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martes, junio 22, 2010

Los vencedores de Negrin XVIII

Capítulo XIX
¡PAZ, PAZ, SI PERO SIN CONDICIONES! LA FALSA GALLARDIA DEL CONSEJO QUEDA DESCUBIERTA.
TRAICION y CLAUDICACION
Las radios enemigas nos servían de fuente informativa, y, entre descaros e insultos, se podía conocer que ya no nos quedaba nada más que la rendición sin condiciones.
El Consejo ocultaba la verdadera situación, y apelaba a los recursos menos gallardos para demostrar cierta en~ tereza, cuidando de no disgustar a los franquistas.
No contestaba a sus groserías y a sus insultos adop~ tando resoluciones que, por no ser sinceras, eran desauto~ rizadas y desmentidas por los fascistas desde sus radios.
La crítica no respetaba ni a Besteiro, a quien le recor~ daban su actuación en el año 17.
A Miaja le trataban con igual violencia; a los demás no les concedían importancia' ni para criticarles.
Sus charlas eran programas que después se confirma~ ban, anunciándonos que su Generalísimo no tenía que tra~ tar con nadie y que únicamente había que someterse a él.
No se había tenido ni siquiera contestación a las pro¬posiciones del Consejo. '
Franco calculaba las fechas, para que ya no quedase ni la sombra de una posible resistencia, y demoraba una respuesta, cuya tardanza tenía descorazonado y descon~ certado al Consejo.
El día 18 hablo Besteiro por radio, ante el mutismo de Franco que dramatizaba la situación del Consejo, prÓxi¬mo a tener que declarar públicamente que ni podía acon¬sejar una resistencia que había ofrecido y había sido el fundamento de su existencia, ni se le ofrecía gracia algu. na, dejando en esta confusión a los republicanos y al Corb sejo, cuya falta de dirección reconocían ya hasta sus más fervorosos partidarios.
La proposición de paz hecha a Franco a través de la estación de radio Madrid, dice:
"La Junta de Defensa de la España Republicana, fiel a su programa de procurar la paz, hace saber al Gobierno nacionalista español que está dispuesta a entablar nego¬ciaciones tendientes a poner fin a la guerra, para evitar mayor efusión inútil de sangre".
La declaración que antecede fue leída ante el micrófo¬no por Besteiro, que al mismo tiempo pidió al Gobierno
nacionalista pronta contestación. '
La alocución de Besteiro fue una revelación del fracaso del Consejo.
Se apelaba a los sentimientos humanitarios del Go¬bierno de Burgos, para que contestase y accediese a las propuestas de paz, para que la sangre de los españoles no se derramase más. Se apelaba a la conciencia universal, en unas manifestaciones desesperadas, como a testigo de la hecatombe que, iba¡ a producirse, si no había piedad para los vencidos.
Fue una original manera de implorar la rendición en condiciones humanas.


¡Qué lejos se estaba de las manifestaciones orgullosas del Consejo, cuando decía que se haría una paz honrosa o se seguiría combatiendo hasta el exterminio! Ya no que¬daba nada de aquellos alardes pretenciosos, y el Consejo escondía su vergiienza, sin dar una nota de virilidad para salvar el crédito de los republicanos.


Los ofrecimientos que agentes oficiosos habían hecho a Casado para decidirle a precipitar la sublevación, no se cumplían, y se encontraba ante una realidad que, por pre vista, debió servirle de freno a sus rencones y a sus egoís¬mos, y al menos evitado los perjuicios y las claudicaciones que su criminal acción prvdujo.


Y mientras esto sucedía, y como una falsa muestra de optimismo, el Sr. Sánchez Requena, nombrado reciente¬mente subsecretario cerca del-Consejo Nacional de Defen¬sa, declaró que tenía una magnífica impresión de' la mar• cha de los asuntos.


Añadió que el Consejo de Defensa trabajaba en favor de la paz de España, y que cualesquiera que fuesen las condiciones de su tarea, se mantendría al corriente a la opinió!l pública y nada se haría sin consultar al pueblo.


"La preocupación esencial es la de restablecer la paz". Este respeto a la opinión pública no era sincero.
Y nos enteramos:
... "La Comisión que negocia en ,estos 'momentos la paz en Burgos, está formada por el teniente coronel Garijo,l Jefe de Información del Grupo de Ejércitos; el coman-' dante Ortega, Jefe de Sección en el Estado Mayor, y otros militares diplomados que, como éstos, nunca pertenecieron a ningún partido político, '
"El piloto que tripula la máquina es el capitán Co. rrochano, que desde hace varios meses se encargaba de manejar el avión personal del general Miaja.
" ... Primeramente se cruzaron telegramas en clave; después hubo un intercambio de correspondencia, y últi¬mamente, cuando se creyó que ya no era necesaria tanta reserva, las conferencias entre Burgos y Madrid se efec. tuaron por radio, aun cuando en una frecuencia de onda poco usada para que no fuese fácil captar las emisiones".
"Las condiciones que se debatieron en Burgos son las siguientes:
"Primera: La República Española debe reconocer a Franco como el único Gobierno legítimo de España, y al general Franco como único Jefe de Estado.
1 El teniente coronél Garijo quedó en Madrid y ha sido as¬cendido por Franco en premio a sus servicios.
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"Segunda: La República de España se compromete a desmovilizar inmediatamente a todo su Ejército, y a entre~ gar todo su armamento.
"Tercera: Antes de que los franquistas entren en Ma~ drid, los republicanos se comprometeR a retirar todas las minas que, según parece, estaban destinadas a volar la ciudad.
"Cuarta: Los republicanos piden a los franquistas que no se opongan a la salida de cierto número de persona¬Hdades del antiguo Gobierno español.
"Las tres primeras han sido admitidas en principio, pero no se llegó a un acuerdo sobre la última, y desde el jueves por la noche continúan las discusiones".


CONFERENCIAS PACIFISTAS
"Burgos, 24 de marzo.-Esta tarde aterrizó en el cam~ po de aviación de esta ciudad, otra vez la delegación de Mádrid que viene a negociar sobre la rendición.
"La Junta de Defensa está representada por el teniente coronel Garijo y por el mayor Ortega. Por el Gobierno nacionalista, actuarán el coronel Gonzalo Sagriay otros oficiales.
"Existe la impresión general de que la Junta de Defen~ sa de Madrid depondrá las armas de acuerdo con las con~ diciones impuestas ayer viernes por el general Francis.:o Franco, y que hoy sábado comenzará la entrega del ar¬mamento republicano.
"Con el fin de efectuar la rendición por zonas, habrá que reunir todo el armamento republicano en determina¬dos lugares ..
"Ya se han hecho los preparativos por parte del alto mando nacionalista, para efectuar la ocupación por zonas, y se advierte que los preparativos para la ofensiva seguirán inmediatamente adelante si hubiere un intento de des~ viarse en las condiciones impuestas por el Gobierno nacionalista ..
"Resulta característico para la situación en Madrid el que la UniÓn Radio, estación difusora de dicha ciudad,
acoge con satisfacción las declaraciones hechas por la pren¬sa nacionalista".
"Un lacÓnico «flash,. recibido, entrada la noche, de Burgos, anuncia escuetamente:
"Franco no aceptó las condiciones de paz propuestas por los emisarios del Consejo, y dio un último plazo de 48 horas para que Madrid se rinda".
Todo ello seguía siendo ignorado por el pueblo repu¬blicano, que ante las manifestaciones de seguridad del Consejo, permanecía confiado.
El día 25 era el señalado para la entrega simbólica de nuestra muy reducida aviación.
El dia 27, entrada en Madrid de las fuerzas de Franco y rendición del Ejército del Centro. Este mismo día se haría entrega de todas las poblaciones de la costa: Valen¬cia, Alicante, Cartagena y Almería.


y mientras noticias tan extraordinarias se comentaban con el temor de que fueran confirmadas, nuestra. prensa distraía a la opinión con sus críticas enconadas al Gobierno de Negrín, inventariando fabulosos depósitos de víveres que éste había dejado clandestinamente al huir, para que el hambre, que era una terrible pesadilla en aquellos días, encontrase el escape a su indignación, señalándole como único responsable.


Las radios franquistas seguían anunciándonos las fe¬chas de nuestra rendición, sin que hubiera una sola nota del Consejo que las desmintiese o las confirmase. La si¬tuación era muy grave, puesto que, de cumplirse el com¬promiso, el lunes entrarían en Madrid las fuerzas de Franco.
El Consejo se esforzaba por alcanzar un pequeño retraso, cuya intención debió ser el negociar alguna posibilidad para que algunas gentes salieran de España.


Francia, con sus centenares de miles de refugiados en sus campos de concentración, no favorecía- la evacuación.
Inglaterra temía que el éxodo de millares de antifas cistas españoles pudiera ser una preocupación, o un pe-
ligro para su tranquilidad. ,
Los ocultos e ignorados agentes, con los que Casado había tratado para su seguridad personal, y a quienes habían ofrecido sus simpatías, no eran ajenos a esta con¬ducta; Franco no sería muy duro con cierta clase de re¬publicanos, pero que fueran juzgados por él, para ahorrar a otros países el trabajo de vigilados y de sosteilerlos.


Todo lo ofrecido por el Consejo carecía de garantías; nada se cumplía: ni plazo que permitiera libremente salir de España, ni facilidades para hacerla.
La fecha del 27, señalada para la entrada de las tropas de Franco en Madrid, no la conocían todos los consejeros.


El momento decisivo paralizaba al Consejo.
Su falta de sinceridad quedaba descubierta y le asusta¬ban sus consecuencias.
Esta leve resistencia del Consejo no dio fruto. Franco, resuelto a terminar con esta situación, no quiso que esta indecisión diera lugar a nuevas conversaciones, cuyos re¬sultados no modificarían sus propósitos.
El lun.es entraría en Madrid, y como demostración de que no aceptaba ninguna modificación a sus decisiones, que había comunicado al Consejo, y éste había prometido ave¬nirse, sus ejércitos emprenderían una ofensiva general.
Burgos, marzo 25.-"La rendición de Madrid es ahora una sencilla cuestión de horas, y las tropas del general Franco pueden desde ahora entrar sin resistencia en la antigua Capital" -díjose hoy en los círculos oficiales de la capital franquista.
"Si esta ocupación no se ha realizado, es porque aún está en pie la siguiente incógnita: ¿cuál será la .actitud de los jefes que mandan en las zonas cercanas a Madrid?
"En efecto, se hace notar que aun cuando prácticamen¬te :están de acuerdo los plenipotenciarios del Consejo con el Gobierno de •Burgos para la entrega de Madrid, es muy posible q1le los generales, a cuyo cargo está la defensa de las zonas adyacentes, no tomen en cuenta la decisión del Consejo de Defensa.
"En "ese caso seguiría una serie ,de eombates, ya que
Franco estaría en la necesidad de emprender una ofen¬siva contra esos elementos, 10 cual se quiere evitar a todo trance para, de una vez por todas, suspender el derrama¬miento de sangre en la Península Ibérica.
"Créese que el Consejo tiene el temor de que los jefes subalternos no se resignen a la pérdida de la guerra y. desobedeciendo sus instrucciones, traben una resistencia, inútil tal vez, pero en todo caso sangrienta."
La anunciada ofensiva por Extremadura dio comienzo, y en algunos pueblos, partidas de falangistas, que recien¬temente habían sido puestos en libertad, gritaban en las calles "¡Viva Franco!"
El Consejo, ante este acontecimiento, se limitó a acon-
sejar públicamente que no se hiciera resistencia a las tro¬pas franquistas, para evitar nuevos derramamientos de
sangre.
-¡Es una entrega sin condiciones! -decían muchos.
-¡Ya no hay esperanza!
Ante la insólita resolución del Consejo, que recomen¬daba a nuestro Ejército que no se defendiera, cundió la desmoralización, Y retrocedieron nuestras fuerzas en un solo día más de 40 kilómetros, disgregándose Y desertando en masa hacia el interior del territorio republicano.
El día 25, por la noche, la radio Salamanca transmitió una comunicación oficial, en la que manifestó:
, "En vísperas de que la victoria de los franquistas se extienda ya a toda España, debemos recordar a todos los que se preparan a entrar a la nueva España franquista que si vuelven arrepentidos, se les permitirá permanecer, pero a los que quieren que sigan prevaleciendo en España las mismas condiciones que prevalecieron antes de la guerra civil y crean que podrán sembrar nuevamente la mala se¬milla para reavivar el conflicto, se les aplastará definiti-
vamente".

. y la misma emisora ha manifestado que carecen de fundamento las versiones que han circulado sobre un nue¬vo envío a Burgos de los delegados que iniciaron esas negociaciones de paz.
Se ha insistido en que, para lo porvenir, esas negocia~ ciones habrán de sostenerse en clave entre la emisora republicana de Madrid y la emisora AZ de los nacionalistas.
... El gobernador civil, José Gómez Osorio, manifestó hoy en una declaraciones a la United Press, comentando las versiones que han circulado en el extranjero sobre el logro de arreglos de paz, que "los hechos, en la práctica, contradicen todo lo que se asegura en las diversas ver¬siones que han circulado en los últimos días.
"Espero -continuó- que mañana estaré todavía en este puesto y seguiré en funciones todavía el lunes. Todos de~ seamos la paz, pero no como se quiera, sino exclusiva¬mente una paz honorable y digna por la que ha estado abogando el Consejo de la Defensa. Los que están impa¬cientes son los únicos que aseguran que la paz es ya un hecho consumado, sin pone:r;se a meditar que es preciso llegar previamente a un acuerdo en puntos de máxima trascendencia" .
Pocas horas después el Consejo desvanecía esta espe¬ranza.
La Radio Nacional lanzó tres veces en el curso de la tarde de hoy el siguiente mensaje:
"El Gran Cuartel General a los españoles de la zona roja: ¡Atención! Los triunfos de nuestros ejércitos en Ca¬taluña han dado la victoria definitiva a las armas nacio¬nalistas. El mundo entero ha tenido que reconocerlo y vuestros propios jefes lo han confesado.
"Habéis perdido la guerra y se impone la rendición. La España nacionalista sostiene todas las ofertas de perdón que ha hecho con anterioridad en sus proclamas escritas y radiadas; será generosa para todos aquellos que sin haber cometido crímenes, fueron arrastrados engañosa¬mente a la lucha armada.

"Ni el hecho de haber prestado servicio en el Ejército Rojo, ni el haber militado sencillamente como afiliado en los campos políticos contrarios al movimiento nacional, son motivos para tener una responsabilidad criminal cual-
quiera.
"De los delitos cometidos durante el dominio rojo, ha-
brán de entenderse los tribunales ordinarios de la justicia.
"Sería, por consiguiente, una locura criminal derramar sangre estéril en deferisa de una vana situación de algunos
cuantos hombres.
"No espereis movimientos generales en una rendición
difícil de llevar a cabo. Ha transcurrido, desde que perdis¬teis Cataluña, suficiente tiempo para que estos movimien¬tos se hubiesen registrado ..
"La demora en la rendición es incompatible con las
necesidades de la guerra y las exigencias de la Patria.
"Por ello desencadenaré una nueva y gran ofensiva a la cual sería inútil resistir; conseguiríais tan sólo aplazar por unos días lo que ya es un hecho consumado. Con la pérdida total de la Escuadra, estáis bloqueados también por mar, y sería una locura sacrificar vidas preciosas.
"La demora en rendiros sería inútil: la resistencia a nuestro avance puede ser causa de una responsabilidad que exigiríamos en nombre de la sangre inútilmente derra-
mada.
"Si queréis evitar mayores males y salvar a miles de
inocentes de una catástrofe, izad la bandera blanca y en¬tregaos, Y así forjaremos una España grande, libre y justa,
por manos de españoles".
. Besteiro realizOUil último esfuerzo para solicitar de 'Franco un pequeño plazo en el que se puntualizasen con más detalle las condiciones de la rendición.
El piloto que le condujo a Burgos me ha referido este episodio, añadiendo que como él, por frases y comentarios, comprendiese que todo estaba perdido y que faltaban muy pocas horas para la entrega de Madrid, inmediatamente que Besteiro descendió del aparato en el aeródromo de B~rajas, decidió marchar a Albacete y de allí a Orán en el mismo avión.
De los frentes, con pretextos o sin ellos, se escapaban a retaguardia jefes y oficiales, en busca de una documen¬tación que creían necesaria para salir de España, dejando a los soldados desconcertados, y éstos, aprovechando este abandono, regresaban a sus hogares, dejando las líneas completamente des guarnecidas.
El domingo día 26, se distinguió como día elegido para que los españoles antifascistas no tuvieran la menor es¬peranza de un arreglo decoroso.
Se anunció con anticipación que el Consejo, a las 10 de la noche hablaría a los españoles, para que este anuncio despertase interés y se procurase conocer lo que con tanto empeño se anunciaba.
El señor Del Río, en nombre del Consejo, con voz trémula, en la que se distinguía claramente la emoción, dio lectura, tras de breve explicación, a los textos escritos remitidos a Franco.
Primero las ofertas de• paz, distintas a las originales, y que conocíamos por Pérez. A estas propuestas no seguía 1<;1. lectura de comunicados de Franco, contestando al Con¬sejo, sino la lectura de escritos en los que se relataba la tramitación de estas propuestas, omitiendo los desaires a Casado, Matallana y Miaja, a quienes habían rechazado como negociadores. El Sr. Del Río siguió leyendo su declaración, en la que descubría que el Consejo había accedido a las exi¬gencias de Franco, de la entrega de la Aviación el día 25, y el día 27 la entrega de Madrid con todos los pueblos y provincias del litoral. Reprochábale a Franco el haber desencadenado su ofensiva ante la falta de la entrega de nuestros aparatos el día 25, y como disculpa añadía que no lo habían hecho porque a la hora de cumplir este mandato, los campos estaban embarrado s y no pudieron despegar .. Apelaba al mundo entero como testigo de la buena voluntad del Consejo, y advertía a los españoles que les abandonaba a la clemencia de Franco. Así terminaba •su labor el Consejo, que huía engañando a los republicanos españoles. Para los que conocíamos los propósitos de Casado y de los que le ayudaron, no era una sorpresa. sino la confir¬mación de todas nuestras observaciones y la razón de nuestra enemiga hacia él. El Consejo extinguía su vida claudicante con aparien¬cias de queja hacia Franco por no haberle tolerado el re .. traso de unas horas para la entrega de la España repu¬blicana. Quedaba en pie, de manera inconfundible, por su propia confesión, la aceptación de nuestra rendición para los días 25 y 27, sin que hubiera dado un paso para intentar salvar a los hombres que fatalmente habían de s~r sacrific'ados. La Aviación no fue entregada, no por las razones que el Sr. Del Río nos daba a conocer, sino porque ésta huyó de España marchando' a Orán, optando por esta solución antes de entregarse' a Burgos. jEra mucho más digno! El día anterior había hablado por radio el subsecreta¬rio de la Presidencia, Sánchez Requena, desde Valencia, y su discurso dedicado a' condenar nuestra heroica lucha contra Franco, fue una prueba del. rebajamiento de que en cada ocasión daba muestras el Consejo. Pero ni una advertencia, como si, exactamente igual que se había con¬venido la entrega de la Aviación, el compromiso alcanzara además a la captura de todos los republicanos para que Franco eligiese sus más destacadas víctimas .. La radio enmudeció, y durante largo rato estábamos pendientes de que rompiese su silencio para que nos co¬municase una última resolución que permitiera abrigar alguna esperanza. ¡Nada! El Consejo se conformaba con este anuncio y su mezquina queja. / El mundo conoció de esta maner,i el triste final de la lucha magnífica de nuestra contienda, empañada por gen tes cuyo sentido de responsabilidad había sido oscureCido por su egoismo y su maldad. Francia e Inglaterra quedaban satisfechas y sus radios transmitirían las noticias que anunCiaban la realización de sus deseos. España dejaba de ser un peligro internacional. Casado y Besteiro les ofrecían este regalo. El primero, movido por sentimientos difusos y mezqui¬nos; el otro, porque el rencor y el despecho le habían trastornado.


No luchaba por defender su vida, aunque en su fuero interno no debía sentirse inquieto por perderla. Ponía término a una situación política, que desde hacía años le tenía postergado. Por un momento brillaba de nuevo su nombre, y pasaría enriquecido a la posteridad.


Sus pasiones y su odio hacia Negrín eran superiores a las contingencias de la pérdida de su libertad y de la de muchos españoles. Ellos no habían perdido la guerra; ésta, antes de su intervención, estaba perdida, y sólo se habían reservado el derecho de precipitar• su final.
Fue como un mazazo de dolor que anulaba toda posi~ bilidad de raciocinio.


El pensamiento quedaba s1,1spenso. Y en la terquedad que se tiene para dar crédito cuando se contempla lo irre~ mediable, nos resistíamos a creer que la República había muerto, y que su último estertor lo habíamos oído a tra¬vés de la radio.
La notificación oficial nos la ofrecía la radio de Sala¬manca también:
"Se confirma en forma oficial, que tal vez hoy mismo o a más tardar el lunes próximo, toda la fuerza aérea republicana se entregará en manos del Gobierno de Bur¬gas."
El. Sr. Juan del Río, secretario del Consejo Nacional de Defensa, leyó esta tarde el siguiente comunicado al pueblo de Madrid, ante los micrófonos de la estación de Unión Radio:
-

"Es el deber de este Consejo, comunicar al pueblo ma~ drileño las siguientes noticias:
"Se han enviado dos mensajes a Burgos concebidos en estos términos: "Del Consejo de la Defensa al Gobierno N acionalista.-Mañana lunes, nuestros. aviones alzarán el vuelo para ir a rendirse simbólicamente en vuestras ma¬nos. El segundo, confirma los términos del anterior, y agre¬ga: Es muy posible que esta misma tarde se efectúe esta rendición sin esperar el próximo lunes".
A estos dos mensajes, el régimen de Burgos contestó con estos telegramas:
"Es urgente que depongais vuestras armas ante la in¬minencia de nuestra próxima ofensiva que ya empezó en varios frentes. Ordenad a vuestras tropas que enarbolen la bandera blanca".
El secretario Juan del Río terminó su comunicado ha¬ciendo un llamamiento al pueblo madrileño para que con¬servara toda su sangre fría y sobre todo para que nadie tomara iniciativa alguna, limitándose a seguir las indica¬ciones del Consejo de Defensa.


¡Definitivo!
El Consejo, con una obstinación estúpida, seguía pi¬diendo quietud y tranquilidad al pueblo madrileño al mis¬mo tiempo que le anunciaba nada menos que su rendición y entrega a Franco.
Era desde luego su compromiso, pero también su crimen.

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