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lunes, agosto 06, 2007

Andalucía la lucha por la autonomia-X



Fernando Repiso.




El reinado de Felipe II comenzaría con un desmesurado amor a la unidad católica y un exagerado celo religioso que provocarían no pocos disgustos de Andalucía, sobre todo en Granada. Los moriscos granadinos, que conservaban costumbres, vestidos, idioma, fe,… desde siglos atrás, serian los primeros en sentir la discriminación religiosa de Castilla. A partir de una primera orden del rey en el año 1560 por la cual se le prohibía a todo morisco “tener esclavos negros a su servicio” y así evitar que estos fueran educados en el religión musulmana, las reclamaciones de los granadinos ante tan injusta medida solo trajeron como respuesta otra nueva orden: el Conde de Tendilla puso en vigor una Real Cedula que databa de 1553, por la que se le prohibía a todo morisco usar armas sin autorización.

Por la ofensas y vejaciones de que eran objetos, los granadinos se convirtieron en personas rebeldes, que desde sus escondites por las sierras de Las Alpujarra, actuaban como vulgares salteadores o “mofies”-en alianza, lengua andalusí-. Esta actitud trajo su consecuencia mas inmediata: el inquisidor Pedro Deza ordeno publicar en Enero de 1567 una dolorosa pragmática que había sido aprobada por el Concilio Provincial de Granada y firmada por el rey varios meses antes, por la que
-Se prohibía a los moriscos el uso y escritura de su idioma, tanto en publico como en privado.
-Se les obligaba a hablar en castellano y entregar sus libros arábigos.
-renunciar a sus ritos, nombres, costumbres, trajes…
-destrucción se todos los baños medicinales y de aseo,
-obligación de tener abiertas sus casas y de que sus mujeres no se cubriesen el rostro.

En definitiva, renunciar a ser lo que eran, moriscos, y hacerse cristianos por obligación.
Durante un año los granadinos intentarían negocias con Madrid la revocación de tan injustas medidas, incluso enviando delegados a la Corte; mas sus buenas intenciones no fueron tenidas en cuenta, la que provoco la desesperación y arrastro a los ciudadanos a la violencia. Así comenzó la ultima lucha de Granada por su liberación, por conservar su identidad, contra una brutal represión-parte de un plan concebido para restablecer la unidad política y religiosa del imperio.

La insurrección empezó por el barrio del Albaicin y la sierra de Las Alpujarra, y sus principios incitadores fueron el tintorero Ben Farax-destacado miembro de la familia de los abencerrajes-, Miguel Rojas, Ben Tohar, Fernando Muley de Valor-llamado El Zaguer-. Su sobrino Fernando de Córdoba y Valor, y Diego López Ben Aboo. El día señalado fue el 14 de Abril de 1568, pero las autoridades, que ya venían sospechando de las tramas que se urdían por el barrio del Albaicin, tomaron precauciones y evitaron este primer levantamiento. El tintorero Ben Farax seguiría intentando reclutar el máximo de granadinos, mientras que en el pueblo de Beznar es alzado como REY DE GRANADA Y DE ANDALUCÍA Fernando de Córdoba y Valor-descendiente de la dinastía OMEYA y caballero veinticuatro de Granada-, con el nombre de Muley Mohameda Ben Humeya, reinvidicativo de su estirpe. Ben Farax seria nombrado Alguacil Mayor del recién constituido gobierno rebelde andaluz, y su primera meta fue vengar las humillaciones recibidas por sus hermanos de raza, lo que condujo a tales actos de crueldad que el propio Ben Humeya, haciendo uso del poder que los rebeldes le habían conferido, puso en marcha una serie de medidas que evitaran los abusos, por ejemplo “la prohibición de dar muerte a mujeres y niños, y de que los hombres no fuesen ejecutados sin previa formacion de causa”.

El vengativo Ben Farax seria destituido y El Zaguar nombrado nuevo Alguacil, aunque estos desagradables acontecimientos no frenaron los planes de Ben Humeya. La preparación del ejercito que se enfrentara a las tropas castellanas era su mayor inquietud, y a tal efecto envió a su hermano Abadía al reino de Argel para solicitar ayuda contra el enemigo común, y a Constantinopla para contratar tropas turcas a sueldo-gestiones ambas que culminaron con éxito.
Mientras tanto la insurrección se había extendido por toda Granada, Málaga, Almería y Murcia.

Ante la ofensiva de Ben Humeya y su ejercito, el 3 de Febrero de 1569, el Marques de Mondejar inicia una fuerte campaña contra los sublevados. Primeramente toma Orjiva y marcha sobre Poqueira-ciudad elegida por su situación y defensa en lugar de refugio de mujeres y niños, y custodia de las riquezas de los sublevados- donde libra una importante batalla hasta conseguir vencer y hacerse de un gran botín de oro y numerosos esclavas. Continuando su campaña arremetió contra el pueblo de Juviles, donde ocurrió un desagradable sucedo durante la toma.

Resulto que el Marques ordeno que las dos mil mujeres que quedaron después de la huida de los lugareños se metieran en la iglesia, pero al no caber todas, mas de la mitad quedaron en la calle.
Aquella noche, un soldado cristiano quiso abusar de una de estas prisioneras, pero un granadino que disfrazado de mujer había quedado mezclado entre ellas, salio en su defensa, armándose tal alboroto que los sitiadores, creyendo que todos eran hombres disfrazados, las pasaron a cuchillo.

Varios días mas tarde el Marques de Mondejar tomo la ciudad de Paterna, donde no solo se hicieron de un gran botín sino que apresaron a la madre y hermanas de Ben Humeya, e hicieron esclavas a muchas granadinas. La rebelión, que había sido aplastadas en esta zona, continuo encendiéndose en Almería, Baza y Guadix, ciudades que eran fortalecidas por las milicias populares de Lorca, Caravacas, Mula y varias mas, por lo que acudió el Marques de Velez con 8.000 infantes y mas de 300 caballeros para someterlas. Allí se encontraría el Marques con otro granadino al frente de numerosos moriscos, Fernando El Gorri, que aunque resistiera durante bastante tiempo en las estribaciones de la sierra de Andaraz, la superioridad de las tropas del de Vélez le obligaron a refugiarse en la sierra de Gador, donde el 31 de Enero se libro la batalla mas cruel de todas las de Granada. Allí cayeron multitud de combatientes, entre ellos muchos niños, ancianos y mujeres.

Vencida en principio la resistencia granadina y dispersos sus promotores, el Marques de Mondejar-artífice de la victoria castellana- creyó “pacificada” la zona y adopto una política humanitaria que le granjeaba los afectos de tanta gente hambrienta y vagabunda que a consecuencia de la guerra deambulaba por la zona. Solo que daban en actitud rebelde los monfies que correteaban por las sierras, aunque todavía quedaba pendiente la captura de Ben Humeya. El primer intento fue a cargo de los capitanes Álvaro Flores y Gazpar Maldonado, y fue burlado por el valiente morisco, que se conservaría invulnerable por entre las jocosidades de la indómita tierra alpujareña.

La “pacificación” del Marques de Mondejar no fue del agrado de los fanáticos consejeros del poderoso Felipe II, que consiguieron sustituirle en el cargo; ni tampoco las buenas intenciones del Marques eran acompañadas por el comportamiento de los soldados cristianos que, con el pretexto de desarmar a los pocos moriscos que quedaban, cometían robos, asesinatos, violaciones e incendios.
Ante esta nuevas humillaciones vuelven los granadinos a la causa de Ben Humeya, que continuaba refugiado en Las Alpujarra, y prometen esta vez morir mil veces antes que rendirse. El nuevo ejercito de Ben Humeya, organizado ahora bajo la disciplina militar, enarbolo un estandarte rojo que, colocado en el lugar donde estuviera el cuerpo principal de mando, intentaba simbolizar la lucha por la emancipación de aquella clase oprimida. Pero esta nueva y organizada intención del rey andaluz es conocida por el inquisidor Deza que trama una cobarde estrategia.

Planeo el inquisidor reprimir a los moriscos encarceladas en Granada que desde día atrás venían alborotando la cárcel de la Chancillería en demanda de libertad. El cruel Deza ordeno que a los cristianos presos en el mismo edificio se les facilitara armas con que acallar los tumultos moriscos. Así fue como se organizo la noche del 17 de Marzo una gran asonada en la cárcel, entre cristianos armados y moriscos, cuyas únicas armas fueron los trozos de solerías y ladrillos que les dio tiempo a arrancar de paredes y suelos.
Ante tamaño escándalo, los soldados entraron y degollaron sin piedad a todos los moriscos, a excepción del padre y hermano de Ben Humeya que habían sido protegidos por sus compañeros de cautiverio.
Algo menos de un año duro la primera parte de la ultima guerra granadina por su independencia, y casi un año durara el segundo intento. Hay un claro protagonista en ambas ocasiones: LAS ALPUJARRAS, lugar de las fortalezas, La Rencillosa, La Pendenciera y hasta LA ANDALUCÍA SECRETA, que combatió varias veces contra el invasor castellano, resistió heroicamente al romano, y mas adelante terminaría aburriendo a los imperialistas franceses con sus famosas guerrillas populares. LAS ALPUJARRA: indomable PAÍS e inexpugnable custodia de una identidad jamás recuperada.

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Hay que ver lo que hacen las drogas, ahora os inventáis un relato histórico incoherente para pretender ver lo que no hay ni hubo. Patético.

Moscu Sevillano dijo...

si tienes otra versión de la historia, pues publicala os hazla llegar a la dirección del blog,pero verdaderamente con actitudes insultantes no vas hacer respetable tu posición,saludos blogmaster.