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martes, diciembre 31, 2024

¡Feliz y combativo año 2025!



 




La propaganda de guerra y la caída de Siria

 

Publicado por MLToday | 23 de diciembre de 2024 | Otras publicaciones destacadas | 0


Por Margaret Kimberley , editora ejecutiva y columnista principal de BAR

Informe de la Agenda Negra del 11 de diciembre de 2024 

 

Una sucesión de presidentes estadounidenses se han comprometido a cambiar el régimen en Siria. Ese objetivo, largamente acariciado, se ha logrado en parte mediante una sostenida campaña de propaganda bélica.

“AQ [Al Qaeda] está de nuestro lado en Siria”.
Mensaje de correo electrónico de 2012 del asesor principal de políticas Jake Sullivan a la secretaria de Estado Hillary Clinton

La rápida caída del gobierno de la República Árabe Siria fue a la vez un shock y una catástrofe para esa región y para el mundo. Era incomprensible que el Estado que había resistido un ataque sostenido desde 2011 por parte de Estados Unidos, Israel, Turquía y otros miembros de la OTAN, y de estados monarcas del Golfo como Arabia Saudita, se derrumbara tan rápidamente. La derrota fue política, no militar. Sorprendentemente, hubo muy pocos combates reales en el campo de batalla.

Rusia, el aliado más poderoso de Siria, está involucrado en Ucrania, mientras que Turquía, la némesis de Siria, jugó un juego de dos caras al trabajar con sus aliados de la OTAN mientras afirmaba estar negociando de buena fe con Rusia. Seguramente aún habrá más detalles por venir, pero la traición y el compromiso de Estados Unidos de buscar la hegemonía ganaron la partida y el Eje de la Resistencia, ahora representado sólo por Irán, recibió un duro golpe. El proyecto de un Gran Israel es una realidad y las Fuerzas de Defensa de Israel han destruido la fuerza aérea y la marina de Siria mientras los soldados del Ejército Árabe Sirio huyeron para no arriesgarse a ser capturados por los yihadistas que ahora han invadido ese país.

Siria fue víctima de un complot estadounidense para cambiar el régimen que comenzó en 2011 y que fue llevado a cabo por sucesivos gobiernos con la ayuda de la colusión con los medios de comunicación. Estados Unidos tenía el apoyo para cualquier acto que quisiera llevar a cabo contra Siria debido a un esfuerzo sostenido de propaganda de guerra. Ese esfuerzo continuó hasta el último momento antes de que el gobierno cayera.

Después de que el gobierno de Barack Obama logró destruir el Estado de Libia y matar a su presidente con la ayuda de agentes yihadistas, dirigió su atención hacia Siria en un intento de replicar ese complot. Los medios corporativos ayudaron con un redoble de condena contra el presidente sirio Bashar al-Assad. El país, con una larga historia de apoyo a dictadores y tiranos, declaró que Assad era un asesino, un dictador y un carnicero. Su producción propagandística incluyó términos recién creados como “bombas de barril” y un nuevo epíteto contra cualquiera que hablara en contra de su proyecto de cambio de régimen, a quienes se tildaba de “asadistas”.

Se utilizaron todos los instrumentos de propaganda de guerra, incluidas las afirmaciones de que Assad estaba utilizando armas químicas contra su pueblo. En un esfuerzo inútil por poner fin a esas acusaciones, en 2013 el gobierno ruso ayudó a los sirios a destruir sus arsenales de armas químicas , pero sin éxito. Las acusaciones continuaron sin ninguna prueba. Siria incluso fue acusada de utilizar armas químicas el mismo día en que llegaron los inspectores de las Naciones Unidas en 2013.

La acusación de armas químicas se utilizó una y otra vez y cada vez la versión de los hechos desafiaba la credibilidad. En 2018, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido declararon que emprenderían acciones militares contra Siria si se producían ataques con armas químicas. Como un reloj, el 7 de abril de ese año, 40 civiles fueron asesinados en la ciudad de Duma y se informó de que el gobierno sirio había arrojado armas químicas sobre el edificio donde se produjeron los asesinatos. Pero un inspector de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) puso en duda esa versión de los hechos. Un documento filtrado afirmaba: “…hay una mayor probabilidad de que ambos cilindros se colocaran manualmente en ambos lugares en lugar de ser lanzados por avión”. El denunciante desapareció de los relatos de los medios corporativos, mientras que la explicación más probable de que los civiles fueron secuestrados y asesinados por agentes estadounidenses se perdió en el olvido.

Pensemos en la extraña cronología de los acontecimientos de ese año. El 4 de marzo, un ex agente doble ruso, Sergei Skripal, y su hija fueron envenenados con un agente químico en Gran Bretaña. El gobierno británico culpa a Rusia, que no tiene motivos para hacer daño a un ex espía que intercambiaron ocho años antes. El gobernante de facto de Arabia Saudita, el príncipe heredero Mohammed bin Salman, llegó a Londres para una visita oficial el 7 de marzo. El 12 de marzo, el presidente francés, Emmanuel Macron, declaró que Francia atacaría Siria si se utilizan allí armas químicas. Al día siguiente, el ejército ruso afirma tener pruebas de que se llevará a cabo un ataque químico contra civiles sirios como pretexto para la guerra. El 16 de marzo, Francia advirtió a los periodistas franceses que abandonaran Siria. Mohammed bin Salman viajó a Washington el 19 de marzo. El 8 de abril, el príncipe conocido como MBS fue a París para otra visita oficial. Ese día, grupos yihadistas financiados por Arabia Saudita y los Cascos Blancos, que fueron creados por un oficial de inteligencia británico, informaron de que se había producido un ataque con armas químicas en la ciudad de Duma. El 14 de abril, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña se unieron en un ataque con misiles contra Siria.

Tal como lo habían hecho desde 2011, los medios de comunicación estadounidenses desempeñaron un papel importante en el apoyo a la política exterior estadounidense mientras se preparaban los golpes finales. La CNN informó con picardía: “Cómo el líder rebelde de Siria pasó de yihadista radical a un 'revolucionario' con chaqueta”. Abu Mohammed al-Jolani ya no es llamado líder “yihadista radical” de Hayat Tahrir Al Sham (HTS) porque la CNN y el resto de los medios occidentales orquestaron la transformación. No entrevistaron a al-Jolani en años anteriores, pero él y sus manejadores ahora han sido entrenados en cómo se juega el juego. “Creo que todos en la vida pasan por fases y experiencias... A medida que creces, aprendes y continúas aprendiendo hasta el último día de tu vida”. Es fácil crecer y aprender con la ayuda de los creadores de imágenes de los medios. La CNN no fue la única que ofreció una mano mientras se comportaba como un espectador inocente. La British Broadcasting Corporation también fue parte de la farsa con lo que era esencialmente el mismo titular utilizado por la CNN. “ De líder yihadista sirio a político rebelde: cómo Abu Mohammed al-Jolani se reinventó”. La reinvención es fácil cuando los medios corporativos ofrecen una mano amiga.

Al-Jolani fue buscado por Estados Unidos en 2017. El Departamento de Estado anunció una recompensa de hasta 10 millones de dólares por su captura. “ Seguimos comprometidos a llevar a las figuras principales de AQS en HTS ante la justicia”. Ese anuncio de la primera administración de Donald Trump también fue falso. Barack Obama, la secretaria de Estado Hillary Clinton y su sucesor John Kerry sabían muy bien que sus representantes eran miembros de ISIS y de Al Qaeda.

El uso de yihadistas como intermediarios tiene una larga e innoble historia. En 1993, el periódico británico The Independent entrevistó a Osama bin Laden, a quien calificó de “guerrero antisoviético” que utilizaba sus ejércitos con fines pacíficos. El hombre que menos de diez años después planearía los ataques del 11 de septiembre de 2001 y se convertiría en un villano odiado, había sido, de hecho, un aliado occidental en la lucha contra la Unión Soviética en Afganistán desde los días de la administración de Jimmy Carter.

Después de muchos intentos fallidos, se ha dado el golpe de gracia : el pueblo sirio, que sobrevivió a la guerra o se vio obligado a refugiarse en todo el mundo, está ahora gobernado por numerosos grupos de yihadistas en guerra. Estados Unidos ha obtenido una victoria decisiva e Israel ha ampliado inmediatamente su ocupación de Siria.

Antes de que se conozcan los detalles de este cambio de situación, es importante señalar lo que ya se sabe. Occidente y sus agentes en la región de Asia occidental han conspirado para apoderarse de Siria durante muchos años y han utilizado la propaganda de guerra como una de sus armas. Seguirán haciéndolo mientras trabajan para consolidar su maliciosa pero exitosa obra.

 

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Cómo Lenin se convirtió en el Papá Noel soviético (FOTOS)

 

Cómo Lenin se convirtió en el Papá Noel soviético (FOTOS)
Foto de archivo
Tras la revolución, los bolcheviques cancelaron las celebraciones navideñas, pero siguió habiendo árboles de Navidad para los niños, donde el líder de la revolución ‘repartía’ regalos.

 

Cómo Lenin se convirtió en el Papá Noel soviético (FOTOS)
Foto de archivo

En la cultura soviética había toda una corriente: la Leniniana. Se trataba de un corpus de diversas obras de arte, cuyo protagonista era Vladímir Lenin: pinturas, carteles, ilustraciones, esculturas y monumentos (que aún se conservan en muchas ciudades rusas).

Cómo Lenin se convirtió en el Papá Noel soviético (FOTOS)
Foto de archivo

También se dedicó una serie de carteles y postales al tema de “Lenin en el árbol de Navidad”.

Cómo Lenin se convirtió en el Papá Noel soviético (FOTOS)
Foto de archivo

En 1918, los bolcheviques anularon la Navidad como fiesta religiosa. Después, prohibieron la tradición “burguesa” de decorar árboles de Navidad (sólo se recuperó bajo Stalin, en 1935).

Cómo Lenin se convirtió en el Papá Noel soviético (FOTOS)
Foto de archivo

Pero el bondadoso “abuelo Lenin” no podía dejar a los niños sin regalos. La mitificación del líder también comenzó en los temas de Año Nuevo.

Cómo Lenin se convirtió en el Papá Noel soviético (FOTOS)
Foto de archivo

El escritor bolchevique Vladímir Bonch-Bruevich describió cómo en plena Guerra Civil, en el frío y hambriento año de 1919, Lenin ordenó hacer fiestas para los niños.

Cómo Lenin se convirtió en el Papá Noel soviético (FOTOS)
Foto de archivo

“Traed galletas de jengibre, caramelos, pan, petardos, juguetes, e iremos mañana por la tarde a la escuela a visitar a Nadia [Krúpskaya, esposa de Lenin - RB]. Haremos una fiesta para los niños, y aquí hay dinero para los gastos”.

Cómo Lenin se convirtió en el Papá Noel soviético (FOTOS)
Foto de archivo

Según la versión del escritor, Lenin jugó con los niños, dirigió bailes circulares alrededor del árbol de Navidad, los agasajó con dulces y bebió té con ellos. “Vladímir Ilich apreciaba mucho a los niños, y los niños lo sentían”.

Cómo Lenin se convirtió en el Papá Noel soviético (FOTOS)
Foto de archivo

Un “remake” artístico de las memorias de Bonch-Bruevich fue el libro Árbol de Navidad en Sokolniki de Alexander Kononov. Las ilustraciones de estas obras dieron lugar al tema de “Lenin en el árbol de Navidad”.

Cómo Lenin se convirtió en el Papá Noel soviético (FOTOS)

Estas iglesias fueron construidas en la atea URSS (Fotos)


Historia

10 abril 2023

Alexandra Gúzeva

Administración municipal de Abazi; Iván Shaguin/MAMM/MDF

En época soviética, muchas iglesias fueron destruidas o convertidas en almacenes, pero hubo casos en que esas mismas autoridades comunistas permitieron la construcción de nuevas iglesias. ¿Cómo y por qué ocurrió eso?

Las autoridades soviéticas fueron conocidas por su feroz lucha contra la religiosidad: Lenin y Stalin estaban construyendo un Estado absolutamente laico. Los monasterios y conventos fueron cerrados y convertidos en prisiones; las iglesias fueron voladas o adaptadas a las necesidades económicas.

Sin embargo, la construcción de la iglesia de San Nicolás, cerca de Tverskáia Zastava (en la foto de arriba), casi en el corazón de Moscú, finalizó en 1921. Los bolcheviques debían de estar entonces demasiado preocupados por la Guerra Civil, y la iglesia permaneció abierta hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

En la segunda mitad de la década de 1920 se construyeron varias iglesias de madera en las regiones de Pskov, Vladímir y Arcángel. Muchas se cerraron posteriormente como lugares de culto, pero sus edificios han sobrevivido hasta nuestros días.

Iglesia de Santa Paraskeva en Velikodvorie, región de Vladímir, construida en 1924.

Administración de Velikodvorie

Iglesia de los Santos Flor y Lavr en Jrédino, región de Pskov, construida en 1925.

Google Maps

Esta iglesia (en la foto de abajo), construida en 1872 por el famoso arquitecto Nikolái Shojin, se conservó probablemente porque la consideraron demasiado hermosa para demolerla. El pueblo de Liublinó, en la región de Moscú (ahora un distrito de la ciudad de Moscú llamado Liublinó), donde se encontraba la iglesia, se convirtió en el emplazamiento de una fundición y una planta mecánica.

Por ello, en 1927 la iglesia fue trasladada lejos de Moscú y montada de nuevo en el pueblo de Rizhiovo, también en la región de Moscú.

Iglesia de la Presentación de la Virgen en el Templo, Rizhiovo, región de Moscú, construida originalmente en 1872 y trasladada aquí en 1927.

Mijaíll Ilyin (CC BY-SA 3.0)

En la década de 1930 no se construyeron nuevas iglesias, y las existentes fueron objeto de una campaña de persecución: sus cúpulas y campanas fueron desmontadas y fundidas para convertirlas en munición, y sus objetos sagrados fueron destruidos. Los sacerdotes eran asesinados o enviados a campos de prisioneros por las autoridades bolcheviques, y sus hijos tenían que ocultar sus orígenes, pues de lo contrario también podían ser condenados y exiliados como familiares de “enemigos del pueblo”. En la década de los 30, más de 100.000 personas fueron condenadas por tener relación con la Iglesia.

¿Qué cambió?

Stalin fue uno de los enemigos más implacables de la religión, y bajo su mandato se voló la catedral original de Cristo Salvador de Moscú y se cerraron miles de iglesias y monasterios. Sin embargo, como alguien que estudió en un seminario, Stalin comprendía lo importante que era la religión para la gente y puede que él mismo fuera creyente, nadie puede asegurar lo contrario. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, rehabilitó la Iglesia ortodoxa rusa, permitiendo los servicios de Pascua y las procesiones de la cruz, e incluso reabrió algunas iglesias.

La mayoría de los historiadores creen que sus acciones estuvieron motivadas por el pragmatismo: la medida pretendía levantar la moral de la población durante la guerra. En 1943, Stalin incluso se reunió con líderes religiosos. En esa reunión se eligió un Patriarca y se llegó a un acuerdo de cooperación entre la Iglesia y el gobierno soviético.

Ya en 1944 se aprobó la construcción de la iglesia de San Simeón de Verjoturie en la ciudad de Saraktash, en la región de Orenburgo. Pronto se formó allí una comunidad religiosa. En la década de 1960, la iglesia se cerró, pero en la década de 2000 se construyó en su lugar una nueva catedral de la Santísima Trinidad.

Nueva catedral de la Santísima Trinidad construida en el lugar de la iglesia de San Simeón de Verjoturie, Saraktash, región de Orenburgo.

Azmánova Natalia (CC BY-SA 4.0)

Después de la guerra, se construyeron varias iglesias más en la URSS, aunque sólo en provincias. Por ejemplo, en 1946 se erigieron dos en la ciudad industrial de Magnitogorsk, en los Urales.

Iglesia del Arcángel Miguel en Magnitogorsk, construida en 1946.

Google Maps

Iglesia de San Nicolás en Magnitogorsk, construida en 1946.

Google Maps

Iglesia de San Nicolás en Minerálniye Vodi, Cáucaso, construida en 1950.

Dominio público

También se construyeron iglesias en Asia Central y Kazajistán, adonde se trasladó a gente de toda la URSS.

Catedral de la Resurrección en Bishkek, actual Kirguistán, construida en 1944-47.

Petar Milosevic (CC BY-SA 3.0)

Catedral de San Nicolás en Dusambé, actual Tayikistán, construida en 1943.

AryanSogd (CC BY-SA 3.0)

Deshielo político y tensiones entre el Estado y la Iglesia

Tras denunciar el culto a la personalidad de Stalin, el líder soviético Nikita Jrushchov decidió luchar contra todos los demás “cultos”, entre los que consideraba la religión. En un esfuerzo por volver a la doctrina original de Lenin, decidió volver a “apretar las tuercas” en el ámbito religioso: se volvieron a cerrar iglesias y los sacerdotes fueron vigilados de cerca por el KGB. Jrushchov también presionó a los líderes religiosos de las distintas confesiones para prohibir a los creyentes peregrinar a los lugares sagrados. Muchos edificios religiosos fueron entregados a organizaciones culturales laicas. En 1964 se creó un Instituto de Ateísmo Científico, mientras que comisiones estatales especiales se ocupaban de los asuntos de los creyentes.

Aun así, se construyeron nuevas iglesias en el país, incluidas aquellas cuya construcción fue sancionada cuando Stalin aún vivía.

Iglesia de la Transfiguración en Yákino, República de Komi, construida en 1956.

Alexánder Tókarev

Catedral del Arcángel Miguel en Karagandá, actual Kazajistán, construida en 1946-54.

Yandex Maps

En 1956, los feligreses de Moscú recaudaron dinero y construyeron ellos mismos una nueva iglesia de madera para sustituir a otra que se había incendiado.

Iglesia de San Nicolás en Biriuliovo, Moscú, construida en 1956.

A.Savin (CC BY-SA 3.0)

Dada la dura política de las autoridades, la construcción de nuevas iglesias dependía a menudo de la comunidad religiosa local y de la personalidad del obispo local. Por ejemplo, Yermoguén Gólubev, arzobispo de Tashkent y Asia Central en 1953-60, recurrió a una estratagema y, tras recibir permiso para restaurar una antigua iglesia en Tashkent, comenzó rápidamente a reconstruirla y ampliarla. Antes de que las autoridades se dieran cuenta, la nueva catedral estaba lista.

Catedral de la Asunción de Tashkent, actual Uzbekistán, construida en 1958.

GOL os (CC BY-SA 3.0)

Utilizando la misma táctica, Yermoguén consiguió construir iglesias en varias otras ciudades de Asia Central. Sin embargo, pronto fue destituido de su cargo por sospechas de sentimiento antisoviético (en la década de 1930 había servido casi 10 años en los campos).

Una nueva fase en las relaciones

Cuando Leonid Brézhnev llegó al poder, suavizó la dura política de Jrushchov hacia la Iglesia y decidió utilizarla en su beneficio. Permitió que se devolvieran las iglesias a los creyentes y legalizó los ritos eclesiásticos durante los funerales y el uso de símbolos religiosos en las tumbas.

Iglesia de la Protección de la Santísima Virgen en Prokópievsk, región de Kémerovo, reconstruida en 1979-1983 a partir de una casa de oración.

Dmitri Korobéinikov/Sputnik

Sin embargo, bajo Brézhnev las relaciones con la Iglesia se vieron empañadas por la lucha de las autoridades contra los disidentes. Se obligaba a los sacerdotes a cooperar con los servicios de seguridad y a romper el secreto de confesión. Además, los sacerdotes eran vigilados de cerca por su dudosa lealtad al régimen.

Iglesia del Arcángel Miguel en Novokuznetsk, construida en 1975.

Yandex Maps

Al mismo tiempo, se concedían permisos para ampliar, completar e incluso, si era necesario, construir nuevas iglesias. Así, en los años setenta y principios de los ochenta, se construyeron varias iglesias nuevas en distintas ciudades de la URSS.

Iglesia de la Ascensión de Nuestro Señor en Belovo, región de Kémerovo, reconstruida en 1974-76 a partir de una pequeña casa de oración de 1946.

Google Maps

Iglesia de la Anunciación en Abaza, República de Jakasia, construida en 1980.

Administración de Abaz

Durante la perestroika de Gorbachov, se revisó la política religiosa del Estado y, desde finales de la década de 1980, se devolvieron a los creyentes las iglesias previamente cerradas. En 1990 se aprobó una ley de libertad religiosa.


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jueves, diciembre 26, 2024

Marchamos para decir al gobierno de Estados Unidos ¡Dejen a Cuba vivir en paz!.


 Discurso del Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez en la Marcha del Pueblo Combatiente, para exigir el fin del bloqueo y de la permanencia de Cuba en la lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo.

Discurso del Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez en la Marcha del Pueblo Combatiente, para exigir el fin del bloqueo y de la permanencia de Cuba en la lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo.

La Operación Pedro Pan



El 26 de diciembre de 1960, una operación clandestina y despiadada comenzó a tejer una cicatriz profunda en la historia cubano-americana: la Operación Pedro Pan, también conocida como Operación Peter Pan. Durante más de dos años, hasta el 23 de octubre de 1962, más de 14,000 niños cubanos fueron enviados solos a Estados Unidos, en una de las operaciones de guerra psicológica más siniestras de la CIA contra la Revolución Cubana.


Detrás de la fachada de una iniciativa humanitaria se ocultaba una estrategia cuidadosamente orquestada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para debilitar al gobierno revolucionario. La campaña de desinformación, que explotaba los temores de los padres ante un supuesto proceso de pérdida de patria potestad y la amenaza de "adoctrinamiento comunista", sembró el terror en la sociedad cubana. La promesa de una vida mejor en Estados Unidos, solapada por una campaña de propaganda, se convirtió en un gancho irresistible para familias desesperadas.

Monseñor Bryan O. Walsh, de la Iglesia Católica, jugó un papel crucial en esta operación, facilitando la salida de los menores y convirtiéndose en un actor clave en la maquinaria de la CIA. La financiación estadounidense, cuidadosamente disimulada, lubricó la maquinaria de esta operación que separó familias y dejó una huella imborrable en la psique de miles de niños.

La llegada a Estados Unidos no siempre significó un final feliz. Mientras algunos niños fueron recibidos por familiares, muchos otros se encontraron solos y desprotegidos en campos de refugiados improvisados en diferentes partes del país. La experiencia dejó una marca indeleble en la vida de estos menores, quienes, en muchos casos, nunca más volvieron a ver a sus padres.

La Operación Pedro Pan no fue una simple huida, sino un acto forzado, producto de una campaña de manipulación y terror dirigida por la CIA. Más que un éxodo, fue una separación forzada que dejó un vacío irreparable en la vida de miles de familias cubanas. La historia de la Operación Pedro Pan es una sombría lección sobre las consecuencias de la guerra psicológica y la manipulación política, un doloroso capítulo que persiste en la memoria colectiva de Cuba y la diáspora cubana, recordando una época en la que el miedo se usó como arma para fracturar una nación. Su legado exige una reflexión profunda sobre el costo humano de las guerras encubiertas y la manipulación Mediática

✍️ La Operación Pedro Pan

El 26 de diciembre de 1960, una operación clandestina y despiadada comenzó a tejer una cicatriz profunda en la historia cubano-americana: la Operación Pedro Pan, también conocida como Operación Peter Pan. Durante más de dos años, hasta el 23 de octubre de 1962, más de 14,000 niños cubanos fueron enviados solos a Estados Unidos, en una de las operaciones de guerra psicológica más siniestras de la CIA contra la Revolución Cubana.

Detrás de la fachada de una iniciativa humanitaria se ocultaba una estrategia cuidadosamente orquestada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para debilitar al gobierno revolucionario. La campaña de desinformación, que explotaba los temores de los padres ante un supuesto proceso de pérdida de patria potestad y la amenaza de "adoctrinamiento comunista", sembró el terror en la sociedad cubana. La promesa de una vida mejor en Estados Unidos, solapada por una campaña de propaganda, se convirtió en un gancho irresistible para familias desesperadas.

Monseñor Bryan O. Walsh, de la Iglesia Católica, jugó un papel crucial en esta operación, facilitando la salida de los menores y convirtiéndose en un actor clave en la maquinaria de la CIA. La financiación estadounidense, cuidadosamente disimulada, lubricó la maquinaria de esta operación que separó familias y dejó una huella imborrable en la psique de miles de niños.

La llegada a Estados Unidos no siempre significó un final feliz. Mientras algunos niños fueron recibidos por familiares, muchos otros se encontraron solos y desprotegidos en campos de refugiados improvisados en diferentes partes del país. La experiencia dejó una marca indeleble en la vida de estos menores, quienes, en muchos casos, nunca más volvieron a ver a sus padres.

La Operación Pedro Pan no fue una simple huida, sino un acto forzado, producto de una campaña de manipulación y terror dirigida por la CIA. Más que un éxodo, fue una separación forzada que dejó un vacío irreparable en la vida de miles de familias cubanas. La historia de la Operación Pedro Pan es una sombría lección sobre las consecuencias de la guerra psicológica y la manipulación política, un doloroso capítulo que persiste en la memoria colectiva de Cuba y la diáspora cubana, recordando una época en la que el miedo se usó como arma para fracturar una nación. Su legado exige una reflexión profunda sobre el costo humano de las guerras encubiertas y la manipulación Mediática

✍️ Henry Omar Pérez

viernes, diciembre 20, 2024

Historia de un complot

Periódico burgues reconociendo que fue un golpe de estado.

La Nacion

Después del entusiasmo tras la caída del dictador rumano, cada vez más gente rechaza la palabra "revolución" y prefiere "golpe de Estado". En tanto, un pacto de silencio une a los conspiradores, hoy destacados líderes políticos.

24 de enero de 1999

Actualizado el 26 de junio de 2020

BUCAREST.- EL sol de una tarde de invierno baña en una tenue luz rosada las calles de Bucarest, cubiertas de hielo y barro. Del mismo modo, la frustración de un presente de incertidumbre tiñe de rosa el pasado de Rumania. El comunismo, razonan muchos, aseguraba una pobreza digna y llevadera. Nicolae Ceausescu, el conducator (jefe, en rumano), era, pocos lo niegan, un déspota corrupto, pero con él en el poder todos tenían trabajo.

Nicolae Ceausescu y su esposa Elena, durante el juicio a ambos en 1990 | Cordon Press

Durante muchos años, Ceausescu mantuvo la capital y el país entero en penumbras como parte de su severo plan de racionamiento, para cancelar la deuda externa de diez mil millones de dólares -lo logró en 1989, poco antes de su ejecución- y derivar recursos para financiar sus extravagantes proyectos urbanísticos, que contribuyeron a devastar la economía nacional y arruinar el tejido social de Bucarest.

"Me dio lástima que lo mataran -dice Alina Voicu en alusión a la ejecución del dictador y su odiada esposa, Elena, tras el juicio sumario que siguió a la revolución que lo derrocó el 23 de diciembre de 1989-. "Además -sigue-, lo liquidaron para que no hablara y comprometiera a quienes lo destituyeron: todos eran comunistas".

La nostalgia no es amiga de la verdad. Alina Voicu, empero, no es la única rumana que sospecha sobre los acontecimientos que precipitaron el fin del régimen comunista.

"Después del entusiasmo inicial que caracterizó el momento inmediatamente posterior a la revolución, que terminó con el proceso del matrimonio Ceausescu, son cada vez más los que rechazan la palabra revolución, y prefieren algunos de los siguientes términos: golpe de Estado, Gran Engaño, Gran Pueblada, Gran Mascarada de diciembre de 1989", señala Ion Cristoiu, director de Cotidianul, uno de los diarios más prestigiosos del país.

El polvorín

Tras el colapso del muro de Berlín, el 5 de noviembre de 1989, la Cortina de Hierro se desflecó por sí sola. Hungría, Alemania Oriental, Checoslovaquia, Polonia y hasta Bulgaria, gobernada con mano de hierro(sic) por Todor Zhivkov desde 1954, se desembarazaron natural y pacíficamente de sus regímenes socialistas, como la serpiente que deja caer su piel ya vieja(sic). Rumania era el último bastión comunista, y dos factores hacían impredecible el desenlace.

Por un lado, desde que asumió el poder en 1965, Ceausescu había eliminado o neutralizado a sus adversarios políticos, a la vez que, en la opinión de muchos rumanos, sentaba las bases de un gobierno nepótico apoyado principalmente en su esposa Elena, de origen gitano. "Ello hizo que la brecha entre Rumania y los otros países del propio bloque oriental fuera tan grande -dice Varuyan Vosganyan, jefe del Partido Alternativa Rumana, liberal, y líder político más joven del país-. Acá no tuvimos el equivalente a Solidaridad en Polonia o a Charter 77 en Checoslovaquia, por eso no se formaron cuadros dirigentes en la disidencia".

Por otro lado, el conducator había logrado establecer una mayor autodeterminación, tanto en el plano interno como en la política exterior, relativamente independiente de la que dictaba la Unión Soviética a los países satélites de Europa Oriental. El Kremlin carecía en Bucarest de hombres leales que pudieran sustituir a Ceausescu por otro líder más afín al espíritu reformista del entonces líder soviético Mikhail Gorbachov y su discurso de la "casa común europea", que proclamaba la necesidad de superar la división Este-Oeste de la Guerra Fría.

Anuladas las vías de un golpe de Estado pacífico, las probabilidades de una revolución sangrienta eran, naturalmente, mayores. Nadie, sin embargo, hubiera podido anticipar dónde estaba el alfiler que iba a reventar el globo.

El 15 de diciembre de 1989, el padre Lászlo Tökés, de confesión protestante, criticó duramente al dictador desde el púlpito de su iglesia húngara en Timisoara, Transilvania. Al día siguiente, una multitud se agrupó frente a la casa del pastor Tökés para protestar contra la decisión de la Iglesia Reformada de Rumania de removerlo de su puesto.

Cuando algunos manifestantes ocuparon la sede del Partido Comunista en Timisoara y arrojaron retratos de Ceausescu por la ventana, el ejército resolvió usar tanques y carros de asalto para despejar la escena. El Comité Ejecutivo Político consideró que los militares habían actuado con "excesiva suavidad" y ordenó que las fuerzas de seguridad usaran balas reales en la represión. Las muertes de los primeros civiles precipitaron un acontecimiento crucial: el ejército en Timisoara tomó el bando de los manifestantes.

El 20 de diciembre de 1989, Ceausescu regresó a su país tras una visita oficial a Irán.

Al día siguiente de llegar de Teherán el dictador decidió dar un discurso desde el palacio del Comité Central en Bucarest para exaltar la acción militar contra los "terroristas" de Timisoara.

Las fábricas de la capital y sus alrededores enviaron a sus obreros más leales al partido para escuchar las palabras del conducator . Pero tan pronto como llegaron, se les dijo que Ceausescu había cancelado su discurso y que podían ir a sus hogares. Aquí comenzó a asomar en forma ostensible la conspiración.

Al poco tiempo de haber sido despachados a sus casas los trabajadores comunistas, se confirmó que después de todo, Ceausescu iba a hablar al mediodía. Perplejos, los directores de las fábricas tuvieron que ser menos selectivos con las lealtades partidarias de los grupos que enviaron a la plaza, en su esfuerzo por reunir los números de hombres solicitados.

Ceausescu comenzó su arenga, pero al poco tiempo titubeó. No podía dar crédito a los abucheos e insultos de jóvenes que eran contenidos por un cordón policial. Alentado por su esposa, empero, siguió hablando mientras las fuerzas de seguridad intentaban controlar el caos que se desató cuando los jóvenes al grito de "¡Abajo con la dictadura!" intentaron romper la barrera de seguridad. El conducator terminó su discurso cuando se desconectó el registro pregrabado de vítores y aplausos, y desapareció tras los ventanales del balcón.

Al día siguiente, tras otro fallido intento por dirigirse a un público que lo abucheaba y le arrojaba proyectiles, huyó con su esposa en helicóptero. El piloto fingió una falla mecánica y aterrizó. Los Ceausescu fueron subidos a un automóvil de la Securitate "para su protección" y fueron conducidos a la base militar de Tirgoviste, donde se había preparado la escena para un juicio sumario al dictador y su mujer. El país ya era gobernado por el Frente de Salvación Nacional (FSN), encabezado por Ion Iliescu.

Según le contó el entonces primer ministro Petre Roman a un diputado de una antigua republica soviética, en abril de 1995, el 21 de diciembre de 1989 durante la reunión con Iliescu y el general Nicolae Militaru en la que tramaban la toma del poder, decidieron que a Ceausescu había que liquidarlo. Nadie quería hacerse cargo de los detalles técnicos . Finalmente, Petre Roman se paró y salió de la sala, sin decir una palabra y dando a entender que él organizaría la captura de Ceausescu. Según le relató a su confidente de la ex Unión Soviética, Roman organizó la fuga en helicóptero del conducator y su esposa, y la posterior presunta falla por la que el piloto descendió en medio de una autopista. El tribunal militar y el proceso también fueron montados por Petre Roman, según confió a esta fuente.

Terroristas

La Securitate es un candidato excelente para cargar con las culpas que los rumanos necesitan atribuir para sanar las heridas que dejó abiertas la brutal matanza de civiles durante la revolución. En breve: hasta hoy no se sabe quién abrió fuego sobre quién ni por qué.

En uno de los tramos más enigmáticos del proceso contra los Ceausescu, éstos acusaron a los integrantes de la Securitate -hasta entonces bastión de la dictadura- de terroristas. Todavía en los medios occidentales se acepta la versión inicial de los tiempos de la insurrección, de que la Securitate se opuso con brutalidad hasta el último momento a la revolución que puso fin al régimen comunista. La acusación categórica del matrimonio contra el organismo de inteligencia, sin embargo, puede considerarse como un firme indicio de que el conducator se sentía traicionado por el Departamento de Seguridad del Estado, tal el nombre oficial, que había representado el pilar fundamental de su gobierno.

En verdad, la Securitate estaba dividida sobre la suerte de los Ceausescu. El 23 de diciembre de 1989, el Frente de Salvación Nacional, que había asumido el poder, transmitió las imágenes de los cadáveres de Nicolae y Elena, segundos después de ser ejecutados, para demostrar a las fuerzas que se resistían que la lucha por restaurar el viejo régimen era inútil.

Los edificios de Bucarest que aún hoy conservan fachadas perforadas por disparos eran bastiones de la Securitate que, si hubiera respondido a las balas con todo su poder de fuego -tenía un arsenal formidable, incluso en comparación con el del ejército-, habría causado una matanza peor que la registrada. Al principio se dijo que los enfrentamientos durante la revolución cobraron sesenta y cuatro mil vidas. A la semana, fuentes oficiales estimaban que murieron siete mil personas. La cifra definitiva de caídos es de novecientos cuarenta y dos, alta, pero inferior a la carnicería que la Securitate hubiera podido provocar, de estar dispuesta a ello.

Sin embargo, la Securitate aún juega el papel del malo de la película porque ninguno de los conspiradores contra Ceausescu y hoy líderes políticos, como el ex mandatario Ion Iliescu -que encabezó la revolución- y el presidente del Senado Petre Roman, quiere terminar de consumir lo que les queda de capital electoral, reconociendo deudas hacia el odiado organismo de seguridad. Ningún político rumano empero es tan incauto como para hurgar demasiado en el pasado y descubrir evidencia comprometedora para los militares, que aun hace pocos días hicieron escuchar ampliamente sus quejas sobre la "manipulación política" de las quinientas catorce carpetas que componen el archivo de la revolución.

La verdad es que grupos grandes de la Securitate se plegaron a las fuerzas revolucionarias.

Los bolsones de la resistencia al derrocamiento de Ceausescu estaban compuestos por cuatro mil hombres de las tropas del Ministerio del Interior, entrenadas especialmente para la contrainsurgencia de guerrilla urbana, entre ellos unos dos mil oficiales de la Escuela de Seguridad Militar de Baneasa, dirigida por el hermano del conducator , Andruta; ochocientos hombres pertenecientes a la Unidad Especial de Lucha Antiterrorista; unos quinientos hombres del Quinto Directorio, responsables por la seguridad personal de Ceausescu, y seiscientos agentes de la Securitate Municipal de Bucarest. Si bien presentaron una oposición sangrienta, el desbandamiento de estos bastiones comunistas se produjo por sí solo cuando la detención del líder rumano rompió la cadena de mandos.

La actividad de "terroristas" extranjeros es lo que aún crea inquietud en Rumania. Y, sobre todo, las sospechas de encubrimiento y ocultamiento de evidencia por parte de importantes dirigentes. El ejército, acaso con algún interés en desviar la atención hacia otros, denunció recientemente que los documentos sobre la participación de guerrilleros de otras nacionalidades, que había presentado ante el tribunal militar que investiga los acontecimientos de la revolución, se habían "evaporado".

A pesar de la escasez de testimonios fiables, se da por sentada la participación de extremistas árabes -su número incluso podría llegar a cien- que estaban siendo entrenados por la Securitate y se plegaron a las unidades pro Ceausescu de la policía secreta. Además de haber exhibido gran destreza en la guerrilla urbana, habrían realizado operativos de infiltración entre las tropas que tomaron el bando del Frente de Salvación Nacional. Difíciles de identificar en el fragor de la lucha, estos "terroristas" habrían causado el mayor número de víctimas durante la revolución. Versiones nunca desmentidas en forma rotunda señalan que algunos incluso obtuvieron la ciudadanía rumana. Nadie sabe a cambio de qué. Pero el derrocamiento de Ceausescu tras veinticinco años de poder absoluto requería algo más que un puñado de militantes extremistas del Oriente Medio.

La conspiración

Es prácticamente imposible que las protestas contra la expulsión del reverendo Tökés de Timisoara, el acontecimiento que precipitó el golpe de 1989, hayan sido planificadas como puntapié inicial para deponer al conducator . Con algunas excepciones, integrantes clave del FSN que asumió el poder tras la revuelta reconocieron que los planes conspirativos contra Ceausescu eran de vieja data. Esto, hay que advertirlo, también puede representar un intento por parte de ellos de desvincularse de un pasado comprometedor. Quienes derrocaron a Ceausescu eran hombres del régimen.

Uno de ellos, el general Nicolae Militaru, ha sostenido que la resistencia contra el dictador comenzó tan pronto como asumió la conducción del Partido Comunista y de Rumania, en 1965.

Militaru dice haber organizado una célula golpista junto con otros generales, y luego se puso en contacto con otras dos células de conspiradores, que fallaron en un intento por derrocar al conducator en 1984. Según uno de los conspiradores, el general Stefan Kostyal, la primera intentona falló cuando una de las principales unidades militares fue enviada sorpresivamente al campo para realizar tareas agrícolas. Ante el fracaso, los golpistas elaboraron dos planes de contingencia: el primero suponía la toma del Ministerio de Defensa y el apoyo de las fuerzas armadas; el segundo, la toma del poder "en el caso de una revuelta espontánea". El momento del plan de contingencia B llegó en 1989.

El baño de sangre no fue mayor porque el FSN logró la cooperación del Alto Comando de las Fuerzas Armadas, con la promesa de Iliescu de que convocaría a "políticos serios" -miembros del Partido Comunista- y no sólo "a unos pocos poetas e intelectuales locos". O sea, gente más inclinada a investigar la verdad de los hechos. Tranquilizado, el teniente general Victor Stanculescu, que había sido el primero en ordenar que las tropas abrieran fuego sobre los manifestantes en Timisoara y que no integraba el grupo inicial de los conspiradores, se abocó a convencer a los reticentes en el ejército sobre las bondades del nuevo gobierno y a coordinar las acciones militares contra los partidarios de Ceausescu.

El papel de Stanculescu, inicialmente dispuesto a reprimir brutalmente las protestas democráticas, sigue siendo oscuro. Otrora estrecho colaborador de Elena Ceausescu, su conversión a la nueva fe política del país fue premiada con el puesto de ministro de Defensa en febrero de 1990.

Un viaje a París

El comunismo en Europa del Este y la antigua Unión Soviética quizás hayan legado dos virtudes, una por designio y la otra por accidente: una formación educativa exigente, en parte para adiestrar adecuadamente en las sutilezas del marxismo-leninismo -complejo, inútilmente- y, por derivación no intencional, una ingenuidad natural en ese bloque aislado del mundo capitalista.

Roxana Savu, estudiante de historia, tenía once años cuando estalló la revolución. La mañana del 22 de diciembre de 1989 estaba jugando en su casa de Focsani, en la región de Moldavia, con una amiga y escuchando música, "rumana, por supuesto".

Se había vestido con la ropa de su madre, se pintaba los labios con su rouge , cuando por la radio escuchó la palabra "dictador", que desconocía. "No sabía qué significaba, pensaba que era un monstruo", recuerda hoy. Encendió el televisor. "Tuve una corazonada, era raro, porque a esa hora no había programación", prosigue. En esa época, había solamente dos horas de TV por día. "Estaba sorprendida de que hubiera televisión, había mucha gente en las calles, gritando, estaban alegres".

Al poco tiempo llegó su madre, profesora de historia, corriendo, y no dejaba de llamar por teléfono a sus amigas. "Estaba feliz", recuerda Roxana, "mi mamá creía que iba a poder ir a París".

La libertad no vino acompañada de prosperidad. Con un salario inferior a los cien dólares, la madre de Roxana puede permitirse pocos lujos en su tiempo libre, para evadirse de los monobloques de cemento al desnudo y las chimeneas de las fábricas de Focsani, pobre sustituto de la Torre Eiffel, "tonta, pero que ofrece vistas fantásticas" en palabras de Lytton Stachey.

El traqueteo del tren se confunde con el canto de dos jóvenes gitanos -un varón de unos 16 años y un niña de unos diez- que entonan canciones de Navidad para mendigar, una vieja costumbre oriental (aún subsiste entre los kurdos de Turquía) que los tsiganes conservan en Rumania. "No prestes demasiada atención, cantan muy mal", advierte un pasajero. "Con Ceausescu tenían que trabajar", dice; "ahora somos libres".

El autor es periodista, especializado en asuntos de Europa oriental y la antigua Unión Soviética.

Por Por Avedis Hadjian  (Especial para  La Nación)




miércoles, diciembre 11, 2024

Catorce certezas de la victoria terrorista en Damasco

La nueva situación creada en Damasco proporciona las condiciones para que se dé otro paso importante en la estrategia sionista de Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea para desmembrar a los grandes Estados laicos de Oriente Medio.

CréditosBilal Alhammoud / EPA

Una primera advertencia al lector. Esta sigue siendo una lectura candente de lo que está sucediendo en Siria, y las lecturas candentes son un riesgo, especialmente cuando se hacen desde afuera y bajo una avalancha de tonterías mediáticas que en realidad dicen lo mismo, lugares comunes, y luego exprimen la imaginación. en una batalla imbécil librada en el campo de la audacia, la mentira y, sobre todo, la ignorancia.

Por todo esto, los lectores me perdonarán algunas imprecisiones sobre el futuro próximo, porque entre las posibles certezas faltan muchos elementos fácticos.

Una primera certeza: el presidente Bashar Assad cayó, esencialmente, porque empeoró la situación en los últimos tiempos, desde 2015, al no permitir al ejército nacional resistir el crecimiento y el refuerzo de la capacidad militar, que no eran ningún secreto, de Al Qaeda (rebautizada como Hayat Tharir al-Sham – HTS – por recomendación de las fuerzas de intervención extranjeras occidentales, deseando así disfrazar su apoyo directo al terrorismo de la organización fundada por Bin Laden). Además, Bashar Assad y sus mandos militares minimizaron una situación de guerra que sólo disminuyó en intensidad a partir de 2017 y en un contexto donde el 30% del territorio seguía en manos de grupos armados al servicio de intereses extranjeros y con el objetivo de derrocar al régimen.

Assad también debilitó su posición al rechazar un proyecto de Constitución propuesto por Rusia, tras el proceso de Astaná (con participación de Moscú, Ankara y Teherán), elaborado respetando estrictamente el derecho internacional y las normas de la ONU.

Una segunda certeza: los terroristas de Al Qaeda o HTS, liderados por el célebre seguidor de Bin Laden llamado Abu Mohammad al Julani, se pusieron en manos de Damasco para apoderarse de los instrumentos del Estado –el más antiguo del mundo– y así intentar extender, cuando sientan que ha llegado el momento (si llega), su “ley islámica” a todo el país.

Tercera certeza: al-Julani y su grupo todavía son considerados terroristas por los Estados Unidos de América (y también por la Unión Europea); Todos los intentos de sectores del Estado profundo estadounidense de eliminar a Al Qaeda, Al Nusra o HTS, sus homónimos, de la lista de grupos terroristas fueron vetados por los propios órganos legislativos de Estados Unidos: el Congreso y el Senado.

Esto no impidió, sin embargo, que al-Julani con una barba bien recortada, un peinado y ropa de estilo occidental fuera amablemente entrevistado por Voice of America , portavoz de la CIA y del régimen norteamericano, para exponer su nuevo lenguaje y simular distanciándose –visualmente y en el habla– de su esencia terrorista. La biografía de este capo fascista explica que tanto Al Qaeda como ISIS o Estado Islámico lucharon para reclutar al entonces joven y prometedor al-Julani, que optó por unirse al grupo de Bin Laden. Y la población de la región de Idlib, ocupada permanentemente por Al Qaeda desde el comienzo de la intervención extranjera, puede explicar muy bien, desde su propia experiencia, el terror de ser gobernada por Al Julani.

«Los terroristas de Al Qaeda o HTS, liderados por el renombrado seguidor de Bin Laden llamado Abu Mohammad al-Julani, echaron sus manos a Damasco para apoderarse de los instrumentos del Estado –los más antiguos del mundo– e intentar ampliar, cuando lo sintieran, Ha llegado el momento (si llega) de su "ley islámica" en todo el país. »

Cuarta certeza: la caída de Bashar Assad y la toma del poder por parte de al-Julani –esto es lo que ocurrió, por mucho que la red de propaganda global intente asegurar que no sea así– significa una victoria para la intervención militar de Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN, a través de grupos terroristas, iniciados en 2011 en Siria. Por otro lado, refleja una derrota para Rusia, que se vio obligada a dejar caer a Assad cuando decidió desviarse de los contornos de la alianza con Moscú. Además, se confirmó que la prioridad de Moscú es resolver favorablemente los problemas creados por el régimen nazi-banderista en Kiev.

Quinta certeza: la guerra civil en Siria realmente ha comenzado. Hasta ahora nos hemos enfrentado a una intervención extranjera al servicio de los intereses económicos, geopolíticos y geoestratégicos del mundo occidental, con Estados Unidos a la cabeza, que, a través de la voz de Donald Trump, en su primer mandato presidencial, admitió haber robado Siria. aceite.

Todo indica que será una guerra civil entre las distintas facciones que lucharon contra Assad, principalmente las Fuerzas Democráticas Sirias (contingentes kurdos de las YPG y del ISIS entrenados en la base de al-Tanf, ocupada por tropas estadounidenses), y el Ejército Nacional Sirio (un rama de las fuerzas armadas de Turquía y la OTAN), cada una con sus propias zonas de influencia. Además, existe una nebulosa de grupos armados y milicias, cada uno con sus propios intereses regionales, religiosos y étnicos, que no quedarán al margen de los enfrentamientos que se producirán durante el falaz “período de transición”.

Las Fuerzas Democráticas Sirias también cuentan con el apoyo militar de Estados Unidos, como HTS, pero son perseguidas por Turquía, como parte de su guerra contra los kurdos, dondequiera que estén. En este frente específico existe, por tanto, una oposición militar entre los regímenes de Washington y Ankara, es decir, una guerra fratricida dentro de la OTAN. En la práctica, todas estas organizaciones, incluida HTS, cuentan con el apoyo de Estados Unidos y la OTAN, formando el llamado grupo de “rebeldes moderados” –a pesar de que existe una facción considerada “terrorista” por Washington-. Otro ejemplo de la conocida coherencia occidental, “nuestra civilización”.

Una victoria del cotizado Benjamín Netanyahu

Sexta certeza: la toma del poder por parte de al-Julani supone una enorme victoria para el sionismo liderado por Benjamín Netanyahu, conocido aliado de los terroristas islámicos, hasta el punto de darles una retaguardia en campos y hospitales en el interior de Israel y en los territorios ocupados. sector de los Altos del Golán. Se conocen cientos de bombardeos aéreos israelíes contra territorio sirio en apoyo a HTS y también como parte de su guerra contra Hezbollah e Irán.

Esta victoria del terrorismo islámico y la previsible división de Siria abre otro camino hacia la consecución del principal objetivo del sionismo internacional, la creación del Gran Israel desde el Nilo hasta el Éufrates, río que atraviesa el Este y Norte del territorio sirio. 

Séptima certeza: la caída de Damasco es una gran victoria para Turquía, en el marco de la teoría expansionista del neo-otomanismo practicada por el neo-sultán Erdogan. Ankara también tiene un camino mucho más libre para continuar la persecución del pueblo kurdo dentro de Siria.

Octava certeza: la nueva situación creada en Damasco proporciona las condiciones para que se dé otro paso importante en la estrategia sionista, de Estados Unidos, de la OTAN y de la Unión Europea, para el desmembramiento de los grandes Estados laicos de Oriente Medio; el objetivo es crear pequeñas entidades de carácter étnico y religioso guiadas desde el exterior e inofensivas, facilitando así la expansión del control militar y económico sionista e imperial sobre Oriente Medio, además de reforzar el dominio económico y el saqueo de las materias primas de la región. , principalmente petróleo y gas natural. Esta estrategia funcionó en Irak y Libia y los resultados están a la vista de todos.

« La guerra civil en Siria realmente ha comenzado . Hasta ahora nos hemos enfrentado a una intervención extranjera al servicio de los intereses económicos, geopolíticos y geoestratégicos del mundo occidental, con Estados Unidos a la cabeza, que, a través de la voz de Donald Trump, en su primer mandato presidencial, admitió haber robado el petróleo Sirio »

Una nota para recordar: el caso sirio demuestra, una vez más, que una de las estrategias occidentales más importantes en el camino hacia la globalización es el desmembramiento de los Estados y las organizaciones transnacionales que defienden la validez del derecho internacional y no reconocen el derecho internacional basado en reglas. orden. La intención expresa expresada por los círculos occidentales de dividir Rusia en una miríada de Estados, tras la implosión de la Unión Soviética, ha tenido ahora una importante confirmación.

Novena certeza: el Estado más antiguo del mundo, un mosaico de comunidades, religiones, etnias y confesiones, que permanecieron unidos y armoniosos durante siglos, hasta el comienzo de la invasión occidental en 2011, se encamina rápidamente hacia el colapso y la extinción, y no Es difícil predecir la persecución y el terror contra las comunidades minoritarias, en particular los cristianos todavía apegados a ritos y tradiciones de la época de Jesucristo.

Desde el comienzo de la agresión occidental, el número de cristianos en Siria ha caído del siete al tres por ciento de la población. En numerosos pueblos cristianos como Al Sukhna, Kanayé, Maloula, Jabadin y Bakha, las poblaciones supervivientes pueden ser testigos del terror y de los episodios de matanzas a los que han sido sometidos por los grupos islámicos llamados “rebeldes” y “moderados”, en su papel de fiscales de la OTAN. En los tres últimos pueblos mencionados aún se habla arameo, lengua que se utilizaba hace dos mil años, en tiempos de Cristo.

Décima certeza: la caída de Damasco en manos de terroristas suníes, aliados objetivos del sionismo, alienta aún más al Estado de Israel a desarrollar la tan deseada guerra contra el Irán chií, otra posible vía hacia la guerra nuclear. La transformación y eventual extinción de Siria debilita profundamente al llamado Eje de Resistencia, la única entidad que, en el panorama internacional y regional, ha hecho frente a los designios del sionismo internacional y ha luchado consistentemente por la aplicación del derecho internacional para que los seres humanos Se respeten los derechos inalienables del pueblo palestino.

¿Democracia? Ni siquiera la veas

Undécima certeza: del mismo modo, el Líbano es aún más frágil frente al sionismo porque el ascenso sunita en Siria es un golpe muy grave para Hezbollah, el movimiento de base chiita responsable de la resistencia nacional y de las humillantes derrotas infligidas al Estado. de Israel, mantenido respecto a sus ambiciones en territorio libanés. Israel pretende ocupar parte del sur del Líbano como amortiguador de ataques contra la región norte del país, Galilea, además de tener a partir de ahora prácticamente garantizado el libre acceso a los yacimientos de petróleo descubiertos recientemente en el Mediterráneo oriental y que ha estado compitiendo con Beirut, naturalmente con objetivos cleptómanos, frente a los cuales el derecho internacional y el derecho marítimo no valen nada.

Duodécima certeza: la historia de las guerras imperiales, especialmente las más recientes desde la larga y fallida intervención militar en Afganistán, demuestra que estas acciones terroristas no tienen nada que ver con la implementación de la democracia y la democratización de los países atacados – al contrario de lo que dicen. Oremos la propaganda y la opinión única que nos subyuga o, al menos, pretende subyugarnos. Miremos el regreso de los talibanes a Kabul, la situación caótica de las potencias regionales fragmentadas en Irak –con el gobierno oficial atrincherado en fortificaciones más allá de la “línea verde” en Bagdad– y la desaparición, en términos reales, de los talibanes. Estado libio: Está claro lo que significan democracia y democratización en el discurso occidental.

Decimotercera certeza: el caso sirio es un ejemplo más del tipo de respeto que cultivan los Estados miembros de organizaciones y alianzas occidentales en relación con los acuerdos que firman con terceros. Turquía firmó con Rusia e Irán, en septiembre de 2017 en Astaná, un acuerdo según el cual harían todo lo posible para reducir la intensidad de los combates con el fin de crear las condiciones para establecer una plataforma política capaz de garantizar una nueva Siria, más pacífica e inclusiva. realidad nacional.

«La  historia de las guerras imperiales, especialmente las más recientes desde la larga y fallida intervención militar en Afganistán, demuestra que estas acciones terroristas no tienen nada que ver con la implementación de la democracia y la democratización de los países atacados – al contrario de lo que la propaganda y la opinión única que nos subyuga o, al menos, pretende subyugarnos. »

El régimen de Ankara, por otra parte, aprovechó la especie de limbo creado por este acuerdo para reforzar el apoyo a HTS y al Ejército Nacional Sirio y crear las condiciones para el levantamiento armado con efectos devastadores que ahora se ha producido.

En relación con el acuerdo de Astana, al igual que con los acuerdos de Minsk sobre Ucrania, se ha demostrado que los países de la OTAN, como Francia, Alemania y Turquía, y la propia alianza, firman acuerdos con otras naciones y entidades deliberadamente de mala fe, aprovechándose en última instancia de decisiones encaminadas a encontrar soluciones pacíficas y las garantías que se dan por sí mismas como instrumentos para promover un retorno a la guerra con mayor capacidad e intensidad.

Este comportamiento es, como queda demostrado, un pilar de la esencia de la OTAN. Y el régimen ruso cayó en la trampa dos veces en menos de una década.

Decimocuarta certeza: existe una alianza operativa militar entre el banderismo nazi del régimen de Kiev y los grupos fascistas que reivindican el Islam y ahora han tomado el poder en Damasco. El régimen de Zelensky entrenó bandas de mercenarios “islámicos” en territorio ucraniano para luego infiltrarse en Siria, utilizando los útiles servicios de banderistas de Azov y asesores de la OTAN –en “reserva”, por supuesto, presentes en el terreno, al menos a partir del golpe de la Plaza Maidan. en 2014. La colaboración entre las fuerzas nazis ucranianas y los llamados terroristas islámicos, especialmente aquellos de de territorios de la ex Unión Soviética, se remonta al menos a 2009, según investigaciones independientes que han sido publicadas (y censuradas) en los medios de comunicación mundiales .

Los terroristas en Siria recibieron información sensible del GRU, el servicio de espionaje y policía política del régimen de Kiev, según revelan dirigentes de esta institución; Además, el aparato militar banderista suministró drones y medios de guerra electrónica a Al Qaeda y similares, que utilizaron en la etapa decisiva de la agresión extranjera, identificando objetivos y “cegando” las comunicaciones del ejército al servicio de Assad.

Conclusión que hay que sacar inmediatamente: la caída de Damasco a manos de Al Qaeda y sus diversos heterónimos representa una victoria de la estrategia occidental y de la OTAN, en particular el recurso operativo al llamado terrorismo islámico, para destruir Estados fuertes y laicos en el Oriente Medio. Esta victoria se logró a contracorriente de la historia actual, en el sentido de la multipolaridad, y podría significar un nuevo soplo del orden internacional imperial y colonial “basado en reglas” para imponerse en el establecimiento global de la vigencia del derecho internacional. Sin embargo, tal como ocurrió en Afganistán, donde los talibanes sucedieron a los talibanes veinte años después; o en Libia, donde el caos creado por la invasión atlantista dificulta que Occidente explote plenamente los recursos naturales del territorio; o en Irak, donde las fuerzas de ocupación de la OTAN, entre las que predomina el contingente norteamericano, no tienen un momento de paz debido a los sucesivos ataques de fuerzas patrióticas, puede suceder que el éxito alcanzado en Damasco no sea más que una patética victoria de Pirro, aunque criminal, devastador y sangriento, y el hechizo acaba volviéndose contra el hechicero.

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