
Por Antonio Rondón García
Minsk, 9 ago (PL) El presidente belaruso, Alexander Lukashenko, busca hoy la reelección en los comicios donde se presentan otros cuatro candidatos y en medio de promesas de una necesaria reforma política y económica del país.
Lukashenko busca otro mandato de cinco años, durante los cuales prevé duplicar el salario de los ciudadanos y llevar a cabo una reforma constitucional para transferir prerrogativas presidenciales a otros órganos del Estado y hacer cambios económicos, sin terapias de choque.
Con esos propósitos, el jefe de Estado belaruso prevé atraer inversionistas foráneos en una economía diversificada. Además, es partidario de una nación soberana, con una geografía más extensa de relaciones con países amigos.
La prensa capitalina reconoce, no obstante que agrupaciones de oposición, con apoyo financiero de Occidente, intentarán poner en duda los resultados de los comicios, con la organización de protestas ilegales en las calles.
De hecho, los otros cuatro candidatos abogan por un refuerzo de la soberanía de Belarús que en la mayoría de los casos se interpreta como un alejamiento en los nexos con Rusia o en practicar lo que califican de relación pragmática con Moscú.
Así, Serguei Cherechen, un comerciante de 35 años que en 2016 intentó sin éxito elegirse como diputado del Parlamento, estima que este país debe mantener su estado neutral, sin ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Pero eso también implicaría permanecer fuera de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva que no constituye un bloque militar propiamente dicho, sino un mecanismo para coordinar acciones dirigidas a contrarrestar las acciones terroristas en los países miembros.
Asimismo, Andrei Dmitriev, de 39 años y quien se presenta por tercera ocasión en una contienda presidencial, también propone mantener a Belarús sin ingresar en la Unión Europea o la OTAN, pero con más soberanía.
Dmitriev en su tiempo encabezó el movimiento social 'Di la verdad', después que abandonó en 2012 las filas del Partido Civil Unificado.
La diputada e hija de un millonario belaruso, Anna Kanopatskaya, presenta su candidatura presidencial bajo un manto pro-occidental y contraria al estado unificado formado por Rusia y Belarús.
Pero la candidata con más respaldo de otras organizaciones opositoras es Svetlana Tijanovskaya, apoyada por los estados mayores electorales de los excandidatos Viktor Babariko y Valeri Tsepkalo.
Su aparición en mayo como candidata, tras la cancelación de la candidatura de su esposo, el bloguero Serguei Tijanovsky, estuvo acompañada de protestas ilegales, mientras confiesa que su propósito no es llegar al poder, sino vencer para convocar nuevos comicios.
Tijanovskaya propone regresar a la Constitución de 1994, algo que fue considerado por Lukashenko en su momento como un intento de devolver a Belarús a la década de 1990, donde no existía una estabilidad política, para, en medio de ese ambiente, 'descuartizar' este país.
Los candidatos opositores, al hacer énfasis en la independencia de Belarús, al parecer buscan imponer distancia con Rusia, una posición que tiene muchos adeptos entre las potencias occidentales.
De cualquier forma, el actual mandatario belaruso apuesta por reformas, tras los comicios, que impriman un nuevo aire al país, pero sin permitir su desestabilización política y económica.
jcm/to
Con esos propósitos, el jefe de Estado belaruso prevé atraer inversionistas foráneos en una economía diversificada. Además, es partidario de una nación soberana, con una geografía más extensa de relaciones con países amigos.
La prensa capitalina reconoce, no obstante que agrupaciones de oposición, con apoyo financiero de Occidente, intentarán poner en duda los resultados de los comicios, con la organización de protestas ilegales en las calles.
De hecho, los otros cuatro candidatos abogan por un refuerzo de la soberanía de Belarús que en la mayoría de los casos se interpreta como un alejamiento en los nexos con Rusia o en practicar lo que califican de relación pragmática con Moscú.
Así, Serguei Cherechen, un comerciante de 35 años que en 2016 intentó sin éxito elegirse como diputado del Parlamento, estima que este país debe mantener su estado neutral, sin ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Pero eso también implicaría permanecer fuera de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva que no constituye un bloque militar propiamente dicho, sino un mecanismo para coordinar acciones dirigidas a contrarrestar las acciones terroristas en los países miembros.
Asimismo, Andrei Dmitriev, de 39 años y quien se presenta por tercera ocasión en una contienda presidencial, también propone mantener a Belarús sin ingresar en la Unión Europea o la OTAN, pero con más soberanía.
Dmitriev en su tiempo encabezó el movimiento social 'Di la verdad', después que abandonó en 2012 las filas del Partido Civil Unificado.
La diputada e hija de un millonario belaruso, Anna Kanopatskaya, presenta su candidatura presidencial bajo un manto pro-occidental y contraria al estado unificado formado por Rusia y Belarús.
Pero la candidata con más respaldo de otras organizaciones opositoras es Svetlana Tijanovskaya, apoyada por los estados mayores electorales de los excandidatos Viktor Babariko y Valeri Tsepkalo.
Su aparición en mayo como candidata, tras la cancelación de la candidatura de su esposo, el bloguero Serguei Tijanovsky, estuvo acompañada de protestas ilegales, mientras confiesa que su propósito no es llegar al poder, sino vencer para convocar nuevos comicios.
Tijanovskaya propone regresar a la Constitución de 1994, algo que fue considerado por Lukashenko en su momento como un intento de devolver a Belarús a la década de 1990, donde no existía una estabilidad política, para, en medio de ese ambiente, 'descuartizar' este país.
Los candidatos opositores, al hacer énfasis en la independencia de Belarús, al parecer buscan imponer distancia con Rusia, una posición que tiene muchos adeptos entre las potencias occidentales.
De cualquier forma, el actual mandatario belaruso apuesta por reformas, tras los comicios, que impriman un nuevo aire al país, pero sin permitir su desestabilización política y económica.
jcm/to
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