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sábado, abril 15, 2023

Un debate sobre Cuba


Original

Karima Oliva. Febrero de 2023. Audiochat en La Manigua.February 25, 2023

Habana Vieja.

Esta es la transcripción, con algunas reflexiones incluidas a posteriori, de un intercambio más (de los tantos audiochats en que he participado en La Manigua) que tuve recientemente sobre algunos temas de nuestra realidad nacional. Quienes deseen escuchar la versión en audio original tb será compartida.

Karima. Gracias por la invitación que ustedes me han hecho a los espacios de audiochat de la Manigua. Desde la percepción que tengo, que no estoy allá y es a través de las redes sociales que trato de estar al tanto la mayor parte del tiempo de los temas y debates y también participar, creo que estos audiochats son hoy de los espacios más serios donde se discuten, con un grado de análisis y rigor bastante alto, cuestiones que muchas veces es entendible que no puedan ser debatidas o analizadas en nuestros medios oficiales porque, obviamente, son cuestiones polémicas que tienen atravesamientos muy complejos.

Al menos para mí, siempre ha sido positivo poder participar de estos audiochats, para debatir con un sentido político e ideológico. Me identifico con el tipo de debates que hace el grupo porque los principios que se defienden en los análisis están más apegados al pensamiento de Fidel y a la defensa de los valores por los que se hizo la Revolución cubana que lo que percibo en otros colectivos.

Otra cosa que me agrada es que en el grupo no exista la pretensión de constituirse o institucionalizarse. Porque creo que en Cuba el compromiso mayor que tenemos quienes somos revolucionarias y revolucionarios es apoyar a nuestras organizaciones, lo cual no quiere decir que una siempre esté de acuerdo con cómo están funcionando las organizaciones, que no sienta la necesidad de hacer críticas, o no piense que las cosas se pudieran hacer mejor. Pero eso es motivo para acercarse más a las organizaciones, para dialogar con ellas.

Por ejemplo, a mí misma que me inquietaban las cuestiones de género, cuando me di cuenta de que el tema del feminismo era un tema que no era abiertamente abordado por la FMC, que habían cuestiones en las que a lo mejor se podía dar un paso adelante, porque era un tema que estaba siendo secuestrado por el feminismo liberal del #YoSíTeCreo y otras corrientes por el estilo, no se me ocurrió crear entonces mi grupo feminista, lo primero que se me ocurrió fue, bueno, pues voy a escribir sobre el tema y voy a brindar el libro a la FMC. Porque es la forma, de alguna manera, no solo de hacer una crítica, sino también de contribuir a resolver un problema y me fui a la FMC a presentar el libro.

No es que tengamos que estar siempre de acuerdo, no es que tengamos que renegar del pensamiento crítico respecto a la institucionalidad, al contrario, creo que es momento de ejercer la crítica, porque hay muchos problemas en nuestra institucionalidad, pero desde el compromiso de defender lo que representan y lo que pueden llegar a ser.

Entender que si la Revolución cubana se ha sostenido es porque las organizaciones han trabajado la unidad y porque las organizaciones han traído los principios de la Revolución hasta aquí, y si en algún momento llegamos a sentir que las organizaciones no están a la altura de los tiempos que estamos viviendo, pues más motivos para comprometernos con su transformación, calibrarlas, ver qué se está haciendo mal, pero no pensar que ellas son desechables, porque todavía tienen potencial para dar las batallas que hay que dar.

Por último, decirles que creo que vamos a ver con más fuerza tendencias en Cuba presionando para desmovilizar el pensamiento revolucionario y la crítica comprometida con la Revolución; para descaracterizar, desacreditar, las posturas que sean más radicales (en el sentido de ir a la raíz de los problemas) en defensa de determinados principios que resultan incómodos para quienes empiezan a pensar más en intereses económicos o sectarios, que en los costos de los cambios en materia de justicia social. Se intentará estigmatizar estas posturas, marginarlas, dejarlas en solitario.

Me sumo a este llamado de la unidad que han hecho nuestras organizaciones, pero también con la claridad de que la unidad hay que defenderla sobre la base de defender los principios por los que se hizo la Revolución y los de la continuidad del socialismo. Eso es muy importante. No se puede desmovilizar el ejercicio del pensamiento revolucionario y la crítica hacia aquellas tendencias que, de alguna manera, puede que no sean contrarrevolucionarias, pero invitan a pensar en todas las contradicciones que estamos viviendo en la sociedad cubana. Y ante esas contradicciones considero importante asumir posturas firmes, claras.

Ustedes saben más o menos los temas que a mí siempre me preocupan: me ha preocupado la ley de comunicación social, me preocupan, por ejemplo, las ansias de determinadas partes del sector privado de tener una representación como grupo dentro de la Asamblea Nacional del Poder Popular, cuando ella representa los intereses del pueblo trabajador y no los intereses económicos de una emergencia socioclasista X. Es un instrumento del pueblo, no de la clase burguesa, ya eso lo superamos hace sesenta años. Me preocupa cuando percibo la falta de un discurso ideológico más claro sobre algunos temas, porque eso genera desorientación y confusión entre los propios revolucionarios. Respecto a estos temas tienen que seguir habiendo espacios para debatir, para tomar partido, para sentar posiciones claras.

Sin personalizar ningún ataque, con ética y argumentos. Los que se sientan comprometidos con el proyecto socialista tienen que defenderlo ahora más que nunca. Y ojalá la Manigua siga siendo un espacio para defenderlo y podamos irnos encontrando por ahí en todos los foros que sean posibles para defender los principios de la Revolución. __________________________________________

Rodrigo: Karima, si me permites, no te vayas todavía, me motivaste a pensar algunas cosas aquí y me gustaría conversar contigo si tienes unos minutos. Tú mencionaste que te preocupaban tres cosas. Una de ellas, el asunto del sector privado, el proyecto de ley de comunicación, y la tercera, la necesidad de un discurso más claro. Podrías elaborar eso?

Karima. El gobierno dirige un país de once millones de cubanas y cubanos. Su postura tiene que ser mucho más conciliadora. Eso es algo que todos podemos entender. Ahora, el Partido, constitucionalmente, tiene la misión de conducir políticamente a la nación.

Estamos viviendo en Cuba un momento de muchísimas contradicciones. Estas contradicciones tienen en su base el bloqueo, pero también tienen que ver con los cambios que se están poniendo en curso. Y esto no lo digo categóricamente, porque no lo he investigado, pero intuyo que puede estarse dando una reconfiguración socio-clasista de la sociedad cubana, o sea, que estén emergiendo grupos con determinados estilos de vida, determinados ingresos, determinadas propiedades, intereses, prácticas e, incluso, imaginarios, que pueden estar desmarcándose de la mayoría del pueblo en Cuba, del pueblo que vive de un salario, más si es un salario del sector presupuestado, donde se concentran actividades sustanciales para la vida material y espiritual de la nación. Esto tiene que ver, a lo mejor, con las fuentes de ingresos que tienen, por los negocios que están surgiendo al reconocerse las nuevas formas de gestión económica y otras causas, los procesos sociales son complejos, nunca lineales.

Entonces, todo ese proceso es tan complejo que surgen contradicciones, porque la construcción del socialismo debiera apuntar a la superación de un modelo clasista de sociedad y no a otra cosa. Todo esto tiene un impacto en el plano político_ideológico_subjetivo de la sociedad. Se refuerzan tendencias, grupos y sectores que pueden, incluso, estar sintiendo que son revolucionarios, pero que defender la Revolución no quiere decir necesariamente ser comunista o ser socialista. Y que podemos tener patria sin socialismo, y que podemos tener soberanía sin socialismo, incluso, yo no dudo que puede haber sectores en Cuba que estén pensando que puede existir un capitalismo con rostro noble, si el estado continúa manteniendo determinado control y de, alguna manera, no se llega a los excesos del neoliberalismo.

Puede haber, incluso, sectores que estén dispuestos hasta a convivir con una burguesía nacional, mientras sea nacionalista. Esta idea que vino con Cuba Posible (proyecto para el cambio de sistema), de crear una oposición al socialismo que se siente a dialogar con el gobierno revolucionario, que no tenga en pauta una agenda golpista como la de la contrarrevolución rancia de Miami. Es lo que se ha descrito por ahí como una oposición al socialismo, pero leal, de alguna manera, al gobierno.

Con el obamismo llegó la demagogia neoliberal de que el proceso histórico revolucionario cubano de horizonte socialista debía superarse por obsoleto, si se quería alcanzar el progreso económico. En el nuevo escenario, en la idea de la administración estadounidense, el sector privado y un modelo de prensa libre", que encontraría condiciones propicias para consolidarse en Internet, deberían ser la vanguardia en el camino hacia una sociedad mejor. Con matices, este pensamiento está presente hoy en algunos sectores de nuestros medios, nuestra intelectualidad y nuestra academia.

Hay quienes pueden estar pensando en esto, incluso, de buena fe, o sea, creen realmente que ese pudiera ser el camino ante la agravada crisis económica que sufre el país. Lo que pasa es que la historia ha demostrado que ese camino no va a ser viable para la mayor parte del pueblo en términos de sus derechos, en términos de la justicia social y de la igualdad, en términos de mejorar las conquistas de la revolución socialista, que no han sido pocas. La restauración del capitalismo en Cuba va a conllevar, necesariamente, querámoslo aceptar o no, a una degradación tremenda de la sociedad, que es lo que estamos viendo en muchos países de América Latina y en otras regiones del sur de manera general. Tampoco entre los países capitalistas más desarrollados el estado de bienestar es lo que fue décadas atrás, porque las políticas neoliberales han llegado a estos.

Van surgiendo grupos con intereses económicos específicos, que están preocupados por garantizar la viabilidad de poner un negocio, de hacer esto o lo otro para buscar o acumular dinero y, en ese ímpetu, tal vez no tengan la conciencia de las consecuencias que la defensa de esos intereses particulares puedan tener para el sistema de manera general. No estoy hablando de que necesariamente sean contrarrevolucionarios, pero seguramente en el mosaico que es nuestra institucionalidad sí existan contrarrevolucionarios por convicción, aunque no lo asuman públicamente.

Los cambios y las contradicciones objetivas en las formas de organización económica traen como consecuencia en el imaginario, en la forma de pensar de la gente, de sentir, agravado por esa cantidad de carencias producidas por sesenta años de bloqueo, justamente que haya confusiones, que haya gente tirando para un lado, otras para otro._______________________________________

Entonces, en ese contexto es muy importante contar con ese rol que desempeñó Fidel de dialogar con el pueblo para explicar las contradicciones que se estaban viviendo, las consecuencias de las medidas que se iban a tomar y cómo teníamos que entender esas medidas. Porque si nosotros no explicamos se va a imponer la narrativa que ellos quieran imponernos. Esa función que hacía Fidel los revolucionarios debiéramos asumirla ahora.

Hace falta un pensamiento que explique, desde una perspectiva revolucionaria, el momento actual y ese pensamiento tiene que ser necesariamente un discurso de clase, para argumentar por qué habría que defender el socialismo en Cuba, denunciar cuáles son los peligros de retroceder al capitalismo, explicar por qué en medio de todos los cambios hay que salvaguardar las conquistas de la Revolución en materia de justicia social y hay que seguir llevando hacia adelante un proceso para el pueblo. Ese discurso político para explicar lo que está pasando necesariamente no tiene que hacerlo el presidente, pudiera ser una producción colectiva, pero de lo que no se duda, es de la necesidad del liderazgo del Partido.

Es buena, por una parte, esta estrategia de la comunicación política en Cuba de mostrar un rostro más amable a unos y a otros, la evasión de temas polémicos, la prédica del amor, etc. A nivel de gobierno permite llegar a la mayor cantidad posible de gente que pueden o no estar con el sistema, pero no podemos sustituir todo el discurso político por la retórica del amor, porque una revolución socialista no es cualquier revolución, necesita de un pensamiento para defenderse en el plano de las ideas. Eso lo hace toda formación económica social. Si no se genera un discurso político para explicar todos estos procesos que estamos viviendo desde un referente socialista, se va produciendo un vacío en el imaginario social que no tengo que explicar quién lo va a llenar. 

Desgraciadamente, con campañas como #MejorEsPosible solamente y con la retórica del amor, no se defiende el socialismo. Se logra, de alguna manera, proyectar un ambiente de armonía, pero la conflictividad social va a seguir estando ahí y va a seguir manifestándose cada vez más, de diferentes maneras. Entonces, hace falta que cuando alguien diga #MejorEsPosible, haya quien diga, solo es posible que sea mejor si es en socialismo y lo explique. Ese es un terreno que hoy se está dejando vacío.

Exceptuando al presidente, a algunos líderes de nuestras organizaciones no los vemos pronunciarse, de otros lo sabemos todo por las redes sociales, cuándo se reúnen, con quién, cuáles son sus personas favoritas, sus gustos personales, etc, pero uno se queda preguntando, qué piensan sobre las contradicciones que está viviendo la sociedad cubana hoy, cuál es su perspectiva de los temas difíciles.

La imagen pública de los liderazgos mediáticamente se basa en el principio de que para llegar a mayores audiencias, se debe neutralizar el contenido político e ideológico de su función y quedar bien con todo el mundo al mismo tiempo. Eso ha traído como consecuencia un vacío de liderazgo importante en uno de los planos en que es más dura la batalla que se nos hace, el plano ideológico.

Por la importancia que se le concede a lo mediático, no se sabe si estamos ante un influencer, un cuadro político, lo cual no tiene que ser excluyente, pero sí nos llevaría a analizar, si nuestros cuadros, funcionarios del estado, servidores públicos, van a ser influencers, qué tipo de influencers necesitamos que sean. Aquí debiera estar diseñada una estrategia de comunicación política.

No basta con un discurso ideológico claro para cuando nos vayamos a reunir con invitados de la izquierda internacional o sentarnos a teorizar en abstracto sobre la colonización cultural. Se necesita un pensamiento para explicar lo que pasa en Cuba hoy, para elaborar las contradicciones que se viven, los riesgos muy objetivos que enfrenta el socialismo y para desarrollar el socialismo.

Recuerdo a Chávez que hacía Aló Presidente los domingos. No es que tengamos que hacer lo mismo, pero evidentemente estamos ante una realidad frente a la cual hay que elaborar lo que se está viviendo desde un pensamiento marxista y comunicárselo von convicción a la gente __________________________

Por ejemplo, hay que explicar por qué una ley de comunicación debiera tener tales características y no otras. Esto no es una cosa que remita solamente al trabajo de un gremio, una ley de comunicación social en Cuba es una ley de seguridad nacional. Ese debate lo pudiera estar conduciendo nuestro Partido, el debate sobre hacia dónde nos tienen que llevar estas leyes, qué tenemos que esperar de estas leyes, qué ley de comunicación le hace falta a Cuba para dar la guerra mediática y defender el socialismo.

Y no es que el partido sea quien vaya a tomar la decisión sobre la ley, para eso está la Asamblea, pero sí pudiera educar sobre cómo pensarnos la comunicación social desde un enfoque revolucionario, que es lo que en Cuba se necesita. Como mismo se educó a la gente sobre por qué un Código de las Familias revolucionario. Y algunas de estas cosas puede que estén escritas en los documentos del Partido, pero no están comunicadas suficientemente.

Estas cuestiones son de una conflictividad tremenda y se ha abogado por no polemizar, porque es un momento muy complejo y hay que abogar por la unidad. Pero, justamente pensando en esa unidad, no podemos eludir las contradicciones que se están presentando en la construcción del socialismo, ni dejarle la responsabilidad a un programa de televisión, ni a otro. Está faltando una estrategia de comunicación política que sirva para orientar.

Eso va a eliminar muchos de los protagonismos individuales, que ahora vemos emerger en redes, que avivan conflictos, en la medida en que se hacen voceros de intereses sectarios de grupos muy particulares, y comienzan a velar más por defender al grupo donde tienen invertido su capital político, que por el proceso.

Parte de las redes sociales del activismo político revolucionario se estructuran sobre la base de grupos con enconados conflictos, distantes de un debate político que pudiera fortalecer la nación.

Creo que uno de los elementos que está marcando la conflictividad es justamente que no hay un discurso ideológico claro frente a una militancia que siempre estuvo acostumbrada a ese tipo de posicionamiento. Se ha optado por catapultar la ideología bajo el cliché de que es "muela", en lugar de reinventarse su narrativa, sus usos y sus modos. Esa no es una responsabilidad que tenemos que cargarle al presidente, que lo está haciendo bien, enfrentando cada problema. Esa es una responsabilidad colectiva, de todos los revolucionarios y, sobre todo, es una responsabilidad del Partido, su razón de ser.____________________________

Rodrigo: Cuando hablas de estos grupos y sectores que pueden tener la idea de que se puede construir una patria sin socialismo, se puede construir un capitalismo con un rostro noble, ¿tú piensas que solamente estos sectores han surgido como parte de nuestras contradicciones o existen otros factores que han liderado un poco, han empujado un poco esta situación?

Karima: Trato de ser siempre objetiva en mis análisis sobre Cuba. Y en ese sentido, no sé quién está detrás o si hay alguien detrás, no tengo ningún vínculo con la seguridad del estado cubano (que yo sepa), no realizo una labor de inteligencia, además, tengo en estos momentos una postura totalmente periférica. No voy a especular sobre si hay detrás de estas tendencias gente asalariada a no. Estoy hablando desde mi formación en el tema de la psicología social, en la cuestión de los imaginarios colectivos, etc. o sea, desde mi formación profesional y alguna que otra práctica por el activismo de los últimos tiempos, del análisis del contenido que se mueve en la red. 

El sentido no debiera ser señalar personas como contrarrevolucionarios sin tener evidencias o como dicen, linchar. Aunque, fíjense, todos los ataques no vienen de las cuentas alternas, con algunas de las que he tenido profundas diferencias.

Cuando algunos compañeros levantamos nuestras voces con una perspectiva crítica sobre la ley de comunicación social, fuimos linchados, según quienes nos lincharon (por tener un pensamiento crítico que no les conviene), por ser fundamentalistas, extremistas. Fuimos linchados por algunos de quienes ahora lideran la campaña contra el linchamiento y se presentan como víctimas.

No me gusta estigmatizar en el sentido de personalizar la cuestión, porque creo que son tendencias que, si no fuera fulanito, fuera esperancejo, los procesos sociales tienen esas características. Lo más sano sería identificar cuales son esas tendencias que tienen que ver con el surgimiento de nuevos actores económicos, etc.

Por ejemplo, ya había un representante del sector privado que tiene un protagonismo importante diciendo que un diputado a la Asamblea Nacional dueño de una pyme iba a representar a la organización de los empresarios privados. Entonces, yo digo, ¡Dios mío! Fíjate, ese fue un representante del sector privado, no el diputado, el diputado a lo mejor ni le pasó eso por la cabeza, o al menos no se le ocurrió decirlo. A lo mejor es un excelente compañero, incluso, a lo mejor hasta revolucionario, y ni le pasó por la cabeza que él iba a la Asamblea Nacional del Poder Popular a representar al sector privado, a lo mejor él tiene la conciencia que debe tener todo diputado de que él va a la Asamblea a representar al pueblo que lo eligió, no los intereses de ese sector.

Muchos me dicen, pero el tema de representar al sector se entiende. Está representado el sector juventud y el sector de la educación y el sector agricultura. Aquí vuelvo a tomar de la teoría de las ciencias sociales, no es lo mismo un sector sociocupacional, en Cuba hay diferentes sectores socioocupacionales, que un sector socioclasista. No es lo mismo hablar de una ocupación, que de una clase social. Entonces, si estamos viendo que van emergiendo grupos que van desarrollando o pueden llegar a desarrollar una conciencia de clase y comienzan a aspirar a que la Asamblea Nacional del Poder Popular no es un órgano para la única clase que puede tener poder político en Cuba, que es la clase obrera, trabajadora, sino que empiezan a sentir que si la Asamblea defiende a la clase trabajadora, también ahora tiene que defender los intereses de una burguesía emergente, eso sería retroceder sesenta años en la historia de la Revolución cubana realmente.

Entonces, a mí no me preocupa tanto quién dijo eso, si es fulano o mengano, no me corresponde ver el tema desde una perspectiva policial, que es a dónde a algunos les conviene conducir el debate. A mí me preocupa entender que hay una serie de tendencias que hay que comenzar a analizar, sin llegar a su estigmatización, analizar qué significarían para el proceso, pues significarían un retroceso.

En ese sentido, hay que explicar y anteponer ante esa realidad otro tipo de perspectiva y decir con firmeza que la Asamblea Nacional del Poder Popular en Cuba, independientemente de los nuevos actores económicos que surjan, va a seguir siendo un órgano en la defensa de los intereses del pueblo y si va a defender los intereses de una clase, va a ser de la clase trabajadora, de los obreros, del que va a seguir viviendo de su salario, ya sea de un salario presupuestado, ya sea trabajándole a un dueño de una PYME, o de lo que sea.

El pueblo revolucionario tiene que tener esa confianza y en defender ese tipo de posturas con claridad es que pienso cuando leo en nuestra constitución que el Partido es la guía. Hoy lo está haciendo? Me refiero en la arena de la comunicación política.

Las esencias por las que se hizo la Revolución socialista están puestas ahora en tensión y la tensión irá escalando. Quienes dirigen nuestro país son personas inteligentísimas, tengo una confianza tremenda en quienes dirigen el país y estoy casi segura de que todas estas cuestiones se analizan, se estudian y se conocen. Entonces, por qué no estamos comunicando lo suficiente? Hay que comunicar por parte de nuestras organizaciones, para poder encausar el debate político sobre los temas esenciales, para poder marcar una pauta, para que los revolucionarios digan, hay problemas pero seguimos defendiendo el modelo que garantiza la mayor justicia social. 

No decir socialismo sí de manera retórica. Eso no se resuelve citando a Fidel o con hashtags comunistas. El socialismo hay que irlo defendiendo en la manera como seamos capaces de neutralizar, afrontar, estas tendencias de retroceso, que si no las acotamos irán ganando más fuerza.

Cuando la ley de comunicación social, lo que vivimos algunos compañeros fue un linchamiento. Cuando algunos de los compañeros de la UPEC en los artículos de CubaPeriodistas y en publicaciones personales nos han acusado de fundamentalistas y alegan que la ley ha encontrado muchos obstáculos porque un grupo de extremistas la secuestraron, yo no he sabido si me lo estaban diciendo a mí, a Ernesto Estevez, a Javier Gómez Sánchez, a Teresa Melo, que en paz descanse, desgraciadamente ya no está con nosotros, o si se lo estaban diciendo a los diputados de la Asamblea Nacional que han parado el proyecto de ley. Porque realmente uno podrá decir lo que quiera, pero uno está al margen, los que toman la decisión son los diputados. Es decir, fueron los diputados los que decidieron posponerla, no fuimos nosotros.

Y pongo el ejemplo de la Ley porque es una expresión justamente de estas contradicciones de las que empecé hablando y de cómo ellas, que tienen un sustento objetivo ligado a los cambios en la formación económica, porque en esa ley se están colocando y defendiendo intereses del sector privado, no sólo se expresan en el espacio virtual, ya están tocando las puertas de nuestras estructuras de poder político y nuestras leyes.

En nuestras organizaciones, en este tipo de espacios entre revolucionarios, debiera existir y, en ese sentido sí cabría en nuestros medios oficiales, un pronunciamiento sobre qué tipo de ley, por ejemplo, necesita el país. Como Fidel lo hizo en su tiempo. Fidel, por cierto, fue tomado como referente para el congreso de la UPEC, lo cual me parece muy bien. Pero lo más importante no es citar una frase aislada como esa de los cambios, sino analizar su pensamiento y cómo la ley resuelve los riesgos de los cuales nos habló.

Por ejemplo, dijo que en Cuba no iba a haber medios privados y ese es uno de los puntos más polémicos de la ley. No creemos en la libertad de expresión burguesa, no creemos en la existencia de medios privados, son sus palabras, por qué no citamos esa frase también? Dijo, cuando alguien es el dueño del medio, hace lo que quiera y va a empezar a producir contenidos en función de sus intereses particulares, sean buenos o no, pero no necesariamente en función de los intereses del pueblo. ¿Por qué Fidel explicaba eso? Bueno, porque estaba ante un escenario de contradicciones donde había quien criticaba a Cuba por no tener una prensa libre entre comillas, entonces él sentía la necesidad de explicar por qué en Cuba no íbamos a tener una prensa libre al estilo burgués. Ese tipo de cuestiones a mí me parece que son cuestiones que hay que debatir entre revolucionarios, sin que nos linchen en las páginas de Cubaperiodista, porque los peligros que él vio, no están superados en el texto actual de la ley. Nuestro partido pudiera marcar una pauta en ese debate, por ejemplo.

Si un movimiento de solidaridad con Cuba quiere entender el conflicto de Cuba con Estados Unidos como "Estados Unidos es un padre y Cuba es una madre" y desideologizar todo en lo adelante, bueno pues que ese movimiento diga lo que quiera decir, nosotros no tenemos nada en contra de eso, siempre y cuando colabore en la lucha para eliminar el bloqueo y jamás le pase por la cabeza acumular capital político en Cuba para influir en procesos internos. Ahora, yo no tengo como revolucionario por qué asumir ese mismo discurso y posicionar ese tipo de discurso en nuestros medios y empezar a repetir prácticamente lo que dice ese movimiento en los canales oficiales y además demonizar a quien no se identifique con tales posturas.

O sea, si alguien nos quiere ayudar desinteresadamente y no tiene nuestra misma ideología y comparte otro referente y además quiere decir que el mundo se divide en los que aman y en los que odian, esa frase de tremenda impronta martiana. Bueno, está bien, nosotros estamos de acuerdo con eso, completamente de acuerdo con eso. Pero para nosotros los que odian son los explotadores, son los reinstauracionistas, porque el capitalismo, dijo el Che, es el peor genocida de la historia, los que odian no los podemos volver a dejar tener el poder político en Cuba. Y para los revolucionarios los que aman son el pueblo trabajador, los obreros, los científicos, los maestros, esos que hacen la Revolución, son los que construyen, los que defienden una alternativa económica y política diferente al capitalismo, en todas sus variantes, incluida la socialdemocracia.

No tenemos por qué comprarnos una versión desideologizada para entender el conflicto entre Cuba y Estados Unidos, el problema del bloqueo, ni el presente del país. Si nosotros aceptamos ese movimiento con sus características, que supongo que también tenga que ver con enfilar un discurso hacia la sociedad estadounidense etc, lo respetamos, pero respetar no quiere decir transmutarnos en una cosa que no somos por agradar a determinados sectores.

Hay un discurso político que va para acá y para allá, que frente a unos sectores es de un tipo, en otros escenarios es de otro tipo, que la mayoría de las veces elude el factor ideológico y entiendo que forme parte de una necesaria estrategia para la conciliación y la unidad, pero creo que debiéramos calibrar mejor los énfasis, porque por el ansia de articular diferentes tendencias pudiéramos estar dejando fuera y sin liderazgo o referente, al grupo más importante para la continuidad del socialismo, el sector militante que aún se siente revolucionario, que no flirtea con la socialdemocracia, fidelista y que está dispuesto a todo por defender su Revolución. Creo que está haciendo mucha falta más claridad en ese sentido

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