RUANDA
1. LAS PRISIONES Y EL GACACA
Prisiones saturadas.
Las prisiones están llenas, sobre todo de hutus. A los prisioneros agonizantes se les deriva al hospital. Sufren de hipertensión, diabetes o tuberculosis, llegan en un estado de desnutrición severa, con los órganos descompensados, y a veces mueren unas horas después.
El servicio de hospital para los niños malnutridos, organizado por la PAM, y su familia, les
proveen de alimento.
Al final de 2007 el Tribunal Penal internacional de Arusha para Ruanda (TPIR), que juzga
a los culpables de genocidio de 1994, hasta ahora solamente hutu, habrá acabado su mandato.
La pena de muerte sigue en vigor en Ruanda, aunque no haya habido ejecutados desde
1997. Desde septiembre de 2006 se habla de su abolición, lo que permitirá juzgar en Ruanda a los procesados que todavía no haya juzgado el TPIR.
Que liberación.
Desde 2003 se han puesto en libertad a unos sesenta mil prisioneros, 8.500 el febrero pasado.
Se trata de personas que no han sido agentes del estado bajo el mandato del difunto presidente Habyarimana y que no tienen un gran expediente. Entre ellos hay personas enfermas
o ancianas, a menudo moribundos, que no quieren que mueran en prisión, o bien personas que han reconocido su participación en el genocidio. A estas últimas se les interna durante tres meses en Centros de formación ideológica llamados INGANDO donde son alimentados por el Comité Internacional de la Cruz Roja. Allí se les somete a un lavado de cerebro, aprenden a odiar el pasado de la primera y la segunda república, «que se aprovechaba de la gente», y a leer la historia de Ruanda a la manera de la FPR (2). Se les enseña la nueva organización del país (3), se les dice que hay que vivir en paz, sin enfrentarse con los que en otra época tomaron a sus mujeres.
Se les dice que vayan al Gacaca a decir toda la verdad sin salvar a nadie, lo que significa
que acusarán a los que les han pedido que acusen. Después de haber sido utilizados de
este modo, la mayor parte de ellos son arrestados de nuevo.
Los que son detenidos por el Gacaca y devueltos a prisión, son muchos más que los que
son liberados.
El Gacaca, simulacro de verdad y reconciliación.
El Gacaca era en origen una jurisdicción popular que servía sobre todo para resolver por
las buenas los problemas entre familias de una misma colina.
La condena más grave era excluir a alguien de la familia. El problema se resolvía bebiendo cerveza juntos.
Desde hace unos años, con el apoyo de Bélgica, Holanda y la Unión Europea, el régimen
ruandés ha recurrido al Gacaca, con una preparación apresurada y una selección de
jueces, con el fin de afrontar los expedientes de unos ciento treinta mil prisioneros acusados de genocidio, que se pudrían en las prisiones. La apariencia relacionaba los Gacaca con los tribunales «verdad y reconciliación » de África del Sur, pero la
realidad es muy diferente.
Las personas sometidas a juicio son solamente hutus, sobre todo los que han alcanzado
en estos años una buena posición económica, o un trabajo envidiado. El Gacaca es sema nal y se realiza a nivel de ayuntamiento antigua comuna
CUANDO EL HOMBRE ES CONDUCIDO A LA CÁRCEL, LA MUJER SE QUEDA SOLA AL CARGO DE LOS HIJOS Y DE SU MARIDO, PUES DEBE LLEVARLE LA COMIDA A LA PRISIÓN UNA VEZ POR SEMANA»
Cada ayuntamiento decide e día del Gacaca y jóvenes y adultos son obligados a participar en él, abandonando todas sus actividades, excepto los «servicios especiales» (4). Cuando el Ministerio absuelve a un prisionero, una vez que éste vuelve a casa, los supervivientes reaccionan, y le someten al Gacaca.
El comité de jurisdicción del Gacaca está compuesto por nueve personas, entre ellas hay hutus, pero dominan los tutsis.
Los jueces hutus tienen miedo de declarar inocentes a los inculpados.
Si se dan cuenta de que están destrozando la vida de gente inocente, no se pueden
ir libremente, sería una infracción; así que los que pueden, huyen. Durante el juicio los
jueces se sientan en la hierba frente a la gente, si llueve los juecesse colocan bajo el techado, y el pueblo se queda bajo la lluvia.
La primera fase del Gacaca consiste en la recogida de información.
Los que estaban acusados de faltas graves, incluso acusados por un desconocido, eran llevados a prisión, incluso para evitar su fuga; mientras que los acusados de faltas menos graves
podían volver a su casa, en espera del juicio. Los nombres de todos los acusados eran inscritos en las listas de los que debían ser juzgados.
La fase del juicio.
Desde julio de 2006 los Gacaca han vuelto a la fase dejuicio. Los acusados, incluso los
inocentes, viven angustiados la llegada de este juicio, ese día se irán de su casa preparados, sin saber si algún día volverán a ella.
El inculpado es llamado ante los jueces y la población lee la acusación que hay contra él.
Intervienen diferentes personas para acusarle. Si nadie habla, los «Local defense force» (5) amenazan: «si no acusáis, no os iréis de aquí». El acusado se defiende o bien acepta la acusación.
Durante el juicio se acusa a otras personas, que son inmediatamente llevadas a prisión o se van a su casa a esperar el juicio. A veces se propone a los prisioneros, a cambio de su liberación y también mediante dinero, que acepten como verdaderas las acusaciones vertidas
contra ellos y que testifiquen contra otros, incluso a veces se les dice contra quien. Los que aceptan esto son peligrosos: mienten e impiden que los demás digan la verdad. Ni siquiera
ellos mismos quedarán en libertad, pues pronto se les abrirá un nuevo expediente, con diferentes acusaciones.
Los prisioneros liberados, después de haber aceptado su culpabilidad, están en «libertad provisional»: deben presentarse regularmente ante las autoridades, y serán sospechosos cada
vez que ocurra algo en la colina.
En el Gacaca se obliga a los miembros de una misma familia a acusar a su cómplice, bajo amenaza de ir a prisión. Sin embargo, si hablan en su favor, se duda de su testimonio. A menudo
el acusado ni siquiera encuentra testigos de descargo.
Si, por ejemplo, se le acusa de haber violado a una mujer en 1994, y que dicha mujer se casó en seguida y dio a luz, no tiene manera de defenderse. Si pregunta: «¿hay alguien que me
haya visto?» nadie responde, pero no por eso será perdonado.
Por eso los acusados que pueden se fugan, y entonces podrán ser condenados por incomparecencia.
«SE DEBE VOTAR UNA LEY QUE PLANTEE LA INDEMNIZACIÓN A LOS SUPERVIVIENTES POR
LOS BIENES QUE PERDIERON DURANTE EL GENOCIDIO
El juicio se celebrará el mismo día de la comparecencia.
Las condenas pueden llegar a ser de treinta años de prisión.
Después de la sentencia no se puede recurrir a la magistratura ordinaria, sino sólo a un Gacaca de nivel superior. A veces hay absoluciones, pero en la mayor parte de los casos los recursos quedan sin respuesta.
Los responsables dicen: «lo primero es acabar el Gacaca... Luego ya tendremos tiempo…»
Mientras tanto, los condenados envejecen en prisión.
La gente prefiere ser juzgada por la magistratura ordinaria para tener tiempo de defenderse y posibilidad de contratar a un abogado –lo que no está previsto en el Gacaca-, pero si
es acusado en el Gacaca, será juzgado allí también, no hay ningún medio de ser juzgado en otro lugar, excepto si se le acusa de planificación del genocidio.
El valor de la verdad.
En una ocasión la población de un lugar reconoció lo siguiente: «lo que he visto lo digo, lo que no he visto no lo digo».
Los militares les amenazaron.diciéndoles, «si no decís nada contra tal o cual persona, no os iréis de aquí». Aquel día la gente regresó a su casa a las nueve de la noche.
Un hombre que había sido invitado a la jurisdicción Gacaca para decir todo lo que sabía sobre su vecino acusado no pudo declarar nada malo sobre este vecino. Los jueces dijeron que
estas informaciones eran demasiado tardías, «¿por qué ha esperado a que le llamáramos para decírnoslo?», y le condenaron dos años de prisión.
Un comerciante cristiano fue llevado a prisión con otras cinco personas, de las cuales
tres eran intelectuales. «Sabemos que no has hecho nada, le dijo un militar, a los que buscamos es a los tres intelectuales.
Cuando aparezcas en elGacaca testifica contra ellos yserás liberado, sino, te quedarás
en prisión». El comerciante respondió que lo pensaría, y cuando el militar le preguntó por
su decisión él contestó: «no quiero testificar una mentira contra esas tres personas».
«Entonces te quedarás en prisión», le dijeron, y todavía sigue allí.
Un hombre fue acusado de participar en una banda de asesinos, él lo negó, y declaró haber hecho sólo su ronda de noche, costumbre que todavía permanece, y que nadie le había acusado de haber matado. Entonces le condenaron a 28 años de prisión, por «minimizar el genocidio
».
Familias condenadas a lahambruna.
Cuando el hombre es conducido ala cárcel, la mujer se queda sola al cargo de los hijosy de su marido, pues debe llevarle la comida a la prisión unavez por semana (es el límite previsto
por la ley), así como las medicinas si cae enfermo. La eventual cuenta bancaria del acusado queda bloqueada y su familia no puede tocarla...
De este modo la familiacae muy fácilmente en la miseria.
Por otro lado, ¿cómo puede la madre ocuparse de los hijos si está sola y debe luchar para sobrevivir? Por eso son tan numerosos los niños de la calle.
Se marchan a las ciudades, donde pueden mendigar, transportar equipajes o robar. La policía les recoge y les lleva a sus puebles, pero dos días después vuelven a la ciudad.
«DESDE 1998 SÓLO HA HABIDO GUERRA, SUFRIMIENTOS, VIOLENCIA Y MÁS POBREZA»
«LA POBLACIÓN ESTA TRAUMATIZADA, A MENUDO PREFIERE EL SILENCIO, LA ALEGRÍA DE VIVIR PROFUNDA PARECE HABER DESAPARECIDO»
Ibuka busca nuevos acusados.
El estado había prometido, según los acuerdos de Arusha,indemnizar a las víctimas (tutsi),
pero más preocupados por la modernización de su país que por sus derechos, no entregó
toda la indemnización prometida.
De este modo, son los condenados ricos los que deben pagar por su cuenta en el banco,
su casa, sus empresas. La ley prevé que si alguien es condenado por genocidio, sus bienes sean confiscados.
La asociación de supervivientesIbuka (acuérdate), a través de sus representantes del
barrio, está actualmente realizando el trabajo de identificar a sus habitantes para conocer la historia. Una vez que se sabe dónde estaba durante el genocidio la persona sobre la que se quiere investigar, buscan a alguien de ese lugar para que testifique
contra ella, incluso pagando.
Ibuka hace también el recuento de las casas de loshutus, «esta casa podría servirnos,
vamos a hacer un informe para que el propietario sea citado.
«Nos preguntamos hacia dónde vamos, pues si hoy no somos libres, mañana no sabemos
si lo seremos».
Un sistema de venganza.
En mi opinión, el Gacacaes un sistema de venganza.
Algunos tutsi amenazan: «Loshutus que se escapen delGacaca serán menos numerosos
que los tutsi que se han escapado del genocidio». Según piensa el poder, el Gacaca debe continuar. Hay que buscar nuevas acusaciones. Una persona que se ha quedado en
Ruanda desde 1994, ¿cómo puede llegar a ser Interhamwe?
Se llega a ello por envidia, porque se han adquirido bienes que otros envidian.
Muchos hombres influyentes e intelectuales son hechos prisioneros.
La comunidad internacional ha dado manos libres a los supervivientes para que se
venguen. Desde estos acontecimientos han pasado trece años, la venganza debería cesar.
El Gacaca no reconcilia a nadie. ¿Es posible que el presidenteno sepa que el Gacaca es de este modo? Y¿las autoridades internacionales que han financiado elGacaca saben lo que es? Y sino lo saben, ¿por qué no se paran a verlo sobre el terreno?
Nosotros hablamos para que el presidente y las autoridades internacionales estén informados.
Si se plantea la reconciliación con los Gacaca, sus abusos videntes deben ser
corregidos.
2. UNA ECONOMÍA ENPROVECHO DE MUY POCAGENTE
La economía como venganza.
La economía también puede ser venganza. El estado busca divisas, no el bienestar
de la población. Por eso se promueve el turismo y las plantaciones de té, café o flores.
La radio justifica la medida de cortar algunos plataneros en algún lugar diciendo
que estaban enfermos y que se están buscando especies más rentables, teniendo
que plantar en su lugar arroz (8). El platanero es el recurso fundamental para una
familia: no exige mucho trabajo, un régimen se vende a 2000francos ruandeses y proporciona estiércol.
Actualmente se ha devaluado l café, que era una fuen te de ingresos para la población.
«LO QUE NOS INTERESA ES QUE EN ESTE PAÍS TODO EL MUNDO SE RECONOZCA RUANDÉS»
El agricultor sólo recibe 0,5 dólares por kilo, pues el estado se queda con la mayor parte delprecio. A cada familia se le obliga a tener una tierra para plantar hierba para forraje, si no tiene vacas, venderá la hierba alos que las tienen.
Cuando el estado quiere vender tu parcela, viene y se instala, quedándose el propietario
en la calle. Se ha votado una ley, que aún no ha entrado en vigor, según la cual si tienes una parcela pequeña y quieres haceruna granja, debes abandonar esta parcela e instalarte en otro lugar. Si tienes una parcela grande debes cederla para los tutsis exiliados desde 1959 que vuelven al país. Si habías plantado árboles, te los cortan. La «granja» esel camino, tarde o temprano el gobierno lo cogerá todo. Los hutus pierden la pasión por el trabajo, visto que cuánto más posees,más peligro tienes de ser acusado.
La gente dice que vamos hacia una «burguesía», que habráen el país demasiados ricos y demasiados pobres. Ya se ven muchas diferencias entre los ricos yel pueblo bajo. Los extremos delpaís son abandonados en beneficio de la capital y de Mutara, donde se encuentra Nyagatare, la capital secreta de los tutsi venidos de Uganda que han conquistado el país.
Los supervivientes.
Entre los tutsis se encuentran los Akazus, grupo que está en el poder y que vino de
Uganda, y los supervivientes, los que vivían en el país. En el momento de las elecciones
hubo peleas entre ellos, pues los Akazus querían todas las plazas y las obtuvieron. Por eso ahora se les da a los supervivientes todo lo que quieren. Tienen oportunidad para todo.
Sus hijos, capacitados o no, tienen los estudios gratis, mientras quelos hutus son penalizados y deben pagar toda la escolarización de sus hijos e incluso dar dinero de socorro para los supervivientes.
Se dice que los supervivientes están amenazados, pero uno no se puede fiar de lo
que dice la prensa respecto a esto. En efecto, hay algunos asesinatos de supervivientes
por prisioneros que salen de prisión con la intención de vengarse y no tienen medios jurídicos para obtener justicia. Sin embargo, estos asesinatos no son muy numerosos.
Normalmenteni siquiera se toca a los que testifican,si mienten ni siquiera son
castigados. Se dicen de ellos que son gente traumatizada y que por eso se han equivocado.
Hay impunidad para la mentira,y la verdad no se puede decir. Si eres vecino de un supervivientey le pasa algo, por ejemplo, le atacan unos ladrones, responderás pagando los destrozos. Actualmente en la ciudad los hombres hutus organizados por las autoridades pasan la noche cuidando a los supervivientes mientras duermen.
Si el marido está ausente, la mujer debe dar dinero pagando por la linterna.
Se debe votar una ley que plantee la indemnización a los supervivientes por los bienes
que perdieron durante el genocidio.
Entonces veréis que alguien que vivía en una casa de paja declara que tenía una casa
de ladrillo con 100 chapa. El dinero de la indemnización lo dan los acusados.
Se dice que la política nos pide reunirnos en asociaciones.
Son los supervivientes los que las forman y se les dan magníficos campos a sus propietarios.
Ellos podrán contratarnos como su mano de obra.
« LA ECONOMÍA TAMBIÉN PUEDE SER VENGANZA. EL ESTADO BUSCA DIVISAS, NO EL BIENESTAR DE LA POBLACIÓN»
3. DISCRIMINACION Y DESCONFIANZA
Discriminación por todas partes.
Hay que ver cómo se trata a la población en los servicios delestado y en general en las instituciones públicas. Si los hutus se quedan en algunos puestos de trabajo porque son competentes, reciben una gran cantidad de trabajo, mientras que los supervivientes
son libres de no trabajar.
Los primeros no pueden reprochárselo,pues se les acusaría dé ideología divisionista. Los hutusse sienten humillados y aplastados, nuestra impresión es que el poder les quiere reducir a ciudadanos de segunda línea.
La población maltratada está siendo consciente de susufrimiento y de su marginación.
Yo mismo me pregunto: ¿Cómo es posible que estas personas alas que hemos salvado nos traten así? Si durante un mes la poblaciónhutu no se hubiera comprometido a proteger a los tutsisdel genocidio, no hubieran podido sobrevivir. El genocidio de 1994 fue un asunto de pocas personas, aunque murió una parte de la población.
Antiguamente el matrimonio mixto era frecuente, muchoshutus ricos se casaban con chicastutsis. Ahora esto no existe,seriamos odiados. Incluso en la iglesia se ve la huella del discurso étnico.
Nos dirán que el primer ministro y que el presidente de la asamblea son hutus, pero no tienen libertad de decisión. Si pronuncian discursos se les pide que los corrijan y pidan perdón públicamente porque se han atrevido a criticar públicamente al poder.
La alegría de vivir está amenazada.
Aparentemente la gente se ríe pero confiesa: «Munda ni kure»(no con el corazón) la población esta traumatizada, a menudo prefiere el silencio, la alegría de vivir profunda parece haber desaparecido.
Incluso en las fiestas la desconfianza reciproca impide una verdadera distensión. Los
tutsis aprietan los dientes y dicen «habéis matado a nuestros hermanos y hermanas». Los humus viven en el miedo y la angustia sin posibilidad de llorar a sus hermanos y hermanas asesinados, o de conseguir que se reconozca la inocencia de los que están en la
cárcel. Si un hutu está alegre delante del tutsi, este piensa que se ríe de él.
Si hay un grupo de jóveneshutus riéndose se les acusa fácilmentede propagar la ideología
del genocidio. Los hutus también, si se ríen los tutsis, se sienten heridos y piensan «se alegran porque nos machacan», todo elmundo se ahoga.
No hay libertad de expresión,se miden las palabras por miedo a ser acusados de estos
delitos, por orden de gravedad: Divisionismo, segregacionismo, negacionismo, incitación al odio o ideología del genocidio. Y si esto se podía aplacar, las ceremonias realizadas cada año, el 6 de abril en el aniversario del comienzo del genocidio, despiertan la memoria de las victimas tutsis mientras que los hutus ni siquiera se pueden preguntar, quien ha matado a sus familias, y viven en duelo de manera oculta. Está muy bien hacer memoria de la historia, pero no cambiarla en beneficio de un grupo. Se dice que: «la impunidad se ha terminado», pero sólo se acusa por un lado, se dice «los otros no tienen derechos nosotros hemos ganado la guerra».
Las Local defense force están dispersas por doquier, revisantodo. La administración se ha reorganizadosegún una estructura militar. De este modo, cada jefe administrativo corresponde a un jefe militar, que tiene la última palabra.
Incluso los hutus en el extranjerohablan con dificultad, por miedo a ser llamados
«interahamwe» y por temor a la reacción del poder ruandés. Algunos se vuelven apolíticos para eludir el peligro.
4. ¿HACIA DÓNDE?
Un camino sin salida.
La gente no se reconciliarápor medio de los juicios trucados y duros, ni de las mentiras. Los Gacaca condenan a la gente sabiendo que es inocente, creando rencores incluso en las futuras generaciones. Privar a alguien de su libertad, sabiendo que es inocente,
¿no es matarle? ¿Cómo podrán tener buenas relaciones los vecinos después de acusaciones mentirosas? Con losGacaca se aviva el odio hasta enlas nuevas generaciones: incluso los niños de los dos grupos se miran como enemigos en el
colegio. De este modo no se va a ningún sitio, o se va a una nueva catástrofe. Es como un polvorín que estallará tarde o temprano.
Verdad, perdón recíproco
y diálogo.
Soy consciente de que no es buena la primera solución que considero para salir de la angustia presente: La separación de los territorios tutsis y hutus. En la situación actual en que los dos grupos se acusan mutuamente de maldad, llego a pensar que quizá
la solución sería la separación.
Es una solución de emoción, viendo la larga tensión en la que vivimos.
En realidad la mejor solución sería la negociación. En el exilio hay personas honradas a
las que se está manchando llamándoles«Interahamwe», ellos pueden negociar con el poder, con el fin de que las dos etnias participen en la gestión del país.
Incluso en el país, hay familias hutus y tutsis que, a pesar de la tensa situación, mantienen lazos de amistad. Dicen: «éramos amigos antes de la guerra, seguiremos siéndolo».
Si los tutsis que están en el poder se han dado un tiempo para la venganza, este tiempo
debe terminar , y que debe haber diálogo, verdadero perdón, pues si tú no has perdonado, no puedes sentarte a la misma mesa que el otro. Es necesario el perdón mutuo.
Es preciso buscar un medio de reconciliación, crear una especie de equilibrio, que no haya
favoritismos y que el derecho se asegure para todos, que se juzgue de acuerdo al derecho, no a la etnia. No aspiramos a un presidente hutu. Cualquiera puede gobernar. Lo que nos interesa es que en este país todo el mundo se reconozca ruandés. Que el que ha hecho daño, de un lado o de otro, lo reconozca, pida perdón y se quede tranquilo.
Que se deje en paz a los inocentes. Y que la paz pueda reinar en todo el país de Los Grandes Lagos Africanos. África de los Grandes Lagos,
9 de marzo de 2007.
Nsabimana
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Notas a pie de página:
1- Es decir, los únicos tutsis que estaban en Ruanda durante el genocidio de abril-julio 1994 y que han sobrevivido.
2- Frente Patriótico Ruandés, la fuerza militar y política que ha conquistado Ruanda y la domina desde julio de 1994.
3- Decir «prefectura de tal sitio»es declararse contra el gobierno, pues era el viejo sistema. Ahora hay Provincias del Norte, del Sur, del Este y del oeste, más la ciudad de Kigali.
4- Aquel que se ausenta del Gacaca, si se presenta en la administración de un sector del ayuntamiento, le dirán: «vete primero al Gacaca, después de cinco o seis veces puedes volver
».
5- Una milicia popular organizada por el poder.
6- Por eso algunos concluyen:
«Gacacan’uguceceka» (El Gacaca es el silencio).
7- La milicia esencialmente hutua la que se imputa el genocidio de1994.
8- En los años 1997 y 1998, en el norte del país, los bananeros fueron cortados por miedo a que se escondieran los «bacengezi» (los infiltrados).
“Quien tenga un concepto tradicional de la política podrá sentirse pesimista ante este cuadro de verdades. Para los que tengan, en cambio, fe ciega en las masas, para los que crean en la fuerza irreductible de las grandes ideas, no será motivo de aflojamiento y desaliento la indecisión de los lideres, porque esos vacíos son ocupados bien pronto por los hombres enteros que salen de sus filas” Fidel Castro 16 de agosto de 1952. Email:bolchevismosevilla@yahoo.es
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sábado, mayo 09, 2009
Ruanda:las prisiones y el gacaca
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