No revelo ningún secreto si afirmo que las consecuencias más nefastas del actual orden económico y financiero internacional profundamente injusto, antidemocrático, especulativo y excluyente gravitan con mayor fuerza sobre las naciones en desarrollo.
Nuestros pueblos no pueden ni deben seguir siendo laboratorios de recetas coloniales y de renovadas formas de dominación que emplean la deuda, la arquitectura financiera internacional actual y las medidas coercitivas unilaterales, para perpetuar el subdesarrollo e incrementar las arcas de unos pocos a expensas del Sur. Urge, como la mayor de todas las urgencias, un nuevo y más justo orden intl.
En tal sentido, será esencial encarar una reforma de las instituciones financieras internacionales, tanto en cuestiones de gobernanza y representación, como de acceso a financiación, que tenga debidamente en cuenta los legítimos intereses de los países en desarrollo y amplíe su capacidad de decisión en las instituciones financieras.
Deben replantearse las bases actuales que definen las relaciones Norte-Sur y la coexistencia en el planeta.
No ignoremos las alertas, no subestimemos las urgencias. Actuemos con sentido de especie en peligro de extinción, actuemos con sentido de humanidad.
#NuevoPactoFinanciero
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