Intervención de Paula Santos en la Asamblea de la República, Solemne Evocación del 50º Aniversario de la Universalización del Derecho al Voto de las Mujeres en Portugal
En vísperas de las celebraciones del Día Internacional de la Mujer, extiendo un saludo a las mujeres, a las mujeres trabajadoras, a las obreras de fábrica, a las intelectuales, a todas las mujeres, madres, abuelas, a las mujeres que luchan cada día por una vida mejor y por la realización de sus derechos.
La historia nos muestra que las mujeres no son sujetos pasivos. Fueron y son protagonistas de muchas, muchas luchas por derechos, por igualdad, por emancipación.
Valientes, intrépidas y decididas, las mujeres enfrentaron la represión, las privaciones e incluso el encarcelamiento. Así fue en la lucha por el derecho al trabajo y a la igualdad salarial, contra la explotación y el hambre, por los derechos políticos, especialmente el derecho al voto, por la protección de la maternidad y de la primera infancia, por la educación, por la paz, contra la guerra colonial, en solidaridad con los presos políticos, por la libertad y la democracia, en medio de la dictadura fascista.
La acción, intervención y lucha de las mujeres contribuyeron al derrocamiento del fascismo, al 25 de abril, a la consagración de derechos, libertades y garantías y a la instauración del régimen democrático.
Fue con la Revolución de Abril que se conquistaron los derechos políticos, económicos, sociales y culturales. La universalidad del derecho a votar, el derecho a elegir y ser elegido, el derecho a participar en igualdad de condiciones y la celebración de elecciones libres para los órganos soberanos son parte del régimen democrático. El derecho a votar, a poder elegir, a ser determinante en la toma de decisiones sobre el futuro del país, es de un valor incalculable, lo que se tradujo en una participación masiva en las primeras elecciones libres para la Asamblea Constituyente en 1975.
Momentos únicos y emocionantes. La participación de las mujeres fue sin precedentes: desde la participación política hasta los sindicatos, desde la participación en actividades culturales hasta los deportes, desde la gestión de instalaciones públicas hasta el acceso a nuevas profesiones y carreras.
La participación de las mujeres estuvo presente en las profundas transformaciones económicas y sociales del país, que consagraron en la Constitución la igualdad entre hombres y mujeres en todas las dimensiones de la vida; el principio de igual trabajo, igual salario; decisivo para mejorar las condiciones de vida.
Sin embargo, a pesar de los avances extraordinarios y la consagración de la igualdad en la ley, esta no se refleja plenamente en la vida de las mujeres.
Persisten obstáculos que impiden a las mujeres participar activamente en la vida colectiva y en la vida política y social, lo que en sí mismo representa un empobrecimiento del régimen democrático.
El derecho al voto es sin duda de enorme importancia, pero no es suficiente por sí solo si no se crean las condiciones para que las mujeres participen efectivamente en la definición de las opciones políticas, si sus demandas no son tomadas en cuenta en las decisiones que se toman.
Los derechos políticos son mucho más amplios y en muchas circunstancias todavía están lejos de ser accesibles para todas las mujeres. Sabemos muy bien cómo las tareas del hogar, el cuidado de los hijos o de los miembros de la familia recaen mayoritariamente sobre las mujeres trabajadoras, sin dejarles tiempo para participar en la vida colectiva. Por más cuotas que haya, sin resolver los problemas estructurales las mujeres trabajadoras serán las primeras en ser excluidas.
Por tanto, es esencial eliminar los obstáculos y garantizar los derechos políticos de las mujeres, incluida la promoción de su participación política. Las cuotas también crearon la ilusión de que la presencia de más mujeres elegidas significaría que sus derechos estarían mejor defendidos, pero la vida demuestra que no es así. ¿Cuántas veces las mujeres han rechazado propuestas concretas para fortalecer los derechos de las mujeres, así como no hace mucho rechazaron iniciativas para garantizar el acceso al aborto? Está claro que no es el sexo lo que determina las opciones políticas, sino la naturaleza de clase de las fuerzas políticas que las componen.
Por otro lado, las mujeres son las más afectadas por los bajos salarios, la pobreza y la precariedad. No existe posibilidad de combinar la vida profesional y personal, con la desregulación de los horarios laborales, el elevado ritmo de trabajo, la falta de respeto a los derechos de maternidad y paternidad, y muchas personas a menudo tienen dos o más trabajos para hacer frente al alto coste de la vida. El acceso a la salud sexual y reproductiva es cada vez más un espejismo: el cierre de salas de urgencias obstétricas, las dificultades para acceder a la planificación familiar y al aborto son sólo algunos ejemplos. Como siguen siendo víctimas de diversas formas de violencia, es urgente combatirla.
¡El respeto de los derechos de las mujeres y la igualdad son condiciones para una sociedad verdaderamente democrática!
Garantizar que la igualdad ante el derecho sea igualdad ante la vida sólo es posible con una política alternativa, que combata las desigualdades, la explotación y toda forma de discriminación, recuperando los valores y las conquistas de Abril.
¡Hoy como en el pasado, la acción, la intervención y la lucha de las mujeres son el factor determinante para un futuro donde la igualdad y la emancipación de las mujeres sean una realidad!
No hay comentarios :
Publicar un comentario