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domingo, febrero 11, 2018

Carteles de la planificacion sovietica

Industrializacion es el camino del socialismo
"La aritmetica de contra plan para la industria: 2+2=5 gracias al entusiasmo de los trabajadores

¡Camarada unete a nuestra granja colectiva!

Mujer Campesina a las Granjas colectivas

¡Plan Quinquenal estamos al limite de cambiar de una nacion agraria a una nacion industrial!


El Konsomol(La Juventud Comunista) es la brigada de choque del plan quinquenal
Completemos el plan de los grandes trabajos



El libro en la primera mitad habla sobre los planes quinquenales a lo que el capitalista contesta:"Fantasia y Utopia".
La segunda mitad tiene una Union Sovietica industrializada con una bandera haciendo referencia a los planes quinquenales en 4 años y al capitalismo claramente indignado por ello

Los esfuerzos de millones de trabajadores comprometidos con la competencia socialista estan convirtiendo los planes quinquenales en planes de 4 años

¡Juventud Comunista a los tractores!
¡Hacia las tropas de choque de la cosecha de primavera!
Carteles:un rojo amanecer,traduccion:alva zarate

viernes, febrero 09, 2018

Las tareas de los comunistas cien años después de la Revolución de Octubre

Sábado 25 de noviembre de 2017
La celebración del Centenario de Octubre por parte de los comunistas ha puesto en evidencia los progresos y carencias de nuestro movimiento. Lo positivo es la recuperación del prestigio de la puesta en práctica del marxismo-leninismo bajo la dirección de Stalin y el desprestigio de las insidias trotskistas, jruschovistas y eurocomunistas. Cada vez hay más unidad entre los comunistas en torno a esta cuestión, aunque todavía queda mucha confusión entre las masas obreras. No obstante, incluso éstas empiezan a desconfiar del relato burgués y revisionista sobre la historia de la URSS.
Sobre esta base, hay mejores condiciones para la unidad de acción entre comunistas e incluso para la discusión de nuestras divergencias. En Madrid, por ejemplo, se consiguió realizar una nutrida manifestación agitativa que discurrió por el barrio más obrero del centro de la capital hasta la Puerta del Sol, cuando hace 10 años sólo pudimos concentrarnos allí en número mucho menor.

No obstante, el vínculo con las masas obreras es todavía muy débil porque sigue predominando entre los comunistas una deficiente comprensión de la teoría del marxismo-leninismo [1] y de la importancia que tiene su difusión entre ellas. En su mayoría, siguen prisioneros del empirismo y del espontaneísmo. Ahora es el conflicto catalán entre la democracia y el imperialismo español el que anteponen a nuestro cometido principal. Es cierto que puede beneficiar a la revolución proletaria, pero sólo es una reserva de ésta [2]. Antes, hace falta que la clase obrera exista como sujeto político, que haya empezado a ponerse en movimiento en pos del socialismo, y esto no puede resultar del desarrollo espontáneo de su movimiento sindical.

Como Lenin explica, "La historia de todos los países demuestra que la clase obrera está en condiciones de elaborar exclusivamente con sus propias fuerzas sólo una conciencia tradeunionista, es decir, la convicción de que es necesario agruparse en sindicatos, luchar contra los patronos, reclamar al gobierno la promulgación de tales o cuales leyes necesarias para los obreros, etc. En cambio, la doctrina del socialismo ha surgido de teorías filosóficas, históricas y económicas elaboradas por intelectuales, por hombres instruidos de las clases poseedoras. (...) tiene sus raíces en las relaciones económicas actuales, exactamente igual que la lucha de clase del proletariado; y lo mismo que esta última, dimana de la lucha contra la pobreza y la miseria de las masas, pobreza y miseria que el capitalismo engendra. Pero el socialismo y la lucha de clases surgen juntos, aunque de premisas diferentes; no se derivan el uno de la otra. La conciencia socialista moderna sólo puede surgir de profundos conocimientos científicos. (...) los proletarios destacados por su desarrollo intelectual... lo introducen luego en la lucha de clase del proletariado, allí donde las condiciones lo permiten. De modo que la conciencia socialista es algo introducido desde fuera (...) en la lucha de clase del proletariado, y no algo que ha surgido espontáneamente (...) dentro de ella. De acuerdo con esto,... es tarea de la socialdemocracia [entiéndase, de los comunistas] introducir en el proletariado la conciencia (...) de su situación y de su misión" [3].

¿Por qué se mantiene esta desorientación entre los militantes comunistas? Sobre todo, porque hace decenios que carecen de una sólida formación marxista-leninista desde que los revisionistas usurparon la dirección de los partidos comunistas y los destruyeron como escuelas de marxismo-leninismo. A partir de este momento, además, penetraron con facilidad en nuestras filas individuos no proletarios que trajeron a ellas concepciones propias de sus clases de origen [4], aumentando la confusión sobre las tareas que nos corresponde realizar.
Esta confusión atañe particularmente a la línea de masas y a la conquista de la hegemonía sobre ellas por parte del proletariado. ¿Cómo ganar a cada sector de las masas -con qué reivindicaciones y consignas- para avanzar rumbo a la revolución y no hacia ilusorias reformas?

Las organizaciones comunistas principales suelen limitarse a oponer la propaganda del objetivo estratégico a las reivindicaciones espontáneas y a los reformistas que las adulan, o bien la relegan en beneficio de otro objetivo más inmediato y asumible por masas más amplias (p.ej., la república, un proceso constituyente, la independencia de las nacionalidades periféricas, etc.). Unión Proletaria criticó tiempo atrás esta metafísica y procuró una relación dialéctica entre el programa mínimo y el máximo. Y, ya como integrantes del Partido del Trabajo Democrático, promovimos el criterio expuesto por Lenin en Tareas de los socialdemócratas rusos [5] para centrar nuestra atención inmediata en el proletariado principalmente fabril. Sin embargo, no pudimos avanzar mucho más, sobre todo porque nuestros compañeros de unidad no tenían realmente interés en desarrollar la conciencia revolucionaria de los obreros industriales y sí en utilizarlos para alcanzar una mayoría electoral limitada a objetivos democráticos, en la línea de Podemos. Nos opusimos a intervenir entre el proletariado fabril de otra manera que no fuera por medio de una propaganda marxista-leninista y construyendo la organización de vanguardia proletaria con quienes la fueran asumiendo.

Debemos aprender a desarrollar la unidad entre la difusión general del marxismo-leninismo y la atención prioritaria al núcleo industrial de la clase obrera. Esta unidad se concreta en la relación que debe establecer la clase de vanguardia con el resto de clases o fracciones de clase, tanto las que debe derrotar como las que debe atraer a la futura revolución popular que le permita conquistar el poder político. La formación de una mayoría es necesaria, no sólo para gobernar bajo la dictadura burguesa, sino más aun para instaurar la dictadura del proletariado. Pero, para este fin, no puede ser una mayoría cualquiera: tiene que consistir en una relación correcta entre la clase de vanguardia y el resto del pueblo, dentro del cual hay incluso sectores que sólo podemos aspirar a neutralizar.

En el momento actual, para nuestras pequeñas organizaciones comunistas, todavía prima la necesidad de reclutar a individuos capaces de asumir y aplicar el marxismo-leninismo entre las masas. En consecuencia, podemos lanzar nuestra propaganda indistintamente hacia todas las clases, pues en todas ellas los hay con esa capacidad. Se trata de individuos y no de clases. Para esto, nos basta internet y cualquier otro canal de propaganda indiscriminada. No será suficiente, claro está, cuando se trate de construir un partido enraizado en el proletariado.

Pero, mirando la cosa más de cerca, tampoco lo es ahora mismo, porque no nos permite educar a esos individuos en cuál debe ser el contenido concreto de su actividad, ni nos permite entresacar a los comunistas más consecuentemente proletarios de entre los muchos comunistas influidos por las concepciones pequeñoburguesas de nuestro entorno, ya sean de derecha o de "izquierda". Así, por ejemplo, ¿cómo podemos emprender la construcción de un partido de tipo bolchevique con comunistas que abandonan al proletariado fabril para entregar casi todas sus energías a las luchas democráticas [6] o con comunistas que abandonan a la mayoría de las masas obreras afiliadas a los sindicatos por hacerlo en CCOO y UGT (sindicatos cuyas direcciones, ciertamente, no practican la lucha de clases sino la sumisión de los trabajadores a la patronal y a su gobierno)?

¿Cuál es la clase revolucionaria?
El materialismo dialéctico nos exige definir la línea de masas sobre la base de la situación objetiva de éstas. La clase revolucionaria de la sociedad actual es la clase obrera, el proletariado [7]. Pero, ¿quiénes lo forman?, ¿quiénes reúnen las condiciones materiales que hacen de ella la clase revolucionaria?, ¿cuáles son esas condiciones?
La primera condición es carecer de propiedad sobre los medios de producción y verse entonces obligado a convertir la propia fuerza de trabajo en una mercancía que se vende a cambio de un salario. Si sólo consideramos esta característica básica, tres de cada cuatro miembros de una sociedad de capitalismo desarrollado como la española lo son de la clase obrera. Entonces, al constituir ésta la mayoría de la sociedad, los obstáculos a la revolución socialista serían sobre todo externos a nuestra clase: a saber, la dominación política y cultural de la burguesía. No obstante, desde el Manifiesto del Partido Comunista, Marx y Engels, advertían de la necesidad de que los comunistas nos enfrentáramos a las contradicciones internas que precisamente dificultan la acción de clase del proletariado (nacionalidad, generaciones, oficios, etc.). Y éstas no sólo debilitan la unidad de las masas obreras, sino incluso la acción conjunta de los comunistas cuya misión específica es destacar y reivindicar “los intereses comunes y peculiares de todo el proletariado” y mantener “siempre el interés del movimiento enfocado en su conjunto” [8]. La causa de la unidad ideológica y política de los comunistas exige comprender las causas objetivas que dividen a las masas obreras y, gracias a ello, poder neutralizarlas en beneficio de la acción de clase del proletariado por el derrocamiento de la burguesía.

Ya existían los trabajadores asalariados con anterioridad a que apareciera el modo de producción capitalista, sin que se convirtieran en la clase revolucionaria. Lo que convierte decisivamente a los proletarios modernos en la clase revolucionaria de la sociedad capitalista es su unidad orgánica con las fuerzas productivas sociales engendradas por ésta, la cual los convierte en la única fuerza capaz de liberarlas de los límites que la propiedad privada capitalista impone a su desarrollo. En este sentido, las masas de la clase revolucionaria se encuentran más en los grandes colectivos laborales que manejan modernos medios de producción que en los pequeños colectivos laborales basados en herramientas y métodos artesanales. Es fácil deducir de esto que la proporción de miembros de una sociedad como la nuestra que reúnen esta segunda característica ya no es de tres de cada cuatro, sino considerablemente más baja.

Pero es necesario acotar aún más. No todos los trabajadores asalariados producen bienes materiales, valor y plusvalía. Como explicó Marx en la sección sobre el capital comercial del libro tercero de El Capital, hay trabajadores asalariados que operan únicamente en la esfera de la circulación de mercancías o de la distribución del producto social. El trabajo de éstos no produce bienes materiales, no añade valor a los medios de producción empleados (ni plusvalía), sino que se limita a realizar en el mercado el valor de mercancías producidas con anterioridad. Aunque también sean explotados por cuanto su trabajo realiza una masa de plusvalía mayor que el valor de su propia fuerza de trabajo, dependen por entero del capital industrial en vez de ser éste el que depende de ellos, como sí ocurre con los obreros fabriles. Como observa Marx: "El acrecentamiento del producto neto abre al trabajo improductivo nuevas esferas que vivirán del producto de los obreros y cuyo interés se liga más o menos directamente al de las clases explotadoras" [9]. Esta división del trabajo hace depender a los trabajadores que no producen valor (ni plusvalía) de la explotación a la que el capital somete a los obreros fabriles y, por consiguiente, debilita la unidad de acción entre trabajadores asalariados.

La importancia de esta contradicción crece bajo el imperialismo, por cuanto crece en los países dominantes la proporción de este tipo de asalariados no productivos, sobre todo durante los períodos de crisis económicas estructurales, en detrimento del proletariado productivo, cuya proporción aumenta, por contra, en los países oprimidos. Los trabajadores del sector servicios -comercio, finanzas, administración, sanidad, educación, etc.-, sobre todo en los países imperialistas, no están en contacto con las verdaderas fuerzas productivas sociales y reproducen su fuerza de trabajo con mercancías cuya fabricación radica, a menudo, en el extranjero y particularmente en los países dominados. Esta situación cada vez más frecuente oscurece en ellos la perspectiva de resolver sus problemas inmediatos a través de una revolución socialista proletaria. Al contrario, parece vincular su suerte a la dominación y explotación que su propia burguesía ejerce sobre los pueblos por ella empobrecidos. De ahí la posibilidad que tiene la burguesía imperialista de seducir a grandes masas de asalariados con aventuras militares dirigidas a dominar otros países para vivir a expensas de ellos. Los ejemplos históricos más extremos de ello han sido, por ahora, la Alemania nazi, el Japón militarista y los Estados Unidos de América.

El imperialismo distorsiona el alineamiento de las fuerzas de clase. Superficialmente, aparece una paradoja: cuanto más crece el número de asalariados y su proporción en la sociedad, menos luchan contra los capitalistas. Este fenómeno afecta negativamente a la conciencia y a la moral de clase, incluso del núcleo industrial de la clase obrera y de los propios comunistas. En realidad, se debe a que la capacidad de la burguesía para alienar la conciencia de los obreros ha crecido debido, por una parte, al desarrollo de los medios de difusión cultural y, por otra parte, a la corrosión revisionista de las organizaciones comunistas. Esta causa subjetiva se ha visto potenciada por la división internacional del trabajo llevada a cabo por el imperialismo. De ahí la enorme importancia de promover entre los proletarios de nuestro país la solidaridad internacional con la lucha de los proletarios y de los pueblos oprimidos. Y esta solidaridad no debe tener un enfoque humanitario-caritativo, ni limitarse a su contenido democrático, sino que debe explicar sobre todo la identidad de clase de los proletarios del mundo y la necesidad de considerar como parte de la nuestra la lucha de todas las clases, pueblos y Estados contra el imperialismo, porque él es el sostén fundamental de la explotación capitalista también en todos los países.

La proporción de obreros productivos de la gran industria sobre el total de la población baja a menos de uno de cada cuatro. Éste es el sector más capaz, por su situación objetiva, de desplegar la lucha de clase de todo el proletariado y del cual el Partido Comunista debe extraer el núcleo más seguro de sus militantes. En los últimos años, su papel de vanguardia se ha podido evidenciar durante las huelgas generales y las luchas contra las reconversiones industriales.

Esto no quiere decir que este sector de la clase obrera no padezca conflictos internos entre nacionalidades, sexos, religiones, generaciones, fijos-eventuales, etc. Además, no todos los asalariados de la industria son igualmente explotados: los ingenieros y ciertos cuadros técnicos colaboran incluso con la explotación de los obreros [10]. De todos los conflictos que enfrentan a unos obreros fabriles con otros, el más grave, por ser antagónico, es el que enfrenta a la gran mayoría obrera con la exigua aristocracia obrera corrompida y comprada por los capitalistas imperialistas para tomar la dirección de los sindicatos y partidos proletarios. Sólo la lucha organizada contra ella sobre la base del marxismo-leninismo puede evitar o revertir esta usurpación.

Además de otros explotados, los obreros fabriles encontrarán el apoyo combativo de multitudes de desempleados y subempleados (que son obreros en potencia, con una existencia miserable y mucha energía contenida) a medida que su lucha alcance una dimensión de clase y, por tanto, política.

Por consiguiente, aunque los asalariados seamos la mayoría de la sociedad, la mayoría de los mismos se halla en una situación objetiva que dificulta su identificación con los intereses de su clase. No comprenderlo es condenarse a fracasar [11]. En cambio, si lo comprendemos, podremos hacer progresar nuestra causa revolucionaria al priorizar al proletariado industrial y al definir nuestra agitación y nuestra propaganda comunistas atendiendo a las contradicciones de este núcleo, tanto en su seno como con otros sectores de nuestra clase e incluso del pueblo en general. En definitiva, se trata de aplicar a nuestras condiciones la estrategia de lucha por la hegemonía del proletariado que Lenin y los bolcheviques desplegaron con las diferentes clases y capas de la población rusa.
Tareas principales
La propaganda indiscriminada de las verdades generales del comunismo (a través de internet, por ejemplo) es necesaria, pero no basta. También hay que salir al encuentro del proletariado fabril en sus lugares de trabajo, de residencia, de organización sindical (a pesar y en contra de sus jefes sindicales traidores), etc., con nuestra educación socialista comprensiva de sus condiciones objetivas de existencia. Hay que hacerlo y exigírselo a las demás organizaciones comunistas como una de las bases irrenunciables de unidad, junto con otras como la definición más concreta del centralismo democrático en el proceso de reunificación del partido revolucionario de la clase obrera.

No basta con que los comunistas intentemos deducir de la teoría marxista-leninista un programa, unas consignas, una táctica y un tipo de organización adecuados a la situación social. No hay ninguna garantía de que acertemos por cuanto no hemos conseguido todavía enraizarnos en las masas obreras más genuinamente representativas de nuestra clase. Nuestra principal tarea debe determinarse por el hecho de que el núcleo fabril del proletariado ignora desde hace muchos años lo más general y básico de la teoría del marxismo-leninismo. Por eso, no deberíamos enredarnos en los pormenores de la política -cuyos únicos sujetos son actualmente burgueses y pequeñoburgueses-, en detrimento de la educación de las masas de nuestra clase en los fundamentos de su ideología. Si se los aportamos, podemos confiar en que, a partir de ello, decenas de obreros e intelectuales se incorporen a nuestros esfuerzos por aplicarlos a las condiciones actuales, incrementando las probabilidades de acierto teórico y de éxito práctico.

Los comunistas rusos se pasaron años difundiendo y defendiendo los principios generales del marxismo antes de "hacer política". Las cuestiones políticas y sindicales inmediatas han de considerarse por los comunistas de hoy como menos urgentes que la "devolución" a las masas obreras de las bases ideológicas de su conciencia de clase. Para comprenderlo, basta con tener presente la difamación creciente de la que éstas son objeto a través de todos los medios con los que la burguesía procura someter el pensamiento y la actitud de la población: escuela, iglesia, televisión, radio, prensa, ciencia, arte, etc.

Hay tres tareas insoslayables para los comunistas actuales:
1º) Esclarecer, difundir y defender lo fundamental de la historia del socialismo, principalmente en la URSS y en China como los países en los que la revolución fue más lejos en extensión y profundidad.

2º) Abrir el debate programático con el objetivo de la unidad y la reconstitución del Partido Comunista.

3º) Educar la conciencia de clase de los obreros con las obras clásicas del marxismo-leninismo (principalmente, El Manifiesto del Partido Comunista, El Capital, Anti-Dühring, El imperialismo, fase superior del capitalismo, El Estado y la revolución, Fundamentos del leninismo e Historia del PC(b) de la URSS).
Advertencia final
A cada vez que se exige tener en cuenta las condiciones objetivas para evitar el voluntarismo estéril, hay quien lo interpreta de manera no dialéctica, como si esas condiciones objetivas debieran traer el socialismo por sí solas, sin lucha, sin tensión, sin iniciativa, etc. Algunos lo hacen para justificar su reformismo y otros, los "izquierdistas", para renegar del materialismo y de la ciencia cuando éstos ponen de manifiesto los obstáculos que se alzan en el camino de la revolución.

He explicado que los asalariados, incluso los que son explotados, incluso los que forman la propia clase obrera, no se encuentran a menudo en las condiciones objetivas óptimas para asumir una actitud favorable a la revolución socialista. Los reformistas deducen que, como que no hay una mayoría espontáneamente identificada con el socialismo, no hay condiciones para organizar la revolución y hay que esperar a que la "clase trabajadora" se vuelva más homogénea en sus condiciones de existencia. Como esa tendencia no se está realizando, se conforman con defender una política democrática que pueda gozar del consenso de la mayoría del pueblo. Y, como los más explotados no son actores políticos porque están demasiado ocupados en sobrevivir, esa política democrática se adecuará sin falta a las capas medias pequeñoburguesas.

Quedaría en pie una tenue esperanza revolucionaria consistente en que, ganando las elecciones esa mayoría social, el gobierno que así se formara tomaría medidas que ayudaran a unir a la clase obrera y, en torno a ella, al pueblo en pos del socialismo. La experiencia histórica enseña que todo eso son esperanzas vanas en los países imperialistas, que el capital dispone de medios para impedir esa victoria electoral y que, si aun así se consiguiera, sería al precio de concesiones fundamentales que hipotecarían la acción de ese gobierno o éste no tardaría en verse derrocado por un golpe de Estado más o menos violento. Pero lo peor no serían las vicisitudes que tendría que atravesar ese gobierno filantrópico, sino que este camino no prepara a la clase obrera para una revolución, para una verdadera lucha por conquistar y ejercer el poder político hasta la transformación comunista completa de la sociedad.

La comprensión realmente marxista-leninista de la complejidad de la estructura de la clase obrera consiste en que existen dificultades que deben resolverse metódicamente, en un proceso de organización del ejército político para la revolución socialista. Desde la Revolución de Octubre que se produjo hace 100 años, hemos entrado en una época de transición entre dos formaciones económico-sociales: el capitalismo y el comunismo. Estamos en la época del imperialismo y de la revolución proletaria mundial. Mientras no culmine nuestra época con el triunfo definitivo de la clase obrera, tanto el capitalismo como el socialismo son, a la vez, viables e inestables (hasta que éste se imponga definitivamente sobre aquél): en cuanto al capitalismo, lo evidencia la historia desde 1917; en cuanto al socialismo, el Manifiesto del Partido Comunista expresa su proceso de realización como un conjunto de "medidas que, aunque de momento parezcan económicamente insuficientes e insostenibles, en el transcurso del movimiento serán un gran resorte propulsor y de las que no puede prescindirse como medio para transformar todo el régimen de producción vigente".
Hay momentos puntuales en que el imperialismo se debilita y es entonces cuando debemos golpearlo y conquistar el poder. Pero no cabe esperar un debilitamiento tal del imperialismo que permita al socialismo caer del cielo. Después de esos momentos puntuales de debilidad, como fueron las dos guerras mundiales, el imperialismo se recompone y se refuerza para continuar su lucha contrarrevolucionaria. Por eso, no hay que esperar a esos momentos para organizar la revolución, porque entonces será tarde para derrocar la dominación burguesa (como ocurrió en Alemania, a diferencia de lo que pasó en Rusia).

Tener en cuenta la realidad objetiva, sus dificultades y sus oportunidades nos permite trabajar por la revolución de manera eficaz desde el primer momento, aunque el momento de llevarla a efecto todavía esté lejos. Si no "empujamos" a las masas obreras -con todas nuestras fuerzas y también toda la inteligencia de nuestra teoría científica- hacia la revolución, ésta no podrá producirse. El capitalismo no se irá voluntariamente. Antes, acabará con todo el progreso social del que es producto. Como dice Manifiesto del Partido Comunista, la lucha de clases "conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes". De nosotros depende que esto último no ocurra. La actual situación pudre todo el organismo social, precisamente por estar tan maduras las condiciones materiales, y tan confusa la conciencia de la clase obrera. Ayudemos a las masas proletarias a desbloquearla.
Gavroche

Notas

[1] El marxismo-leninismo se ha demostrado la guía eficaz para poder derrocar la dominación burguesa, pero también y sobre todo, para ejercer la dictadura del proletariado hasta cambiar la base de la sociedad, mejorando las condiciones de vida de la inmensa mayoría. La importancia de este segundo aspecto es la que explica por qué la burguesía critica cada vez más la lucha de clase del proletariado a través del falseamiento de la experiencia de edificación del socialismo. Por eso, sin defender la verdad sobre ésta, será imposible desarrollar plenamente la lucha obrera.
[2] Stalin señala que las reservas de la revolución proletaria son de dos tipos: las directas, entre las que menciona "a) el campesinado y, en general, las capas intermedias del país; b) el proletariado de los países vecinos; c) el movimiento revolucionario de las colonias y de los países dependientes; d) las conquistas y las realizaciones de la dictadura del proletariado, ..."; y las indirectas, que consisten en "a) las contradicciones y conflictos entre las clases no proletarias del propio país, contradicciones y conflictos que el proletariado puede aprovechar para debilitar al adversario y para reforzar las propias reservas; b) las contradicciones, conflictos y guerras (por ejemplo, la guerra imperialista) entre los Estados burgueses hostiles al Estado proletario, contradicciones, conflictos y guerras que el proletariado puede aprovechar en su ofensiva o al maniobrar, caso de verse obligado a batirse en retirada". (Los fundamentos del leninismo)
[3¿Qué hacer?, Lenin
[4] Estas influencias no proletarias deben ser continuamente combatidas por el partido comunista. Cuando éste tomó una dirección revisionista y dejó de contrarrestarlas, las taras ideológicas de los nuevos reclutas inclinaron todavía más la balanza en contra de la orientación marxista-leninista del movimiento obrero. Es lo que pasó, por ejemplo, cuando el movimiento anti-revisionista de los años 60 y 70, a la vez que combatió las desviaciones de los partidos comunistas y de los Estados socialistas, incurrió, por su parte, en graves errores "izquierdistas", semi-anarquistas y sectarios, que son errores cuya naturaleza es pequeñoburguesa.
[5www.bcn.cl/obtienearchivo?id=docume..., así como http://unionproletaria.net/spip.php.... Lenin sostuvo la necesidad de dirigirse primero a las masas obreras fabriles, a pesar de que éstas eran minoritarias en Rusia y a pesar de que la revolución inmediatamente factible allí no era socialista proletaria sino democrático-burguesa
[6] Por muy justas que sean las luchas democráticas, es poco probable que tengan éxito, en países de capitalismo plenamente desarrollado como el nuestro, si no existe un movimiento obrero independiente y revolucionario que les preste apoyo. Es el caso evidente de las luchas por el derecho de autodeterminación de Euskadi y Cataluña frente a la fuerza represiva del Estado imperialista español.
[7] "No se trata -según Marx y Engels- de lo que este o aquel proletario, o incluso el proletariado en su conjunto, pueda considerar de vez en cuando como su meta. Se trata de lo que el proletariado es y de lo que está obligado históricamente a hacer, con arreglo a ese ser suyo. Su meta y su acción histórica se hallan clara e irrevocablemente predeterminadas por su propia situación de vida y por toda la organización de la sociedad burguesa actual." (La Sagrada Familia, Marx y Engels)
[8El Manifiesto del Partido Comunista, Marx y Engels.
[9] Marx, Histoire des doctrines économiques, Paris, Alfred Costes, 1947, t. 5, p. 158
[10] "Las clases -explica Lenin- son grandes grupos de hombres que se diferencian entre si por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción (relaciones que las leyes refrendan y formulan en su mayor parte), por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo y, consiguientemente, por el modo y la proporción en que perciben la parte de riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse el trabajo del otro por ocupar puestos diferentes en un régimen de economía social." (Una gran iniciativa)
[11] Es lo que ha ocurrido con todas las "aventuras" democráticas que se han emprendido como alternativa al punto de partida marxista-leninista para la acumulación de fuerzas revolucionarias: ya sea la anhelada "ruptura" en los años 70, la lucha contra el ingreso de España en la OTAN y contra las reconversiones industriales en los 80, el movimiento anti-globalización y anti-bélico en los 90 e inicios de este siglo, el movimiento republicano e indignado de los últimos diez años y, ahora, el movimiento catalán por el derecho de autodeterminación (versión pacífica de su precedente vasco).

Comunicados del Partido Comunista de Portugal sobre Cataluña.

Nota del PCP ante el encarcelamiento de dirigentes políticos de Cataluña
4 noviembre, 2017
Ante la gravedad de las medidas represivas que están padeciendo dirigentes políticos y miembros del gobierno regional de Cataluña, el Partido Comunista Portugués (PCP) considera que tales medidas constituyen una inaceptable manifestación de intolerancia antidemocrática que en nada contribuye a la solución de la compleja cuestión nacional de España, sino que tiende a complicarla y agravarla.

El PCP expresa su preocupación respecto a la instrumentalización de la cuestión catalana para, una vez más, sofocar los justos sentimientos de identidad nacional y reforzar posiciones centralistas autoritarias tan del gusto del gran capital español.

El PCP observa con preocupación que la escalada de hechos consumados y la ausencia de una solución política democrática tiende a aumentar las graves consecuencias sociales de la política del gobierno de Madrid dirigido por el PP, así como del gobierno catalán.

El PCP condena firmemente la promoción de valores nacionalistas reaccionarios y la acción de sectores fascistas franquistas que durante décadas han oprimido a los pueblos de España, situación tanto o más preocupante que se encuadra en la deriva que se produce en la Unión Europea tendente a limitar y atacar derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos.

El PCP considera necesario que, en el respeto a la Constitución de la República Portuguesa, los órganos de soberanía de Portugal en ningún modo acompañen ni alimenten, como lamentablemente ha hecho el gobierno, cualquier deriva autoritaria del gobierno y del Estado Español.

El PCP reitera su opinión de que la solución para la cuestión nacional en España deberá encontrarse en el plano de una solución política, que integre en el marco de una respuesta más general que asegure los derechos sociales y otros derechos democráticos de los trabajadores y de los pueblos de España, incluido el catalán.
Traduccion atalaya roja


Sobre Cataluña y los progresos relativos a la cuestión nacional en España
28 octubre 2017

El PCP subraya que la cuestión nacional en España tiene que ser considerada con la complejidad que la historia y la actual realidad que encierran aquel país.

La respuesta a esta cuestión, en particular en Cataluña, debe encontrarse en el marco del respeto de la voluntad de los pueblos de España y, en consecuencia, del pueblo catalán.

Son profundamente criticables las actitudes del Gobierno español, en la base de la intolerancia, del autoritarismo, de la coacción y de la represión.

El PCP considera preocupante, incierto y peligroso una escalada de hechos consumados, que abra espacio al inaceptable y condenable procedimiento que el Gobierno español protagoniza, y no sólo frente a esta situación, como en aspectos generales de que es ejemplo la «Ley de la mordaza» que ataca las libertades políticas y democráticas fundamentales.

Es evidente que, al amparo de la actual situación, se promueven valores nacionalistas reaccionarios y toman aliento sectores fascistas franquistas, que durante decenas de años han oprimido a los pueblos de España.

El PCP alerta para maniobras de ciertos sectores que pretenden esconcer sus responsabilidades en una política de clase contra derechos laborales y sociales a través de la instrumentalización de sentimientos nacionales.

La realidad está demostrando que la solución a la cuestión nacional en España debe encontrarse en el plano de una solución política que la integre en el marco de una respuesta más general que asegure los derechos sociales y otros derechos democráticos de los trabajadores y de los pueblos de España , incluido el pueblo catalán.

Esta es la posición del PCP, cuyo contenido difiere de la posición del Gobierno portugués y del Presidente, en particular, debido a su omisión que se respete la voluntad del pueblo en esta situación.

Sobre las formas utilizadas para la afirmación de los sentimientos nacionales en Cataluña, en particular la declaración de independencia producida, el PCP no se pronuncia específicamente, adelantando como elemento de carácter general la idea que considera preocupante una escalada de hechos consumados.

Sobre las elecciones regionales del 21 de diciembre en Cataluña
22 diciembre 2017

Las elecciones regionales de Cataluña, celebradas en circunstancias anormales, antidemocráticas, con destacados candidatos presos o perseguidos, representan una seria derrota de la política centralista, reaccionaria y represiva conducida por el gobierno minoritario del Partido Popular (que tuvo un resultado humillante) y confirma la necesidad de encontrar para la cuestión catalana, en el marco de una respuesta más general a la cuestión nacional en España, una solución política que respete los derechos democráticos y sociales de los ciudadanos de Cataluña y sus sentimientos nacionales.


Encontrar tal solución compete soberanamente a los pueblos de España. El PCP condena el apoyo que se ha dado por la Unión Europea a la política antidemocrática del gobierno de Mariano Rajoy e insiste en que la posición de los órganos de soberanía de Portugal debe guiarse por el estricto respeto de la Constitución de la República Portuguesa.

El PCP subraya el significado de la elevada e histórica participación del pueblo catalán en el acto electoral y considera urgente que se anulan las medidas de inaceptable intolerancia antidemocrática adoptadas tras el referéndum del 1 de octubre contra dirigentes políticos y miembros del gobierno regional de Cataluña.
Traduccion Moscu Sevillano

"Cobras 3,90 euros la hora y parece que tienes que dar las gracias porque tienes trabajo"

La plataforma 'No más precariedad' llaman a acudir a los actos de protesta convocados el 10 de febrero en varias ciudades españolas

Irene Santiago, del sindicato de estudiantes Acontracorrent: "La crisis no ha pasado, no nos damos cuenta de que no estamos viviendo, estamos sobreviviendo"

El movimiento ha anunciado una "gran movilización en Madrid" para el 26 y 27 de mayo

Laura Olías
07/02/2018 - 20:52h
Manifestación de las Marchas de la Dignidad, el 27 de mayo de 2017 en Madrid



Manifestación de las Marchas de la Dignidad, el 27 de mayo de 2017 en Madrid EFE/LUCA PIERGIOVANNI
"Nos dicen que estamos saliendo de la crisis. Pero ¿quién está saliendo?", se pregunta Lucía Caballero. La mujer, cartera y miembro de la Plataforma de Eventuales de Correos, es una de las participantes del espacio 'No más precariedad'. A unos cinco grados, en la calle, ha sido una de las encargadas de presentar el movimiento en una rueda de prensa "precaria" en Madrid en la que han explicado por qué animan a salir a la calle el próximo sábado 10 de febrero, sexto aniversario de la reforma laboral. "Algunos dicen que metamos dinero en fondos de pensiones para el futuro y yo pienso en qué dinero, si no tengo ni para llegar a fin de mes", prosigue Caballero.

El espacio 'No más precariedad', creado el pasado 13 de enero, cuenta con la participación de varios colectivos, como afectados por los desahucios, defensores de las pensiones públicas, estibadores, las Kellys, integrantes de Coca Cola en Lucha, miembros de Élite Taxi y riders de plataformas de reparto a domicilio, entre otros. También cuentan con el apoyo de miembros de Vamos, de Podemos –iniciativa para desplegar en la calle "espacios de participación y acción colectiva"–, aunque insisten en que no son los organizadores del colectivo.

Su intención es revitalizar la protesta en la calle con un movimiento social unitario, que sea la expresión de una situación compartida y sufrida por muchos ciudadanos: la precariedad. "No hay que buscar a la gente precaria. Está en nuestras escaleras, nuestros barrios, nuestras ciudades", explica José Coy, exafectado por la hipoteca, histórico activista murciano y vinculado a Podemos. Lo que pretenden desde el grupo es hacer visible ese malestar, convertir en indignación colectiva ese lamento que viven muchos ciudadanos y que comparten con sus familias, amigos y vecinos. "Y que no solo es lo laboral, es el modo de vivir. Bueno, es que esto no es vivir porque eso exige dignidad, es que estamos sobreviviendo", critica Irene Santiago, del sindicato valenciano de estudiantes Acontracorrent.
Las nuevas formas de trabajo de la "falsa economía colaborativa", denuncia Cecilio de Élite Taxi, "han precarizado el sector, que también se resiente por la precariedad del resto de la población, que no puede permitirse un taxi". Por ello, desde su colectivo participarán en los actos anti precariedad el próximo 10F



Rueda de prensa de participantes de 'No más precariedad' en Madrid, este 7 de febrero de 2018.
Rueda de prensa de participantes de 'No más precariedad' en Madrid, este 7 de febrero de 2018. L.O.

"Lo que no es visible no existe"

Es una batalla por la visibilidad –"tengo claro que lo que no es visible no existe", precisa Coy–, pero también una lucha sobre el discurso que impera en relación a la crisis económica. Este martes, el PP redujo la precariedad a un "mantra" de la oposición. Los integrantes de 'No más precariedad' quieren que la población y los gobernantes no olviden que muchas personas mantienen un nivel de vida mucho peor al previo a la crisis. Uno de los nuevos paradigmas de la pobreza en los países desarrollados es el de los trabajadores pobres: una tercera parte de los españoles pobres tiene un trabajo remunerado, según el último informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN).

También supone anticiparse a un temor: que el conformismo instale este modelo como el "normal" para las generaciones presentes y futuras. "Ya basta de precariedad, no podemos más", dice Rosario, miembro de la Asamblea de Vivienda de Usera. La mujer perdió su casa en 2012 y ahora vive ocupando un piso propiedad de una entidad bancaria. "La precariedad es no llegar a fin de mes, no poder pagar un recibo de la luz, perder la casa... Esto no ha terminado", dice con convicción y pesar a partes iguales.

Varios de los portavoces critican el triunfalismo en torno a la recuperación de la economía. Irene Santiago estuvo trabajando con un contrato parcial en una cadena de comida rápida, para poder compaginarlo con sus estudios universitarios. "Cobras 3,90 euros la hora y parece que hay que dar las gracias porque tienes un trabajo", denuncia. Este tipo de contrato precario está detrás de "las cifras de 'cae el paro'; no te dicen que es por contratos de verano, en la hostelería, mal pagados y por los que parece que tenemos que estar agradecidos".

En el mismo sentido se pronuncia Lucía Caballero, que recuerda las protestas de los estibadores el pasado año: "Oías a gente que los criticaba por cobrar mucho. Lo que debería molestar es que el resto cobremos tan poco, no que ellos cobren más". En su caso, "el sueldo me llega al día 5 y el resto lo pasamos con arroz".

Leopoldo Pelayo, portavoz de la Coordinadora en Defensa de las Pensiones Públicas en Madrid, alerta de "la forma de vida esclava" que se está imponiendo desde los gobernantes y los poderes económicos. "Nosotros somos la gente que acabó con la dictadura, estamos acostumbrados a la resistencia. Le queremos recordar al Gobierno que no nos vamos a rendir, vamos a pelear por lo que es nuestro, por nuestras pensiones".

Más allá del 10F
Todos ellos participarán en los actos de protesta que se están todavía organizando para este sábado 10 de febrero en varias ciudades, entre ellas Madrid, Barcelona, Valencia, Murcia, Málaga, Ourense, Sevilla, Bilbao, Zaragoza y Santa Cruz de Tenerife. Aunque los participantes no quieren que esto se quede en una fecha, sino que se instale como un espacio de reivindicación más allá del 10F. "Habrá una gran movilización el 26 y 27 de mayo en Madrid", anuncia José Coy, que quiere que 'No más precariedad' sea una "gran ola, una gran bola de nieve para que España sea un país de primera categoría en materia de derechos sociales".



No más precariedad
@nomasprecario
📽️ Somos las personas afectadas por la crisis, los recortes y el saqueo. Somos mujeres, hombres, pensionistas, jóvenes, gente trabajadora... Pero sobre todo, somos quienes no vamos a permitir que nos sigan precarizando la vida. El #10F llenaremos las calles #NoMasPrecariedad

18:47 - 29 ene. 2018
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La segunda movilización aún está definiéndose y la han fijado en mayo "porque tiene muchas fechas históricas" –sostiene Coy– "como el 15M, la primera gran movilización contra la precariedad". El activista considera que en el pasado asistimos a "un segundo periodo con las Marchas de la Dignidad y que ahora este puede ser ese tercer periodo de movilización".

La situación de la economía iraní


De acuerdo con algunos de los miembros del Consejo de la Federación —Cámara Alta del Parlamento de Rusia— (CF) en sus comentarios para Sputnik, los acontecimientos en Irán podrían ser el comienzo de una 'revolución del color'. 
Banderas de Irán (archivo)
© REUTERS/ MORTEZA NIKOUBAZL
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De acuerdo con Konstantin Kosachev, jefe del comité internacional del CF, la ola de protestas que azota Irán tiene motivaciones socioeconómicas y estaría relacionada con la situación interna del país. Sin embargo, el senador destacó que la situación en Irán no es de las peores entre los países de Oriente Medio.
En particular, Kosachev destacó que el PIB per cápita iraní actual es de 5.300 dólares, lo que es cerca de un 4,5% mayor que lo del 2016 y 1,5 veces superior que, por ejemplo, lo de Egipto. Además, el senador destacó que, la inflación, aunque bastante alta, es la mínima de los últimos 25 años. Y el desempleo (alrededor de entre 8% y 9,5%) es más bajo que lo vivido en Turquía (11,6%).
  • Influencia externa
Pese a que consideró la posibilidad de una "influencia externa" en la actual situación iraní, Kosachev dijo que "no atribuiría demasiada influencia a Washington", ya que EEUU no está "en la condición" de hacerlo e Irán tampoco es un país muy abierto a la influencia por parte de otros países.
Sin embargo, Kosachev consideró que no hay la menor duda que cualquier motivo para "sacudir" a Irán desde dentro será bien recibido por Estados Unidos, una vez que el país persa es declarado el "enemigo número uno" de la seguridad nacional de EEUU.
Además, el senador afirmó que Washington está consultando con Israel sobre los métodos de presión sobre Teherán. Recientemente, la televisión israelí informó que el 12 de diciembre Estados Unidos e Israel firmaron un acuerdo secreto de cooperación para contrarrestar la política de Irán, recordó el senador.
"Así que, por supuesto, el factor externo en las protestas iraníes está presente, aunque aún no es dominante. Creo que la ola de protestas pronto disminuirá, no habrá revolución, pero ya se ha realizado una revisión de las fuerzas. Teherán debe estar alerta y darse cuenta de que fuerzas muy influyentes del mundo están interesadas en que la 'primavera árabe' continúe, y también la '[primavera] persa'. Si no ahora ni mañana, pasado mañana ", concluyó Kosachev.
Mientras tanto, Trump destacó que Irán supuestamente está fallando "en todos los niveles" y ha llegado "la hora del cambio" en el país.
https://mundo.sputniknews.com/orientemedio/201801011075164625-iran-protestas-influencia-externa/

Partido y clase. Introducción (La correlación de fuerzas de clase en el Donbass, parte 1ª)


wpered
Al evaluar eventos en el Donbass, la izquierda a menudo se encuentra con extremos: Algunos creen que supuestamente se produjo una revolución socialista que luego fue suprimida por oligarcas rusos y la reacción interna; otros piensan que los trabajadores ni siquiera hacen exigencias de clase y limitándose, al papel de simples observadores y seguir esperando a una verdadera revolución. Los extremos, como saben, convergen, por lo que ambos puntos de vista conducen al hecho de que la izquierda se separa completamente de las masas y se encuentra al margen de los acontecimientos. «No llorar, no reír, no odiar, pero comprender», dijo el filósofo holandés Baruch Spinoza. En consecuencia, primero tratar de comprender lo que está sucediendo en el Donbass, sin llegar a extremos, y luego determinar el papel del partido en el movimiento obrero.
La posición del proletariado industrial en vísperas de la guerra.
Para empezar, las protestas en el Donbas son una respuesta al «Eurosmaidan». Fueron los eventos en Kiev los que despertaron al Donbass que durante los últimos 25 años casi no se mostró políticamente. En el resto de Ucrania se considera que la parte más sumisa de la población del país vive aquí, que desdeñosamente se llamó «ganado». Los nacionalistas ucranianos no pudieron ganar el Donbass en 2004 durante el «Maidan», o en 2013 durante el «EuroMaidan». Sin embargo, Viktor Yanukovych no gozó de gran autoridad entre la población local. Por supuesto, el liderazgo de la entonces región de Donetsk, utilizando un recurso administrativo, llevó a las multitudes a manifestaciones en apoyo del presidente pero esto no significaba que realmente lo apoyaran. Por el contrario, en el Donbas fue odiado porque no cumplió las promesas de su campaña: el establecimiento de relaciones normales con Rusia, la concesión al idioma ruso como lengua del estado, etc. En el Donbass si votaban no era por Viktor Yanukovich, era por ir en contra de Viktor Yushchenko y Yulia Timoshenko … En 2014, después del golpe, cuando el presidente abandonó el país, al odio se le unió el desprecio.
En cuanto al proletariado, durante mucho tiempo no separó sus intereses de los intereses de la oligarquía local. Fue en el Donbass prerrevolucionario cuando el trabajador asalariado murió de hambre, vivió en un barracón y trabajó durante 12 horas al día, por lo que no tenía nada que perder excepto sus cadenas. Y antes de la Guerra del Donbass, las fábricas y las minas pagaban salarios bastante altos, por lo que el proletariado industrial vinculó el crecimiento de su bienestar con el bienestar del propietario de la empresa. Por lo tanto, en 2013 el salario promedio en la región de Donetsk fue de 3 800 grivnas, mientras que en Ucrania fue de 3 300 grivnas. En la industria del carbón, en algunas zonas de la región, el salario ascendia hasta 5 700 grivnas, y el promedio para la industria estaba sobre 4 600.
Las estadísticas oficiales, por supuesto, dan sólo datos aproximados, por lo que con frecuencia los ingresos de los trabajadores fueron ligeramente superiores. Esto se explica por la recepción de parte del salario en «sobres» (efectivo emitido por separado de las ganancias básicas para evitar el pago de impuestos) y por la búsqueda de «chapuzas» (ganancias adicionales). La jornada laboral de ocho horas, un fin de semana completo y unas vacaciones anuales pagadas contribuyeron al hecho de que el proletariado vendió su trabajo no sólo en la empresa, sino también fuera de ella. Por lo tanto, en lugar de luchar por intereses económicos en una fábrica o mina, los trabajadores a menudo buscaban ingresos adicionales fuera de ella. Esto no es sorprendente ya que una huelga es sólo una de las formas de la lucha del trabajador por condiciones más favorables para la venta de su fuerza de trabajo. Pero la lucha puede cambiar sus formas, comenzando por «chapuzas» y acabando por buscar trabajo en otras regiones. Al mismo tiempo, la venta de mano de obra no sólo en la empresa, sino también más allá de sus fronteras aumentando la jornada laboral y aumentando la extensión de la explotación laboral.
Karl Marx y Friedrich Engels en el Manifiesto del Partido Comunista señalaron que junto con el socialismo proletario también hay doctrinas reaccionarias. Durante la «perestroika» en la Unión Soviética el llamado socialismo de mercado se generalizó. Con la ayuda de las reformas de mercado querían «corregir» el socialismo. Lo que esto condujo a esto es bien conocido: la restauración del capitalismo. Sin embargo, los remanentes de las ganancias socialistas aún se conservan, lo que permite a los trabajadores llevar no sólo un estilo de vida tolerable o, mejor dicho, pequeño burgués. Viven en apartamentos que fueron gratuitos durante la era soviética, a menudo poseen un terreno que les permite hacer un buen suministro de alimentos, también reciben un salario y una pensión estatal al alcanzar la vejez.
Permítanos detenernos en más detalles sobre este fenómeno como la disponibilidad de un terreno para un trabajador. 6 acres de tierra comenzaron a entregarse de forma gratuita alrededor de la década de 1960. Esta inofensiva decisión, a primera vista, del liderazgo soviético tuvo consecuencias muy tristes para el primer país socialista en el mundo. En lugar de una mayor socialización de la producción con el uso de máquinas que hacen posible aumentar significativamente la productividad del trabajo surgió el proceso inverso cuando una porción insignificante de tierra se procesó nuevamente con la ayuda de herramientas patriarcales. Pero es la alta productividad el sello distintivo de la sociedad comunista. Con la restauración del capitalismo, el Día de la Solidaridad Internacional de los Trabajadores fue convertido por los capitalistas en el Día de Primavera, y en lugar de luchar las masas de trabajadores contra la opresión social se podía observar un enorme trabajo en pequeñas parcelas de tierra. Antes de la guerra, me dijo un trabajador que no se levantará para luchar hasta que no haya en su casa un saco de patatas. Entonces le dije que la reforma agraria tarde o temprano se lo va a quitar.
Todos los beneficios sociales mencionados anteriormente son un lujo no sólo para el resto de los países del Tercer Mundo donde no había socialismo, sino incluso para países capitalistas altamente desarrollados. Sin exagerar, podemos decir que el proletariado industrial en el Donbass ocupó la posición de la aristocracia laboral. Pero si en Occidente la aristocracia laboral aparecía como resultado de sobornar a los altos mandos del proletariado con una parte de superganancias monopólicas, entonces aquí, fue a expensas de las reminiscencias del socialismo. En las condiciones de empobrecimiento general causadas por la contrarrevolución y, en consecuencia, la disminución de la producción (en la década de 1990 el PIB de Ucrania se contrajo casi el 60%, siendo el doble a la caída económica de los EEUU en la era de la Gran Depresión), los mineros y metalúrgicos, de hecho, ocuparon una posición privilegiada. Cada uno de ellos, por supuesto, buscó preservar esta posición para sí mismo. Esto se manifestó más claramente durante la siguiente reducción de personal cuando en lugar de unirse contra los enemigos de clase los trabajadores lucharon dentro de su propia clase. Para permanecer en la empresa o ganar un lugar más rentable en la jerarquía de producción los trabajadores trataron de ganarse el favor de sus superiores y, a menudo, se «sentaron» (se sustituyeron) entre sí. Este estado de cosas se explica por el hecho de que en la era del capitalismo la competencia existe no sólo entre los capitalistas, sino también entre los proletarios. Y con cada despido o empresa cerrada la competencia dentro del proletariado sólo creció.
En la etapa del capitalismo, el trabajo manual fue reemplazado por el trabajo mecánico que creó un ejército de reserva de mano de obra. La disminución en la demanda de mano de obra llevó a una disminución en su precio. Pero en el espacio postsoviético todo sucedió exactamente al revés. Cuando las minas fueron cerradas en el Donbass, los mineros fueron expulsados a la calle. Esto no significaba que la demanda de mano de obra estaba disminuyendo. Por el contrario, la demanda podría mantenerse, sólo que adquirió una forma diferente. En el sitio de la empresa minera a menudo aparecían minas pequeñas ilegales en las que se extraía carbón por un método artesanal. A menudo se les pagaba más que en las minas legales pero las condiciones de trabajo eran terribles ya que en el período prerrevolucionario no había garantías sociales. En 2011 se liquidaron 420 minas ilegales en la región de Donets, pero 314 continuaron trabajando.Por ejemplo, en Snezhnoe más de la mitad de las pequeñas minas liquidadas estaban extrayendo en el lugar de las minas cerradas y sólo una cuarta parte de ellos estaban en parcelas libres. En otros casos, las pequeñas minas se ubicaron en territorios mineros donde allí aún operaba una mina legal. La extracción ilegal de carbón se llevó a cabo en casi toda la región de Donetsk, pero con mayor frecuencia en el este de la región ya que las capas de carbón se encuentran cerca de la superficie de la tierra.
En la región de Donetsk la extracción ilegal de carbón fue controlada por la familia y los socios más cercanos de Viktor Yanukovich. Esto estaba en conflicto con los intereses de Rinat Akhmetov, el dueño de las minas legales. La familia Yanukovych vendió carbón ilegal en el extranjero que era mucho más barato. Las materias primas se suministraron primero a las minas estatales y luego a través de empresas intermediarias se exportaron al exterior. Al mismo tiempo, se asignaron enormes sumas de dinero del presupuesto del país para el desarrollo de la industria del carbón en Ucrania. El volumen anual de subsidios eran más de 12.5 mil millones de grivnas. Por supuesto, el dinero no llegó al destinatario sino que «se instaló» en los bolsillos del séquito de Yanukóvich. Entonces nació el mito sobre el subsidio de la región de Donetsk. En poco tiempo el presidente ucraniano logró reunir una gran fortuna y volverse tan insolente que simplemente dejó de organizar a los oligarcas ucranianos que hasta hace poco lo consideraban su protegido. Organizaron una conspiración contra él llamada «Euromaidan».
Pero a diferencia del liderazgo ucraniano actual, Viktor Yanukovich al menos intentó actuar como presidente de un país independiente maniobrando entre los dos centros de acumulación de capital: la UE y Rusia. Era consciente de que, con la ayuda del Acuerdo de Asociación, Bruselas tratará de mitigar la crisis económica en la Unión Europea a expensas de Ucrania. En este sentido, el presidente exigió razonablemente de la UE una compensación monetaria así como garantías que permitieran vender la principal mercancía ucraniana en la UE, la mano de obra. Tal garantía sería la abolición del régimen de visados. Los que reemplazaron a Yanukovych aceptaron la asociación sin ninguna compensación ni garantía. Por supuesto, el depuesto presidente tampoco tenía nada en contra de la UE, pero si el acuerdo con Rusia prometía algún beneficio económico entonces Yanukovich ciertamente los concluyó.
El golpe en Kiev en 2014 demostró que Ucrania podía mantener su integridad territorial sólo aplicando una «política de vectores múltiples». Tan pronto como decidió unirse a uno de los centros de acumulación de capital inmediatamente comenzó a desmoronarse. Ucrania es un campo de batalla de monopolios internacionales. Su economía está completamente controlada a través del dólar y el euro, por lo tanto, la política ucraniana se reduce únicamente a la creación del mejor «clima de inversión» en el país. Sin embargo, esta circunstancia no impide en lo más mínimo a los oligarcas ucranianos hacer fortunas aquí, al igual que a los partidos ucranianos hacer su propia política. Todos los partidos burgueses ven su tarea en la venta de Ucrania a las empresas transnacionales a cambio de permitirles permanecer aquí como empleados.
Al mismo tiempo, los acontecimientos en Ucrania demuestra el colapso del llamado mundo unipolar. El  capital ruso continúa ampliando su esfera de influencia, y el imperialismo de Estados Unidos ya no es capaz de mantener su influencia sobre todo el territorio de Ucrania que se separó como Crimea y la mitad del Donbass. Pero esto será discutido en el próximo artículo.
Continuará.
Stanislav Retinsky, Secretario del Comité Central del KPDNR.