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miércoles, octubre 08, 2025

Los españoles


Por: Ana Hurtado


25 octubre 2024 | 

Llegada de Cristobal Colón a Cuba.

Cuenta la leyenda que había un italiano de Génova que se puso en disposición de los reyes españoles Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón para emprender un viaje. Poco tiempo después de que se expulsaran a los judíos de la Península Ibérica.

No sabía bien donde iba, pero España acababa de ser reconquistada por los cristianos tras ochocientos años de dominio musulmán y si algo tenía claro la corona es que debían levantar política y económicamente el panorama para reforzar su mandato.

Entonces llega Cristoforo Colombo, como le llaman en Italia y al que hasta hace poco tiempo creíamos de ese país, y dirige una expedición hacia el mare horrendum, con la incertidumbre de qué se encontraría. Hacia el misterio.

Supimos hace unos días que según unas pruebas de ADN realizadas a sus restos, el hombre no era italiano, sino español de la parte de la cornisa mediterránea y que ocultaba un secreto: el ser judío. Pero para no desviarnos mucho del tema, volvamos al viaje.

Cuando la reina le concede a Colón los privilegios y potestades, este se embarca rumbo a lo desconocido.

Cuando yo iba al colegio siempre nos decían que Colón pensaba que había llegado a lo que hoy se conoce como la India, y que, sin embargo, descubrió América. Ya todos sabemos que no la descubrió, porque no se puede descubrir algo que ya existe. Se encontró con un territorio que no se llamaba todavía América, y en palabras de Eusebio Leal, no sabemos como se llamaba antes de este momento. Sí que estaba formado por diversidad de pueblos originarios con distintas identidades, pero muy fraccionado todo. Normal en un territorio de semejante inmensidad.

Con el tiempo, los pueblos fueron conformando un mestizaje y sincretismo cultural, material, ideológico y étnico que dio como resultado el continente que conocemos hoy. Pero como es obvio, no podemos ignorar lo que pasó.

Normalmente, suelo acudir a gente que admiro y que tiene legitimidad en ciertos temas, cuando necesito ampliar mi visión y comprender mejor las cosas. En este caso y como mencioné antes, me remito a Eusebio.

A Leal lo entrevistó la compañera Magda Resik y recoge parte de su pensamiento en el libro Hay que creer en Cuba. Y muestra su percepción de los acontecimientos, del genocidio que la corona española perpetró, sin perder de vista el contexto y el humanismo.

¿Qué había en este territorio, qué hacían?

Había civilizaciones, eso está de más decirlo. Había pueblos que derramaron su sangre y fueron asesinados por un imperio colonial que no sabía qué hacer para remontar su estatus y situación. Pero, y cito a Eusebio, “no podemos juzgar ningún acontecimiento histórico desde nuestros días con los tamices de hoy; debemos verlos figurándonos cómo se pensaba en aquel momento. El pensamiento era muy diferente. (…) No soy partidario de atribuir a la conquista española únicamente el gran pecado de subordinar o someter a los pueblos antiguos”.

Y esto no quita las barbaridades que se cometieron en nombre de la corona y de la cruz, con la biblia al lado. Latinoamérica y Norteamérica tenían a sus pueblos, organizados en diversas civilizaciones y también actuaban como tal.

Vuelve Eusebio: “Los conquistadores aztecas llegaron hasta los confines de su imperio imponiendo tributos, vasallaje y exigiendo vidas humanas para realizar sacrificios que ellos creían que aplacaban a los dioses y alimentaban su culto”.

“Por otra parte, los incas avanzaban sometiendo de una manera brutal a todos los pueblos que no se plegaban a su poderío. En lo que llamamos el Caribe, no ha quedado el nombre de los mansos, de los ciertamente tranquilos siboneyes, ni siquiera de los taínos, que no fueron precisamente guerreros feroces; ha quedado el nombre de los fieros caribes que, procedentes de las islas más pequeñas de las Antillas, irrumpían como grupo dominante, robando mujeres, saqueando cosechas, asolando pueblos”, concluye Eusebio.

Y nadie está justificando que se hiciera lo que se hizo, o los métodos del imperio chino o del romano cuando expandían sus territorios. Lo que se hizo, en la época que se hizo, estuvo mal si lo miramos con la conciencia que tenemos ahora. Matar personas y exterminar pueblos, como ahora hace el sionismo, es una masacre. Pero esto no puede hacernos perder la luz y hablar con propiedad cuando vamos a referirnos a la conquista de América, o al genocidio de América, como prefiramos llamarle.

Lo que realmente no es justo, ni correcto, es que con esa misma visión y conciencia que tenemos ahora, sean muchos los que falten el respeto a los pueblos. Me han sangrado los ojos cuando los días pasados en redes sociales he visto ataques a “España y los españoles”. Nos guste o no, al decir esto, se está metiendo dentro al pueblo. Nos guste o no, tenemos que llamar a las cosas por su nombre.

No fue España y no fueron los españoles. Fueron la corona y la iglesia, pero no los españoles. No nos gustaría leer a los compañeros revolucionarios barbaridades del tipo: “todo el pueblo cubano está contra la Revolución”.


¿Verdad? Porque no es cierto. Porque Cuba no es contrarrevolucionaria, igual que los musulmanes no son terroristas o los españoles somos “genocidas” como he llegado a leer. Hay que tener ética. Hay que saber que el lenguaje construye el pensamiento. Hay que entender que hablar así es faltarle el respeto, en el caso de los españoles, a un pueblo trabajador y sufrido que también fue víctima de la corona en aquella época, y que a día de hoy sigue pagando impuestos para mantenerla.

Mis abuelos, niños de la guerra civil, no son genocidas ni fueron genocidas; no son culpables de lo que la corona hizo en el nombre de nuestra tierra. La resistencia antifascista y republicana española tampoco.

Por eso nuestro papel como revolucionarios en primer lugar es pensar antes de hablar. Por eso mismo también, cuando desde el Gobierno de México se exigen disculpas, tienen que especificar que no son disculpas de España, sino de la corona y el rey. Porque tenemos que fomentar el respeto entre pueblos.

Porque realmente es de mal gusto leer que los españoles son genocidas o que hicieron esto y lo otro, que son los causantes de los males de Latinoamérica.

Porque yo considero que Chávez lo definió muy bien echando su cuerpo hacia adelante y diciéndole al Borbón mirándolo de frente: “¿Por qué no te callas?”.

Porque aquí también llegó un pueblo digno con el pasar de los años que nada tiene que ver con la monarquía que seguimos arrastrando.

Y porque sí, autocrítica también, nosotros los españoles todavía no hemos sido capaces de hacer una Revolución como la que hizo Fidel. Porque hay y ha habido muy, muy pocos Fideles. Pero también debemos ser respetados como cualquier ser humano digno, y no mezclar nuestro gentilicio con el de una corona arcaica y obsoleta.

Porque el padre del Apóstol José Martí fue sargento del ejército de la corona española y sastre para las tropas, y su madre Leonor, era de esta tierra también.

Le escribe Martí a Amelia un 28 de febrero de 1883:

“Papá es, sencillamente, un hombre admirable. Fue honrado, cuando ya nadie lo es. Y ha llevado la honradez en la médula, como lleva el perfume una flor, y la dureza una roca. Ha sido más que honrado: ha sido casto”.

Igual que don Ángel fue socialista y aplicó el socialismo con sus trabajadores sin saber que lo estaba siendo. Y vino a combatir en la guerra de independencia a Cuba, defendiendo a la corona. Obligado, porque vino por sorteo, como “quinto”. Y dio al mundo a uno de los seres más importantes que han nacido.

¿Eran ellos también genocidas? ¿Eran todos los antepasados españoles que tienen los cubanos genocidas? ¿Todos aquellos que venían escapando de la miseria española también lo eran?

Desde luego que no. Desde luego que nuestra memoria, la del pueblo antiimperialista y digno, no debe ser manchada ni burlada por gente que no sabe de historia; que no la comprende, que no sabe diferenciar y poner en alto el nombre de los pueblos. Los mismos que llegaron a México exiliándose del fascismo: “México, la España antifascista te saluda”. Gracias, Lázaro Cárdenas por acoger a todos los que lo necesitaron.

Porque para cerrar este escrito, vuelvo a Eusebio:

“No soy partidario de atribuir a la conquista española únicamente el gran pecado de subordinar o someter a los pueblos antiguos. De hecho, como resultado posterior a ese acontecimiento, surgió un nuevo mundo de verdad, una nueva cultura, de la cual todos nosotros somos hijos”.

Todos vosotros lo sois. Somos hermanos. Y espero que cuando alguien vaya a hablar en términos generales de nosotros, vuestros hermanos de sangre, de la historia, de corazón, de la vida, tenga más respeto y limpia la boca para hacerlo.

“Si quieren que de este mundo lleve una memoria grata llevaré, padre profundo, tu cabellera de plata”.

José Julián Martí Pérez



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Se han publicado 58 comentarios


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Mj dijo:


Así es. Excelente escrito. No son los pueblos ni las personas q aunque ejecutan las órdenes, los responsables son los q dictan las politicas. Tampoco son los mismos españoles. Ni todos eran iguales. Ni los q vinieron después. Mis abuelos eran españoles y miles q vinieron por causas económicas sobretodo a principios del siglo pasado y durante y después cuando la guerra civil.

Si creo q la corona debe pedir disculpas, aunque

históricas, como un modo de no repetición de esas

políticas de sometimiento de cualquier índole q sean. Y sía conquista en general fue cruel, como todas o casi todas las conquistas de la época. Es inadmisible q al otro extremo hoy se diga q eran héroes y santos.


25 octubre 2024 a las 15:37


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SHAMAN dijo:


Así mismo, no se puede juzgar a una nación por los actos de algunos, la colonización va desde Panfilo de Narvaez hasta el Padre De las Casas y Lo Cortéz no quita lo Cuathemoc.


28 octubre 2024 a las 16:18


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Pili dijo:


Muy de acuerdo,No se puede meter a TODO el mundo en el mismo saco,hay que ponerse en contexto todo el tiempo,entraron a saco pero aportaron también muchas cosas buenas y somos fruto de ellos,el mestizaje,la cultura y la cocina,estoy segura que muchos de los que llegaron en esos momentos y se quedaron para siempre están en nuestros genes,la gran mayoría de españoles de la epoca en ese tiempo nunca piso las Américas,no debemos de olvidar que cosas como las que ocurrieron No deben de repetirse,para eso está la Historia como la No repetición de lo negativo de cada época


25 octubre 2024 a las 15:41


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Jose R Oro dijo:


Me agrado mucho leer este articulo, la sinceridad en nuestros tiempos es tristemente, infrecuente. Todo esta claro como nos dicen Eusebio y Ana, no podemos medir el pasado cono los tamices (o paradigmas) del presente. La simplificacion de la historia nos conduce a la decepcion y deformacion de esa propia historia que pretendemos reivindicar. El Genocidio era parte integral y cotidiana del pasado, y mas triste aun del presente, con su desarrollo y maravillosas tecnologias, muchas veces creadas y usadas para matar.

Debe ser aclarado que el Genocidio de los nativos de América no comenzó con la Conquista, sino mucho antes. Por ejemplo la masacre de las tribus Anazasi (suroeste de los EE.UU.), a manos de etnias vecinas, fue un genocidio datado alrededor del año 800 A.C. En el caso del Imperio incaico que fue la última de las grandes civilizaciones precolombinas que conservó un estado independiente durante la conquista de América se pasó por tres etapas históricas, siendo la primera el Curacazgo incaico (1197-1438), a través de la cual los quechuas consolidaron un estado que logró sintetizar los conocimientos artísticos, científicos y tecnológicos de sus antecesores tomando como centro la ciudad del Cuzco. Posterior a ello, se da la segunda etapa, conocida como Imperio incaico o Tahuantinsuyo (1438-1533), la cual recogió aquellos conocimientos heredados y los potenció. Conforme se dio la expansión del imperio, este fue absorbiendo nuevas expresiones culturales de los pueblos incorporados, llegando abarcar los actuales territorios del Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Argentina y Colombia, constituyéndose así en el Imperio más grande de la América precolombina. En cada expansión, tribus enteras fueron destruidas o gravemente afectadas, destacan los Aymaras, Guaraníes y Chibchas. La conquista del Tahuantinsuyo, realizada entre 1530 y 1540 por los españoles encabezados por Francisco Pizarro, puso fin al imperio y con ello a la etapa de apogeo de la civilización incaica, dando lugar al nacimiento del Virreinato del Perú. Lo mismo ocurrió en el Imperio Azteca, donde Olmecas, Tlaxcaltecas y muchas otras etnias habían sido duramente golpeadas y saqueadas por los Aztecas, al igual ocurrió con los Mayas que habían destruidos otras etnias centroamericanes, previamente a la conquista europea.

Por todo ello, me insisto en que este articulo es de gran importancia y seriedad, no nos dejemos arrastar por la simplificacion de la historia, que casi siempre termina en la tergiversacion de la misma.


25 octubre 2024 a las 15:46


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Johana dijo:


Magnifico este articulo de Ana Hurtado (y sus citas de Eusebio Leal y de Jose Marti) y este comentario de Jose R Oro. Que feliz me hace que nos estemos comprometiendo cada vez mas con la verdad, de forme profesional y justa.


25 octubre 2024 a las 16:16


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Manolito dijo:


Impresionante. No sabia que habia toda una historia de crimenes antes del arribo de Colon, con este nivel de detalles, lo felicito Oro, muy buen complemento a este excelente articulo de Ana Hurtado


25 octubre 2024 a las 16:21


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Ateo dijo:


Vea el filme "Apocalipto"...se detalla a manera de ficcion lo que ocurría en aquellos tiempos ...


25 octubre 2024 a las 18:33


LeoHG dijo:


Precisamente, al menos en el continente, los españoles se toparon con grandes culturas esclavista que anteriormente habían conquistado y sometido a esos pueblos.

¡Ah! Tenía el conocimiento de que la Guerra de Reconquista había expulsado de la Península Ibérica a los árabes que la conquistaron y dominaron por siglos.


25 octubre 2024 a las 21:12


Carlos Serrano dijo:


Manolito, intenta leerte un libro cuyo nombre es Corazón de Piedra Verde, ahí se describe las ejecuciones de los aztecas y sus sacrificios.


25 octubre 2024 a las 21:57


Boricua dijo:


Muy serio y profundo el comentario de Oro y de los demas. Precisamente no podemos olvidar la historia, pero con las realidades que se vivian en las diferentes epocas. Los anglosajones y nordicos trataron de apropiarse del "Descubrimiento" de America con Leif Erickson y Vinland, con el objeto de que españoles o portugueses no tuvieran la gloria de un "Descubrimiento" imaginario, porque America estaba completamente habitada por anteriores "Descubridores", audaces caminantes de la era glacial. Brillante el trabajo de Ana Hurtado y estos eticos comentarios. La Ideologia es consecuencia de la historia, estudiada cientificamente por K. Marx y sucesores. Pero la historia no puede ser redibujada por la ideologia, ni por la arrogancia de "pueblos elegidos" con "destinos manifiestos" que pretenden incluso usurpar el nombre America y llamarse a si mismo "americanos" cuando en realidad son estadounidenses.


26 octubre 2024 a las 9:26


/ Responder


Santos dijo:


Muy buenos los comentarios de Oro y de Boricua. La historia no puede ser olvidada, completamente de acuerdo, pero tampoco podemos adecuarla a nuestras preferencias o cosmovision. Tan malo con olvidar la historia es querer vivir en la historia, y aun peor querer "vivir" a costa de la historia.

La conquista de America provocó sin dudas un gran genocidio, donde perecieron millones, como lo fueron las conquistas de Genghis Kan, o las muy olvidadas colonización de Africa o la India. En epocas tan tardias como la segunda mitad del siglo XIX, el rey belga asesinó a cientos de miles (sino millones, realmente no sabemos) de congoleses. Terribles paradigmas tiene cada epoca, incluso la nuestra, donde en Hiroshima y Nagasaki, en las camaras de gas hitlerianas, o en los campos de concentracion de Pol Pot, murio mas gente que nunca antes en un periodo comparable de tiempo.

Muy buen trabajo de Ana Hurtado, mis mayores respetos.

Por cierto, la muy "católica" Isabel, no era Borbón, sino Trastámara


26 octubre 2024 a las 12:19


Leslie C dijo:


Tengo que decir que Cubadebate esta "fuera de serie". Leer este articulo de Ana Hurtado y los comentarios de Pepe Oro y otros brillantes lectores que hablan con tremendo fundamento (Boricua es un ejemplo), es un privilegio. Dentro de muchas decadas se hablara de los grandes articulos de Cubadebate, que seran entonces clasicos de la intelectualidad progresista. Muy brillante articulo y comentarios!


26 octubre 2024 a las 9:57


/ Responder


Manuel J Rodríguez Cala dijo:


Saludos, comprendo perfectamente su enojo y entiendo su malestar. En su pasión defendiendo al pueblo cubano siendo española quizás no pensó nunca que podíamos ofenderla, o herir de esta manera. Cómo cubano de a pie siento un profundo respeto y admiración por el pueblo español y demás pueblos del mundo. Tengo inculcado por principios revolucionarios la no agresión ni ofensa contra mis similares, a quienes sin tapujos llamamos en infinitas ocasiones hermanos, porque realmente así los consideramos. No me cabe en la cabeza que se intantara generalizar en ningún momento al utilizar el gentilicio de español al considerarlos como genocida. El expresidente mexicano se dirigió expresamente al Rey, igual lo hizo el presidente Maduro y otros, nunca escuché referencia al pueblo español ni a los españoles. Por mi parte y creo que muchos cubanos dirian lo mismo le damos las gracias por su sensatez, profundidad en sus pensamientos y apoyo.


25 octubre 2024 a las 15:59


/ Responder


Pablo Vázquez dijo:


Estoy de acuerdo. Las visiones históricas deben ser equilibradas e intentar verlas el contexto donde se produjeron. El español es admirable y los cubanos debemos sentirnos orgullosos de que una parte de nosotros descienda de esa estirpe. Ellos tuvieron su genocidio con los romanos y su Numancia. Y después com napoleon. Y siempre se batió indómito, esa gente de hierro. Sin ánimo de señalamientos vanos, creo que hay un error. Fue el rey corrupto y cínico el que le dijo a chávez " por que no te callas?. Otra expresión de la prepotencia monarquica española de unos borbones carcomidos por el tiempo y la historia. Saludos.


25 octubre 2024 a las 16:04


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Jb dijo:


No sabía que el ADN podía decir si una persona era judía


25 octubre 2024 a las 16:05


/ Responder


Jose R Oro dijo:


No creo que pueda decir que una persona era judia el ADN. Podra decir con bastante certeza que es semita (igual que los arabes tambien lo son), o que es hebreo, pero no que pertenece a la religion judia. Existen, y no pocos, "judios" que no son creyentes, y por tanto no son "judios",que propiamente dicho son aquellas personas que profesan la fe judaica, es decir practican el judaismo como religion. Los judios etiopes, por ejemplo, son judios plenos, pero no son semitas.

El ADN determina con elevada certeza el origen etnico de las personas, pero no su fe o falta de ella. Un saludo


25 octubre 2024 a las 16:29


/ Responder


José Raúl Q dijo:


Gracias compañero Oro, desde hace días que leí un articulo sobre el origen de Colón, tenía esa duda

Saludos


26 octubre 2024 a las 6:58


Ernesto dijo:


Por supuesto que son cosas muy diferentes: los ladrones Borbones y el pueblo español. También es cierto que aunque el Reino de España practicó el colonialismo y el esclavismo más cruel, el resto de los europeos fueron incluso peores. La leyenda negra contra España fue impulsada desde la madre patria del país que enfrentan los cubanos ahora. Son sus hijos naturales, como fueron los irlandeses resistentes a ellos y máximos conocedores de los ladrones que han sido. Lo mismo se puede hablar de Francia, Bélgica, etc. A América Latina solo le interesa unas disculpas para avanzar con España en un camino de hermandad verdadera. A los cubanos particularmente nos interesa una buena relación con España, quizás somos más cercanos por haber sido los últimos en independizarnos pero aquí quedaron muchísimos españoles sin problemas alguno. Posteriormente la Revolución Cubana fue hecha por hijos de españoles en un gran porcentaje. La herencia hispana ha sido también arma de resistencia ante la imposición norteamericana y en la resistencia del pueblo cubano hay mucho del durísimo y noble pueblo español.


Obras Escogidas de Raúl: lealtad, entereza revolucionaria y sensibilidad


De Ediciones Celia, la colección tiene nueve tomos: más de 500 documentos y de 5 000 páginas



Autor: Yaima Puig Meneses | internet@granma.cu

3 de octubre de 2025 16:10:03

Una colección de libros extraordinaria, que contiene muchos y valiosos documentos, varios de ellos inéditos, del líder al frente de la Revolución Cubana, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, se presentó en la mañana de este viernes, en el Memorial José Martí.


Más que un texto, las Obras Escogidas de Raúl Castro Ruz son una guía ética de conducta revolucionaria desde sus primeras páginas, significó Abel Prieto Jiménez, presidente de Casa de las Américas, quien tuvo a su cargo la presentación.


Fue un momento de especiales emociones, al cual asistieron el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, junto al Comandante del Ejército Rebelde, José Ramón Machado Ventura, miembros del Buró Político y del Secretariado del Comité Central, dirigentes del Gobierno y el Estado, así como representantes de organizaciones juveniles y de masas, instituciones culturales, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio del Interior, y trabajadores que participaron en la edición.


Tras agradecer la presencia del compañero Hua Xin, embajador de China en nuestro país, y la valiosa contribución del Partido Comunista y el Gobierno de esa nación, al donar 3 000 colecciones para el conocimiento y uso por parte de nuestro pueblo, Prieto Jiménez consideró que en cada una de las páginas se puede apreciar no solo la historia de la Revolución Cubana, sino, además, las dotes de Raúl como organizador y educador incansable, así como su capacidad extraordinaria para defender a Cuba en los foros internacionales.


Con prólogo de Díaz-Canel, la obra fue compilada por Ediciones Celia, la conforman nueve tomos; y –tal como recordó en la presentación la subdirectora de la Oficina de Asuntos Históricos, Daily Sánchez Lemus– comenzó a gestarse poco más de cuatro años atrás en esa institución.


Estas obras, «imprescindibles para quienes tenemos la responsabilidad de que la Revolución siga fiel al legado de sus mejores hijos», refirió, forman parte del movimiento político que vive nuestro país en torno al centenario de Fidel y al cumpleaños 95 de Raúl, en 2026.


Son más de 500 documentos y de 5 000 páginas –detalló– que se enriquecen con notas a pie de página, y un índice analítico en cada uno de los tomos. De igual forma, a tono con las nuevas posibilidades de las tecnologías, cada volumen posee un código qr que remite a imágenes de Raúl en la etapa correspondiente, un trabajo que se realizó con la ayuda de Ideas Multimedios.


También es posible acceder a una versión digital de la colección en los sitios web del Partido y medios de prensa del país.


Foto: Estudios Revolución


Foto: Estudios Revolución


Foto: Estudios Revolución

Foto: Estudios Revolución

Análisis preliminar de las elecciones en Bolivia

 


Por Camila Azeñas

Las elecciones generales en Bolivia, celebradas el 17 de agosto, han arrojado un resultado que la ciencia política tradicional y los análisis superficiales atribuyen exclusivamente a la fractura interna del Movimiento Al Socialismo (MAS-IPSP).


Según sus conclusiones, la pugna entre las facciones lideradas por Evo (sin candidatura presidencial, quien oficialmente hizo campaña por el voto nulo y obtuvo el 19,78%, al que debe restarse el 5% del voto nulo promedio de las elecciones recientes), Arce (el actual presidente, representado en las elecciones por Eduardo Del Castillo, su exministro de Gobierno, con el 3,17%) y Andrónico Rodríguez (actual presidente de la Cámara de Diputados), con el 8,51%, habría dividido el voto oficialista, permitiendo la victoria de un candidato externo. Sin embargo, esta explicación es insuficiente porque mitifica la realidad de clase subyacente.


El triunfo de Rodrigo Paz y Edman Lara con el Partido Demócrata Cristiano (PDC) no es un accidente coyuntural, sino el resultado de la convergencia estructural entre el agotamiento del reformismo socialdemócrata, que desarmó ideológicamente a la clase trabajadora, y el ascenso de un nuevo bloque de poder conservador, articulado en torno a un discurso nacional-religioso, antiestatista (pero no anticapitalista) y populista de derecha, que supo capitalizar el descontento y ofrecer una salvación ilusoria dentro de los marcos del capital.


Encuestas preelectorales de firmas como Ipsos CIESMORI y Captura Consulting expresaron la profunda crisis orgánica y la incapacidad de la burguesía para unificar un proyecto hegemónico. Un "empate técnico" entre Samuel Doria Medina (Unidad Nacional), con alrededor del 21%, y Jorge 'Tuto' Quiroga (Alianza Libre), con el 20%, ambos claros representantes de las facciones del capital financiero y del capital agroexportador tradicional, fue una muestra de esta fractura. Sus propuestas de austeridad fiscal, privatización, apertura al capital transnacional, integración a los circuitos económicos y políticos liderados por Estados Unidos y la UE, además de la profundización del modelo extractivista mediante alianzas público-privadas que benefician a las élites locales y al capital extranjero, no solo son incapaces de resolver la crisis económica —con una inflación galopante del 20% al 25%, escasez de dólares, escasez de combustible y un aumento crítico en el costo de la canasta básica—, sino que también buscan descargar su peso sobre la clase trabajadora. Mientras tanto, Rodrigo Paz (PDC) y Manfred Reyes Villa (APB Súmate) competían por el cuarto puesto (6-8%). Sin embargo, el dato más revelador fue el alto porcentaje de descontento aparente, que indicaba entre un 10% y un 14% de votos nulos, un 5% de votos en blanco y un 13% y un 14% de indecisos. Este sector no era solo una incógnita estadística; era la expresión de una población agotada y despolitizada, cuyo descontento, al no encontrar alternativas revolucionarias, se había convertido en el campo de batalla que el PDC supo capitalizar con un discurso anticorrupción demagógico, desde todo punto de vista.


El art. 166 de la Constitución Política del Estado y la Ley 026 establecen que solo los votos válidos determinan el resultado; los votos nulos y en blanco se excluyen del cálculo porcentual para definir a los ganadores o una segunda vuelta. Los porcentajes de Paz (32,06%) y Quiroga (26,70%) se calculan sobre esta base reducida, inflando artificialmente su peso relativo. Esta distorsión permitió que ambas figuras de la derecha accedieran a la segunda vuelta. La intención de voto para Andrónico Rodríguez (Alianza Popular) experimentó una caída significativa, de un pico inicial del 14,2% en junio a aproximadamente el 6% en las últimas encuestas antes de las elecciones, alcanzando finalmente el 8,51%. Mientras tanto, Eduardo Del Castillo alcanzó el 3,17%, como candidato del MAS-IPSP. La campaña por el voto nulo, lejos de ser un "acto de resistencia", terminó operando como un mecanismo de autodestrucción y fragmentación. Al canalizar el descontento popular hacia una opción electoralmente estéril, Morales diluyó el potencial de su base social, una táctica que permitió al PDC capitalizar el descontento de sectores populares despolitizados.


El problema trasciende el factor electoral-circunstancial. Durante sus dos décadas de gobierno, el MAS administró el capitalismo en el marco de lo que Álvaro García Linera denominó «capitalismo andoamazónico», un modelo que buscaba una articulación más favorable para una burguesía nacional emergente dentro del marco capitalista global y en alianza y dependencia del capital transnacional, con una redistribución clientelar de las rentas. De esta manera, no alteró las relaciones de explotación salarial, ni tuvo la intención de hacerlo. Simultáneamente, desmovilizó políticamente a la base social y al movimiento popular, vaciando de contenido ideológico a los sindicatos y organizaciones sociales y, sobre todo, quitándoles su independencia ideológica y orgánica. La dirección del Partido Comunista y gran parte de su militancia cayeron presa de desviaciones ideológicas arraigadas en décadas de gobernanza socialdemócrata. Es importante señalar que estas fueron propagadas por gobiernos sociales «progresistas» en toda América Latina y organismos supranacionales reformistas como el Foro de São Paulo.


Esta desmovilización inherente de todos los proyectos reformistas creó un vacío de sentido y organización en la clase trabajadora, que fue ocupado metódicamente por otros instrumentos ideológicos, en particular las iglesias evangélicas que ofrecían comunidad, certeza moral y un proyecto de progreso individual: la teología de la prosperidad en un mundo precario. La búsqueda de un capitalismo reformado con rostro humano es la esencia de todas las propuestas socialdemócratas, que buscan mitigar las contradicciones más brutales del capitalismo mediante políticas redistributivas (bonificaciones, subsidios) financiadas por la sobreexplotación de los recursos naturales, manteniendo intacta la explotación salarial y el dominio monopolista sobre sectores estratégicos.


El discurso del "Buen Vivir" y la llamada "Revolución Democrática y Cultural" operaron sin potencial anticapitalista, convirtiéndose en el marco de la gestión keynesiana-liberal de la economía de un Estado plurinacional, que sigue siendo burgués. El MAS redujo la lucha de clases al terreno electoral. Hizo de la "democracia intercultural" el objetivo final de la lucha, vaciando la democracia de su contenido de clase y ocultando que el Estado sigue siendo un instrumento de dominación de clase en manos burguesas. El gobierno fue el gran mediador entre el capital (nacional y extranjero) y la clase trabajadora, garantizando siempre el beneficio de la primera; desactivó el conflicto social mediante la cooptación de líderes, quienes actuaron como contención contra la ira y la insubordinación proletarias.


El mayor éxito y traición histórica del MAS fue la desmovilización objetiva y subjetiva de su base social, pues instauró la idea de que el capitalismo podía humanizarse a través del Estado; eliminó de la conciencia de amplios sectores populares la necesidad de organizarse y movilizarse autónomamente para reemplazar el poder de los monopolios y la burguesía nacional por el de la clase trabajadora. Esta despolitización de las organizaciones de base y la alienación de los trabajadores constituye el caldo de cultivo perfecto para que las clases trabajadoras adopten discursos libertarios e individualistas. Las luchas ya no eran lideradas por trabajadores en minas, fábricas y calles contra el capitalismo, sino por líderes sensacionalistas en los pasillos ministeriales que luchaban por beneficios individuales o colectivos, pasando de la lucha de clases callejera a las negociaciones en las oficinas gubernamentales, corrompiendo a las dirigencias sindicales. Además, se promovió el progreso individual a través del consumo junto con la teología evangélica de la prosperidad. Ambas lógicas refuerzan el individualismo y destruyen la conciencia de clase y la solidaridad; si el éxito es individual (por mérito o bendición divina), también lo es el fracaso, desmantelando cualquier análisis estructural de la explotación de clase.


Con el objetivo de mantener una amplia base electoral y neutralizar conflictos, el gobierno del MAS se valió de las iglesias evangélicas: negociaron con sus líderes, les dieron influencia y participación, incluso como miembros de su bancada parlamentaria. Esto legitimó y empoderó considerablemente a estos sectores. El propio Evo Morales reconoció recientemente que Chi Hyun Chung —pastor evangélico boliviano nacido en Corea del Sur, médico, empresario y candidato presidencial en 2019 por el PDC— y ahora Edman Lara, representan un porcentaje importante de su electorado. Si bien fue un cálculo a corto plazo para la gestión del poder, a largo plazo fortaleció a un rival ideológico dentro del campo popular.


La victoria del Partido Demócrata Cristiano es fruto de todo lo anterior. Su discurso, lejos de ser mera curiosidad, es la formulación política coherente de esta creciente contrahegemonía en términos gramscianos. Su propuesta económica de «capitalismo para todos, no para unos pocos» es la versión local de la vieja ilusión pequeñoburguesa de un capitalismo sin antagonismos, que busca suavizar las aristas de un sistema explotador manteniendo intacta su esencia. La clave de su penetración en el campo popular reside en su fórmula vicepresidencial: Edman Lara, el excapitán de policía que rápidamente saltó a la fama al denunciar la corrupción en la policía y ser suspendido de la institución. Para un electorado despolitizado, cansado de una élite política corrupta, Lara pretende representar a la ciudadanía que se alza contra el sistema corrupto. Su apoyo en zonas rurales y periurbanas muestra cómo el descontento de clase, carente de un rumbo revolucionario autónomo, es captado y redirigido hacia un proyecto político extranjero, diametralmente opuesto a los intereses de la clase trabajadora.


Las elecciones de agosto no solo representan un cambio de gobierno; manifiestan una profunda derrota política e ideológica de la socialdemocracia reformista y progresista frente al capital. La socialdemocracia es responsable de la actual subyugación ideológica de la clase obrera y el campesinado ante el conservadurismo reaccionario encarnado por Paz y Lara.

-Camila Azeñas es directora de Relaciones Internacionales del Comité Ejecutivo Nacional de la Juventud Comunista de Bolivia (JCB)

Imperialismo, multipolaridad y Palestina

 

GREG GODELS

Es una fuente constante de frustración que un segmento importante de la izquierda sostenga la opinión de que debilitar el control que desde hace tiempo tiene Estados Unidos sobre los peldaños más altos del sistema jerárquico del imperialismo es, en sí mismo, un ataque al imperialismo.

Muchos de nuestros amigos, incluidos aquellos que dicen aspirar a un futuro socialista, erróneamente ven una erosión de la posición de Estados Unidos como potencia hegemónica del sistema imperialista como necesariamente un paso que garantiza un futuro justo, una paz duradera o un paso hacia el socialismo.

Si bien es cierto que quienes luchan contra el Estado-nación más poderoso del sistema imperialista por la soberanía, la autonomía y un camino propio siempre merecen nuestro apoyo entusiasta y total, la victoria en esa lucha puede o no asegurar un futuro mejor para los trabajadores. Es posible que, como ocurrió tan a menudo en las luchas anticoloniales de la posguerra, se vean azotados por una clase dirigente local ávida de poder, explotadora y antidemocrática que continúa o expande la opresión del pueblo, aunque quizás con un rostro más familiar.

O podrían sufrir la sustitución de una antigua gran potencia, en decadencia o derrotada, por otra aún más poderosa. Alemania y Turquía, derrotadas en la Primera Guerra Mundial, perdieron muchas de sus colonias ante los vencedores; tras la Segunda Guerra Mundial, algunas colonias japonesas fueron recolonizadas, cayendo en las garras de otra potencia superior; y, por supuesto, Vietnam derrotó a Francia, solo para ser relegado a la esfera de influencia estadounidense, un resultado que el heroico Vietnam revirtió decisivamente.

Sostener que el declive o la caída de Estados Unidos como principal potencia del sistema imperialista podría poner fin al imperialismo es una grosera interpretación del mismo. El imperialismo persiste como una etapa del capitalismo mientras exista el capitalismo monopolista. La batalla definitiva contra el imperialismo es la lucha contra el capitalismo.

No debemos confundir a los participantes del sistema imperialista global con el sistema mismo, así como tampoco debemos equiparar a las corporaciones capitalistas individuales con el sistema capitalista mismo.

La historia no ofrece ningún ejemplo de una potencia global o semiglobal que haya caído o sido desplazada de las alturas de su dominio y que haya conducido a un período de paz y prosperidad mundial. Ni la caída del Imperio Romano, ni del Imperio Romano de Oriente, ni del Sacro Imperio Romano Germánico marcaron el comienzo de un período de armonía semejante. Tampoco lo hicieron el auge y la caída de la República de Venecia, la República Holandesa, ni los imperios coloniales portugués o español de la era mercantilista. En la época de Lenin, las rivalidades que desafiaban el dominio global de Gran Bretaña provocaron una guerra mundial en lugar de paz. Y sus consecuencias no trajeron armonía. En cambio, las rivalidades capitalistas con Alemania y Japón generaron agresiones y guerras aún más devastadoras. Y con la disolución del otrora dominante Imperio Británico tras la guerra, Estados Unidos asumió e impuso brutalmente su posición en la cima de la jerarquía de potencias globales. No hay razón para creer que la situación cambiará con Estados Unidos derrocado de su posición dominante. El capitalismo y su tendencia a la guerra y la miseria persisten.

Así pues, la historia no ofrece ninguna prueba de la sustitución de un mundo unipolar por un mundo capitalista multipolar sostenible de respeto mutuo y armonía. La multipolaridad por sí sola, como solución a la opresión del imperialismo, nunca se encuentra, de hecho, en la historia mundial.

Por supuesto, puede ser cierto que el dominio estadounidense del sistema imperialista mundial esté en decadencia. Sin duda, la derrota decisiva en Vietnam supuso un enorme revés para la capacidad del gobierno estadounidense de dictar a los estados más débiles. Además, la derrota en Afganistán tras una guerra de veinte años muestra un debilitamiento. El desafío de la RPDC y la resiliencia de Cuba también muestran las limitaciones del imperialismo estadounidense actual.

Además, el ascenso de la China Popular como potencia económica y militar sofisticada es percibido por el gobierno estadounidense como un adversario tanto económico como militar, aunque no hay motivos para creer que la República Popular China represente una amenaza mayor para el sistema imperialista que el Estado Pontificio. Ambos expresan hoy su merecida indignación ante los peores excesos del imperialismo, pero contribuyen poco a su derrocamiento.

Hay que acoger con satisfacción la marginalización, el debilitamiento o la desautorización del poder archiimperialista, aunque la izquierda no debe hacerse ilusiones de que esa acción supondría el fin del imperialismo, un golpe decisivo contra el sistema capitalista o un beneficio duradero para los trabajadores.

Un ejemplo reciente de la falacia de la multipolaridad —la ilusión romántica de que el imperialismo es solo estadounidense— son los numerosos informes izquierdistas sobre la reunión de principios de septiembre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), a la que asistieron el presidente Xi, el presidente Putin, el primer ministro Narendra Modi y otros líderes euroasiáticos. El profesor Michael Hudson comentó con entusiasmo :

Los principios anunciados por el presidente chino Xi, el presidente ruso Putin y otros miembros de la OCS prepararon el terreno para explicar en detalle el principio de un nuevo orden económico internacional en la línea de lo que se prometió hace 80 años al final de la Segunda Guerra Mundial, pero que ha sido distorsionado hasta resultar irreconocible, en lo que Asia y otros países de la mayoría global esperan que haya sido sólo un largo desvío en la historia, lejos de las reglas básicas de la civilización y de su diplomacia, comercio y finanzas internacionales.

Hudson prevé un nuevo orden económico que cumple una promesa hecha hace ochenta años. Pero no nos dice en qué se diferenciará un nuevo orden internacional capitalista del anterior, más allá de las palabras idealistas de sus defensores. No explica cómo evitar las rivalidades interimperialistas asociadas con las grandes potencias capitalistas. No demuestra cómo se puede controlar de alguna manera la naturaleza competitiva y feroz de las relaciones sociales capitalistas. Construye su argumento en torno a palabras altruistas pronunciadas en una conferencia, como si esas u otras similares no se hubieran pronunciado hace ochenta años en la conferencia de Bretton Woods.
Se ha hablado mucho del cálido anuncio de Xi y Modi de que son "socios, no rivales". Pero como relata el perspicaz Yves Smith :

Un nuevo artículo de Indian Punchline, India rechaza el "espíritu de Tianjin" , se dirige a la UE y analiza la idea de que India se está sumando a la OCS-BRICS, lo cual es exagerado. Sección clave de esa publicación:

…tan pronto como Modi regresó a Delhi, el Ministro de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar, había reunido a la pandilla de políticos europeos más duramente contrarios a Rusia para aliarse con ellos en una ostentosa muestra de distanciamiento de la troika Rusia-India-China.

Para subrayar el escepticismo del artículo de Indian Punchline , Modi decidió no asistir a la cumbre comercial virtual BRICS convocada posteriormente por el presidente brasileño Lula da Silva.

En su lugar, el ministro Jaishankar aprovechó la ocasión para plantear la cuestión de los déficits comerciales con los miembros del BRICS, señalando que son responsables de los mayores déficits de la India y que este país espera una corrección, lo que no es precisamente un gesto de confianza mutua hacia sus hermanos y hermanas del BRICS. Es más bien un ejemplo de negociación geopolítica.

La China Popular tampoco abraza el idealismo romántico de nuestros amigos izquierdistas”, como afirma la siguiente cita :

“China es muy cautelosa a la hora de colaborar con estos dos países [Rusia y la República Popular Democrática de Corea]. A diferencia de lo que Occidente presenta como aliados, China no está en el mismo bando. Su visión de la guerra y la seguridad es muy diferente a la de ellos”, declaró Tang Xiaoyang, director del departamento de relaciones internacionales de la Universidad de Tsinghua, señalando que Pekín no ha librado una guerra en más de cuatro décadas. “Lo que China busca es estabilidad en sus fronteras”.

Se podría concluir que la esperanza de la izquierda en un nuevo orden internacional más justo liderado por los BRICS es poco más que una quimera. Los BRICS parecen ser, en el mejor de los casos, una alianza económica oportunista, sin el peso político ni militar necesario para impulsar la multipolaridad en un mundo unipolar.

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Existe también un argumento teórico a favor de una inversión de la izquierda en la idea de la multipolaridad como respuesta al imperialismo. Es un argumento antiguo. Fue formulado por Karl Kautsky y presentado en un artículo titulado «Ultraimperialismo» , publicado en Die Neue Zeit en septiembre de 1914, apenas un mes después del inicio de la Primera Guerra Mundial.

En resumen (abordo los argumentos con más detalle aquí , aquí y aquí ), Kautsky argumentó que las grandes potencias se repartirían el mundo y se comprometerían a evitar una mayor competencia y rivalidad. Reconocerían la irracionalidad y la contraproducencia de la agresión y la guerra, optando por un imperialismo armonioso que Kautsky denominó «ultraimperialismo». Sostuvo que:

La frenética competencia entre empresas gigantes, bancos gigantescos y multimillonarios obligó a los grandes grupos financieros, que absorbían a los pequeños, a idear el concepto de cártel. De igual manera, el resultado de la Guerra Mundial entre las grandes potencias imperialistas podría ser una federación de los más fuertes, que renunciaran a su carrera armamentista.

De manera similar, los multipolaristas/ultraimperialistas actuales imaginan un mundo en el que un grupo de países poderosos expulsará a Estados Unidos del liderazgo del sistema capitalista global por su mal comportamiento, y la satrapía de la UE se alineará. En su lugar, crearán un nuevo orden armonioso y de beneficio mutuo que eliminará las desigualdades entre el norte y el sur globales. Los actores e implementadores de este nuevo orden serán un grupo heterogéneo de estados divididos en clases y con orientación capitalista, liderados por un grupo igualmente heterogéneo, que incluye déspotas, teócratas y populistas. Todos los BRICS+, excepto uno, defienden algo más que una firme lealtad al capitalismo; la mayoría son hostiles a cualquier sistema social alternativo como el socialismo.

Lenin, en una introducción de 1915 a El imperialismo y la revolución mundial de Bujarin , se burló de los argumentos y las ideas de Kautsky como el ultraimperialismo:

Razonando teóricamente y en abstracto, se puede llegar a la conclusión de Kautsky: su ruptura abierta con el marxismo lo ha llevado, no a rechazar ni olvidar la política, ni a pasar por alto los numerosos y variados conflictos, convulsiones y transformaciones políticas que caracterizan particularmente la época imperialista; ni a convertirse en un apologista del imperialismo; sino a soñar con un "capitalismo pacífico". El capitalismo "pacífico" ha sido reemplazado por un imperialismo no pacífico, militante y catastrófico... En esta tendencia a evadir el imperialismo actual y a pasar en sueños a una época de "ultraimperialismo", de la que ni siquiera sabemos si es realizable, no hay ni una pizca de marxismo... Porque mañana tendremos marxismo a crédito, marxismo como promesa, marxismo aplazado. Porque hoy tenemos una teoría oportunista pequeñoburguesa —y no solo una teoría— de atenuación de las contradicciones (citada en mi artículo citado anteriormente).

Las ideas clave aquí son el «capitalismo pacífico», el «marxismo a crédito» y la «suavización de las contradicciones». A Lenin le sorprende que Kautsky, autoproclamado marxista, siquiera considere la idea de un capitalismo pacífico, una idea que viola la lógica misma de las relaciones sociales capitalistas; esto debería ser una llamada de atención para los multipolaristas.

El "marxismo a crédito" es una burla a la idea de que contar con algún supuesto acuerdo entre las grandes potencias capitalistas para dominar el imperialismo es tan absurdo como gastar la tarjeta de crédito al máximo. Para los multipolaristas, es posponer el día del ajuste de cuentas con el capitalismo para un futuro muy, muy lejano.

Asimismo, Kautsky "suaviza" la contradicción entre estados capitalistas rivales al imaginar un acuerdo imposible para garantizar relaciones "armoniosas", una propuesta que Lenin rechaza por completo. En resumen, Lenin ve el oportunismo de Kautsky como una retirada del proyecto socialista. Lo mismo puede decirse del proyecto de multipolaridad.

Demasiadas personas de izquierda se niegan a mirar la multipolaridad a través de esta lente de la teoría del imperialismo de Lenin, especialmente como se expresa con considerable claridad en su panfleto de 1916, Imperialismo .

Respecto a la promesa de la multipolaridad, Lenin ofrece aquí un escenario hipotético en el que las potencias imperialistas logran dividir el mundo y formar una alianza dedicada a la paz y la prosperidad mutua. ¿Lograría ese sistema multipolar idealizado —lo que Kautsky llama «ultraimperialismo»— eliminar la fricción, los conflictos y las luchas en todas sus formas posibles?

La pregunta solo necesita ser formulada con la suficiente claridad como para que sea imposible dar otra respuesta que la negativa… Por lo tanto, en las realidades del sistema capitalista, y no en las banales fantasías filisteas de los párrocos ingleses [Hobson] o del “marxista” alemán Kautsky, las alianzas “interimperialistas” o “ultraimperialistas”, sin importar la forma que adopten, ya sea una coalición imperialista contra otra o una alianza general que abarque a todas  las potencias imperialistas, no son inevitablemente más que una “tregua” en los períodos entre guerras. Las alianzas pacíficas preparan el terreno para las guerras y, a su vez, surgen de ellas; una es condición para la otra, dando lugar a formas alternas de lucha pacífica y no pacífica a partir de la misma base de conexiones imperialistas y de las relaciones entre la economía y la política mundiales. [Énfasis de Lenin]

Así, mientras el capitalismo persista, Lenin aboga por una lucha intraclase sin tregua en el plano internacional, luchas que se manifiestan como rivalidad y guerra interimperialistas.

Por supuesto, es posible rechazar el argumento de Lenin, incluso su teoría del imperialismo. También es posible elogiar las ideas de Lenin como relevantes para su época, pero inaplicables hoy en día, a la luz de los numerosos cambios en el capitalismo global. Esto equivaldría a afirmar que el sistema de imperialismo que Lenin se propuso analizar ya no existe, reemplazado por un sistema diferente.

Existe un precedente para corregir la teoría de Lenin. Kwame Nkrumah, en un escrito de 1965, demostró que el imperialismo había abandonado en gran medida el proyecto colonial en favor de una forma de imperialismo más racional y eficiente , pero aún brutalmente explotadora: el neocolonialismo. Su libro, Neocolonialismo : La última etapa del imperialismo, lo argumenta de forma convincente.

No se puede asumir que la palabra de Lenin sea la última sobre el imperialismo actual.

Y esa es la estrategia que Carlos Garrido toma en su reciente ensayo, Por qué Rusia y China NO son imperialistas: una evaluación marxista-leninista del desarrollo del imperialismo desde 1917. Garrido explora ambiciosamente muchos temas en este breve ensayo, incluidos los errores de los “marxistas-leninistas dogmáticos”, el lugar –si lo hay– de Rusia y la República Popular China en el sistema imperialista, la metodología marxista, el estatus contemporáneo del capital financiero, la noción de superimperialismo de Michael Hudson, la importancia de Bretton Woods y el abandono del patrón oro, así como la relevancia de la teoría del imperialismo de Lenin para la economía global actual.

Abordar todas estas cuestiones nos alejaría mucho del debate actual, aunque merecen un estudio más profundo.

Al grano, escribe:

Me parece que la etapa imperialista que Lenin evaluó correctamente en 1917 experimenta un desarrollo parcialmente cualitativo en los años de posguerra con el desarrollo del sistema de Bretton Woods. Esto no significa que Lenin estuviera "equivocado", sino que simplemente significa que su objeto de estudio —que evaluó correctamente al momento de escribir— ha experimentado desarrollos que obligan a cualquier persona comprometida con la misma cosmovisión marxista a refinar en consecuencia su comprensión del imperialismo. Bretton Woods transforma el imperialismo de un fenómeno internacional a uno global, encarnado ya no por las grandes potencias imperialistas, sino por las instituciones financieras globales (el FMI y el Banco Mundial) controladas por Estados Unidos y estructuradas con la hegemonía del dólar como eje central.

Añade que con el abandono del patrón oro por parte de Nixon, “el imperialismo se convierte en sinónimo de la unipolaridad y el hegemonismo estadounidense”.

Esto es erróneo. Como afirma Garrido, «el imperialismo [en la época de Lenin] no era simplemente una política (como sostenían los kautskianos), sino un desarrollo integral del propio modo de vida capitalista». [énfasis mío]

Del mismo modo, el imperialismo hoy no es un conjunto de políticas, sino una expresión esencial del capitalismo contemporáneo.

Sin embargo, Garrido, siguiendo a Kautsky, confunde el imperialismo actual con un conjunto de medidas políticas: Bretton Woods y la retirada estadounidense del patrón oro. Toda la infraestructura comercial y financiera de la posguerra fue resultado de decisiones políticas. Estas fueron moldeadas no por un "nuevo" imperialismo, sino por el abrumador poder económico de Estados Unidos después de la guerra. Como bien sabe Garrido, esa asimetría se cuestiona hoy en día, pero se trata de un desafío a las políticas o al poder del que disfrutaba Estados Unidos, y no al sistema imperialista.

La "transformación" que Garrido cree ver es simplemente una reorganización del sistema internacional existente antes de la guerra, con Nueva York reemplazando a Londres como centro financiero del universo capitalista. Es la sustitución del vasto mundo colonial, las sangrientas rivalidades, las cambiantes alianzas y jerarquías del mundo de entreguerras, por la creación de un sistema neocolonial dominado por Estados Unidos y reforzado por su asunción del papel de guardián del capitalismo durante la Guerra Fría. La base del capitalismo monopolista es cualitativamente la misma, pero su superestructura cambia con las circunstancias históricas. El sistema de Bretton Woods y el posterior abandono del patrón oro reflejan esas circunstancias cambiantes.

¿Cómo funciona el “nuevo” imperialismo de Garrido?

Lo que importa es que el capitalismo ha evolucionado hacia una etapa superior, que el imperialismo del que escribió Lenin ya no es la etapa más reciente del capitalismo, que ha dado paso, mediante su desarrollo dialéctico inmanente, a una nueva forma marcada por la profundización de su fundamento característico en el capital financiero. Nos encontramos finalmente en la era del capitalismo-imperialismo que Marx predijo en el tercer volumen de El Capital, donde la lógica dominante de acumulación se ha transformado completamente de MC-D' a M-D', es decir, del capital productivo al capital financiero parasitario y generador de intereses.

La referencia de Garrido al tomo III de El Capital parece contradecir mi interpretación, y la de otros, de dicho tomo. En el capítulo 51, el último capítulo completo, Marx, a través de Engels, retrotrae la cuestión al principio, a la producción de mercancías. Desmiente la idea de que exista una fuente independiente de valor en la distribución: la circulación, la renta o la ganancia. Es el trabajo asalariado en la producción de mercancías el que produce valor en el modo de producción capitalista. Por eso Marx señala en el tomo III que «La verdadera ciencia de la economía moderna solo comienza cuando el análisis teórico pasa del proceso de circulación al proceso de producción» (Vol. III, International Publishers, p. 337).

Por supuesto, Marx reconoce los mercados bursátiles y no le sorprendería la variedad de instrumentos exóticos del sector financiero, como los derivados y los swaps. Marx los explica bajo el epígrafe de "capital ficticio". Por "ficticio", Marx se refiere a los instrumentos con visión de futuro: pagarés con valor futuro o "apuestas". Circulan entre los capitalistas y se adquieren como valor contingente. Se vuelven atractivos en épocas de sobreacumulación —la superconcentración del capital en pocas manos—, cuando las oportunidades de inversión en la economía productiva escasean. Y desaparecen milagrosamente cuando el futuro del que dependen no se materializa.

La incomprensión de Garrido sobre el rol internacional del capital financiero lo lleva a afirmar que “…la mayor parte de las ganancias del sistema imperialista se acumulan mediante deuda e intereses”. En su apogeo, antes de la gran crisis de 2007-2009, las finanzas (en términos generales, finanzas, seguros, bienes raíces) representaban quizás el cuarenta por ciento de las ganancias estadounidenses; hoy, con el NASDAQ tecnológico, el porcentaje probablemente sea menor. Pero eso se refiere solo a las ganancias estadounidenses. Con la desindustrialización, la producción industrial de materias primas se ha trasladado a la República Popular China, Indonesia, Vietnam, India, Brasil, Europa del Este y otras áreas de bajos salarios, y Estados Unidos se ha convertido en el centro de las finanzas mundiales. Si la producción de materias primas estornuda, todo el edificio del capital ficticio se derrumba, junto con sus ganancias ficticias.

Como lo explican con gran detalle los tres volúmenes de El Capital , la producción de mercancías es la base del modo de producción capitalista y el trabajo asalariado es la fuente del valor, no las maniobras desconcertantes de los estafadores de Wall Street.

Garrido se suma a muchos defensores izquierdistas de la multipolaridad en la tarea de desvincular el imperialismo del sistema capitalista, ya sea revisando el mecanismo de explotación, negando la lógica de la competencia y la rivalidad capitalistas o redefiniendo sus características. La singular contribución de Garrido a esta maniobra reside en localizar la injusticia del imperialismo no en la explotación laboral, sino en la deuda y los intereses.

En el mundo de los multipolaristas de izquierda, los verdaderos antiimperialistas son los países BRICS (para Garrido, Rusia y la República Popular China). Pero para quienes tienen una inclinación teórica menor, para quienes se resisten a profundizar en el debate teórico, tenemos una prueba de fuego práctica: Palestina. Si un ataque genocida contra el pueblo palestino por parte de un estado teocrático de la Gran Israel es el acto imperialista estrella del momento, ¿dónde están estos antiimperialistas? ¿Han organizado la oposición internacional, interrumpido el comercio, impuesto sanciones, retirado el reconocimiento o la cooperación, enviado combatientes voluntarios u ofrecido resistencia material de alguna otra manera?

En el pasado, la ayuda material y física china y soviética benefició a Vietnam en su lucha contra el imperialismo; los soviéticos estuvieron al borde de la guerra para apoyar a Cuba contra las amenazas imperialistas a principios de la década de 1960; los cubanos lucharon y murieron en Angola contra el imperialismo y el apartheid en la década de 1990. Incluso Estados Unidos se unió a la Unión Soviética para frustrar los planes imperialistas británicos, franceses e israelíes sobre el Canal de Suez en 1956.

¿Los hoy aclamados “antiimperialistas” darán un paso al frente o la multipolaridad es sólo palabrería?