“Quien tenga un concepto tradicional de la política podrá sentirse pesimista ante este cuadro de verdades. Para los que tengan, en cambio, fe ciega en las masas, para los que crean en la fuerza irreductible de las grandes ideas, no será motivo de aflojamiento y desaliento la indecisión de los lideres, porque esos vacíos son ocupados bien pronto por los hombres enteros que salen de sus filas”
Fidel Castro 16 de agosto de 1952.
Email:
bolchevismosevilla@yahoo.es
Por una sociedad diversa e intercultural. ¡No al racismo!
Partidos de extrema derecha y otras opciones políticas, que se alimentan del racismo, el antisemitismo, el machismo, el antigitanismo, la LGBTfobia, la islamofobia, en definitiva, basados en el odio, están creciendo en Francia, Alemania, Polonia, Hungría, Holanda, Dinamarca, Grecia, Italia…. A la vez, hay grupos ultras,
violentos, agrediendo en la calle a personas migrantes y refugiadas, de minorías étnicas y sociales, LGBT, sin techo, de izquierdas, y a otras muchas personas consideradas sin valor. Estos partidos, grupos y personas extienden noticias falsas (fake news), rumores racistas y otras manifestaciones de discurso de odio, contaminando las redes sociales e Internet, en definitiva contaminando a la sociedad, creando un clima de intolerancia que favorece los delitos de odio. Y es que no podemos olvidar que la relación entre el discurso
de intolerancia y los delitos de odio es una evidencia constatada.
En nuestro país, la indignación de la gente trabajadora tras la llegada de la crisis giró fundamentalmente hacia un progreso democrático gracias a una respuesta social permanente, ejemplo de ello el Movimiento 15M. Sin embargo, en Andalucía, también existe la amenaza neofascista. En Sevilla, posiciones de intolerancia profunda consiguieron parar dos veces la construcción de una mezquita y han intentado movilizar a vecinos y vecinas contra comerciantes de origen chino e indigentes en la Macarena, asi como contra la comunidad gitana rumana en Camas. En los últimos años, se han producido brotes racistas violentos contra personas gitanas e inmigrantes en pueblos sevillanos como Estepa y Casariche. En Granada, cada 2 de enero la nefasta celebración de la expulsión y el genocidio de la población no cristiana por los Reyes Católicos es un polo de atracciónde intolerancia y los delitos de odio es una evidencia constatada.
En nuestro país, la indignación de la gente trabajadora tras la llegada de la crisis giró fundamentalmente hacia un progreso democrático gracias a una respuesta social permanente, ejemplo de ello el Movimiento 15M. Sin embargo, en Andalucía, también existe la amenaza neofascista. En Sevilla, posiciones de intolerancia profunda consiguieron parar dos veces la construcción de una mezquita y han intentado movilizar a vecinos y vecinas contra comerciantes de origen chino e indigentes en la Macarena, asi como contra la comunidad gitana rumana en Camas. En los últimos años, se han producido brotes racistas violentos contra personas gitanas e inmigrantes en pueblos sevillanos como Estepa y Casariche. En Granada, cada 2 de enero la nefasta celebración de la expulsión y el genocidio de la población no cristiana por los Reyes Católicos Católicos es un polo de atracción para la extrema derecha.
Recientemente, la organización de extrema derecha Vox ha entrado en el Parlamento Andaluz levantando la bandera del machismo, la xenofobia y el racismo. La intolerancia política y social pretende estigmatizar a través de falsos argumentos y discursos prejuiciosos, y busca chivos expiatorios a los que culpar de los problemas de la gente corriente. Por ejemplo, cuando dicen los “inmigrantes te quitan el trabajo” NO ES CIERTO. Es un empresario el que te despide para explotar aún más a una persona inmigrante con quien puedes unirte para luchar por el empleo y contra la explotación.
Las organizaciones impulsoras de esta iniciativa contra el racismo llaman a la ciudadanía a no caer en el error de culpar a personas gitanas, musulmanas, migrantes y/o minorías étnicas y sociales del desempleo y la precariedad. Estas personas son, en su gran mayoría, trabajadoras que sufren también estos problemas y, además, pueden ser victima de la intolerancia en cualquiera de sus formas y expresiones: exclusión social, discriminación laboral, agresiones racistas,…... La inmigración genera beneficios a nuestras comunidades, por ejemplo, pagando impuestos y apoyando en la financiación del sistema público de pensiones.
El Holocausto impulsado por Hitler y las cuatro décadas de dictadura franquista demostraron lo que supone la extensión del racismo y la llegada al poder del fascismo. No podemos permitir que vuelva a ocurrir. La ultraderecha abre las puertas al fascismo y la violencia, como hemos visto recientemente en el atentado ultraderechista e islamófobo en una mezquita de Nueva Zelanda.
No basta con ignorar a los racistas, esperando que desaparezcan solos, ni la solución son acciones minoritarias radicales. Hace falta una respuesta amplia y unitaria que explique a la gente que el discurso de odio racista se sostiene desde la falsedad y que una sociedad intercultural nos enriquece a todos/as.
El II Festival contra el racismo y por la Diversidad, nace para agrupar a todas las personas, organizaciones e instituciones que quieren una convivencia democrática intercultural, basada en la aceptación, el respeto y el aprecio de la diversidad, en la que todos y todas cabemos. La música de distintas culturas y diferentes partes del mundo nos une en la celebración de nuestra diversidad.
Por una sociedad diversa e intercultural,
en defensa de la Tolerancia y los Derechos Humanos
La clase obrera conoce más derrotas que victorias. Así es como aprende más que otras clases sociales y así es como podrá alcanzar definitivamente su emancipación. Años de retroceso continuo dan la impresión de que el final de la explotación capitalista se ha convertido en un reto imposible de conseguir.
Las organizaciones comunistas, que somos la parte más clarividente de la clase obrera (aunque no lo suficiente, a la vista de los resultados de nuestra actividad), proponemos planes para conquistar el socialismo que, pese a su diversidad, convencen a muy pocos. Las más jóvenes suelen exagerar sus propios aciertos y los defectos de las otras, confiadas en haber dado en el clavo y en remacharlo con voluntarismo. Las más viejas confían sobre todo en la llegada de condiciones objetivas más favorables. Sin duda, va a hacer falta mucha fuerza de voluntad y vendrán circunstancias que ayudarán, más que las actuales, a avanzar hacia el socialismo (como ocurrió en el pico de la última crisis financiera). Pero no nos acercaremos al socialismo si no explicamos desde ahora su necesidad, con todos los medios posibles y con razones convincentes, no sólo para nosotros, sino para la mayoría de las masas obreras y de los intelectuales dispuestos a ponerse a su servicio. Para esto, va a hacer falta toda la unidad de acción posible entre todos los comunistas y las masas obreras.
En las últimas elecciones generales, la movilización trabajadora evitó una mayoría parlamentaria abiertamente retrógrada, pero fue para dársela al PSOE, un partido que disimula su carácter capitalista para engañar a la población asalariada. El hecho de que la burguesía tenga que recurrir a este engaño para mantener su dominación muestra que necesita neutralizar el enorme potencial de la clase obrera confundiéndola y dividiéndola. Por tanto, no cabe esperar que este potencial se realice automáticamente: depende de lo conscientes, organizados y activos que estén sus miembros, empezando por los más avanzados.
Creyendo conjurado el peligro de un gobierno reaccionario, en las elecciones municipales y autonómicas del 26 de mayo ha disminuido la movilización de las masas obreras, mientras seguía creciendo la de las clases dominantes. La derecha ha recuperado así posiciones electorales y capacidad de presión sobre un gobierno ya de por sí favorable a los intereses de los capitalistas.
Las fuerzas políticas de las clases populares han sido debilitadas por contradicciones que no consiguen resolver. Los partidos reformistas (pequeñoburgueses) decidieron moderar su programa y su práctica cuando crecían, con la intención de ampliar su base electoral y de conquistar "poder" en las instituciones del Estado. Y lo que han consiguido es perder su anterior base -que creían fiel- y fragmentarse. Toda política que se prosterne ante la conciencia espontánea de las masas acaba llevando el agua al molino de la socialdemocracia. La conciencia espontánea, más o menos radical, de los obreros sigue siendo burguesa y sólo puede transformarse en una conciencia consecuentemente proletaria si recibe una sistemática educación revolucionaria. Pero hace decenas de años que no se le proporciona esa educación socialista, mientras la propaganda burguesa se vuelve cada día más abrumadora.
Mientras la clase obrera no actúe como tal en la lucha política, el margen de éxito de las fuerzas pequeñoburguesas dependerá enteramente del conflicto provocado por las medidas reaccionarias de la burguesía, así como de las contradicciones en el seno de esta clase. Será, por tanto, un éxito meramente defensivo y efímero, incapaz de dar solución a los problemas sociales.
Las varias y pequeñas organizaciones obreras comunistas, por nuestra parte, procuramos explicar la esencia del capitalismo y la consiguiente necesidad de la revolución socialista, pero, cada una por nuestro lado, no conseguimos llevar a nuestras posiciones más que a una ínfima parte, no ya del proletariado, sino de sus masas socialmente activas. Si los asalariados son la mayoría de la población y su parte organizada se cuenta por cientos de miles, los partidos comunistas cosechan apenas cincuenta mil votos, ni la mitad del 1% del electorado, y no pueden utilizar por tanto la tribuna parlamentaria para difundir su posición.
La más grave es que esta debilidad no sólo es electoral sino social: la influencia comunista entre las masas obreras es más baja que nunca y no deja de disminuir. Este problema no se soluciona albergando una fe espontaneísta en las masas: se equivoca quien crea que éstas mantienen intacta su conciencia revolucionaria, acuarteladas en el abstencionismo electoral, político y sindical, a la espera de que aparezca una vanguardia "auténtica" que las convoque a la lucha. Este punto de vista nos distrae de nuestra tarea principal: infundir a las masas obreras la conciencia de sus intereses de clase y de los medios para satisfacerlos.
Por supuesto que los resultados de unas elecciones celebradas bajo el dominio absoluto de los capitalistas son un índice muy distorsionado de la verdadera correlación de fuerzas entre las clases sociales. Y, por supuesto que sería ilusorio y criminal promover la creencia de que la clase obrera pueda liberarse de la explotación capitalista por medio de unas elecciones parlamentarias, sobre todo en el actual marco internacional. Pero no por ello las elecciones parlamentarias dejan de ser un barómetro de la lucha de clases; y no por ello hay que renunciar a utilizar la tribuna parlamentaria como altavoz para llevar la causa revolucionaria del proletariado a sus capas más atrasadas y para procurar la hegemonía proletaria sobre las masas de otras clases trabajadoras. Por eso, los resultados electorales bajo la dictadura de la burguesía, aunque tengan menos valor político que el alcance de una huelga general o de una insurrección popular, son suficientes para poner en evidencia el contraste entre el potencial de la clase obrera y su debilidad actual, a fin de corregir a fondo nuestros defectos y carencias.
En primer lugar, nuestra propaganda debe enfrentar abiertamente la tesis burguesa del "fracaso" del comunismo, la cual ha penetrado en la conciencia del proletariado e incluso de sus sectores más conscientes. En su forma más extrema y franca, esta tesis es compartida por liberales y reaccionarios en la presente etapa imperialista del capitalismo: según ellos, el comportamiento del ser humano no estaría determinado por una sociedad histórico-concreta, sino por una naturaleza permanente de carácter individualista y egoísta que haría fracasar todo intento de reconstruir la vida social sobre una base socialista o comunista. Sería pues conforme a esta naturaleza imponer el capitalismo a los trabajadores por las buenas o por las malas. En realidad, esta tesis sólo expresa los intereses de la minoría poseedora que explota y domina a la mayoría desposeída. Además de interesada, es falsa, como así lo demuestra el carácter crecientemente social de las fuerzas productivas: el taller del artesano y la explotación del pequeño agricultor, donde la propiedad es fruto del trabajo propio, han dado paso a gigantescas corporaciones transnacionales con cientos de miles de empleados y cifras de negocio superiores al PIB de la mayoría de los Estados, donde la propiedad y el trabajo están totalmente divorciados. Todos los conflictos sociales del capitalismo derivan del contraste entre el carácter social de las fuerzas productivas y su apropiación privada. Este descubrimiento del marxismo es incuestionable y pone en evidencia la necesidad del socialismo.
Hay otros ideólogos burgueses menos sinceros y más hipócritas que se apoyan en fenómenos secundarios de la realidad presente para concluir que el marxismo acertó hasta mediados del siglo XX, pero que, después, ha quedado obsoleto porque los propios capitalistas han accedido a "socializar" sus medios de producción a través de la democracia parlamentaria, la "programación" estatal, la concertación con los sindicatos, etc., de modo que la gran masa de productores ya no es proletaria e industrial, sino "clase media" y de servicios beneficiaria del "Estado de bienestar". Estos nuevos fenómenos habrían suprimido la necesidad del socialismo pronosticada por Marx. En realidad, tales fenómenos son fruto de la tendencia del capital al monopolio, tendencia que fue también contemplada por Marx. Cuando esta tendencia se realizó plenamente, Marx ya había fallecido y fue Lenin quien analizó las formas particulares del capitalismo en su etapa monopolista y la lucha revolucionaria del proletariado en estas nuevas condiciones. Por eso, el marxismo se convirtió en marxismo-leninismo. Al igual que el monopolio puede alterar el precio y la cantidad de mercancías sin que deje de regir la ley del valor, también puede retrasar las crisis más graves del capitalismo, convertir sus deudas privadas en deuda pública, cargar sus consecuencias sobre las naciones más débiles, exacerbar la división internacional del trabajo, etc. Bajo una apariencia que eclipsa la lucha de clases, la revolución socialista proletaria es, más que nunca, la única solución a las contradicciones de este régimen social. Eso sí, para apreciarlo, necesitamos examinar los fenómenos en una perspectiva estratégica: así, la realidad del capitalismo no son sólo los países ricos y los períodos de paz, sino también los países pobres y los períodos de guerras; no podemos juzgar las posibilidades del movimiento obrero por su comportamiento en un único período y en una única región del planeta; aparecen las más diversas condiciones beneficiosas para el socialismo en los distintos lugares y momentos, pero, si no las aprovechamos, su necesidad se abre camino del modo más violento, mediante devastadoras guerras imperialistas como las dos mundiales del siglo XX; etc.
Muchas de estas nuevas realidades fueron estudiadas por el movimiento comunista internacional y, para las más recientes, basta con que demos continuidad a la labor de aquél. Pero, entre los propios comunistas, hay reticencias a tomar por base las resoluciones de la Komintern y del Kominform. ¿Por qué? Porque no existe claridad, convicción y seguridad de que fueran correctas, debido a que el socialismo que se había edificado ha sido destruido en unos casos y, en otros, ha restaurado formas capitalistas. Así, unos pocos sostienen alegremente que se ha agotado el "ciclo de Octubre", sin poder ofrecer nada positivo a cambio. La mayoría considera vigente el proceso revolucionario iniciado en Rusia en Octubre de 1917, pero no se centra en explicarlo. En lugar de ello, se enfoca en la crítica de los fenómenos del capitalismo y en las reivindicaciones inmediatas de los movimientos de masas, mientras los ideólogos burgueses capan todo este esfuerzo denigrando la experiencia práctica del socialismo. Lo que más necesita la clase obrera hoy en día es que los comunistas rearmemos la conciencia de sus miembros con la verdad de esta gloriosa experiencia, rebatiendo uno por uno los infundios de sus enemigos dirigidos contra la dictadura del proletariado. El primer imperativo de los comunistas es estudiar y divulgar la teoría y la práctica del marxismo-leninismo, continuando la necesaria lucha contra las diversas influencias burguesas y pequeñoburguesas sobre el movimiento obrero (reformismo, anarquismo, nacionalismo, trotskismo,...). Es probable que descubramos debilidades, en el socialismo hasta ahora edificado, que ayudaran a la contrarrevolución, y entonces tendremos que enriquecer nuestro programa político con las lecciones pertinentes. Pero también es posible que nuestra derrota no se debiera a errores importantes, sino al empeoramiento de la correlación de fuerzas dentro y fuera de la URSS a consecuencia de la II Guerra Mundial. Desde que los revisionistas se hicieron con la dirección del PCUS, del PCE y de otros partidos comunistas, en los años 50 y 60, nuestro movimiento internacional se desintegró y cada fragmento hizo sus análisis y su experiencia por separado. Toda vez que ninguno de ellos consiguió dar continuidad a la revolución proletaria mundial y ha prevalecido la contrarrevolución, estamos obligados a reexaminar conjuntamente estas trayectorias diversas a la luz de sus resultados para acabar reunificando el Partido a partir de la base ideológica y política que nos mantuvo unidos hacia los años 50. Con tal de que nos comprometamos con esta base, no hace falta que estemos de acuerdo en lo demás para actuar en un único Partido Comunista, resolviendo las discrepancias mediante el centralismo democrático.
Lo primero que necesita la clase obrera es que los comunistas nos juntemos para hablar claro y llamar a las cosas por su nombre, sin concesiones a los prejuicios inculcados por la burguesía en las masas y a dudosos criterios de rentabilidad electoral. Sólo así podremos construir una verdadera organización revolucionaria capaz de dirigir la lucha de las masas obreras y populares por sus necesidades económicas, por la democracia y por el socialismo (programa mínimo y máximo). ¿Por qué Podemos e Izquierda Unida no logran consolidar sus progresos, mientras que el Partido del Trabajo de Bélgica –con un programa de reformas similar- sigue avanzando, de 8 a 43 diputados, entre 2014 y 2019? [1] Porque éste se apoya en la base social y militante que organizó, durante el último cuarto del siglo XX, a partir de una actividad explícita y profundamente comunista; mientras que, en España, tal base fue sistemáticamente desorganizada por los dirigentes revisionistas que colaboraron así con la "ejemplar" restauración de la monarquía por parte del franquismo.
En segundo lugar, mientras organizamos a la vanguardia de la clase obrera desde la firmeza y claridad comunistas, tenemos el deber de desarrollar los mayores vínculos posibles con sus más amplias masas, muy influenciadas por la burguesía y muy alejadas de los postulados revolucionarios. Por eso, al mismo tiempo que defendemos abiertamente nuestro programa frente a los reformistas, tenemos que apoyar a los movimientos y organizaciones respaldados por las masas, en todo lo que tengan de progresivo. ¿Por qué el Partido Comunista de Grecia (KKE) no ha podido rentabilizar electoralmente [2] la grave crisis política que ha atravesado su país? Porque su negativa a entablar negociaciones con Syriza, cuando este partido había ganado las elecciones con un amplio apoyo popular, fue interpretada por estas masas como un ejercicio de arrogancia hacia ellas. Las negociaciones las habrían ilustrado sobre las verdaderas diferencias entre los comunistas y los reformistas, en dos etapas: la primera, al rechazar Syriza las legítimas condiciones mínimas de los comunistas; la segunda, al traicionar este partido su propio programa desde el gobierno. De esta manera, los comunistas de Grecia habrían conseguido elevar a posiciones revolucionarias a las masas antes engañadas por los reformistas, a partir de su propia experiencia. Lamentablemente, el KKE ha repetido el error sectario que cometió, hace 50 años, la parte del movimiento comunista internacional que se enfrentó al revisionismo moderno, cuando convirtió a los partidos y Estados dominados por éste en enemigos equivalentes o peores que el imperialismo estadounidense, mientras el proletariado revolucionario de allí necesitaba apoyos exteriores para resistir y recuperar las posiciones perdidas.
Tenemos que ser suficientemente flexibles para promover la unidad obrera y popular en cada lucha, preservando nuestra libertad de crítica. Por ejemplo, en la lucha electoral, ¿qué ganamos presentando candidaturas comunistas cuyo apoyo no crece prácticamente y está muy lejos de proporcionarnos representantes en las instituciones representativas burguesas? Salvo allí donde tengamos posibilidades de salir elegidos, ¿no sería mejor apoyar a las candidaturas reformistas pequeñoburguesas que sí pueden conseguir diputados, contra los partidos burgueses, a la vez que llevamos a las masas obreras y progresistas que las respaldan los argumentos críticos y revolucionarios de los comunistas? Con esta táctica, conseguiríamos elevar a una parte de las mismas a nuestras posiciones y obtener diputados cuya labor en el parlamento nos permitiría conquistar a las masas más atrasadas. En definitiva, ¿por qué los leninistas no aplicamos los consejos que nos dio Lenin en su obra La enfermedad infantil del "izquierdismo" en el comunismo, o por qué, al menos, no debatimos cómo aplicarlos en las condiciones presentes?
“Lo que importa –puntualiza Stalin- no es que la vanguardia se percate de la imposibilidad de mantener el antiguo orden de cosas y de la inevitabilidad de su derrocamiento. Lo que importa es que las masas, millones de hombres, comprendan esa inevitabilidad y se muestren dispuestas a apoyar a la vanguardia. Pero las masas sólo pueden comprenderlo por experiencia propia. Dar a las masas, a millones de hombres, la posibilidad de comprender por experiencia propia que el derrocamiento del viejo Poder es inevitable, poner en juego métodos de lucha y formas de organización que permitan a las masas comprender más fácilmente, por la experiencia, lo acertado de las consignas revolucionarias esa es la tarea” [3].
Hay que salir de la "zona de confort" en que se han estancado nuestras pequeñas organizaciones y asumir el reto de llevar a la clase obrera de las derrotas electorales a la victoria del socialismo.
¡LUCHEMOS POR LA INDEPENDENCIA DE LA CLASE OBRERA!
El 2 de mayo está consagrado como el Día de la Comunidad de Madrid. Este día se conmemora el alzamiento del pueblo madrileño en defensa de su tierra frente a la invasión del ejército francés. Fue el pueblo quien primero se levantó en armas contra la agresión; no los señoritos terratenientes, ni los comerciantes acaudalados, ni la aristocracia parásita, de hecho, una parte importante de estas clases sociales hicieron sus cálculos y se posicionaron junto al invasor.
Fue el pueblo alzado en armas quien, con su lucha y enorme sacrificio, encendió la mecha que desencadenaría la Guerra de Independencia que acabaría con la expulsión del ejército francés en 1814, aunque el mercantilismo propio de los últimos compases del Antiguo Régimen y el aún débil desarrollo capitalista impidieron una salida favorable del conflicto para las clases explotadas, que continuaron subyugadas por la monarquía absolutista de Fernando VII y sus seguidores.
El recuerdo del levantamiento del pueblo madrileño evoca al pueblo armado, que el 6 de noviembre de 1936 detuvo el avance del fascismo sobre Madrid al grito del “¡No Pasarán!”. Mientras una parte de la burguesía nacional se aliaba con el fascismo internacional para detener las conquistas del pueblo trabajador en el marco de la II República, la clase obrera y el campesinado lucharon contra esta alianza criminal para defender su tierra, su libertad y su futuro.
Dos ejemplos de lucha y resistencia popular separados por más de un siglo, que en contextos históricos muy diferentes, demuestran una verdad incontestable. En las horas decisivas, quienes más invocan la patria son los primeros en abandonarla a su suerte, quedando la defensa de su independencia en manos de quienes la levantan cada día con la fuerza de sus brazos y el sudor de su trabajo.
Hoy, 211 años después de la sublevación popular del 2 de Mayo, encontramos quienes de nuevo invocan a la patria no con el objetivo de defender a quienes la levantan, sino con el objetivo de enfrentarnos entre nosotros. Quienes hoy encienden el odio nacionalista son precisamente quienes apuestan por privatizar nuestros hospitales, colegios y pensiones en beneficio del gran capital transnacional. Quienes esconden tras la retórica de las banderas y el enfrentamiento la lucha de clases, son los que apuestan por desmantelar nuestras fábricas, especular con nuestro suelo y vivienda, y evitar el pago de impuestos a las grandes rentas. Su España es la España gris del trabajo precario, los salarios de miseria y la pobreza generalizada a mayor gloria de 4 grandes capitalistas.
España nunca han sido sus señoritos, ni sus reyes, ni sus explotadores, ni quienes viven de servir a sus intereses. España es su clase obrera, el pueblo trabajador que cada día madruga para poner en marcha el país. España son sus fábricas y campos, sus minas y mares, su cultura, su arte y su ciencia. España hoy vive presa de quien la explota para su propio beneficio a costa del sufrimiento de millones.
Defender hoy la independencia de nuestra patria es defender la España de la cultura y el trabajo. Nuestro mejor homenaje a los héroes y heroínas que un 2 de mayo se alzaron por la independencia de España, es confrontar con quienes la invocan para dividirnos y luchar por expulsar del poder a quienes hoy impiden el desarrollo y el progreso de nuestro país. Esa es la tarea que asumimos los comunistas.
A 211 años del 2 de Mayo, luchemos por un país para la clase obrera.
“Violan a una mujer en la parada de tren de tal estación”, dijo el presentador de noticias, sin inmutarse, con ese rostro que tienen los que ven la violencia de género como cosa natural. ¿Cuántas mujeres son violadas en las estaciones de autobús y de tren diariamente en el mundo? Cosa natural para la sociedad que somos.
Somos una sociedad solapadora de la violencia de género criando hombres violentos.
“La deportista tal de tal país fue encontrada muerta en la orilla de un río, le habían cercenado un seno y le habían quitado la cabeza”, dijo la periodista de deportes en televisión nacional, sin parpadear, acto seguido la presentadora le preguntó cómo iba su embarazo y soltaron las carcajadas celebrando el próximo nacimiento. Sin un mínimo de respeto por la familia de la víctima e indignación por el feminicidio.
“Ya sé que es patriarcado pero a mí me gusta decirlo y qué”, me han respondido hombres y mujeres por igual cuando trato de explicarles que decirle hijo de puta a un patán, a un ladrón, a un abusador o a un político corrupto no es violentarlo a él, es violentar a todas las mujeres por igual. Porque para la sociedad patriarcal todas las mujeres somos putas.
Es puta la niña que apareció muerta en un basurero: puta por vivir en la calle, puta por vivir con su familia, puta por salir de noche, por salir de día, por no salir; puta por ponerse falda, por ponerse pantalón. Es puta la adolescente violada y desmembrada: puta por tener novio, por no tenerlo, por sonreírle a un extraño, por no sonreírle. Es puta por decir sí o por decir no. Es puta por tener relaciones sexuales, por no tenerlas.
Es puta la mujer que desapareció y encontraron su cuerpo en otro barrio, golpeado y violado. Es puta porque no se dejó tocar más de su esposo, de su novio, de su amante. Puta porque denunció, puta por no denunciar por miedo o por vergüenza en una sociedad que siempre enjuicia y señala a la víctima jamás al victimario. Puta porque no tenía novio, ni esposo, ni amante. Puta porque era homosexual, puta por ser transexual. Puta, simplemente por ser mujer.
Para esta sociedad patriarcal la mujer merece, pide y tiene que ser violentada constantemente porque eso le gusta, le gusta que la insulten, que le peguen, que la violen, que la desaparezcan, que la maten. Y no la violentan seres de otras galaxias, hombres criados en otros mundos; nos violentan nuestros hermanos, nuestros hijos, nuestros amigos, conocidos, nuestros compañeros de trabajo, nuestros padres y abuelos. Hombres que han crecido con nosotros con los mismos patrones de violencia patriarcal.
A las mujeres violadas en las estaciones de tren las han violentado hombres que han crecido en el mismo sistema misógino que solapamos. Porque que quede claro, solapar y guardar silencio o voltear la cara y hacernos los desentendidos tiene el mismo peso moral que hacer las cosas. Es tan culpable el que hace como el que sabe y no denuncia. Y eso somos, una sociedad solapadora de la violencia de género criando hombres violentos.
Un feminicida en serie fue un niño, como todos. ¿Qué sucedió con este niño para que termina haciendo eso? El hombre que va a un bar a violar a una niña es un hombre que tiene familia: que es hijo, hermano, padre, amigo, es abuelo. Que tiene mujeres en su familia, que nació de una mujer. Y no creamos que los abusadores son solo personas de bajos recursos que no tuvieron la oportunidad de estudiar, porque vemos a gente con doctorados y maestrías haciendo lo mismo. El patriarcado no distingue raza, color, credo, clase social ni grado de escolaridad. Sino veamos la negación de académicos e intelectuales franceses para que cierren los bares y casas de citas en Francia.
Es el mismo hombre que sale a manifestar por corrupción. Sí, muchos de estos hombres que llenan las calles manifestando porque subió la gasolina asisten a bares a violar mujeres; agreden a sus parejas, a sus hijas, a sus hermanas, a sus madres, son los que van por la vida gritándole de todo a las mujeres en la calle o en sus sitios de trabajo. Es el hombre común que todos tenemos en casa. Es la razón por la que en las marchas contra el feminicidio y violencia de género los hombres no abarrotan las calles junto a las mujeres, porque el que menos pensamos resulta también abusador.
Para el patriarcado es puta la mujer libre, la que piensa, la que se atreve a vivir su vida, la independiente, la mujer decidida, el patriarcado nos quiere sumisas y calladas para que cualquier hombre se sienta con derecho sobre nosotras. No le pertenecemos a nadie, no somos objetos.
¿Seguiremos criando generaciones de hombres violentos? ¿Hasta cuándo? ¿Seguiremos las mujeres creyéndonos unas santas y señalando a otras por putas? ¿Hasta cuándo? Las redes sociales muestran lo que somos como humanidad, ahí todo es apariencias pero en lo que no mentirán es en la opinión que tienen sobre la violencia de género. Basta leer los comentarios de los lectores cuando se publica una noticia de un feminicidio, la mayoría culpa a la víctima y su familia: a los papás por darles “rienda suelta” y a ellas por “putas”.
A veces siento que la lucha contra la violencia de género, contra el patriarcado por más que salgamos a manifestar, por más días conmemorativos que existan, por más denuncias que se hagan, por más muertes violentas y más dolor que nos enlute como sociedad no la podremos erradicar. Cuando vemos a la la mitad de un país gritándole a un presidente neoliberal “Macri la puta que te parió”, en recitales de poesía, en conciertos, en estadios, en las manifestaciones masivas y sabiendo que hay niños que están aprendiendo con el ejemplo. Esa misma gente que sale a manifestar por los feminicidios, ¿no entienden acaso que todo tiene que ver con todo?
Y así mismo vemos a intelectuales, defensores de derechos humanos, a feministas, a artistas, poetas, cineastas, académicos, colocando la etiqueta “#MMLPTP” para cualquier publicación que hagan en las redes sociales. Muchas veces denunciando la violencia gubernamental con violencia machista.
Y lo peor de todo, tratar de explicarles que eso es patriarcado y violencia de género y que contesten: “eso ya lo sabía pero igual lo hago, ¿ y qué?”. Ahí uno se da cuenta que está arando en el mar, pero hay que seguir haciéndolo porque es la única lucha que podemos dar ante nuestro peor enemigo a vencer, hay que insistir hasta el cansancio y más.
Arturo Wallace (@bbc_wallace)
BBC Mundo, enviado especial a Managua
20 octubre 2017
Compartir
Derechos de autor de la imagenAFP
Image caption
El gobierno de Nicaragua reaccionó a la muerte de Hugo Chávez levantándole un monumento.
Un Hugo Chávez luminoso y multicolor se yergue sobre una de las principales avenidas de Managua, homenaje oficial de una Nicaragua agradecida a su benefactor venezolano.
No es un monumento particularmente elaborado: apenas su retrato pintado sobre dos planchas de metal recortado y recubierto con luces LED, que desde 2013 se alza en medio de una traficada rotonda llena de árboles artificiales.
Pero ubicado a las puertas del antiguo centro de la ciudad —arrasado por el terremoto que mató a casi 20.000 personas en 1972 y nunca completamente restaurado— ese Chávez metálico y policromático ha sido testigo privilegiado de lo mucho que ha cambiado la capital de este país centroamericano en los últimos años.
El gobierno de Nicaragua reaccionó a la muerte de Hugo Chávez levantándole un monumento. AFP
En no poca medida gracias a la generosidad de Caracas.
El monumento al expresidente venezolano se alza sobre la Avenida Bolívar, que conduce al centro de la vieja Managua.
Bajando por la avenida con rumbo norte —"al lago", en la particular forma de dar direcciones que tienen los managuas— remozados espacios públicos y ambiciosos complejos deportivos le están inyectando nueva vida a la zona más afectada por el sismo.
Y numerosas nuevas construcciones —un nuevo estadio nacional, un moderno hospital general, complejos de oficinas y centros comerciales...— pululan por todos los puntos cardinales, dando testimonio del buen momento económico del segundo país más pobre del hemisferio.
En contraste, la generosa Venezuela atraviesa una brutal crisis económica desde hace varios años.
Omnipresente
Evaluar el impacto de diez años de cooperación bolivariana con Nicaragua no es fácil. Seguir el rastro de todo el dinero facilitado por Venezuela hasta el año pasado, tampoco.
Pero la huella de Chávez está por todos lados.
En septiembre de este año, la alcaldía de Managua inauguró un nuevo centro deportivo bautizado en honor a Hugo Chávez.
Su nombre completo figura en letras metálicas a la entrada del recién inaugurado "Centro Deportivo Comandante Hugo Rafael Chávez Frías" de la colonia 14 de Septiembre, en el este de Managua.
Ahí, una gigantesca fotografía con su rostro también adorna las bardas del estadio de béisbol infantil, donde un grupo de niños pule sus habilidades bajo la orgullosa mirada de sus padres, y del "Comandante eterno".
Con sus refulgentes canchas de baloncesto y fútbol, gimnasio al aire libre y juegos infantiles, el complejo rápidamente se ha convertido en un importante punto de encuentro para las familias del barrio y colonias aledañas.
El complejo cuenta con un estadio para beisbol infantil presidido por un retrato de Chávez.
El nombre del líder venezolano está por todas partes.
Este es solo el más reciente y vistoso ejemplo de la multiplicación de infraestructuras impulsada por el Frente Sandinista desde su regreso al poder en enero de 2007.
Uno de los emblemas de una activa gestión alimentada en parte por el combustible venezolano.
Miles de millones
Efectivamente, bajo los términos de un generoso acuerdo suscrito entre el gobierno sandinista y el que en su momento presidía Hugo Chávez, Nicaragua obtuvo un plazo de 25 años para pagar la mitad de todo el petróleo importado desde Venezuela, a una tasa de interés de nada más el 2%.
Del archivo: Chávez abastece a Nicaragua
Esto liberó abundantes recursos: más de US$3.654 millones entre 2007 y 2016, según cifras oficiales; calderilla para una economía como la venezolana, pero más de tres veces el valor de las exportaciones nicaragüenses durante el primer año del gobierno de Daniel Ortega.
El apoyo de Chávez a Daniel Ortega fue clave para la cómoda reelección del presidente sandinista.
Préstamos petroleros a Nicaragua
No es el único factor, pero el esquema de cooperación —que ha sido manejado como deuda privada y por lo tanto está libre de las restricciones y controles de los recursos presupuestarios— ciertamente fue clave para la reelección del líder sandinista en 2011 y 2016.
La reelección de Daniel Ortega, el sandinista que ayudó a derrocar a los Somoza y ahora gobernará Nicaragua por más tiempo que cualquiera de ellos
La ecuación es sencilla: además de financiar numerosas inversiones, el dinero generado por los créditos petroleros venezolanos "ayudó a mantener programas sociales por casi ocho años", explica Juan Sebastián Chamorro, ex viceministro de Hacienda y director ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES).
Pero además, como destaca Chamorro, Venezuela también le permitió a Nicaragua pagar el otro 50% de su factura en especies, lo que dinamizó las exportaciones y llevó recursos "hasta los más recónditos municipios del país, que es de donde salen los productos agropecuarios".
Al pagar la mitad de la factura petrolera en especies, el sector exportador también se benefició del acuerdo.
"Básicamente el gobierno agarraba el efectivo generado por las gasolineras y se iba a comprar carne, azúcar, leche, café y le mandaba ese producto en pago a Venezuela", explica el economista.
Qué países de América Latina alimentan a la Venezuela de la crisis
"Eso —junto al boom de las commodities, en el que también se montó Nicaragua— le dio al país una tasa de crecimiento muy superior al del resto de los países de América Latina. Estamos hablando de un crecimiento de 4,8% en los últimos cinco años", destaca.
Según la estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía de toda la región se contrajo 1% en 2016.
Esa situación explica por qué, en contraste con lo que ocurre en Venezuela, el gran empresariado nicaragüense mantiene excelentes relaciones con las autoridades de un gobierno que se autoproclama revolucionario y socialista, además de cristiano y solidario.
De hecho, incluso el año pasado, cuando la economía de Venezuela se contrajo un impresionante 18%, la nicaragüense creció en un 4,7%, según las cifras del FMI.
Pero, para el organismo, eso también significa que el final de la cooperación petrolera —formalmente renegociada en 2016 y en la práctica interrumpida a partir de este año— es uno de los grandes desafíos a los que debe hacer frente la nación centroamericana.
Lo que a su vez obliga a preguntarse: ¿Qué tan preparada está Nicaragua —y el Frente Sandinista— para seguir adelante sin la cooperación bolivariana? ¿Y qué tan bien se aprovechó la década de abundancia apuntalada por la generosidad de Caracas?
Sueños bolivarianos
Para darle una ojeada al más ambicioso de los proyectos financiados con la cooperación venezolana primero hay que manejar unos 55 kilómetros en dirección oeste desde Managua y tomar un desvío por una carretera que está en excelente estado, pero por la que pasan tantos camiones como vacas.
Una decena de kilómetros más adelante, flanqueado por banderas de Venezuela, Cuba y Nicaragua, al lado izquierdo de la vía se alza un gigantesco centro de almacenamiento y distribución de petróleo al que gruesas tuberías conectan con un puerto cercano.
En 10 años Nicaragua y Venezuela solo lograron completar la primera etapa del complejo petrolero "El supremo sueño de Bolívar".
Como celebra el empleado que recorta la maleza que crece alrededor del oleoducto, el complejo finalmente se apresta a entrar en funcionamiento diez años después de que el propio Chávez colocara la primera piedra de lo que entonces bautizó como "El Supremo Sueño de Bolívar".
Y, cuando lo haga, duplicará la capacidad de almacenamiento de petróleo del país —actualmente de 1,4 millones de barriles— y reducirá a la mitad los costos de su transporte hasta la capital.
La gigantesca obra es una de las razones por las que las inversiones en el sector energía son, de lejos, las más cuantiosas de todas las realizadas con los préstamos venezolanos.
Aunque también se han invertido recursos en muchos otros sectores, incluyendo el financiamiento de créditos y microcréditos de numerosos pequeños productores y comerciantes.
Y según los datos en poder del FMI, aproximadamente un tercio de toda la deuda venezolana se ha destinado a proyectos sociales, a menudo bajo la forma de transferencias directas a algunos de los más pobres del país.
Con la cooperación venezolana el gobierno nicaragüense financió numerosos programas sociales que ahora está empezando a recortar.
Así, de acuerdo a cifras oficiales, entre 2010 y 2016 de los recursos venezolanos salieron:
US$123,5 millones para iniciativas en seguridad alimentaria y nutrición
US$114,7 millones para viviendas
US$50,4 millones para proyectos en "educación, cultura y recreación"
Además, el gobierno sandinista también destinó:
US$199,9 millones a subsidios de transporte y
US$191,4 millones al denominado "bono solidario": un suplemento salarial para empleados públicos que pasó a ser financiado con fondos del presupuesto en 2014.
Un brusco despertar
Para ese entonces la cooperación petrolera venezolana ya había empezado a disminuir y, en 2016, los bajos precios del crudo y la situación en el país sudamericano también obligaron a revisar los términos de su acuerdo con Nicaragua.
Por un lado se limitó el financiamiento concesional a nada más el 25% de la factura. Por otro, se redujo en dos tercios la cuota de 30.000 barriles diarios acordada con Chávez, por lo que Nicaragua empezó a importar petróleo de otros países.
El complejo tiene capacidad para almacenar más de un millón de barriles de petróleo, pero no para refinarlos.
En la actualidad, sin embargo, los envíos de crudo desde Venezuela están virtualmente congelados. Así que cuando las tuberías de "El Supremo Sueño de Bolívar" entren en funcionamiento muy probablemente no transportarán petróleo venezolano.
La situación también impedirá la plena materialización del "supremo sueño" anunciado por Chávez, pues el complejo así bautizado estaba supuesto a albergar una refinería, una petroquímica y la terminal de un oleoducto interoceánico, ahora congelados.
Pero no hay duda de que el impacto más grande será sobre los programas sociales.
El "bono solidario" no ha sido el único de los programas que poco a poco ha pasado a ser financiado con fondos del Presupuesto General de la República, obligando a reducir el número de beneficiarios. Otros programas han tenido que ser modificados o simplemente cancelados.
Menos pobres, más vulnerables
Los críticos del gobierno sandinista denuncian que la naturaleza asistencialista de la mayoría las iniciativas financiadas con el dinero venezolano las hace útiles para ganar elecciones, pero no para lograr una reducción sostenible de la pobreza en un país que, con un PIB per cápita de nada más US$2.151, sigue siendo el segundo más pobre del hemisferio.
¿Pero se puede calificar la década de abundancia que en cierta forma fue el gran regalo de Chávez a Nicaragua como una oportunidad desperdiciada?
A pesar del crecimiento económico, Nicaragua sigue siendo el país más pobre de Centroamérica.
"En Nicaragua se ha reducido la pobreza. La discusión eterna aquí es si se redujo mucho o se redujo poco, pero sin duda ha habido una reducción de la pobreza", le dice a BBC Mundo Juan Sebastián Chamorro.
"Sin embargo, esta reducción se ha traducido en gente que pasó de 'pobre' a 'vulnerable', y estos vulnerables son personas que pueden volver a caer en la pobreza si no tienen un empleo permanente, lo que significa que la situación no está completamente resuelta", explica.
Las cifras oficiales basadas en la última Encuesta de Medición de Nivel de Vida, hablan de una reducción de la tasa de pobreza de 29,6% en 2014 a 24,9% en 2016.
Aunque análisis independientes como el de la Fundación Internacional para el Desafío Económico y Global (FIDEG) —que ubica la línea de pobreza en US$2,50 por día, en lugar de los US$1,75 que utiliza el gobierno— la estimaban en un 40,5% en 2014 y un 39% un año mas tarde.
Significativamente, la organización decidió posponer indefinidamente la presentación de su más reciente Encuesta de Hogares para Medir la Pobreza en Nicaragua —originalmente prevista para agosto de este año— "porque las condiciones no estaban dadas".
La cooperación venezolana ayudó a que la familia gobernante se hiciera con el control de la televisión en Nicaragua.
La decisión del FIDEG fue ampliamente interpretada por analistas y expertos como un resultado de las presiones de un gobierno que no quiere ver minado el discurso oficial sobre reducción de pobreza con cifras poco halagüeñas.
Plata para repartir
En los últimos años, Octavio Enríquez no ha hecho sino acumular premios de periodismo, tanto fuera como dentro de Nicaragua: el Ortega y Gasset, el Rey de España, el Pedro Joaquín Chamorro, el María José Bravo…
Ese último, otorgado por la Universidad Centroamericana de Managua a la mejor investigación periodística del año, fue en realidad el primero de todos. Lo obtuvo en 2010 luego de documentar el crecimiento de la fortuna de un allegado al presidente Ortega gracias a jugosos contratos pagados con dinero público o de la cooperación venezolana.
La cooperación petrolera sobrevivió a Chávez, pero no a la crisis económica venezolana.
Desde entonces, a pesar de las dificultades, este periodista de hablar pausado no ha dejado de seguir el rastro de los dineros de Alba Petróleos de Nicaragua (ALBANISA), la empresa creada para administrar la cooperación petrolera venezolana.
"Ese dinero significó casi US$500 millones anuales, en promedio, fuera del presupuesto. Como periodista el tema me es atractivo porque se trata de recursos extrapresupuestarios que ningún presidente y ningún gobierno había tenido antes a la mano", le dice Enríquez a BBC Mundo.
"Pero seguirle la pista ha sido difícil precisamente por eso, porque no había ninguna institución interesada en fiscalizarlo —pues aquí todos los poderes del Estado están controlados por el ejecutivo— y, tal vez lo más interesante, porque su manejo es un manejo familiar", agrega el experiodista de la revista Confidencial, ahora con el diario La Prensa.
La esposa de Ortega, Rosario Murillo, también es vicepresidente de Nicaragua.
Según Enríquez, la familia gobernante ha utilizado el esquema de cooperación de Venezuela para capitalizar sus empresas, las de sus allegados, y otras en las que los límites entre lo público y lo privado se difuminan en beneficio de los Ortega o el partido de gobierno.
Un ejemplo serían las tres estaciones televisivas actualmente manejadas por hijos de Ortega y la cadena de gasolineras vinculada a la esposa de otro. Pero, según Enríquez, esa solo sería la punta del iceberg.
"Cada uno tiene su esfera de negocios. Vos ves ahí que en Chávez tenían al tío rico y aprovecharon su dinero para capitalizar sus negocios, y eso creó una nueva clase social en el país", le dice a BBC Mundo.
Entre las empresas que se han beneficiado de las obras financiadas por la cooperación venezolana hay muchas de allegados al partido de gobierno.
La familia Ortega no acostumbra comentar sobre el tema, si no es para denunciar los señalamientos como motivados políticamente.
Y todos los esfuerzos de BBC Mundo por obtener una versión oficial sobre el uso de los fondos venezolanos y los otros aspectos abordados en este artículo fueron en vano.
Lo que es evidente, sin embargo, es que muchos simpatizantes sandinistas simplemente no creen en los señalamientos, mientras que a otros el tema simplemente parece no importarles.
"Al menos ellos también hacen cosas por nosotros los pobres, no como los de antes", explica uno de ellos en el barrio Hugo Chávez de Managua.
En el barrio de Chávez
Sí, en Managua también hay un barrio Hugo Chávez.
Ya se llamaba así antes de que empezara a fluir la cooperación venezolana.
Más de 13.000 personas viven en el barrio Hugo Chávez de Managua.
La barriada —un conjunto de casas de diferente calidad, distribuidas en 38 andenes cruzados por dos calles principales, pavimentadas hace solo unos pocos años— nació a inicios del siglo a orillas del lago de Managua como un barrio de invasión fundado por desmovilizados del ejército y la policía.
Una década después ya sumaba más de 13.000 habitantes, en su mayoría simpatizantes sandinistas como evidencian las numerosas banderas rojinegras y pintas como en la que se lee "En Dios confiamos, con la Chayo y Daniel ganamos", una referencia a Ortega y su esposa y vicepresidente, Rosario "Chayo" Murillo.
Rosario Murillo, la poderosa y extravagante mujer de Daniel Ortega que se convirtió en vicepresidenta de Nicaragua
Sus habitantes no se ponen de acuerdo sobre las veces que Chávez los visitó, aprovechando su cercanía al aeropuerto, pero todos recuerdan que el mandatario prometió US$8 millones para transformar el lugar en un barrio modelo, digno ejemplo de la cooperación bolivariana.
Ese sueño tampoco se materializó, pero en la última década mucho cambió por acá y los vecinos siguen profundamente agradecidos al expresidente venezolano.
“Esto era monte, era predio vacío, pasamos años sin luz y sin agua y ahora ya tenemos. También estamos legal”, destaca Karen Pastrán, una vecina del bario.
“Aunque dice todo el mundo que desde que se murió Chávez no hay nada“, lamenta.
Pastrán también deja claro que la comunidad esperaba beneficiarse más de los recursos facilitados por Venezuela.
“Algunos andenes están adoquinados, pero los otros están en el olvido. También hicieron la escuela, pero habían prometido una de dos pisos y esa solo tiene seis aulas”, le dice a BBC Mundo.
Según algunos vecinos del barrio, con la muerte de Chávez se detuvo la ayuda. AFP
Entre las críticas de la mujer —que parece ser uno de los pocos no sandinistas del barrio— también hay una que ha sido constante a los programas sociales financiados con la cooperación venezolana: el uso de criterios políticos para elegir a sus beneficiarios.
“A mí no me han tocado esos proyectos sociales. Algunos hasta casa recibieron, pero a mí ni una lámina de zinc me han dado. Sólo a la gente que anda con ellos le dan“, asegura Pastrán ante la mirada divertida de una vecina que tiene decorada su casa con banderitas sandinistas.
La mujer, sin embargo, prefiere no hablar. Y el temor a ser manipulados por un periodista “extranjero” hace que muchos de los sandinistas del barrio también prefieran quedarse callados o hablar bajo condición de anonimato.
Pero uno de ellos ofrece lo que tal vez sea el resumen más completo de los beneficios de la cooperación venezolana en Nicaragua.
“Mire, la verdad es que con el Gobierno de Unidad y Reconciliación aquí hemos ganado todos“, le dice a BBC Mundo.
“Ha ganado el pueblo, con los programas sociales, han ganado los empresarios, que también están haciendo reales, ¿y qué tiene de malo que también hayan ganado algo los sandinistas y hasta la familia del comandante?”.
El verdadero legado
Ese planteamiento que puede ayudar a entender por qué en las últimas elecciones Ortega terminó imponiéndose con el 72,44% de los votos, cuando una década atrás regresó al poder con un 38%.
Aunque también hay otros factores que explican el abultado margen.
A diferencia de Cuba y Venezuela, en Nicaragua no hay conflicto entre el gobierno y la gran empresa privada. AFP
La oposición insiste en que las cifras de su victoria hay que tomarlas con pinzas dada la ilegalización de algunos partidos y la falta de confianza en el Consejo Supremo Electoral, evidente en el debate sobre el nivel de abstención en las elecciones de noviembre de 2016, que el CSE afirma fue del 31,8% y la oposición más del 70%.
Pero también está claro que la abundancia de dinero de la cooperación venezolana y la “bonanza” propiciada en parte por el auge exportador derivado del esquema petrolero también han ayudado.
La combinación ha ayudado a desmovilizar a numerosos sectores —como el gran empresariado— que en otras circunstancias les habrían plantado cara de forma más decidida al partido de gobierno.
De hecho, ese tal vez sea el mayor legado de Chávez a Nicaragua: un FSLN cada vez más consolidado en un país en el que, hoy por hoy, la mayoría no parece encontrar suficientes razones y alternativas para darle batalla. O que simplemente no quiere arriesgarse.
Aunque un cambio dramático en la situación económica podría modificar las cosas. Y con EE.UU. contemplando sanciones para el gobierno de Ortega, ese escenario no puede descartarse.
Por el momento, sin embargo, las estimaciones del Fondo Monetario apuntan a más crecimiento en el país centroamericano: 4,5% este año y 4,8% el año que viene.
En contraste, según el mismo FMI, la economía de Venezuela se seguirá contrayendo.
La herencia de Chávez parece ser mucho menos polémica en Managua que en Caracas.
El Museo Reina Sofía inaugura una muestra que pone el acento en aquellos colectivos a los que no bastó la finalización del franquismo para conseguir la libertad democrática
Además, repasa la Bienal de Venecia de 1976, una polémica muestra militante de izquierdas que buscaba transformar la historia construida por 40 años de dictadura
A la izquierda: 'Mullereta' (1975), de Jorge Rueda. A la derecha: 'Sí, sí entraremos en el Mercado Común' (1971), de Eduardo Arroyo MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA
Esta semana se celebran 40 años de la Constitución Española y, como consecuencia, de una Transición que todavía hoy se encuentra sujeta a debate. Por un lado, están quienes consideran que fue una " lección de convivencia y libertad". Por otro, los que, aun reconociendo el avance con respecto al anterior régimen, critican un pacto que, entre otras cosas, "negó la posibilidad de elegir la forma de Estado".
La Carta Magna no trajo el consenso total, y reflejo de ello es la exposición Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición disponible en el Museo Reina Sofía hasta el 29 de noviembre de 2019, la cual tiene el objetivo de reivindicar el arte que a lo largo de la historia ha sido discriminado por chocar con el orden establecido.
Concretamente, la muestra recorre dos acontecimientos: la polémica Bienal de Venecia de 1976, la cual llegó a ser conocida como la "Bienal Roja", y el surgimiento de la subcultura urbana en España a mediados de los 70, aquella que nació en cafés, barrios y asambleas. Recopilan así hasta 250 obras que surgieron junto a las demandas civiles por una justicia social en construcción.
De hecho, la muestra comienza con una recreación de la ya mencionada Bienal de Venecia, considerada como una ventana a artistas de la talla de Picasso, Renau o Miró, los cuales habían estado silenciados por el régimen. Nacía entonces una cultura nueva, pero también desconocida.
'La vigilancia de la ciudad debe de estar asegurada por la Guardia Popular Antifascista / Cartel Guerra Civil, 21, 1936-1937 MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA
Este proyecto artístico fue apoyado por Carlo Ripa, el director de la Bienal, y el pintor Eduardo Arroyo, miembro de la Comisión de Artes Visuales del encuentro. No obstante, la controversia llegó cuando decidieron dejar fuera de la muestra a numerosos artistas nacionales para optar por una galería militante de izquierdas bajo el lema España. Vanguardia artística y realidad social (1936-1976).
El objetivo era desmontar el relato oficial construido por 40 años de dictadura y dar a conocer a quienes habían desarrollado su carrera contra el régimen, pero obviaron a artistas como Rafael Alberti, Vicente Aguilera Cerni o José María Moreno Galván. A falta de una asamblea abierta para decidir cuál iba a ser la representación española, más de cien intelectuales y artistas llegaron a firmar un manifiesto para proponer una participación alternativa.
Como se muestra en una gran foto justo al entrar en la exposición del Reina Sofía, España ni siquiera contó con una invitación formal a la Bienal y su pabellón original permaneció cerrado. Aun así, no solo consiguieron exponer las piezas, sino colaborar en programas organizados en paralelo a la cita: música, cine, poesía y representaciones de compañías teatrales de compañías españolas como Els Joglars o Tábano.
'Sueño y mentira de Franco I' (1937), de Pablo Picasso MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA
Entre las obras presentes se encuentra Sueño y mentira de Franco, una serie de viñetas creadas por Picasso en el 37 estrechamente relacionadas con el cuadro deGuernica que denuncian la crueldad de la Guerra Civil y de Francisco Franco. También se recuperan carteles del Ejército Popular de la República o la llamada Guardia Popular Antifascista, un grupo ideado para combatir el golpe del 36.
España buscó ayuda en el exterior, una ayuda que nunca llegó. Así lo manifiestan obras como Ayudar a España, un cartel creado por Joan Miró que fue convertido en sellos para sensibilizar a los ciudadanos franceses y conseguir donaciones destinadas a combatir el fascismo.
'Aidez l'Espagne (Ayudad a España)', 1937, de Joan Miró MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA
Las barreras de la libertad
La segunda parte de la exposición es la centrada en las corrientes contraculturales que, aunque ya existían durante la dictadura, no fueron visibles hasta la llegada de una Transición a la que también cuestionaron. Fue una movilización ciudadana cultivada a través de asociaciones de barrio, conciertos o fanzines. La calle había cambiado de dueño, y la cultura era la muestra.
Precisamente por ello, este bloque comienza con la película La Cabina, de Antonio Mercero, en la que se puede ver al actor José Luis López Vázquez intentando escapar de una cabina de teléfono en la que se encuentra encerrado y que lleva por título La crisis de la masculinidad. A esta le siguen otros largometrajes comoDeprisa, deprisa, de Carlos Saura o Entre tinieblas, de Pedro Almodóvar, que sirvieron de vehículos para explorar las esperanzas propias de este periodo.
Quizá, el espacio denominado La calle es nuestra, estética de la protesta sea el más interesante de la exposición. Ya fuera a través de marchas callejeras o de fotografías, España se convirtió en la pasarela de unas manifestaciones públicas que llevaban incubándose durante décadas. Algunas, de hecho, son precursoras de lo que actualmente sigue combatiéndose, como es el caso de las marchas para los derechos de la mujer.
"Las mujeres, la segunda ola del feminismo y la juventud son quienes mejor encarnan este espíritu rupturista que supuso la contracultura", explicó una de las comisarias durante la presentación. Así se puede comprobar a través de documentos que recuerdan agrupaciones como artículos LaSal, un bar-biblioteca feminista inaugurado en la Barcelona del 78 dedicado a romper tabúes y reflexionar sobre el papel de la mujer. "Hablemos de la sexualidad, un pilar fundamental de nuestra opresión", recoge un llamamiento escrito a mano por el colectivo.
Manifestación de 1977 organizada por la Coordinadora Feminista para pedir amnistía para los delitos de la mujer con el lema 'Para Navidad todas en casa' PILAR AYMERICH PUIG | MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA
Asimismo, se exponen varios libros de Cuadernos inacabados, una publicación que daba voz a grandes voces del siglo XX para tratar temas femeninos hasta entonces silenciados, como la masturbación o la regla. Aparece incluso un tomo, llamadoLas, los, les (lis,lus), que trata una cuestión de rigurosa actualidad: la masculinidad reafirmada a través de la norma del lenguaje.
La muestra acaba con un recorrido en torno al Referéndum de 1978. Pero, frente a lo que cabría esperar, no se trata de un viaje desde la dictadura hasta la libertad. El verdadero punto final lo marca un tema escrito ese mismo año en la revista Ajoblanco que analiza de forma crítica cada artículo aprobado en la Constitución.
"Es rígida en el sentido de que recoge solo un determinado modelo económico social y político" o "seremos libres de lo que nos cuenten lo que quiera" son solo algunas de las frases que se pueden leer en el texto. Así continúa con la Iglesia, la monarquía o incluso el matrimonio entre "hombre y mujer" que recoge el artículo 32. Porque, como denuncia el texto, "convierte en marginados a quienes no defienden esas alternativas".