Publicado por MLToday | 28 de abril de 2025 | Otras publicaciones destacadas | 0
Por Rosa Miriam Elizade
12 de abril de 2025.
Un país africano con costas en el Atlántico oriental decidió donar 3.000 toneladas de jurel a Cuba, el delicioso pez azul que nada en bancos desde las Islas Canarias y Senegal hasta el Golfo de Guinea y la Bahía de los Tigres, en Angola. Al comenzar 2024, y dado que la isla no cuenta con buques mercantes, el país donante encargó a una empresa local que se encargara del procesamiento y transporte de la carga.
Ninguna naviera estaba dispuesta a realizar el viaje directo al puerto de Mariel en Cuba por temor a las sanciones estadounidenses, según un informe publicado por el diario Granma, que abordaba ejemplos específicos del bloqueo estadounidense a la isla. Se envió un contenedor de prueba para evaluar los costos, mediante un itinerario mucho más largo, que incluyó varias escalas en puertos de China. El viaje comenzó el 18 de febrero de 2024 y finalizó el 3 de mayo, 75 días después. Se estima que transportar la carga completa por esta ruta costaría 9,7 millones de dólares.
El país africano, en solidaridad, no pudo costear tal suma y decidió vender las 3.000 toneladas de jurel y usar el dinero para comprar pescado congelado en un puerto cercano a Cuba. «El dinero recaudado solo alcanzó para comprar 386 toneladas en aguas cercanas», afirma Granma.
La sofisticación del bloqueo ha alcanzado niveles indescriptibles, con medidas que atemorizan a las navieras y dificultan cada vez más la llegada de carga por mar a Cuba, que, después de todo, no cuenta con otras vías para el comercio regular de grandes contenedores de alimentos y combustible. Lo que antes impedían los buques de guerra que patrullaban las aguas territoriales, ahora es imposible gracias a sanciones, regulaciones y amenazas legales que convierten cada puerto cubano en una zona de riesgo para cualquier naviera.
En 2024, una enmienda a la Ley de Autorización de Defensa Nacional de EE. UU. estableció que cualquier puerto bajo la jurisdicción de un gobierno considerado patrocinador estatal del terrorismo, como es el caso de Cuba según las acusaciones infundadas de Washington, será evaluado como un puerto con medidas de seguridad insuficientes. Por lo tanto, los controles aduaneros estadounidenses, que ya eran muy estrictos (cualquier barco que llegara a la isla debía esperar seis meses para viajar a EE. UU.), se endurecieron. Las regulaciones de 2024 se aplican a todos los buques comerciales que arriben a territorio estadounidense tras haber visitado puertos cubanos, con excepción de los que hayan atracado en la Base Naval de Guantánamo.
La semana pasada, otra bomba pasó desapercibida para los medios, una práctica habitual de la administración estadounidense, que ha trastocado el mundo con la guerra arancelaria, mientras que las pequeñas guerras del Departamento de Estado se libran con igual perfidia, pero con mayor sigilo. Así, establecieron condiciones especiales para todos los barcos comerciales que hayan visitado puertos cubanos en sus últimas cinco escalas antes de llegar a territorio estadounidense. Incluso aquellos que cumplan con este requisito estarán sujetos a vigilancia especial, estarán custodiados por guardacostas y estos deberán tener visibilidad total del exterior del barco, tanto en tierra como en el mar.
Además del nuevo golpe a las navieras que se atrevieron a comerciar con la isla y transportar un contenedor de prueba con jurel, la nueva medida trunca de raíz el transporte desde Estados Unidos de alimentos, electrodomésticos y automóviles, permitido durante la administración Biden, bajo condiciones unilaterales y operado por el sector privado en Cuba. Las medidas buscan deteriorar aún más los lazos de cooperación en materia de seguridad y aumentar la extraterritorialidad del bloqueo.
La diferencia entre el bloqueo naval directo y éste es puramente formal: si antes bastaba un buque militar para impedir el comercio, hoy basta la amenaza inducida a través de un sistema de sanciones que asfixie tanto o más, sin necesidad de una sola cañonera.
Esta semana, el enviado especial de la Casa Blanca para América Latina, Mauricio Claver-Carone, reconoció en Miami que la administración Trump está adoptando un enfoque más quirúrgico contra el gobierno de Miguel Díaz-Canel, con el objetivo de estrangular la economía cubana. Lo que no menciona es que esta crueldad tiene un impacto directo en la población civil y deja imágenes insoportables vinculadas a una vida cotidiana cada vez más precaria en Cuba, donde ni siquiera el jurel se salva.
FUENTE: La Jornada , Resumen Latinoamericano -Inglés
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