Podemos afirmar que en España, con una tasa de desempleo próxima al 8% de la población activa, el problema no es el de la falta de trabajo sino la falta de ingresos, es decir, la calidad del empleo y las remuneraciones que reporta; en definitiva el problema son unos salarios por debajo del nivel de subsistencia. La huelga de limpiadores de Metro de Madrid sería un reflejo exacto de esta situación.
Las práctica
s empresariales (deslocalización, éxternalización), en unos casos, y la voluntad política de los sucesivos gobiernos para flexibilizar el mercado laboral en otros, han traspasado los riesgos empresariales a los trabajadores, que desvinculado de las empresas que los emplean, no participan para nada en la gestión de las mismas, y además no adquieren ningún grado de protección frente a los vaivenes del mercado.Los empleos se hacen más de corto plazo, fácilmente rescindibles y en continua renovación.La negociación colectiva y el derecho del trabajo como un soporte legal eficiente, resultan más necesarios que nunca; la política económica ha de tener dos objetivos, el pleno empleo y el crecimiento de los niveles de vida de los que con nuestro trabajo la hacemos posible.
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