este año, un apartado sobre la intervención en el movimiento obrero y popular, posteriormente desarrollado en una resolución acerca de la necesidad de cambios en el movimiento obrero, con las cuales queremos mostrar nuestra discrepancia.
Plataforma Comunista.
Red Roja aprobó en el informe político de noviembre de este año, un apartado sobre la intervención en el movimiento obrero y popular, posteriormente desarrollado en una resolución acerca de la necesidad de cambios en el movimiento obrero, con las cuales queremos mostrar nuestra discrepancia.
Nuestra posición de línea política de masas desde las organizaciones de masas, es la suma de la experiencia de trabajo en el movimiento obrero y sindical de este colectivo comunista, iniciada en la lucha contra el franquismo y contemplada, en el momento de nuestra formación como Plataforma Comunista ante la exclusión de la militancia asturiana por la dirección del PCPE en su deriva sectaria. En nuestra asamblea constituyente realizada el 14 de diciembre de 2009 manifestábamos “Si los comunistas queremos volver a ser políticamente referentes para la clase obrera y el pueblo, debemos demostrarlo en la práctica, con los hechos y por aquí pasa la principal tarea de la que nos debemos ocupar, para mañana poder aportar algo más en el campo del movimiento comunista: Organizar a la clase obrera, al pueblo en las organizaciones de masas sindicales y sociales para la lucha concreta de resistencia a la crisis del capital y en la defensa de sus derechos laborales, sociales y políticos” Junto a esta definición de línea política de masas, que creemos es la experiencia de nuestros clásicos, uníamos nuestro futuro colectivo a la participación de todas/os los comunistas para avanzar en la unidad y reconstrucción del Partido Comunista.
En la II Asamblea de la Plataforma Comunista el 17 de junio de 2011, desde la experiencia de unidad y colaboración con Coordinación de Unidad Comunista disuelta más tarde, hacemos un llamamiento a “crear un marco orgánico de lucha unitaria, sobre bases claras y concretas de todas las fuerzas que nos reclamamos del comunismo” que en la resolución de “política de masas y poder popular: estrategia para la unidad comunista y la revolución” de agosto de este año 2013, concretábamos sin dogmatizar, en cuatro cuestiones de política estratégica no exentas de principios ideológicos como son “concreción de la estrategia desde el trabajo de masas por la militancia comunista, la revolución socialista como la única pendiente, el internacionalismo proletario como bandera y el centralismo democrático como expresión de los contrarios: disciplina y libertad de opinión”
Pero como decía Lenin, la intervención en las organizaciones sindicales y sociales de masas bajo las influencias del economicismo, siempre con criterios que sirvan para elevar su conciencia de clase, su organización y el carácter político de su lucha por el socialismo como estrategia de emancipación.
Con esto definíamos, que nuestra lucha por la hegemonía social, la desarrollamos desde las organizaciones de masas de la clase obrera en unidad de criterio ante la dispersión existente, con el objetivo de la unidad comunista, para poder enfrentar con éxito la tremenda tarea de la revolución. Creemos que esta ha sido la máxima en cada uno de nuestros pasos tanto colectivos como individuales por la Plataforma Comunista, incluido nuestro encuentro con Red Roja, al considerar que las políticas generadas por ambos eran complementarias y así lo hemos expresado en numerosos pronunciamientos y artículos conjuntos, siempre basados para nosotros en la unidad de los comunistas, la clase obrera y el pueblo como principios de la estrategia política.
En el informe y en la resolución de Red Roja, se hace una valoración bastante acertada de la situación de la clase obrera y de sus organizaciones, siendo constatable las condicione de precariedad de los empleos, de la inseguridad e indefensión que crea el despido libre y barato en los empleos fijos, sin la posibilidad legal o jurídica de su defensa y el tremendo desempleo que abarca a más del 25% de la clase obrera, ya que más de un 40% del empleo existente es empleo en precario, estando en continua rotación del trabajo al paro.
También creemos cierto, que la evolución ideológica de la clase obrera y sus organizaciones, está todavía muy por detrás en respuesta al desarrollo de la crisis del sistema capitalista, hoy la parte más organizada de la clase obrera está en los sindicatos de las grandes y medianas empresas, situadas mayoritariamente en los sectores industriales, mantienen conciencia histórica y desarrollan luchas de resistencias, consiguen limitadas pero importantes victorias que marcan ejemplos a seguir.
También coincidimos en que la mayoría de la clase obrera no está organizada y que en el sector de servicios con trabajo precarizado la afiliación es muy baja, con la excepción de los servicios públicos donde hay una fuerte presencia de los sindicatos corporativos; creemos que la afiliación es baja por dos percepciones sociales una, no necesitan sindicatos de gestión al no tener ningún derecho legal que defender; desde que el Estatuto de los trabajadores en 1979 legalizara el despido libre indemnizado, este se ha abaratado hasta la gratuidad actual y para alguna reclamación sale más económico ir directo a un abogado y dos, que los aparatos de los sindicatos mayoritarios, llevan muchos años dedicándose exclusivamente a la negociación del convenio y a garantizar a costa de los empresarios, una pequeña comisión de liberados que controlan su aplicación, dando una imagen distorsionada de la función de los sindicatos. Los alternativos tienen alguna afiliación, poca y poca experiencia al ser jóvenes y en precario, dificultando la intervención sindical, la solidaridad y denuncias de las condiciones de trabajo, incluida la negociación del convenio, algo se hace y con más militancia se podría hacer más.
Pero no consideramos cierta, la valoración de que el movimiento obrero organizado solo defiende a los que tienen trabajo con derechos y altos salarios. Este argumento, con componentes ajeno a nuestra cultura no supera un análisis mínimamente empírico, todo militante revolucionario que tenga cierta experiencia de lucha sindical sabe, que en los sectores industriales las/os trabajadores mantienen las secciones sindicales en los centros de trabajo, al estar organizados se unen y luchan y como pertenecen a sindicatos obreros, presionan a las cúpulas dirigentes y a veces consiguen apoyos, pero la fuerza no lo olvidemos, reside en la unidad de los trabajadores/as y sindicatos en el centro de trabajo o sector y de la solidaridad que sepan encontrar, estos son los que mantienen las luchas actuales.
Tampoco coincidimos en la valoración de que el sindicalismo actual está abocado a su destrucción y que por lo tanto, la derrota de la clase obrera es segura. El actual sindicalismo mayoritario que hoy se practica, vino impuesto por la fuerza del sector mayoritario en el movimiento obrero en los años 70 del siglo pasado por la militancia obrera del PCE, que una vez garantizada su legalización y la de los sindicatos por el poder, dieron como contrapartida la paralización de la movilización de las masas obreras en la lucha por las libertades y los derechos laborales. Mientras con el apoyo de la patronal negociaban los convenios y acuerdos a espaldas de las asambleas de trabajadores, los gobiernos de turno reconocían y legalizaban estos acuerdos, reprimiendo a los que continuaban con la lucha por los derechos y libertades.
La imposición de esta legalidad significó la derrota del sindicalismo de clase y del movimiento obrero revolucionario, ligado a batallas perdidas como el mantenimiento como movimiento de las comisiones obreras, el rechazo a los pactos de la Moncloa y al Estatuto de los trabajadores que legalizó el despido libre en esa época, con la entrega en bandeja de miles de cabezas de dirigentes obreros a la patronal, marcando el inicio de la tremenda derrota ideológica y política de la clase obrera, que consolida la monarquía y el proceso antidemocrático de transición. Consecuencias que arrastramos hasta la actualidad y victoria desde ese momento de la estrategia pactista del reformismo y de la clase dominante. Derrota de los revolucionarios en las asambleas de trabajo y sector y consolidación del reformismo posibilista una y otra vez en las convocatorias electorales sindicales. Derrota que se fraguó en el calor de las batallas de las asambleas obreras, situadas entre los años 1975 con la Conferencia de Roma del PCE, donde eliminan la estructura organizativa y encumbran la política de reconciliación y 1980, donde se consolida el proyecto de la burguesía con la Constitución neoliberal, dando el derecho fundamental de libertad a la empresa y el genérico del trabajo, enseñanza o sanidad a la clase obrera.
Como vemos y esto lo hemos analizado en conjunto con vosotros, no se trata de evitar la derrota, que no hemos salido de ella, se trata de retomar la iniciativa como planteamos en la reciente Asamblea Anual de la Corriente Sindical de Izquierda “Y ante la inexistencia actual de referentes políticos, sindicales y sociales para las clases obreras y populares, debemos prepararnos política y organizativamente, para una larga lucha desde una perspectiva de defensiva estratégica, en un proceso lento de acumulación de fuerzas desde las peleas concretas; el cierre de una empresa, de un centro de salud, una escuela, viviendas en alquiler, despidos, falta de trabajo, tierra para trabajar, cualquier necesidad reivindicada para las y los trabajadores y el pueblo o injusticia rechazada, debe concentrar todo apoyo, solidaridad y unidad del movimiento que lucha sumando fuerzas del entorno (guerra de guerrillas) sin suplantaciones por el subjetivismo revolucionario de sujetos. La lucha es del pueblo. Nuestro compromiso no es con el estado de bienestar, que fue el plato de lentejas ofrecido como estrategia durante la transición para llevarnos al estado actual de paz social, esta estrategia del reformismo en alianza con la clase dominante, es la que con toda crudeza el capital abandona por el objetivo principal de su actual estrategia para ganar la guerra: nuestros salarios y derechos.
Tampoco nos resulta cierta la conclusión, de que exista una percepción de sectores importantes de las masas obreras, que están por delante de los sindicatos; las grandes masas obreras siguen en general muy por detrás de los grandes sindicatos reformistas, continúan completamente despolitizadas (aunque están empezando a despertar) y siguen tratando la política como si de futbol se tratase, la derecha el PP y la izquierda el PSOE, unos comienzan a moverse hacia la izquierda reformista como IU, otros a la derecha neofascista como UPyD y otros a la abstención. Las masas obreras desconocen el sentido de la crisis sistémica del capitalismo, como mucho, solo ruegan para el mantenimiento del estado de bienestar que significa el mantenimiento del sistema heredado del franquismo y ese sentir mayoritario, es el que cultivan todos los oportunistas de derechas y de izquierdas, por eso sus movilizaciones siguen siendo mayoritarias y las nuestras minoritarias en general, y así también en todas las consultas electorales, constatando quien tiene la hegemonía, pero también nos dicen por donde intervenir.
Tampoco vemos justa la valoración, de que al ser cierto que la clase obrera está mayoritariamente fuera de los sindicatos de gestión y alternativos, despreciemos a los más de dos millones de trabajadores y trabajadoras que si están afiliadas, y como consta en todas las peleas como las de Limpieza y Jardines de Madrid o TENNECO en Asturies, son los principales baluartes en las peleas de resistencia que se están dando. Podemos decir claramente que estas son las masas organizadas (más de dos millones son masas) y que por desgracia, mayoritariamente están bajo la influencia ideológica de la clase dominante y del reformismo, es absurdo decir que esto se combate dejando de dar la batalla en los sindicatos mayoritarios y alternativos, en ese caso lo que se hace es abandonarlos en brazos del fascismo futuro. Evidentemente con estrategias fuera de los sindicatos de masas por los comunistas y revolucionarios, podemos afirmar que estos difícilmente serán más combativos.
También creemos erróneas las conclusiones de la dispersión del sindicalismo alternativo de clase. Se mantiene un sectarismo en sindicatos de base militante, similar al existente entre los partidos comunistas, pero creemos que el dominante es el que se da en los sindicatos de base nacionalista, que desarrollan estrategias de ámbito exclusivamente nacional, excluyendo al resto de la clase obrera y sindicatos alternativos de clase estatales. Este sindicalismo de clase de base nacionalista, es mayoritario en el ámbito alternativo al haber sido capaz de aglutinar a sectores históricos de lucha desde la transición bajo el manto de estrategias de identidades nacionales, pero actualmente, lo que antes sirvió como base de lucha y organización, hoy les impide marcar una estrategia de lucha contra la crisis sistémica del capitalismo globalizado.
No vemos capacidad actualmente del sindicalismo unitario e internacionalista, de hacer reflexionar a las vanguardias de las clases trabajadoras de las nacionalidades, nos tememos, que tendremos que esperar a que las estrategias soberanistas de las burguesías dominantes nacionales, se muestren al descubierto ante las masas y queden en lo que son, puro humo que encubren las estrategias de aplicación de las políticas de recortes de derechos y libertades a las clases trabajadoras, enmarcadas en la Europa del euro. Estrategia de dominio de la gran burguesía en las nacionalidades, sin fronteras en Euskadi, Galicia o Cataluña, y que ya desde la dictadura, sino antes, forma parte de la española, siendo internacional e imperialista. Evidentemente, no creemos que para combatir esta dispersión la alternativa pase por abandonar el trabajo en estos sindicatos, sino en combatir el sectarismo radical y el localismo.
No compartimos un discurso desde el catastrofismo actual, que como aquí rebatimos, con la argumentación de premisas falsas que solo sirven para justificar el salto al vacío. Tiene sentido la construcción de comités en los sindicatos, para fortalecerlos y combatir el reformismo y el oportunismo en las filas de nuestra clase y seguro que de forma natural muchos revolucionarios en sus lugares, muestran esta tendencia a unirse a otros cuadros aunque manifiesten posiciones partidarias diferentes, pero en la resolución de Red Roja y en los Comités contra la Crisis creados, los vemos con nombres y apellidos, siglas, pancartas, octavillas, comunicados y mañana banderas, se muestran como instrumentos separados de los sindicatos y en competencia con ellos, sean reformistas o alternativos, y eso es más división y confusionismo para la clase obrera.
Independientemente de la voluntad que haya detrás estos son los CUO del PCPE, solo se diferencian por las siglas, la misma división para nuestra clase con el mismo alejamiento y aislamiento por nuestra parte de las clases trabajadoras. Así nos mostramos aparentemente más radicales ante los nuestros, sin compromisos ni acuerdos con el reformismo, nada de trabajar unitariamente en los sindicatos para ir desautorizándolos en el día a día, alianzas políticas de ningún tipo, es más puro hacerlo desde el hipercriticismo que desde dentro cada vez que hacen una traición a las masas trabajadoras, así nos mostramos más marxistas que Marx y más leninistas que Lenin y así seguiremos por los años sin superar el izquierdismo como enfermedad infantil en el comunismo.
Los compromisos políticos de miembros de la Plataforma Comunista y como colectivo con Red Roja, está con lo aprobado en la última Asamblea Estatal de octubre de 2012, donde se acordó un documento de trabajo en el movimiento obrero y sindical, que mantenía coherencia con la unidad de los comunistas y la construcción de un frente de izquierdas. El abandono de estas posiciones (menos de un año, en el informe político de febrero de 2013 este tema ni se mentaba) son similares a las manifestadas en el año 2009 por el PCPE, que ante el reconocimiento de la tremenda crisis económica y vistas las vacilaciones y acuerdos de los reformistas y burócratas sindicales con el gobierno y la patronal, con sus dirigentes aislados de las masas trabajadoras, confundieron la indignación existente entre la clase obrera y el pueblo contra las medidas del gobierno e hicieron un llamamiento a tomar los bancos, oficinas de empleos e instituciones directamente desde el partido, considerándose ellos los únicos que representan directamente a las clases proletarias y nacieron los CUO. Desde nuestro humilde saber, estamos ante la misma suplantación del sujeto revolucionario, nosotros seguimos apostando por la clase obrera y trabajando porque la apuesta por la unidad comunista, obrera y popular sea la apuesta de la línea estratégica de su vanguardia, a la que esperamos algún día poder unirnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario