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domingo, enero 12, 2020

El testamento de Francisco Franco importa mas por lo que oculta por lo que muestra


Del documento publicado se pueden sacar escasas conclusiones sobre el montante total del patrimonio de la familia, pero sirve para vincular su riqueza al periodo más negro de la historia de Europa

Buena parte de los bienes del dictador estaban a nombre de Carmen Polo o de testaferros cercanos a la familia

Por ejemplo, el famoso piso de la calle Bécquer o la finca que se recalificó para construir 3.000 viviendas y el centro comercial Xanadú

El dictador hizo parte de su fortuna a través de acciones de empresas de la industria nazi que utilizaron trabajo esclavo de los campos de concetración
Franco y Hitler hacen el saludo
Fascista durante su reunion en Hendaya en
1940 Heinrich Hoffman/Narodowe archiwum
Cyfrowe



Por Antonio Maestre19 nov 2019 21:23

El diario El Mundo publicó esta semana un documento de indudable importancia histórica: el testamento del dictador Francisco Franco. Un documento que de poder ser indubitado de manera profesional por historiadores para incorporarlo al corpus documental significará la constatación de muchas de las investigaciones sobre la fortuna de los Franco. A pesar de eso, la publicación interesadamente filtrada tiene como objetivo cuestionar las informaciones sobre la ingente fortuna amasada por la casta del dictador.

El testamento importa más por lo que oculta que por lo que muestra. En el proceso de investigación histórico es tan relevante el contenido como el continente y, más aún, el contexto. La exclusiva del testamento está firmada por Emilia Landaluce, muy próxima a Francis Franco. La periodista fue la escritora del libro hagiográfico del nieto del dictador llamado La naturaleza de Franco, cuando mi abuelo era persona.

La filtración a una periodista de cabecera de la familia Franco intenta minusvalorar el importe del patrimonio de los herederos del dictador en un momento en el que los bienes de la saga han sido puestos en cuestión y ha comenzado a aparecer en el debate público la necesidad de recuperar un capital ilegítimo logrado por 40 años de represión.

En un momento en el que el Estado tiene procesos abiertos para recuperar las Torres de Meirás y cada movimiento de la familia para desprenderse de sus bienes está en el foco de la opinión publicada, movimientos mediáticos de este calado tienen como objetivo desviar la atención sobre la verdadera dimensión de la riqueza construida por la saga del dictador y así evitar cualquier propuesta política de recuperación del patrimonio expoliado.

Lo primero que hay que rebatir son las supuestas frugalidad y austeridad del dictador que propugna la publicación del testamento al no consignar la mayoría de los bienes que en la actualidad están en manos de la familia. Incluso si se diera por bueno el patrimonio consignado en el documento publicado por El Mundo, significaría que con un salario de 2.493 pesetas al mes como militar al comienzo de la guerra Franco amasó un total de 28 millones de pesetas en 32 años a fecha del testamento.

Aún contando con que todos los gastos de su vida estaban a cargo del Estado huelga decir que los números dan cuenta de su evidente enriquecimiento irregular. Sin gastar ni una sola peseta de su salario, algo bastante normal en quien tiene a disposición los recursos del Estado, el montante total del patrimonio publicado en el testamento sobrepasa con creces la capacidad de ahorro del dictador.

La trampa fundamental de la estrategia de blanqueo es considerar que el patrimonio de los Franco estaba en su totalidad en un testamento de Francisco Franco fechado en 1968, siete años antes de su muerte. Primero porque desconocemos si ese testamento fue el definitivo y si en los siguientes años pudo adquirir muchos otros bienes. Además, la razón fundamental es que la mayoría del patrimonio estaba a nombre de su mujer, Carmen Polo, o de testaferros interpuestos y sociedades pantalla a nombre del jefe de la casa civil de los Franco o de otros colaboradores del dictador.

Como ejemplo de esta práctica podemos advertir el caso de la finca de Hermanos Bécquer, que perteneciendo a la familia Franco y siendo la vivienda de la hija del dictador hasta su muerte, no aparece en el testamento del patriarca. La razón puede dar muestra de la práctica opaca de la desviación del patrimonio de la familia durante la dictadura.

La vivienda en Hermanos Bécquer fue un capricho de Carmen Polo, que se encariñó del edificio al ir a visitar a amigos y tomar con ellos café y pastas. La situación del inmueble, cerca de la embajada de Portugal, era también muy importante porque permitiría a la familia ir rápido a pedir asilo al dictador Salazar en caso de que les derrocaran.

La vivienda pertenecía a Elena Astoreca Gavaldá, esposa de Enrique Marsans, muy próximo al régimen, ya que fue número dos de Luis Bolin Bidwell en la Oficina de Prensa y Propaganda de las fuerzas fascistas durante la guerra. La propiedad fue donada en 1941 a la familia Franco por la esposa de Marsans a través de una sociedad interpuesta llamada Ursaria a cambio de 4.000 acciones de la sociedad. Dicha sociedad ni siquiera estaba a nombre de Carmen Polo, sino a nombre del Marqués de Huétor de Santillán, que era jefe civil de la casa de los Franco.

Tras varias sucesiones accionariales y con el uso y disfrute pleno de la vivienda en Hermanos Bécquer de los Franco, la propiedad pasó a estar a nombre de Carmen Franco Polo el 30 de septiembre de 1977. Patrimonio aparecido de la nada que a pesar de ser propiedad de los Franco no podría aparecer en un testamento datado en 1968.

El mismo modus operandi funcionó con la adquisición de la finca de Valdelafuentes. La utilización de testaferros era una práctica normal en los Franco y uno de ellos era el que estaba al frente de la inmensa finca de Arroyomolinos. La propiedad de Franco, adquirida en 1951 para que el dictador tuviera un terreno para el asueto ocasional campestre, estaba a nombre de José María Sanchiz Sancho, alias "El Bollo", y solo pasó a nombre de los Franco años después de la firma del documento publicado por El Mundo. Una finca que acabó con una recalificación millonaria donde se construyeron 3.000 viviendas y el centro comercial Xanadú. Enriquecimiento ilegítimo que no puede estar incluido en dicho testamento.

Otra de las variables a tener en cuenta para desestimar el documento como fidedigno para evaluar el patrimonio de los Franco es que según el testamento filtrado a El Mundo el dictador tenía 28 millones de pesetas y las Torres de Meirás estaban tan solo valoradas en 14, lo que es al cambio unos 900.000 euros. Sirva de contraste que la familia rechazó en 1998 una oferta de la diputación de A Coruña por el pazo que equivaldría a 4,6 millones de euros. Sin tener en consideración otros elementos como la denominada Operación Café, detallada por el historiador Angel Viñas,  y que proporcionó a las arcas del dictador 7,5 millones de pesetas en 1939 con la venta fraudulenta de café donado al Estado por el dictador brasileño Getulio Vargas.

Franco y su lucro con empresas del nazismo

Uno de los elementos más interesantes de lo publicado en el testamento permite establecer una trazabilidad de la riqueza de los Franco que ha aparecido inadvertida incluso para la propia familia. Se trata del lucro a través de acciones de empresas que tuvieron relación con la industria química nazi, que se enriqueció con el trabajo esclavo en campos de concentración. Son varias las empresas con estas vinculaciones de las que podemos hablar a pesar de los errores en la información de El Mundo a la hora de explicar su procedencia.

Según lo consignado en el testamento, Francisco Franco disponía de 233.000 pesetas en acciones de la empresa Nitratos de Castilla, lo que equivaldría en la actualidad según el INE a 32.943,47 euros. La empresa afincada en Valladolid fue creada en el año 1940 por José Lipperheide Henke, uno de los nazis en España requeridos años después por los aliados para su entrega, y posteriormente integrada en el Instituto Nacional de Industria debido a un plan ambicioso de Jose Antonio Suanzes para afianzar un plan de elaboración de Nitrógeno comenzado durante la dictadura de Primo de Rivera.

El plan concedió a la IG Farben la adquisición del 50% de empresas españolas como Fabricación Nacional de Colorantes y Explosivos (FENCE) para adquirir los avances tecnológicos de la empresa alemana. Entre las corporaciones adheridas al emporio químico nazi en dicho plan se encontraba Nitratos de Castilla, con la que se enriqueció el dictador mientras se extraía Buna, un derivado del carbón, con judíos de Auschwitz en el campo de concentración de Auschwitz-Monowitz, también conocido como Buna-Monowitz o Auschwitz III. En el subcampo establecido en 1942 en Monowice murieron 1670 prisioneros en las labores de extracción de Buna para la IG Farben, mientras que otros 11.000 fueron enviados al campo de exterminio de Birkenau.

En la información de Emilia Landaluce se habla también de 582.000 pesetas en acciones de Unión Explosivos de Río Tinto, fundada en 1896. La empresa de la que habla El Mundo fue constituida en 1970, dos años después de la fecha del testamento, así que no puede ser en la que el dictador tenía acciones.

En el año 1896 la empresa que se creó fue la Unión Española de Explosivos (UEE), que pasó a llamarse Unión Explosivos de Río Tinto tras la fusión con la Compañía Española de Minas de Río Tinto (CEMRT). Una empresa estrechamente vinculada a la IG Farben según documentos desclasificados por la Oficina de Servicios Estratégicos de EEUU. De hecho, la compañía acabó integrada en la empresa SA CROS (actualmente ERCROS) que fue propietaria de la fábrica de Flix en Tarragona tras la Segunda Guerra Mundial, propiedad de la corporación nazi hasta su desaparición en 1945 por la declaración de los aliados de la IG Farben en el programa Safehaven de Breton Woods de empresa demasiado corrupta para ser recuperada.

En definitiva, del testamento de Francisco Franco se pueden sacar escasas conclusiones sobre el montante total del patrimonio de la familia, pero sirve para vincular su riqueza al periodo más negro de la historia de Europa.

Antonio Maestre es autor del libro Franquismo S.A., editado por
Arduo "camino hacia la libertad" en el Sáhara Occidental



historia del Sáhara Occidental, la última colonia en África, es la historia de la violación flagrante del derecho internacional y de la persistencia de la ocupación militar durante cuatro décadas por parte de un país africano sobre otra nación africana. Pero también es la historia de la violación sistemática de los derechos humanos, de miles de historias de familias separadas por la fuerza, de vidas y sueños robados, pero con un sabor de resistencia y la negativa del pueblo de este territorio a abdicar.



Desde los primeros días de la invasión del territorio por Marruecos en octubre de 1975, miles de saharauis huyeron de los bombardeos y asesinatos masivos, buscando refugio en la vecina Argelia bajo la protección y organización del movimiento de liberación saharaui, Frente POLISARIO. Y todavía siguen allí, viviendo en el segundo campo de refugiados políticos más antiguo del mundo después de los palestinos Para empeorar aún más la situación, el ejército marroquí construyó un muro militar de 2.700 km de largo sembrado de millones de minas terrestres y miles de soldados, intensificando así la separación de las familias.



La mujer saharaui siempre ha sido un fuerte pilar de la cultura nómada y beduina saharaui, no solo a nivel social, sino también en la participación política en la vida colectiva. Incluso fue consultada en situaciones de guerra, porque en la cultura tradicional saharaui, todos deben participar en la toma de decisiones, incluidos los niños, a los que se motiva desde una edad muy temprana a forjarse una personalidad fuerte, necesaria para enfrentarse a las dificultades del desierto. Desde que comenzó la invasión, las mujeres y los jóvenes saharauis fueron los principales objetivos de la opresión marroquí, pero también fueron los primeros en levantarse y resistir con el rigor de la juventud, el el apego a la identidad y el rechazo de la dominación y la agresión extranjeras.



Mujeres saharauis: el mismo sufrimiento, el mismo destino



Elghalia Djimi y Mbarka Mehdi, dos mujeres de mediana edad reflejan la historia de este conflicto mal cubierto en los principales medios de comunicación. Mbarka huyó de la invasión con su familia cuando era niña, para vivir en los campos de refugiados. Es periodista en la televisión saharaui. Perdió de vista a muchos miembros de su familia que se quedaron en la ciudad ocupada de Smara desde 1975, y desde entonces no ha podido ver su tierra natal.



Al otro lado del muro militar, Elghalia vive en la capital ocupada del Sáhara Occidental, El Aaiún. Todavía era joven cuando se convirtió en víctima de desaparición forzada en una cárcel secreta marroquí durante 4 años, de 1987 a 1991. Después de su liberación, comenzó una larga y valiente lucha contra las violaciones de los derechos humanos en su país, convirtiéndose en vicepresidenta de una Asociación saharaui de derechos humanos que trabaja bajo la dominación colonial marroquí.



“Cuando vi las vergonzosas fotos de prisioneros iraquíes en Abou Ghraib en 2004, no me sorprendió realmente, porque viví humillaciones similares con muchos de mis compatriotas saharauis, hombres y mujeres, en un campo de detención secreto en El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental, en 1987", dice El Ghalia Djimi, condenando lo que describe como uso sistemático de la tortura y la opresión por parte de las autoridades marroquíes en su territorio, desde su ocupación hasta la fecha.
Nada ha cambiado", dice Elghalia. “La misma rancia actitud de negación de todos los derechos, la misma rancia arrogancia y crueldad se sigue ejerciendo hoy contra cualquier saharaui que se atreva a protestar contra la ocupación marroquí. Y esto sucede todos los días, pero nadie habla de ello, excepto las pocas organizaciones, observadores internacionales o periodistas que logran visitar el territorio en ese momento. ¡Aun así, rara vez se les escucha, si es que se les escucha alguna vez!”, añade.



De hecho, todas las organizaciones internacionales relevantes de derechos humanos, como Human Rights Watch, Amnistía Internacional, la Fundación Robert F. Kennedy, Front Line Defenders y muchas otras, han informado sobre estas violaciones en los últimos 20 años, frecuentemente con evidencias y pruebas muy contundentes de los abusos cometidos por funcionarios marroquíes. Sin embargo, las Naciones Unidas no protegen al pueblo del Sáhara Occidental, que todavía está en la lista de la Cuarta Comisión de Descolonización de la Asamblea General.
Conozco a muchos compatriotas que fueron asesinados bajo tortura o debido a unas condiciones de detención inhumanas solo porque eran saharauis", agrega Elghalia. "Mi propia abuela, de 60 años, falleció en un campo de detención secreto marroquí a mediados de la década de 1980, y todavía no sé cómo murió. ¿Quién es responsable de eso? ¿Y, ante todo, por qué fue detenida? Lo único que sé es que el Consejo Consultivo Marroquí para los Derechos Humanos, después de años de negar la relación del Estado con su desaparición, de repente, en 2010, puso su nombre en una lista de más de 350 saharauis que murieron en cárceles secretas entre 1975 y 1993. Pero, no se produjo ninguna reacción internacional tras ese reconocimiento de responsabilidad. A nadie parece importarle”, dijo con lágrimas resbaladizas en su mejilla, que limpió inmediatamente para no dar aspecto de debilidad.

 Otra cara de la moneda



La historia de Mbarka Mehdi, es diferente. Contaba solo 6 años cuando tuvo que huir, en 1975, con algunos miembros de su familia, de los ataques militares marroquíes contra la ciudad ahora ocupada de Smara, para vivir desde entonces en los campos de refugiados en el suroeste de Argelia.



Los saharauis construyeron los únicos campos de refugiados del mundo completamente organizados y administrados por los propios refugiados. Constituyeron su Gobierno en el exilio, la República Saharaui, en 1976, para autoorganizarse en pequeñas ciudades o campamentos de refugiados que llevan el nombre de sus ciudades ocupadas que hubieron de abandonar. Construyeron escuelas, hospitales, ministerios y administraciones para proporcionar lo básico a unos 200.000 refugiados. Y así dieron un ejemplo único de determinación  y voluntad de resistir la ocupación extranjera, no solo a nivel político, sino a todos los niveles que preservan su identidad y cultura como una auténtica nación africana que lucha por la libertad, rechazando la dominación cultural y política o la rendición a un Marruecos fuertemente apoyado por Occidente.



“Yo era joven, pero podía ver y sentir un terror que aún vive en lo profundo de mí. En particular, tenía recuerdos borrosos de la atmósfera de pánico, gritos y largas noches de miedo que no podía entender, y principalmente recuerdo cómo tuvimos que huir de nuestra casa, dejando todo atrás, llevando solo la ropa que teníamos puesta y algunos otras cosas esenciales. Y, sobre todo, todavía recuerdo a mis primos, a quienes perdí de vista desde entonces, y a mis amigos y vecinos de la infancia, que murieron durante la invasión o años después en las cárceles”, dice Mbarka con una voz suave pero firme.

Describe los primeros días en los campos de refugiados con un brillo de nostalgia en los ojos, admitiendo que fueron días muy difíciles, porque hubo muchos sufrimientos que acompañaron el éxodo forzado de los refugiados, pero también días de un alto espíritu de resistencia, confraternización y humanidad.



“Era noviembre y diciembre de 1975. El desierto era cruel y frío, y realmente no teníamos nada para comer, beber o vestir. Sin embargo, recuerdo principalmente a aquellos orgullosos y generosos hombres y mujeres jóvenes que se ofrecieron como voluntarios para organizar nuestro pobre campamento, distribuyendo la escasa comida entre las familias, dando prioridad a los ancianos y niños y, al mismo tiempo, protegiéndonos de los ataques militares marroquíes. Eran los héroes y heroínas del movimiento de liberación saharaui POLISARIO, se convirtieron en mi inspiración. Y creo que su actitud explica el hecho de que mi generación deviniese ejemplar en todo, en estudios, en productividad y voluntariado, y en la determinación de continuar la lucha, porque lo hemos visto todo: la injusticia, la crueldad del invasor, la muerte y la negación de nuestros derechos más básicos, pero también la voluntad de levantarnos y luchar", enfatiza Mbarka.



El Ghalia tiene otro enfoque de la historia que contar sobre la vida bajo ocupación. No podía olvidar cómo fue torturada y "tratada como un animal" en la cárcel secreta marroquí de PC-CM [Kalaat M´Gouna] en la capital del Sáhara Occidental. "¿Te imaginas a hombres y mujeres jóvenes, viviendo durante 4 largos años con la misma ropa y la muda interior, con los ojos vendados y esposados en celdas pequeñas y sucias que habían sido utilizadas durante la época colonial española como pocilga para criar cerdos, sin ningún tipo de alimentación adecuada, medicinas o espacio para las necesidades higiénicas? Fuimos casi despojados de nuestra humanidad, si no fuera por la rabia de vivir y sobrevivir, y la voluntad de resistir su intento de quebrantar nuestra dignidad”.



Una comunidad internacional sorda, muda y ciega



Lo peor es que la comunidad internacional es indolente ante estas cuatro décadas de sufrimiento humano. En abril de 2013, Francia y España unieron sus fuerzas en el Consejo de Seguridad de la ONU para oponerse a un proyecto de resolución propuesto por los EE UU, en el que Washington, por primera vez, apoyaba la demanda internacionalmente exigida de incluir la supervisión permanente, independiente y exhaustiva de los derechos humanos en el mandato de la misión de la ONU en el Sáhara Occidental. Francia, que juega el papel de defensor de la democracia y los derechos humanos en muchos otros conflictos y crisis, como en Libia o Malí, siempre ha sido manifiesta y ferozmente hostil a estos mismos principios en lo que respecta a los derechos humanos en el Sáhara Occidental.
El Enviado Personal del Secretario General de las Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, embajador Christopher Ross, estaba alarmado por el estancamiento persistente de la situación e intentó, en sus dos últimos informes al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, llamar la atención de los Estados miembros sobre el peligro de "mantener el statu quo” en esta última colonia en África, especialmente después de la explosión de conflictos, disturbios y terrorismo en países del Sahel, como Malí, pero también en Libia, y la posible influencia que esta situación puede tener en el Sáhara Occidental. Con razón, dijo que fue un error pensar que el estancamiento beneficiaría a alguien. Terminó renunciando a su cargo en 2015, después de haber sido boicoteado por Marruecos y no respaldado realmente por la ONU o por los principales miembros permanentes del Consejo de Seguridad.

nuevo secretario general de la ONU, Antonio Guterres, nombró al ex presidente alemán, Hans Köhler, como su enviado personal. Este político europeo logró organizar dos rondas de conversaciones directas entre las dos partes en conflicto, el Reino de Marruecos y la República Saharaui (RASD), con la participación de los dos países vecinos, Argelia y Mauritania. Pero nuevamente, solo pasó un año en su puesto antes de llegar a la conclusión de que el verdadero problema radica en la renuencia de la llamada comunidad internacional para implementar el derecho internacional. Guterres dijo claramente en su último informe al Consejo de Seguridad, en abril de 2019, que: “Una solución al conflicto es posible. Sin embargo, encontrar una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable que permita la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental requerirá una fuerte voluntad política no solo de los partidos y los Estados vecinos, sino también de la comunidad internacional" (S/2019/282. Párr.: 73). Aparentemente, tanto Guterres como Köhler intentaron hacer algo con respecto a a la grave situación de los derechos humanos, al menos presionando al Consejo para que incluyera la supervisión y la protección de los derechos humanos en el mandato de la Misión de la ONU para el referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO), vigente desde 1991, y ampliamente criticada por las organizaciones internacionales de derechos humanos porque hasta ahora no ha logrado cumplir su mandato inicial. Finalmente, Köhler dimitió el 22 de mayo pasado. Las razones concretas dadas por Guterres para explicar esa renuncia carecen de relevancia, pues la situación misma lo dice todo.



"¡No nos ven porque no ponemos bombas!"
Es peligroso jugar con el destino, los sentimientos y la paciencia de la gente", afirma Mbarka. Y cree que los jóvenes saharauis "muy bien pueden perder la paciencia y optar por la violencia para liberar a su país". No ven esperanzas de futuro; no ven una verdadera reacción por parte de la llamada comunidad internacional, solo conversaciones y palabras vacías y resoluciones que no resuelven nada”.



En las zonas ocupadas, en el lado occidental del muro militar marroquí, Elghalia comparte la misma opinión y cree que la opresión y la inaudita violencia marroquí contra manifestantes pacíficos saharauis tienen como objetivo empujar a la generación joven a la violencia. "Así es como lo entiendo, de lo contrario resulta incomprensible", señala.
Esta posibilidad es especialmente peligrosa porque toda la región del norte de África está en ebullición. "Túnez y Egipto son ejemplos que los jóvenes miran", dijo Hamdi Toubali -un saharaui de 27 años que marchó a los campos de refugiados en 2005 huyendo de la persecución policial en El Aaiún-, cuando se le pidió que comentara la falta de atención que la comunidad internacional parece prestar a la lucha y las actividades pacíficas de él y sus amigos.



"Simplemente, no nos ven; sencillamente, no les importa. Tal vez sea porque protestamos pacíficamente contra el muro marroquí y la ocupación marroquí en lugar de hacer estallar bombas o derramar sangre en las calles marroquíes. Y esto es realmente lamentable", se queja Hamdi, subrayando que la mayoría de los jóvenes saharauis creen que reanudar la lucha armada legítima puede ser la única opción que la comunidad internacional deja a los saharauis, aunque siguen manteniendo el espíritu de disciplina y el compromiso con la estrategia pacífica general de la dirección saharaui.



No hay luz al final del túnel



La actitud y la posición marroquí permanecen inalteradas: una negativa total a aceptar cualquier tipo de solución que pueda dar al pueblo saharaui la posibilidad de independencia. El Rey marroquí nunca deja de subrayarlo, en todos sus discursos, especialmente el del 9 de octubre de 2009, en el que enfatizó la determinación de su país de mantener la ocupación, afirmando que "se es patriota o se es traidor. No hay otra posibilidad. No se puede disfrutar de los derechos y privilegios de la ciudadanía solo para abusar de ellos y conspirar con los enemigos de la patria”. Por supuesto, las declaraciones de Su Majestad son recogidas de inmediato por las diferentes autoridades marroquíes y traducidas en actos de violencia, discriminación y opresión contra cualquiera que se atreva a oponerse a la voluntad del rey, los saharauis en primer lugar.



La historia del Sáhara Occidental y las historias individuales de miles de saharauis como Elghalia, Mbarka o Hamdi quedarán como una deshonrosa vergüenza en los anales de la ONU y la comunidad internacional. Constituye un desafío al derecho internacional, por supuesto, pero también es un desafío para todos aquellos que piensan que el Estado de derecho, la democracia, la justicia social y los principios humanos deben prevalecer sobre la ley de la jungla que las grandes potencias siempre intentan imponer a la humanidad.


 Mas el "camino hacia la libertad" nunca ha sido fácil de recorrer. "Requiere luchas y sacrificios amargos, especialmente de las naciones africanas que siempre han sido despreciadas y subestimadas por sus opresores", ratifica Elghalia; y añade que su generación no tiene otra opción que "mantener la lucha para que nuestros hijos puedan recuperar su tierra y su dignidad en el futuro, porque nosotros podremos morir antes de disfrutar de la libertad, pero si es así, moriremos de pie”.



Original en inglés: Arduous "walk to freedom" in Western Sahara



Publicado en Pravda y Tlaxcala




http://www.pravdareport.com/world/142468-western_sahara/



















Retamar: antiimperialista y descolonizador


La muerte de Roberto Fernández Retamar deja un sensible vacío en la cultura y el pensamiento cubanos. También provoca profunda congoja y sensación de pérdida irreparable en muchos de quienes tuvimos la dicha de su amistad -y la de Adelaida- y de enriquecernos con la lectura de su obra. Poeta, ensayista, académico y pensador de altos vuelos, diplomático, exigente editor, promotor cultural, estimulador de proyectos y aglutinador de talentos en Cuba, en América Latina y el Caribe, y más allá. Fundador de revistas e instituciones culturales de impronta internacional. Certero partícipe de lo que Fidel llamó la batalla de ideas. Su pluma y su verbo de filo martiano y templados como la espada de Bolívar. Desde el triunfo revolucionario de 1959, fue uno de los más diestros gladiadores en el debate intelectual y cultural en defensa de la Revolución Cubana, de la unidad de los intelectuales progresistas y de los pueblos de nuestra América frente al imperialismo estadounidense, de la paz y la cooperación internacionales.  Diputado a la Asamblea Nacional, miembro del Consejo de Estado(1998-2013) y Premio Nacional de Literatura en 1989.



Retamar fue, sigue siendo, uno de los más relevantes constructores del pensamiento descolonizador en en América Latina y el Caribe y lo que solíamos llamar tercer mundo. Siguiendo los pasos de Martí, su referente intelectual más importante y entrañable, no dio tregua, armado de su enjundioso y aguerrido ensayo Calibán (aumentado y actualizado sucesivamente), a los intentos de Estados Unidos para dividir al movimiento intelectual antimperialista de nuestra América, ni cejó en el desmontaje, pieza a pieza, de los dogmas marchitos del pensamiento eurocéntrico, vinieran de la acera que vinieran.

La poesía es central en el universo retamariano, donde integra una diversa constelación de chispeantes y amorosas anécdotas, nobles sentimientos e ingeniosa filosofía. Pocos han sabido apresar esta vertiente suya con la exactitud de Luis Rogelio Wichy Nogueras, aquel joven y brillante escritor que la muerte nos arrebató cinco años después de que escribiera estas líneas: “…siempre me ha gustado la poesía de  Fernández Retamar… desde los gallardos y juveniles endecasílabos de Elegía como un himno (1950) a los maduros versos de Juana y otros poemas… (1980) ha recorrido ya treinta intensos años… en Palabras de mi pueblo… hay tres décadas de una vida, miles de nocturnas y diurnas horas de apasionada fidelidad a la poesía.

Palabras de mi pueblo reúne fragmentos de Elegía como un himno y 131 poemas de otros nueve libros… La selección ilustra magníficamente el porqué del reconocido prestigio de que goza la poesía de Roberto hoy en el mundo de habla hispana.

…es en esos versos suyos, nacidos de experiencias acaso o casi siempre comunes (la Revolución, el amor, la amistad, la muerte), pero que han sido vividas en el papel de una manera íntima e intransferible, donde está lo mejor de su poesía. No importa si el acercamiento formal a un tema se produce a través de la gravedad o del suave humor (Roberto Fernández Retamar es un maestro del tono, el detalle, la palabra justa). Lo que importa, en este caso, es la convincente, conversadora intimidad que en sus mejores poemas logra transmitir.  Cuando sentimos que un poeta habla por nosotros (el poeta habla por todos, decía Lope); cuando nos reconocemos en sus versos; cuando decimos, después de leerlo, ´en efecto: así me fue a mí en este o aquel minuto de mi vida´, entonces, se ha producido ese mágico contacto entre el que escribe y el que lee, esa fraternal e invencible relación entre el que habla y el que escucha sin los cuales no vale la pena siquiera hablar de poesía”.

Doctor en Ciencias Filológicas, Retamar fue profesor de la Universidad de La Habana desde 1955, integró el Movimiento de Resistencia Cívica en la lucha contra la tiranía de Batista y tan pronto triunfó la Revolución se dio a la tarea de la transformación cultural del país. Fundador y secretario de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba(1961-1964), donde codirigió la revista Unión. Fundador y director del Centro de Estudios Martianos (1977-1986). Director de la Academia Cubana de la Lengua y miembro correspondiente de la española. Colaborador de la histórica revista Orígenes desde 1951. A partir de 1965 dirigió la revista CASA, órgano de la Casa de las Américas(CA), institución que presidió desde 1986 y de la que fue uno de sus pilares junto a su fundadora y heroína de la Revolución, Haydeé Santamaría, a Mariano Rodríguez, Manuel Galich y Mario Benedetti. Aislada y agredida Cuba en América Latina por el imperialismo y las oligarquías, salvo la excepción de México, CA fue el nexo imprescindible que la mantuvo unida al movimiento intelectual y artístico de nuestra región, siempre en la primera línea en defensa de la Revolución Cubana. La contribución de Retamar para gestar y mantener vivo ese vínculo ha sido trascendental.

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Anécdotas diez años después del golpe de Estado en Honduras

Anécdotas diez años después del golpe de Estado en Honduras
Muchas veces elaboramos nuestros juicios apegándonos lo más posible al rigor científico. Normalmente, no aparecen en ellos las anécdotas, los relatos de protagonistas o testigos, tampoco medimos el peso de estos en una determinada coyuntura. Esos relatos, que vuelan en la tradición oral, y la típica expresión “me lo contó alguien que tiene porque saberlo”, pueden explicar, en parte, la dimensión de acontecimientos que nosotros apenas percibimos.
El golpe de Estado Militar contra Manuel Zelaya Rosales fue instigado, coordinado y patrocinado por los Estados Unidos, y dirigido contra el Alba. Era el primer golpe contra la década ganada por los pueblos latinoamericanos. Pero nada surge de la nada, la Honduras de 2009 era el producto de un proceso, de una oligarquía perturbada por las inusuales acciones soberanas del presidente y algunos de sus ministros. Pocos entienden la dimensión del cambio que surgió a raíz de la confrontación entre las élites hondureñas, y un puñado de liberales que creyeron que cambiar Honduras era posible.
Para Zelaya Rosales, ser presidente de Honduras no significaba lo mismo que para Estados Unidos o la servil clase dominante local. De ahí que su primera experiencia negativa se diera en un almuerzo al que lo invitó Charles Ford, embajador gringo, días antes de que tomara posesión de su cargo. Al final de la velada, el solicito diplomático puso un sobre en el saco del entonces presidente electo, y le sugirió “abrirlo en su casa”. Apremiado por la curiosidad, Zelaya llegó a su casa y como pudo encontró espacio privado para leer el contenido. Su sorpresa fue que en la nota venían tres nombres posibles de candidatos a ministro por cada ministerio, y, lo peor, entre los nombres figuraban muchos de sus colaboradores cercanos.
Decidido a ir por su camino, nombró como Secretario de Relación Exteriores a Jorge Arturo Reina, ex rector universitario, liberal, conocido por sus luchas desde estudiante y su apoyo a la liberación de Nicaragua. Los gringos rechazaron de inmediato la nominación, con la explicación de que “Jorge Arturo es comunista y está en la lista de indeseados de Estados Unidos”. Varios colaboradores se dedicaron a persuadir a Zelaya de que no le convenía desafiar a los gringos, y que nombrara otra persona, como en efecto hizo. Había perdido el primer pulso con el imperio, pero, desde mi óptica, “ahí comenzó todo”.
La visión del Gobierno del Poder Ciudadano era netamente de corte social. Además, estaba claro que las divisas del país salían a granel debido al gasto en energía, así como en negocios ilegales en telecomunicaciones. Por lo tanto, desarrollar una agenda social de reducción de la pobreza (nada salido de un texto marxista), era necesario ahorrar. Pero el ahorro debía darse gastando menos en importación de combustibles, y eliminar la fuga de capital en lo que se conocía como “Tráfico Gris” en las llamadas telefónicas. Esto asustó a todos los poderosos, a la oligarquía, a las transnacionales, y las alarmas se dispararon. Ya en marzo de 2006 habían llegado al país Otto Reich, y el venezolano Robert Carmona, como inversionistas en telecomunicaciones, ¿casualidad? Nein, no, njet.
En lo de los combustibles, Zelaya y su Poder Ciudadano, siguieron la ruta de la licitación de combustibles, que al final ganó la transnacional Connoco Philips, gringa, of course. Pero las transnacionales del petróleo, ya operando en el país, los importadores, incluyendo los generadores de energía eléctrica, hicieron que el asunto no llegara nunca a feliz término. Otro round a favor de los lacayos del imperio, que se sumían más y más en la fiebre anticomunista, y desplegaban una guerra mediática que dejó tirada la verdad en 2006, y continúa todavía ahora, en 2019.
En el sector de telecomunicaciones, Hondutel, la empresa de telecomunicaciones del Estado, además de rentable, era un objetivo central del ataque neoliberal. Aparecieron decenas de “compañías” que vendían llamadas “baratas”. En ese negocio estaban involucrados muchos de los más conspicuos miembros de la sociedad  hondureña. Ahí se libraría otra batalla dura. En la ruta del ahorro para inversión social, Hondutel, lanzó una campaña para eliminar toda la actividad de tráfico gris, que fundamentalmente consistía en robar al estado de Honduras. Esa tarea recayó en Marcelo Chimirri, quien hizo un amplio listado de todas las empresas, y con ella llegó a ver al presidente Zelaya, a quien le dijo: “Aquí está la lista de tráfico gris, revísala porque ahí van muchos conocidos tuyos”. Zelaya replicó: “No quiero verla, procede con todas las herramientas que te da la ley”.
Y eso hizo Chimirri, y desmanteló varias empresas, pero llegó un día y se fue contra una empresa de una familia árabe hondureña, Kattan, de San Pedro Sula. Decomisó equipos, y suspendieron toda operación de la empresa. En cuestión de horas vino la reacción airada de la oligarquía. El presidente Zelaya recibe una llamada de su secretaria, quien le dije: “¿Ya viene usted? Porque aquí lo están esperando la presidenta de la Corte Suprema de Justicia (1), el Comisionado de los Derechos Humanos (2), y el Fiscal General de la República (3), y dicen que no se van sin hablar con usted”.
En la plática, la presidenta de la corte demandó que se devolviera todo a la familia Kattan, y se le dejara operar libremente. El Comisionado de Derechos Humanos se rasgó las vestiduras reclamando por aquella afrenta contra “una de las familias más honorables de Honduras”. Por supuesto, Zelaya pidió la opinión jurídica del fiscal quien le explicó, que el “tráfico gris” no existía, que ese era un asunto oscuro en la ley, por eso se llama “tráfico gris”. Acto seguido, el fiscal general, amenazó con poner su renuncia irrevocable, si no se echaba marcha atrás con la ilustre familia aquella.
Más tarde, ese mismo día, el presidente recibió la visita del embajador gringo, Charles Ford, quien exigía se devolviera todo de inmediato, y anunciaba, cual oráculo, que lo que había hecho Chimirri era imperdonable y nunca lo olvidarían. Se ha dicho mucho sobre lo que es o no Chimirri, pero hoy, en 2019, está preso, no dejaron de perseguirlo ni un minuto desde aquel momento. Incluso su esposa fue puesta en prisión. Él y su familia, siguen pagando el desafío a la oligarquía y al imperio, en Honduras nadie va preso por fechorías, pero sí por oponerse al sistema.
Mientras el país seguía su ruta, con un crecimiento económico superior al usual, y diversos procesos destinados a reducción de la pobreza, los medios de comunicación pintaban un escenario de crisis y fatalidad. Y la clase media compraba la historia de tensión de los medios, controlados por magnates involucrados en otros rubros, como los farmacéuticos o la venta de armas. Zelaya estaba enfrentando al poder, los intereses que controlan Honduras; a los grupos que entregan el país a los Estados Unidos. Como vemos, no hay políticos en el medio, el problema es de intereses. Los políticos aparecerán como “operadores” de crisis al servicio del poder real. Igual sucede con las Fuerzas Armadas, que sirven directamente a Estados Unidos.
Y aquí, en este contexto, Zelaya decide dar un paso adelante, ve hacia el sur, hacia petrocaribe. Los acercamientos al presidente Chávez habían iniciado antes, en una cumbre de presidentes, en la que el mandatario hondureño solicitó una reunión con el comandante bolivariano. En aquella reunión, Mel, plantea su intención, y Chávez le dijo con mucho aplomo: “Mira Zelaya, si te acercas a mí, te van a sacar los gringos”. Está claro que no existe nada casual, el camino hacia petrocaribe y el Alba, desafiaban al mismísimo demonio, y las decisiones que se tomaron fueron conscientes. Los números mostraban que el gran beneficiado sería el pueblo hondureño.
A Zelaya lo increparon tanto George Bush, como el tenebroso John Dimitri Negroponte por su relación con Venezuela y Petrocaribe, al tiempo que le advertían que ni se le ocurriera entrar al Alba. De hecho, en el famoso salón oval de la Casa Blanca (quizá fue en otro salón, quien sabe), Bush le preguntó a Zelaya: “¿Qué les da a ustedes Chávez que nosotros no les demos?”, a lo que el presidente hondureño contestó “petróleo barato”. Bush estalló en un exabrupto afirmando que cómo iba a ser que Venezuela diera petróleo, que no tenía petróleo. En ese momento, el singular mandatario gringo volteó la mirada hacia uno de sus asistentes (posiblemente Dick Cheney) y este le asintió, confirmando lo que decía el hondureño. Daba la impresión de que el hegemon del imperio no sabía de qué hablaba. Eran tiempos del barril de combustible rondando los 150 dólares.
El precio de los combustibles y la energía se mantuvieron estables y bajos para los hondureños, mientras se producía la gran crisis económica del capitalismo. El gobierno del Poder Ciudadano se atrevió, a partir de entonces Honduras es otra. A partir de entonces, la oligarquía, y el imperio nos robaron el derecho a vivir en paz. También, desde entonces, estamos en pie de lucha por cambiarlo todo.
Cuando comencé a escribir este trabajo pensé en algo corto, ahora me doy cuenta que faltan muchas anécdotas, y que necesitaré escribir una segunda parte. Es importante hacerlo, para mostrar que la oligarquía hondureña y las Fuerzas Armadas, no perpetraron el golpe de Estado para defender la Constitución ni para evitar la Cuarta Urna.
Ese fue un acto de bestialidad cometido contra el pueblo hondureño, contra sus opciones de tener patria, de desarrollarse, de tener una sociedad más justa. Fueron las élites y los militares al servicio del imperio, y en defensa de sus privilegios. Ellos son los responsables, de toda la debacle que se produjo después del 28 de junio de 2009, y también de todos los asesinatos políticos de los últimos diez años. Como vemos, Juan Orlando Hernández es parte de aquella monstruosidad, pero es apenas un sirviente de esta oligarquía, y un lacayo sumiso e incondicional del imperio.
Mucho debemos los hondureños a los hermanos latinoamericanos, al comandante Hugo Chávez Frías, y es necesario repetir un millón de veces la verdad. Igualmente, se debe decir la verdad sobre Zelaya, perseguido, traicionado por muchos de sus colaboradores, pero acompañado por unos cuantos valientes como Patricia Rodas o Rixi Moncada, que seguramente aparecerán en la segunda entrega de estas anécdotas.
1. En aquel entonces, la Corte Suprema de Justicia era integrada por 8 magistrados del Partido Nacional (si, el de JOH), y siete del Partido Liberal, la presidía Vilma Cecilia Morales
2. El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos era Ramón Custodio López
3. El Fiscal General de la República era Leónidas Rosa Bautista, miembro del Partido Nacional, y prominente abogado de muchas compañías mineras.

Cómo llegó Eslovenia a la independencia y por qué contó con el apoyo de sus enemigos a diferencia del procés catalán





La invocación de la llamada vía eslovena para alcanzar la independencia realizada por el presidente de la Generalitat, Quim Torra,  ha sido criticada por relacionar el procés independentista con la primera de las guerras de los Balcanes de los años 90 después de varios años en que los dirigentes nacionalistas han insistido en que su reivindicación sería siempre pacífica.
Esa es la razón por la que el presidente del Parlament e incluso dirigentes de JxC han marcado distancias con las palabras de Torra y los acontecimientos que condujeron a la independencia de Eslovenia. Lo que no han dicho es que los eslovenos consiguieron su objetivo con gran facilidad gracias a la complicidad en los momentos decisivos del entonces presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, que no tuvo inconveniente en permitir la independencia de Eslovenia. Su prioridad era utilizar el Ejército yugoslavo en Croacia, que también se había declarado independiente. Cuando llegó el apoyo europeo a Eslovenia, los eslovenos ya habían conseguido su propósito.




La Generalitat no ha tenido ninguna complicidad de peso fuera de Catalunya en su empeño de formar un Estado propio. Además, el Estado español no está en una situación de completa descomposición de sus instituciones, como le ocurría a Yugoslavia en un proceso que se había iniciado a finales de los años 80.
Eslovenia celebró un referéndum de autodeterminación en diciembre de 1990 con un resultado abrumador. La participación fue del 90%. A la pregunta planteada –"¿Debería la República de Eslovenia convertirse en un Estado independiente y soberano?"–, un 95% votó a favor. Los resultados dejaban claro la excepción eslovena dentro de la República yugoslava: no contaba con una minoría serbia que pudiera oponerse a la independencia ni que pudiera ser utilizada por Milosevic para sus planes.
Los eslovenos no declararon de forma inmediata su independencia. No porque pensaran que era factible una negociación con los serbios, sino porque pensaban que tendrían más posibilidades de éxito si hacían causa común con los croatas, que tardaron varios meses más en celebrar su referéndum. 

La destrucción de Yugoslavia

El proceso de fragmentación de Yugoslavia había empezado antes. En junio de 1989 Milosevic reunió a un millón de serbios en Kosovo en una concentración que simbolizó su conversión en el gran líder nacionalista de los serbios con un discurso exclusivista que daba pocas esperanzas a las demás repúblicas. 
Los eslovenos quisieron reformar su Constitución en septiembre de 1989 con la intención de reforzar su autogobierno y contener el poder creciente que estaba asumiendo la República Serbia. Se quejaban de que eran el 8% de la población total, mientras que generaban una tercera parte de las divisas obtenidas por las exportaciones. Eso ocultaba que tenían acceso a la mano de obra y materias primas que procedían de las otras repúblicas a precios artificialmente bajos. 
La clave de esas enmiendas era reservar para el Gobierno esloveno el derecho de autorizar la entrada de tropas del Ejército en la República. Los serbios se oponían y afirmaron que no tolerarían "una República asimétrica", es decir, una que no pudiera ser controlada desde Belgrado. 
La complicada estructura del poder yugoslavo –a lo que hay que sumar en esos años la escasa influencia del Gobierno Federal– hizo que sólo el Ejército pudiera interponerse por la fuerza en el camino de las aspiraciones eslovenas. El ministro de Defensa Kadijevic lo descartó en ese momento por no estar seguro de que fuera constitucional.
Un último recurso –una reunión de la dirección del partido comunista– sólo sirvió para que los croatas apoyaran a los eslovenos. Los dirigentes eslovenos fueron derrotados en las votaciones, pero volvieron a casa como héroes. 


Soldados eslovenos observan a tropas yugoslavas que se preparan para su salida tras la guerra.
Soldados eslovenos observan a tropas yugoslavas que se preparan para su salida tras la guerra. ARHIV VOJAŠKEGA CC
En octubre de 1989, la tensión aumentó cuando el Gobierno esloveno prohibió una manifestación de nacionalistas serbios en Liubliana por considerarla una provocación. "Decimos claramente que ningún ciudadano de Serbia rogará a Eslovenia que permanezca en Yugoslavia o se rebajará a ofrecer pan y sal (un gesto de hospitalidad) a aquellos que están preparados para dispararles", anunció el Gobierno serbio el 1 de diciembre.
El congreso anual del partido comunista fue la última batalla política en enero de 1990. Las sesiones retransmitidas en directo por televisión dejaron claro que ya no había un solo partido ni un solo país. Eslovenos y croatas abandonaron el congreso que no llegó a reanudarse sin ellos. El partido que gobernaba sobre todos los pueblos de Yugoslavia ya era historia.
Marzo de 1991 fue el momento decisivo. Después del éxito del referéndum esloveno, Serbia había intentado que la Presidencia Federal frenara a croatas y eslovenos. Al no conseguirlo, decidió dinamitarla desde dentro al abandonar el único organismo con poder político real que hablaba por toda Yugoslavia.
"Yugoslavia está acabada", dijo Milosevic. Anunció que Serbia no respetaría las decisiones que tomara en adelante la Presidencia Federal. Como si Serbia se hubiera separado de Yugoslavia. Pero al mismo tiempo dijo que confiaba en que el Ejército yugoslavo defendiera la Constitución. 
Tras el referéndum, Liubliana se dedicó durante seis meses a preparar la legislación de un nuevo Estado. Los croatas –que ya habían tenido su propio referéndum, pero en el que se habían abstenido de forma masiva los serbios de la provincia de Krajina– les pidieron cautela y más tiempo, porque ellos no estaban tan preparados. Los croatas sabían que Belgrado no pondría al final inconvenientes a la independencia eslovena si era irreversible, pero no tendría la misma opinión sobre Croacia a causa de la presencia de la minoría serbia en su territorio.


Slobodan Milosevic y Bill Clinton en la residencia del embajador de EEUU en París en 1995.
Slobodan Milosevic y Bill Clinton en la residencia del embajador de EEUU en París en 1995. BIBLIOTECA PRESIDENCIAL WILLIAM CLINTON
En una visita a Belgrado y Liubliana en junio, el secretario de Estado norteamericano, James Baker, dio a entender que su país no apoyaba a nadie al mantener la confianza en una poco probable ruptura pacífica. EEUU no reconocería declaraciones unilaterales de independencia, pero tampoco el uso de la fuerza militar para impedirlas. 
El Gobierno esloveno declaró la independencia el 25 de junio de 1991. En pocas horas se hizo con el control de las fronteras. Comenzó una guerra de escasa duración –diez días– y con algunos rasgos singulares. 
El ministro yugoslavo de Defensa pretendía llevar a cabo una intervención militar limitada que se mantuviera dentro de los cauces de la Constitución, que ya era prácticamente una ficción. Las tropas debían escoltar a fuerzas policiales que recuperarían el control de 35 puestos fronterizos, el aeropuerto de Liubliana y un puerto. Eran sólo 2.000 soldados, junto a 400 policías y 280 agentes de aduanas, sin el armamento necesario para convertirse en fuerza invasora. 
El Ejército pensaba que sería una misión que quedaría resuelta en horas. Un episodio más de la permanente escalada de la tensión. Para el Gobierno esloveno, era una declaración de guerra.
Los cuarteles militares fueron rodeados por las fuerzas de Liubliana, que cortaron el suministro de luz y agua. Se advirtió a los militares de que no intentaran aprovisionarlos desde el aire. El 27 de junio, los eslovenos derribaron un helicóptero militar que volaba sobre el centro de la capital, un hecho que demostró a los eslovenos que la guerra, aunque no les había afectado hasta ese momento, iba en serio.
El coronel Aksentijevic, que estaba en uno de esos cuarteles sitiados, admitió después su perplejidad: "Me di cuenta de que no era una revuelta o una manifestación política. Era una guerra. Fui consciente de que querían matarnos, dispararnos, y que ya no había Yugoslavia ni nada que nos uniera". Se había iniciado un camino sin retorno.

Serbia ordena parar

El Ejército era ya consciente de que tenía que aplicar otra estrategia para ejecutar una operación a gran escala. Fue en ese momento cuando Serbia ordenó parar. En el tercer día de guerra, el 30 de junio, Borislav Jovic, en nombre de Milosevic, vetó los nuevos planes militares. 
"Recuerdo muy bien ese día", dijo Jovic tiempo después, "porque fue en el que anuncié nuestra nueva política. Estaba muy claro para mí que Eslovenia se había separado y que era inútil hacer la guerra allí. Lo único en que pensaba era en lo que teníamos que hacer para defender los territorios habitados por serbios en Croacia, porque ellos querían quedarse en Yugoslavia".
Para controlar al Ejército e imponer su retirada, Milosevic debía resucitar a la principal institución civil, la Presidencia Federal. Lo hizo permitiendo la presidencia rotatoria del croata Stipe Mesic, vetada hasta entonces, y engañando a la troika de la UE –tres ministros europeos de Exteriores– para que pareciera una concesión. 
Sin embargo, aún se produjeron más hostilidades, pero las fuerzas eslovenas frenaron con facilidad las nuevas incursiones del Ejército. Una columna de 180 tanques y otros blindados partió desde Belgrado con destino al norte. Nunca llegó a Eslovenia porque no era su destino. Se quedó cerca de la frontera serbia con Croacia preparada para la guerra que de verdad interesaba a Milosevic. 


Las últimas tropas del Ejército yugoslavo abandonan Eslovenia por el puerto de Koper el 25 de octubre de 1991.
Las últimas tropas del Ejército yugoslavo abandonan Eslovenia por el puerto de Koper el 25 de octubre de 1991. ARCHIVOS MILITARES DE ESLOVENIA
En ese momento, los gobiernos europeos querían que la intervención militar acabara cuanto antes. El ministro alemán de Exteriores, Hans Dietrich Genscher, viajó en tren hasta Liubliana desde Austria y denunció la intención del Ejército yugoslavo de continuar los combates. Lo mismo hizo el ministro británico de Exteriores, Douglas Hurd. Cuando llegó el apoyo europeo, la suerte estaba echada y los eslovenos contaban con todas las cartas en su favor. 
El 4 de julio, se inició un alto el fuego. Los acuerdos de la isla de Brioni pusieron fin al conflicto el día 7. La escasa duración de la guerra hizo que el número de bajas fuera reducido. Según el Gobierno de Liubliana, murieron 44 soldados del Ejército yugoslavo en los combates y 146 resultaron heridos. Los eslovenos sufrieron 19 muertos y 182 heridos. Hubo además 12 extranjeros muertos, la mayoría camioneros búlgaros que habían entrado en el país. 
"Eslovenia había apostado por el uso de la fuerza y había conseguido un gran premio", escribieron los periodistas Laura Silber y Allan Little en el libro 'The Death of Yugoslavia'. "Había enseñado a Europa una lección que los mediadores nunca entendieron bien. Que la guerra a veces no sólo es un camino racional, especialmente cuando sabes que puedes ganar, sino que es también a veces la única forma de conseguir lo que quieres". 
La vía eslovena era una apuesta final por una violencia ejercida en condiciones favorables al no ser la situación de esa República una prioridad para el gran arquitecto de la confrontación, Slobodan Milosevic. El presidente de Serbia sabía muy bien quiénes eran sus mayores enemigos, como demostró después en las guerras de Croacia y Bosnia.

71 años de la Nakba, el genocidio en Palestina

En este 71º aniversario del comienzo oficial del genocidio sobre el pueblo palestino por parte de la entidad sionista, está la resistencia heroica de los presos palestinos y la resistencia de los movimientos palestinos desde la Franja de Gaza.

71º aniversario del Día de la Nakba (la catástrofe), fecha en la que el régimen criminal israeli, a traves de sus grupos terroristas sionistas expulso a mas de 700.000 palestinos de sus territorios en 1948, a traves del terror y las matanzas contra niños y mujeres, ancianos, familias enteras, arrasando mas de 400 pueblos y aldeas, a la defensa legitima del “derecho de retorno” de millones de palestinos que viven actualmente en el exilio, mas de 7 millones, donde la comunidad internacional debe restituir la tierra, el hogar y la dignidad del pueblo palestino, robada por el regimen sionista israeli.

El único camino en este aniversario de la Nakba Palestina es la retirada completa de israelíes de los territorios ocupados palestinos y en que los palestinos, desde la Franja de Gaza, la Ribera Occidental hasta nuestra sagrada Al-Quds (Jerusalén), con unidad y resistencia heroica pondran fin a la ocupación sionista israelí, que hoy mas que nunca es criminal, bajo el gobierno de Benjamin Netanyahu y su politica de limpieza étnica, ocupando mas del 85% de la Palestina historica, con sus asentamientos sobre Al-Quds, con total impunidad.

Hoy, en este 71º aniversario del comienzo oficial del genocidio sobre el pueblo palestino por parte de la entidad sionista, está la resistencia heroica de los presos palestinos, secuestrados en las cárceles de la ocupación israelí, y la resistencia de los movimientos palestinos desde la Franja de Gaza, obligando a la ocupacion israeli al repliegue.


Nakba son todos los dias, en este año 71 del Genocidio contra la Nacion Palestina, actualmente hay alrededor de 6.500 presos en cárceles israelíes, entre ellos unas 57 mujeres y niñas menores de edad, y 300 niños; desde el año 2000 hasta la fecha mas de 3000 niños palestinos asesinados por las fuerzas de ocupacion israelíes lo que significa que cada 3 días hay un niño mártir, desde el 2000 hasta la fecha han sido y son asesinados mas de 8.000 palestinos por la ocupación sionista, las cifras de la muerte y el crimen, bajo el silencio del accionar de la comunidad internacional, que podrá hacer pronunciamientos, resoluciones, pero todo queda en papel mojado, porque el criminal israelí sigue matando al pueblo palestino, en todas sus formas y aspectos, en forma sistemática.

Vamos rumbo a la declaración del Crimen del Siglo donde se busca tomar por asalto total la soberanía palestina por parte del regimen de ocupacion israeli, es por ello debemos lograr en este año 2019 que sea el próximo aniversario de la Nakba la liberación total de la Patria Palestina de la ocupación sionista, ese es el sueño de nuestros hermanos mártires desde 1948, que lucharon por una Palestina Libre del yugo opresor israeli.

*Abu Faisal Sergio Tapia, escritor político sobre Oriente Medio y director fundador del diario Palestina Libération