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sábado, marzo 03, 2007

Manifiesto Comunista-I

Prólogo
En 1842, a la edad de 24 años, Carlos Marx dirigía un periódico llamado “La Gaceta Renana” (o del Rin), que se editaba en la ciudad de Colonia. Federico Engels, hijo de una acaudalada familia de industriales, tenía entonces 22 años y enviaba colaboraciones desinteresadas a este periódico. Por aquellas fechas, la familia de Engels decidió enviarle a estudiar y a dirigir los negocios familiares a la ciudad inglesa de Manchester, que era entonces el centro del capitalismo mundial.

Aprovechando el viaje, Engels se pasó por Colonia en septiembre de 1842, pero Marx casi no le atendió, pues sospechaba que sus desinteresados artículos y su presencia en el diario, eran una maniobra de la policía para infiltrar un espía en la redacción. Engels siguió camino de Manchester, desde donde continuó enviando colaboraciones, hasta que el gobierno prohibió la publicación de La Gaceta Renana.

Marx se fue a vivir a París, y ambos, uno en Inglaterra y el otro en Francia, entraron en contacto con una organización obrera secreta llamada, La Liga de los Justos. Engels a su regreso a Alemania, se pasó por París en 1844 para ver a Marx, que ya se había convencido de que Engels no era ningún espía de la policía. En París comprobaron, que habían llegado de forma independiente a las mismas conclusiones teóricas.

Deseando difundir sus ideas entre los obreros, decidieron explicar sus puntos de vista a los miembros de la Liga de los Justos. A principios de 1847, un representante de la liga les indicó que casi todos los miembros de la organización estaban convencidos de que sus planteamientos teóricos eran correctos, y les pidió que ingresaran en esta para defenderlos ellos mismos en el próximo congreso. La liga aprobó los planteamientos políticos de Marx y de Engels, y pasó a llamarse Liga de los Comunistas.

Así mismo se encargó a Marx y a Engels, que redactaran un manifiesto que contuviera las principales ideas comunistas adoptadas por la liga. Engels empezó el trabajo con una obra en forma de catecismo, titulada Principios del Comunismo, pero este trabajo fue abandonado posteriormente. Marx y Engels ayudados por Jenny Von Westphalen, la esposa de Marx, consiguieron dar a la imprenta El Manifiesto Comunista en febrero de 1848, exponiendo por primera vez al público el pensamiento marxista de forma sistemática y escrita.

El Manifiesto Comunista se basa principalmente en dos ideas profundamente entrelazadas. La primera, que cada persona y sobre todo cada sociedad histórica, tiene una ideología distinta, un pensamiento social e ideológico distinto, compuesto entre otras cosas, por su concepción de la justicia, el derecho, la estética, la libertad, la filosofía, la política, la moral, la sexualidad, la ética o la religión; y por su concepción de la dignidad, la belleza, la propiedad, la vergüenza, la culpa, el honor, la caridad, el decoro, el respeto, la virilidad, la feminidad, la infancia o el honor. Lo que origina estas ideas, distintas en cada persona, sociedad, cultura o civilización, es la estructura económica y productiva en esa sociedad. Si las diversas sociedades tienen estructuras familiares distintas, es porque el sistema económico de cada una de ellas es distinto. Si cada sociedad considera el sentido de la dignidad de una forma distinta, es porque cada sociedad tiene un sistema económico distinto.

A esta concepción de la sociedad y de la historia, Marx y Engels le llamaron “materialismo histórico”, aunque esta expresión no aparece en El Manifiesto Comunista. Al estudiar la historia de la humanidad, Marx y Engels se dieron cuenta, de que cada vez que hay cambios en la estructura económica de una sociedad, inmediatamente se producen importantes cambios en su ideología. Cada vez que en una sociedad se produce una transformación importante de su sistema económico, la primera generación que crece en la nueva estructura productiva, provoca una ruptura generacional. Los jóvenes tienen nuevas ideas estéticas, sexuales, políticas, religiosas, morales y de todo tipo. Pero si no se producen cambios económicos en esta, los hijos adoptan sin grandes problemas la estructura ideológica de sus padres. Lo que genera las ideas sociales de los hombres, es principalmente el ambiente económico y productivo en el que viven.
La otra gran idea que conforma El Manifiesto Comunista, es la explotación del hombre por el hombre. Marx y Engels se dieron cuenta, de que al igual que los esclavos eran explotados en la antigüedad, los trabajadores son explotados hoy en día. Cuando un esclavista compra un esclavo, lo que está haciendo, es comprar su fuerza de trabajo con la intención de hacerle trabajar y sacar un beneficio. El coste del esclavo, más lo que le cueste su manutención hasta su muerte, deben ser inferiores, a lo que obtenga de vender lo producido por el esclavo.

Cuando un capitalista contrata a un obrero, lo que verdaderamente está comprando, es su fuerza de trabajo, por la que le paga un salario. Pero al igual que en el caso del esclavista, sólo querrá comprar esta fuerza de trabajo, si obtiene de ello un beneficio o plusvalía. Lo que obtenga de vender lo producido por el obrero, tiene que proporcionarle un beneficio, de lo contrario no le contratará y este se quedará en el paro. Marx y Engels nos exponen en El Manifiesto Comunista, como se producía esta explotación en el capitalismo de 1847.

El nexo de unión, del materialismo histórico y de la explotación del hombre por el hombre en todas las sociedades hasta el momento, se encuentra en la ideología de clase. Por una parte, al analizar el curso de la historia, Marx y Engels se dieron cuenta de que la ideología oficial de todas las sociedades estaba determinada por condicionamientos económicos. Por otra, se percataron de que aunque en tiempos prehistóricos no sucediese así, ya desde el principio de la historia, todas las sociedades habían sido sociedades explotadoras, en las que unos hombres se apoderan del trabajo de otros. Al analizar las ideas sociales, se dieron cuenta de que estas estaban determinadas principalmente por los intereses económicos de las clases dominantes. Que en todas las sociedades históricas, la justicia, el derecho, la estética, la filosofía, la política, el estado, la moral, la sexualidad, la ética o la religión no son neutrales o imparciales, sino que son un complemento indispensable para apoyar y sustentar la explotación de la clase explotadora.
Por ejemplo, al analizar las diversas civilizaciones esclavistas de la antigüedad, observamos que su derecho es esclavista, su religión es esclavista, su moral es esclavista, su ética es esclavista, y en general que la verdad oficial y el pensamiento único de todas ellas, considera que la esclavitud es justa y necesaria. Que es imprescindible, digna, moral, ética y querida por los dioses. Que es beneficiosa para dueños y esclavos.

De la misma forma, actualmente la ideología oficial y el pensamiento único burgués, con todas sus constituciones burguesas, sus derechos humanos burgueses, su dignidad burguesa de la persona y todo el resto del entramado ideológico burgués, como el sistema familiar, el jurídico, el religioso, el sexual o el político, está destinado a facilitar la explotación capitalista de los obreros.
Por ello, a los marxistas no se les puede dominar ni convencer con argumentos, éticos, morales, religiosos, jurídicos o políticos. Por eso, el marxismo es un sistema de pensamiento materialista, que no atiende a ningún razonamiento ideológico. El marxismo es una ideología antiideológica, que rechaza todo argumento ideológico o idealista, y que sólo atiende a razones materiales y a razonamientos económicos y materialistas.

Toda persona tiene una ideología y por ello cada marxista también tiene su pensamiento ideológico, con su concepción de la ética, la moral, etc., que será principalmente, fruto de sus circunstancias económicas y materiales. Pero el marxismo no los tiene. No tiene planteamientos legislativos, morales, sexuales, artísticos, religiosos, jurídicos o éticos, pues considera que estos son subjetivos y que se originan como consecuencia de la estructura material y económica de cada sociedad, por lo que en cada sociedad son distintos.

Cinco años antes de escribir El Manifiesto Comunista, Marx le indicaba a su amigo Ruge en una carta: “Lo que nos toca hacer ahora, es criticar todo lo existente sin contemplaciones…”. Tres años antes en un artículo en Los Anales Franco-Alemanes, indicaba que es imprescindible hacer una “crítica implacable de todo lo existente”, y muy especialmente una “crítica de las armas” de los explotadores, entendidas estas armas, como todo lo que constituye la ideología establecida, la verdad oficial y el pensamiento único. Hay que criticar aquellos planteamientos ideológicos tan claros y básicos, que todos los dan por ciertos y que nadie los pone en duda, pues estos son posiblemente, las armas de los explotadores.

Engels explicó en el entierro de Marx, de forma muy simple y sencilla para que pudieran entenderlo las pocas personas allí presentes, sus dos grandes descubrimientos: “Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana. El hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse; antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc. Que por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos y materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época, es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres, y con arreglo a la cual deben por tanto explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo. Pero no sólo es eso. Marx también descubrió la ley específica que mueve el actual modo de producción capitalista, y la sociedad burguesa que este origina. El descubrimiento de la plusvalía, iluminó de pronto estos problemas, mientras que todas las investigaciones anteriores, tanto las de los economistas burgueses, como las de los críticos socialistas, habían vagado en las tinieblas.”.

Marx hace dos descubrimientos primordiales. Por una parte, que el capitalista siempre obtiene una plusvalía o beneficio, con el que explota al obrero. Por otro, que en todas las épocas históricas ha existido esa explotación, y que los sistemas económicos y productivos en que se han asentado las distintas formas de explotación a través de los tiempos, son los que han generado las ideologías de las distintas épocas históricas. Estas ideologías o estructuras de pensamiento social, como es lógico, defienden y sustentan el sistema de explotación existente en cada sociedad.

Por todo lo expuesto, hay que abandonar todo razonamiento de tipo ideológico y razonar desde puntos de vista económicos y materialistas, para no caer en las trampas ideológicas de los explotadores. Hay que desmontar esas trampas ideológicas, que constituyen sus armas. Las ideas sociales son subjetivas y varían en cada lugar y en cada momento histórico, los razonamientos materialistas son objetivos e invariables, permaneciendo inmutables a lo largo de los tiempos.

Marx y Engels no condenan la explotación del hombre por el hombre porque la consideren injusta, moralmente mala, éticamente reprobable o por cualquier otra causa ideológica. Lo que les dicen a los trabajadores, es que deben oponerse a esta explotación, porque para ellos es material y económicamente lesiva. Por ello deben unirse, para defender con más fuerza sus intereses materiales.

En su biografía de Marx, Engels nos vuelve a informar de los dos grandes descubrimientos de Marx: “El primero, es la revolución que ha llevado a cabo en toda la concepción de la historia universal. Hasta aquí, toda la concepción de la historia descansaba en el supuesto, de que las últimas causas de todas las transformaciones históricas, habían de buscarse en los cambios que se operan en las ideas de los hombres, y que de todos los cambios, los más importantes, los que regían toda la historia, eran los políticos. No se preguntaban, de dónde les vienen a los hombres las ideas, ni cuáles son las causas motrices de los cambios políticos... Pues bien, Marx demostró, que toda la historia de la humanidad, hasta hoy, es una historia de luchas de clases, que todas las luchas políticas, tan variadas y complejas, sólo giran en torno al poder social y político de unas u otras clases sociales; por parte de las clases viejas, para conservar el poder, y por parte de las clases nuevas ascendentes, para conquistarlo... Situándose en este punto de vista -siempre y cuando que se conozca suficientemente la situación económica de la sociedad en cada época, conocimientos de los que ciertamente, carecen totalmente nuestros historiadores profesionales- se explican del modo más sencillo todos los fenómenos históricos, y asimismo se explican con la mayor sencillez los conceptos y las ideas de cada período histórico, partiendo de las condiciones económicas de vida y de las relaciones sociales y políticas de ese período, condicionadas a su vez por aquéllas. Por primera vez, se erigía la historia sobre su verdadera base.”.

Los cambios políticos a lo largo de la historia, no se originan simplemente porque la gente cambie de ideas políticas, sino porque los cambios económicos originan nuevas clases sociales o modifican las ya existentes, y estas nuevas clases sociales, que han surgido gracias a nuevos sistemas productivos y económicos, lógicamente, tienen ideas distintas a las anteriores. Se origina entonces una pugna, entre las ideas de la clase social dominante, asentada en su sistema económico de explotación, y las de la clase ascendente, asentadas en los nuevos sistemas económicos y productivos que la han creado. Estos continuos enfrentamientos entre clases sociales, con sus ideas políticas e ideológicas asentadas inconscientemente en sus intereses económicos, son la verdadera base y el verdadero motor de la historia.

“El segundo descubrimiento importante de Marx, consiste en haber puesto definitivamente en claro, la relación entre el capital y el trabajo. En otras palabras, en haber descubierto cómo se produce dentro de la sociedad actual, con el modo de producción capitalista, la explotación del obrero por el capitalista... El actual modo de producción capitalista, tiene como premisa la existencia de dos clases sociales. De una parte los capitalistas, que se hallan en posesión de los medios de producción y de sustento, y de otra parte, los proletarios, que excluidos de esta posesión, sólo tienen una mercancía que vender: su fuerza de trabajo. Mercancía, que por tanto, no tienen más remedio que vender, para adquirir los medios de sustento más indispensables.”.

El segundo gran descubrimiento de Marx, es el haber descubierto y analizado, como se produce la explotación del obrero industrial por el burgués capitalista. Que el beneficio empresarial, es una forma de explotación de los obreros.

La base del marxismo y por ello de El Manifiesto Comunista, se resume en dos conceptos: el materialismo histórico y la explotación de los obreros por la burguesía.

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