Camaradas y amigos, saludos a todos los participantes, a los miembros del Partido y del JCP y a los numerosos amigos que están aquí con nosotros hoy en este 104 Aniversario de nuestro Partido.
Un saludo especial a todas las mujeres presentes, en un momento en que conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, momento simbólico en la lucha por los derechos de las mujeres, la igualdad y la emancipación.
Celebramos el 104º aniversario del Partido Comunista Portugués, orgullosos de su historia única, firmes y confiados en su intervención presente y con la mirada puesta en el futuro.
Recordamos un Partido que resistió, creció y se afirmó como un gran Partido nacional en las difíciles condiciones del fascismo.
Recordamos a un Partido que con su lucha hizo un aporte invaluable al 25 de Abril y que, con los trabajadores y el pueblo, logró importantes conquistas y luchas en su defensa y proyección futura.
Recordamos a los hombres, mujeres y jóvenes que dieron su fuerza y energía, su inteligencia y creatividad, algunos incluso sus propias vidas, para que el Partido pudiera cumplir su papel, contra la explotación y la injusticia, por la libertad, la democracia y el socialismo.
Celebramos 104 años de un Partido que no se ha dejado vencer por los ataques de los que ha sido y sigue siendo objeto. Desde 1921, muchos han actuado para golpearla y destruirla, las operaciones de silenciamiento y manipulación son cíclicas, hubo y hay muchos ataques, que crearon dificultades, es cierto, pero no impidieron nuestra intervención y aquí estamos, decididos y confiados.
Celebramos el XXII Congreso, un gran éxito que constituyó un hito importante en la lucha por los valores de Abril, por la Democracia y el Socialismo.
En un contexto marcado por la crisis estructural del capitalismo, frente a la continua resistencia y lucha de los trabajadores y los pueblos, y en el marco de un amplio y complejo proceso de reordenamiento de fuerzas a escala mundial, los Estados Unidos de América, así como las demás potencias capitalistas del G7, están llevando a cabo una ofensiva particularmente agresiva, explotadora y reaccionaria cuyo principal objetivo es contrarrestar su declive relativo, salvaguardar su dominio hegemónico y atacar a todos aquellos que se resistan a sus objetivos y afirmen su soberanía.
La evolución de la situación internacional, en particular la derivada de las medidas y posiciones de la Administración Trump, son expresión de las principales tendencias que están marcando la evolución del mundo. Trump no es un accidente en el camino del sistema; es, de hecho, un camino y un instrumento del capitalismo.
El actual reposicionamiento táctico del imperialismo estadounidense, en particular con respecto a la guerra que se libra en Ucrania, no tiene nada que ver con la paz y la cooperación entre los pueblos, sino más bien es una reconfiguración de una estrategia en la que Estados Unidos sigue tratando de imponer sus intereses y dictados al mundo.
Una reconfiguración estratégica que, a pesar de las dificultades internas y externas, busca hacer que Estados Unidos se concentre aún más en la política de confrontación con China.
Esto explica el cambio de táctica de Estados Unidos respecto a las relaciones con Rusia y el conflicto en Ucrania, que ha tomado por sorpresa a las demás potencias imperialistas de la OTAN y de la Unión Europea.
En un momento en el que intentamos fomentar la confusión, ¡es hora de recordar lo esencial!
Y lo esencial está en las posiciones del PCP.
Nunca nos cansamos de advertir que la insistencia de la OTAN en expandirse hacia el este e instalar sus armas en la región tenía como objetivo a Rusia.
Nunca nos hemos cansado de advertir que las maniobras injerencistas y los golpes de Estado patrocinados por Washington y Bruselas sólo pueden conducir al conflicto.
La realidad nos ha dado la razón. Como afirmamos hace años, el PCP no se deja atrapar por la lógica de la inevitabilidad de la confrontación y condenamos todas las acciones que han llevado a millones de personas a la actual situación de guerra y destrucción.
Rechazando el camino tomado por la Administración Biden, la UE y el Reino Unido, que instigaron y alimentaron la guerra, rechazaron todas las iniciativas y llamamientos a la paz y se lanzaron a una espiral de sanciones siempre pagadas por el pueblo, el PCP reafirma que todo podría haberse evitado y que es urgente poner fin a la propaganda de guerra y trazar el camino hacia la paz.
Desgraciadamente, ante la posibilidad de iniciar un proceso de negociación, las potencias imperialistas europeas insisten en prolongar la guerra, contando con el poder instalado en Ucrania para seguir sacrificando a los ucranianos como carne de cañón; y se embarcan en un aumento del gasto militar y de la producción de armas, empujando a los pueblos de Europa al abismo.
La deriva militarista y la obsesión por la guerra que impregna los centros de toma de decisiones de la Unión Europea no tienen fin a la vista. Ahora bien, incluso este dogma del déficit y sus límites, esta “vaca sagrada” invocada para imponer el empobrecimiento y la explotación que tan bien conocemos en nuestro país, se nos dice que puede ser ignorada si se traduce en más gasto en armas y en guerra. Para la salud, para la educación, para la protección social y la vivienda, para las pensiones y los salarios, la amenaza y el estrangulamiento del déficit. Para la guerra, se gasta como loco porque el déficit ya no importa.
Tras 11 años de guerra en Ucrania, cada vez más personas se dan cuenta de que, como afirma el PCP, se necesitan urgentemente iniciativas que “contribuyan a un proceso de diálogo con vistas a una solución política del conflicto en Ucrania, a responder a los problemas de seguridad colectiva en Europa y a cumplir con los principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Acta Final de la Conferencia de Helsinki”.
Cuántas muertes, cuánto sufrimiento, cuánta destrucción se habrían podido evitar si los llamamientos al diálogo y a la paz –como el que valientemente dirigió el PCP– hubieran sido escuchados y no atacados violentamente y distorsionados por quienes, entonces como ahora, se comprometen a defender la guerra.
Una vez más advertimos que es urgente poner fin a esta locura de confrontación y guerra.
La paz y la seguridad no dependen del aumento del gasto militar; no están en la militarización de la Unión Europea y su transformación en un bloque belicista.
La paz y la seguridad se logran con más diplomacia, más diálogo y resolución política de los conflictos y con más respeto a los principios del derecho internacional.
Portugal no es un instrumento de los EE.UU., de la OTAN y de la Unión Europea, Portugal es un país soberano que, según lo consagra la Constitución de la República, debe promover la Paz y la cooperación, no el militarismo, la carrera armamentística y la guerra.
Convencido de su razón, sin retroceder ante las falsedades y distorsiones, el PCP continúa firme y valientemente en la defensa de la Paz.
Por ello, el PCP mantiene su compromiso de defender el desarme general, simultáneo y controlado, la disolución de los bloques político-militares y el establecimiento de un sistema de seguridad colectiva, con vistas a crear un orden internacional capaz de garantizar la paz y la justicia en las relaciones entre los pueblos.
El PCP reafirma su determinación y posiciones de larga data en defensa de la Paz y de los derechos del pueblo.
Condenamos las declaraciones de Trump que, en sintonía con el régimen sionista criminal, proclaman la expulsión del pueblo palestino de la Franja de Gaza y su ocupación por parte de Estados Unidos, y reafirmamos la exigencia: de poner fin al genocidio y a la política criminal de Israel; la implementación de un alto el fuego permanente y el acceso urgente a la ayuda humanitaria; la creación del Estado de Palestina, de conformidad con las resoluciones de las Naciones Unidas; de una paz justa y duradera en Oriente Medio, un objetivo que ha sido deliberadamente boicoteado por Estados Unidos e Israel.
Reafirmamos nuestra solidaridad con Cuba, exigimos el fin de las acciones desestabilizadoras del imperialismo estadounidense contra el pueblo cubano y su Revolución socialista y llamamos a participar en la campaña de solidaridad lanzada en Portugal con el lema “¡Por Cuba! ¡Acabemos con el bloqueo!».
Al pueblo palestino, al pueblo cubano, al pueblo que resiste y lucha por sus derechos, les decimos: ¡no están solos! Podéis contar con nosotros, podéis contar con el pueblo portugués que tanto os ha apoyado en vuestras luchas.
No retrocedemos ante la propaganda de guerra ni nos dejamos arrastrar por el discurso del odio y la confrontación.
Aquí estamos, en todo momento, como fuerza de Paz, cooperación y amistad con todos los pueblos del mundo.
Mirando el mundo vemos lo que es el sistema capitalista, su naturaleza explotadora, opresiva, agresiva y depredadora, vemos la acción imperialista y sus trágicas consecuencias. Vemos el recurso al fascismo y a la guerra. Vemos el intento de imponer mentiras, censura y manipulación. Vemos y estamos cada vez más seguros de una cosa: el capitalismo no es ni será el futuro de la humanidad.
Hay otra manera. El camino de lucha y afirmación del ideal y proyecto comunista. Un camino posible y necesario para la construcción de un mundo basado en la Paz, la cooperación y la amistad entre los pueblos, en el fin de la explotación, en la justicia y la igualdad, en el equilibrio ecológico y que oriente a los pueblos hacia una nueva sociedad, el socialismo.
Hoy como en el pasado, la fuerza de los trabajadores y de los pueblos, de la solidaridad internacionalista, es poderosa y determinará en última instancia el futuro.
La situación en Portugal está marcada por el dominio del gran capital sobre la vida del país, ejercido al margen y en contra de la Constitución de la República Portuguesa.
El Gobierno del PSD/CDS sirve a estos intereses y cuenta con el apoyo de Chega e IL en todo lo que sirva al gran capital.
Un camino que se expresa en la agudización de la explotación, el condicionamiento de salarios y pensiones, los ataques a los derechos de los trabajadores, los ataques y desmantelamiento de los servicios públicos, la negación del derecho a la salud y a la vivienda, las privatizaciones, el favorecimiento de la especulación inmobiliaria y el compromiso de la soberanía nacional.
Sumido en crecientes contradicciones y problemas, el Gobierno del PSD/CDS pretendió seguir un camino planificado, profundamente perjudicial para los intereses de los trabajadores, del pueblo y del país y al servicio de los grupos económicos y las multinacionales.
El desarrollo de la acción del Gobierno y la sucesión de acontecimientos que se han acumulado en los que participan sus miembros y el propio Primer Ministro no son fruto de la casualidad. Traducen y dan expresión a una mezcla entre el ejercicio de funciones públicas y los intereses privados, y a la promiscuidad entre el poder político y el económico.
Más allá de la gravedad de los hechos y acontecimientos deplorables, lo esencial, por mucho que algunos quieran ocultarlo, es la política del Gobierno de agravar la explotación, las injusticias y la creciente vulnerabilidad de los trabajadores, de los jóvenes y de los jubilados y pensionistas.
La política y la práctica del Gobierno revelan que no pretende ni está en condiciones de responder a los problemas nacionales y que esto en sí mismo es un factor de descrédito de la vida política. La política y la práctica del Gobierno exigen que su agenda de regresión y degradación de la vida política se detenga lo antes posible.
Eludiendo los compromisos asumidos por quienes, de palabra, se declaran en la oposición pero siguen poniendo sus manos bajo el Gobierno, la iniciativa del PCP de presentar una moción de censura constituyó el elemento decisivo para clarificar la vida política.
Estaba claro, contradiciendo a todos aquellos que querían quitarle valor, que la moción de censura del PCP tenía un mérito innegable: obligar al Gobierno a anunciar una moción de confianza que, como sabemos, estaba lejos de estar decidida.
Sin la iniciativa y determinación del PCP, el Gobierno habría tenido garantías de continuidad en la táctica de los demás. Sea cual sea el resultado de la votación de la moción de confianza, lo que es evidente es que el Gobierno no fue derrotado ayer sólo porque la mayoría de los diputados no quisieron, como podían y debían haber querido, derrotar al Gobierno, sus acciones y sus políticas.
La pregunta no es cómo evitar una crisis política, la respuesta a dar es, sí, cómo salir de la crisis de gobierno, de la inestabilidad política y sobre todo, cómo enfrentar la inestabilidad en la vida de la gente, que está allí.
Independientemente de los acontecimientos futuros, que quede constancia de la decisión del PS de unirse nuevamente a la derecha.
Una opción que no puede separarse del hecho de que los desacuerdos del PS con el Gobierno se limitan a casos sin duda graves e inaceptables, pero que son sólo parte de las razones que exigen la derrota de este Gobierno. Una opción que quedó clara en estos meses de Gobierno del PSD/CDS cuando el PS rechazó la moción del PCP de rechazar el programa de Gobierno, viabilizó el Presupuesto del Estado, apoyó la reducción del IRC para los grupos económicos y se unió al PSD y al CDS en la ley de tierras.
Derrotado este Gobierno, descartadas las maniobras para asegurar su continuidad con otras caras, confirmada la imposibilidad de encontrar la respuesta necesaria a los problemas del país en el marco de la actual composición de la Asamblea de la República, el esclarecimiento de la vida política nacional exige que la única salida sea la disolución de la Asamblea y la convocatoria de elecciones.
Las elecciones pueden y deben ser una oportunidad para abrir camino a una política diferente. Está en la acción y la lucha de los trabajadores y del pueblo, está en las manos de cada uno que aspire a una política alternativa, hacerlo. Dar más fuerza a la CDU contribuyendo con su apoyo a garantizar una fuerza coherente y valiente que no ceda ante los intereses de los grupos económicos, una fuerza que no dude en elegir entre el Trabajo y el Capital, una fuerza que garantice una verdadera oposición y no ceda ante la política de derechas.
Dado el país y la situación a la que ha llegado, surge como una cuestión esencial la necesidad de una política alternativa y una alternativa patriótica y de izquierda, inseparable de la defensa del régimen democrático y del cumplimiento de la Constitución de la República Portuguesa. Una política, signo de esperanza y posibilidad, que aumenta salarios y pensiones, valora las carreras y las condiciones de trabajo, combate la precariedad y el trabajo no reglamentado, defiende los servicios públicos, el Servicio Nacional de Salud, las Escuelas Públicas, garantiza el derecho a la cultura y a la vivienda, hace valer los derechos de los padres y de los niños, promueve la justicia fiscal, la producción nacional, la planificación económica, el desarrollo científico y tecnológico, el control público de los sectores estratégicos, afirma la soberanía y el desarrollo nacional.
Seguimos adelante con confianza y determinación hacia la batalla electoral, igual que lo estamos haciendo con la preparación de las elecciones locales, trabajando para servir al pueblo, afirmando la CDU, impulsando un frente amplio unitario y popular, su trabajo y su proyecto de trabajo, su honestidad y su competencia.
Ante la situación que vive el país, con los problemas que afectan a los trabajadores y a la población, el Partido toma la iniciativa en la intervención política, en la lucha de masas, en el fortalecimiento de las organizaciones unitarias, en la participación de los demócratas y patriotas, en la preparación de las batallas electorales, en el fortalecimiento del Partido.
Los trabajadores y el pueblo han defendido sus derechos e intereses y logrado avances, con una lucha intensa que desde aquí saludamos.
Una lucha que continuará a partir de ahora con la manifestación nacional de mujeres que promueve el MDM el próximo sábado, 8 de marzo, en todo el país y aquí en Lisboa, con una concentración en la Praça dos Restauradores. Esto continuará con manifestaciones de estudiantes, jóvenes trabajadores, la población y otros sectores.
Desarrollamos el contacto masivo a través de la realización de miles y miles de conversaciones en la acción nacional “Aumentar salarios y pensiones. Por una vida mejor”, se traduce en la aclaración y suscripción de la petición con este objetivo.
Actuamos en los más diversos ámbitos y es necesario ampliar la iniciativa, contra el aumento del coste de la vida, por la defensa y refuerzo del Servicio Nacional de Salud, de la Seguridad Social, por la vivienda, por los derechos de los niños y de los padres, entre muchos otros.
Todo esto sólo es posible gracias a la notable militancia de los miembros del Partido y del JCP, ese gran y abnegado colectivo partidario. Este Partido nuestro, con su identidad comunista, con su compromiso inquebrantable con los trabajadores y el pueblo, queremos que sea más fuerte y más influyente.
Un Partido que queremos que sea más fuerte y más influyente, y que para lograrlo necesita implementar el movimiento general de fortalecimiento de la dirección y el trabajo de estructuración que decidimos en el XXII Congreso, combinado con la rendición de cuentas de los cuadros, el reclutamiento de nuevos militantes, la preparación política e ideológica, la militancia, los medios de propaganda, la prensa y la independencia financiera.
Somos conscientes de las preocupaciones y los peligros, pero sobre todo tenemos la confianza y la determinación de construir una nueva sociedad, un mundo de progreso, cooperación y paz. Luchamos con alegría por estos objetivos.
En una situación internacional que pone de relieve la naturaleza del capitalismo y de la acción imperialista, cuando Portugal sufre las consecuencias de la dominación del gran capital y de la sumisión externa, que confronta la soberanía, agrava la explotación, las desigualdades y las injusticias sociales, y afecta a los valores democráticos, aquí estamos afirmando la relevancia del ideal y del proyecto comunista, la necesidad de una ruptura con la política de derecha y de abdicación nacional, por una alternativa patriótica y de izquierda, por los valores de Abril en el futuro de Portugal.
Aquí expresamos nuestra confianza en la fuerza de los trabajadores y de las masas populares.
Aquí está el Partido Comunista Portugués, el Partido de los trabajadores y del pueblo, de la democracia y del socialismo. Con fuerza, capacidad, resistencia, coraje, iniciativa y ganas de luchar y vencer.