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lunes, agosto 06, 2007

II Republica:Los vencedores de Negrin-III

Propaganda y actitud del Frente Popular

Tienes que venir-invite a Casado-. Conviene que nos vean en esta clase de actos que revalorizan al Frente Popular.

-Veras como me haces pasar una mala mañana-me contesto, moviendo la cabeza con aire escéptico-. ¿Quién habla ese mitin?-me pregunto.
-Creo que Del Rió, José López y López, Arozamena, y otro por la C.N.T.-informe.

-Será un fracaso-me auguro-.Con esos nombres la gente no acude. Y, además, hace bien.
-¡No importa! Que vea el Frente Popular que le prestamos nuestra asistencia y, a otro, veras como este hecho tendrá su efecto.
-Me convences por esto, pero te convencerás tu en cambio de que perderemos estupidamente la mañana.

El Teatro de la Zarzuela, donde el acto se celebraba, estaba casi vació. Muy pocas butacas estaban ocupadas y solo en dos o tres palcos había gente.
Quede decepcionada, no por la falta de publico, sino por la mala impresión que me produjeron los oradores.

Sin un plan, sin un método, cada uno expreso ideas personales y resultaban contradictorias entre si.
El objeto del acto quedaba olvidado.
Me dolía que se tratara así al publico madrileño. Bien es verdad que las primeras figuras estaban ausentes, y las medianías, y hasta los desconocidos, tenían que suplirlas con evidente desventaja en esta labor, pero su insignificancia hubiera quedado menos destacada si hubieran expresado ideas apropiados a los únicos fines que esta clase de actos debían tener.

López y López pronuncio una oración llena de destinos que desorientaban y aburrían.
Hablo contra todos. Contra el Gobierno, contra el Ayuntamiento contra determinado partido, contra ciertos hombres de su partido; solo el aparecía clarividente y certero sin haberse equivocado en su vida.
Comenzó rectificando lo que había manifestado Del Rió sobre el problema de la propiedad y de la riqueza.

Muy engolado, dijo conocer como nadie el problema internacional. Barajo nombres, unos conocidos universalmente, otros extraídos de revistas y periódicos, enredándose y confundiéndose de tal manera, que cambiaba de tema sin terminar su exposición inicial.

“Yo ya hubiera declarado la guerra a Alemania como quería Prieto, cuando la escuadra alemana bombardeo Almería”.
“Yo ya tendría resuelto el problema del abastecimiento”. Y esta afirmación la hacia quien como el pertenecía al Ayuntamiento en calidad de teniente alcalde.
“Aquí hace falta que venga el Gobierno que vengan todos”.

“Caballero se equivoco al hace salir de Madrid el Gobierno que presidía”.
“No puedo estar conforme con determinado partido que ofrece destino y ascensos para que se pertenezca a él”.
“Yo creo que todos se han equivocado”. “Unos y otros.”
“No se si será tarde para rectificar”, “pero si se me hace caso y mis advertencias no caen en el vació todo podrá arreglarse”.
Y después de tan pretenciosa afirmación, hablaba y hablaba sin encontrar el párrafo final.
Casado me dijo:-En mi vida he oído mayores disparates. ¡Es un imbecil!.

-Así, ¿Cómo quieren que venga la gente a oírles?
Yo también, dolido y mustio, aceptaba los justificados reproches de Casado por haberle convencido para que asistiera a un acto que tanto daño hacia a la opinión publica.
Esta reunión me demostró hasta la evidencia el abandono en que a Madrid se tenia respecto a una fuerte corriente política de guerra.

El mal, además se agrandaba porque el único partido que mejor orientado estaba en ese deber, era el Partido Comunista, que llenaba esta falta haciendo una critica dura y despiadada de los que, teniendo la obligación de mantener el nivel moral, en la retaguardia, a tenor de la gravedad de los acontecimientos que en España se producían, no lo hacían.

Este entusiasmo y su dinamismo por la propaganda como por otros aspectos de la guerra, producían resquemores y rencillas en los demás partidos, cuya quietud quedaba mas a descubierto, y en la que fundaban su enemigo, que cada día tomaba mas cuerpo y violencia.
El general Miaja fue quien utilizo primeramente los sótanos del Ministerio de Hacienda como oficinas para el Estado Mayor en donde quedaba a cubierto de los furiosos bombardeos de que Madrid era objeto.

Situado en la calle de Alcalá, cerca de la Puerta del Sol, corazón de Madrid, desesperando a los fascistas, Miaja dirigía la defensa de la capital.
La aviación enemiga ha buscado este edificio con insistencia criminal, mas sus bombas solo consiguieron destruir los edificios próximos.

La inmensa mole del Ministerio de Hacienda ha permanecido inalterable, como un arrogante desafió que hería el orgullo de la aviación alemana y de los artilleros del Garabitas1.
El Estado Mayor, desde hacia tiempo, había trasladado su residencia a la muy antigua finca del duque de Osuna, que ocupa el vértice que forman las carreteras de Barajas y de Aragón.

El general Miaja nos había convocado juntamente a los elementos del Frente Popular en el que en otros tiempo fue su despacho oficial.
Había venido a Madrid, precipitadamente desde Extremadura con el solo objeto de reunirnos.
Le había comunicado que los anarquistas y republicanos no querían prestar su obediencia a los decretos del Gobierno sobre la movilización de varios reemplazos.

Decían que tenia sometido y secuestrado al Presidente de la Republica, y que estos decretos no podían ser cumplidos, porque la resistencia preconizada no daría fruto, y porque además las industrias de guerra quedarían paralizadas.

Los anarquistas venían a decir lo mismo.
No compartían todas las razones de los republicanos pero no se oponían también el cumplimiento de los decretos.
Querían que la continuidad de la guerra fuera nuevamente examinada.

Se explicaba que esta medida se aplicara en Cataluña, donde la ofensiva enemiga cada día daba un nuevo avance, pero, como los republicanos, creían que al Gobierno le faltaba la confianza del país, juzgaban que estos decretos eran productos de la desesperación por nuestras derrotas en Cataluña.

En esta reunión, socialistas, comunistas, UGT y las Juventudes manifestaron su adhesión al Gobierno, y le prometieron cumplir sus decisiones.
1 Monte de Garabitas. Altura ubicada en la Casa de Campo, finca que fue de los reyes de España. Muy próxima a Madrid, del que le separaba el pequeño Rió Manzanares y desde cuya altura los facciosos disparaban sobre la capital.

El general Miaja, ante esta discrepancia, enérgicamente hizo saber que él seria inexorable con los que no acatasen los ordenes del Gobierno.
Presidio la reunión el propio general.
En representación del jefe del Ejercito, coronel Casado, asistió su jefe de Estado Mayor, el coronel López Otero,2 y por los partidos republicanos, C.N.T, y U.G.T.3 Agrupación Socialista, Partido Comunista, F.A.I, Juventudes Unificadas, compañeros y amigos de todos conocidos que representaban estos organismos.
Los republicanos no se recataron en manifestar su criterio contrario al Gobierno de Negrin.

Interviene señalando las obligaciones que todos teníamos que cumplir, extrañándome de que las fuerzas políticas de nuestro país fueran un obstáculo a las decisiones del Gobierno, cuyo poder y resolución no podían ser mediatizados por las opiniones de quienes no tenían la misma responsabilidad ni el mismo derecho.
Cada partido esta representado en el Gobierno.¿Como es que ustedes-pregunte- teniendo estas ideas y estos propósitos, no plantean de cara la cuestión política? Retiren sus ministros-invite-. También esta representada la C.N.T.-y señale a sus representantes-. ¿Cómo no planteáis esta cuestión en el seno de vuestras organizaciones?.

-No se puede- me contestaron.
-No estarán secuestrados los ministros, y si todos dan su asentimiento y todos los partidos están representados en el Gobierno, los demás estamos obligados a acatar sus decisiones.
2 Don Juan López Otero. Militar profesional perteneciente al arma de Ingenieros. Anteriormente a ser nombrado jefe del Estado Mayor del Ejercito del Centro, había desempeñado la jefatura de defensa de costas.
3.C.N.T.(confederación Nacional del Trabajo), Organización dirigida por los anarquistas. U.G.T(Unión General de Trabajadores), dirigida por los socialistas. F.A.I(Federación Anarquista Iberica).

-De otra parte-añadí-conviene que la opinión publica conozca la actitud de cada uno. No se la puede seguir engañando con una apariencia de conformidad externa para después hacer las afirmaciones y amenazas que ustedes nos hacen en privado.
-Eso queremos-contestó Marin4 de la C.N.T.
-Que no se engañe a la opinión publica con consigna y decisiones que no pueden cumplirse.
-Se cumplirán-dijo el general con voz que quiere parecer firme.

-Tu serás buen chico, y espero que se obedezcan las ordenes del Gobierno. Yo aquí soy su representante y las haré cumplir. El general pronuncio estas palabras con voz entrecortada y confusa.
Nadie replico, pero la energía del general manifestada de aquella manera no me satisfacía.
La ausencia de Casado, justificada por su enfermedad que de manera tan frecuente le retenía en cama, me disgusto también.

López Otero, que le representaba, tras de no hacer ninguna manifestación en apoyo de las decisiones del Gobierno, asintió muy visiblemente con inclinaciones de cabeza cuando se vertían conceptos desfavorables a nuestras resistencia y que subrayaban las opiniones contrarias a la movilización.
Desde diferentes aspectos y acciones, todos los propósitos convergían para que la población civil y los partidos políticos desconfiaran de nuestras victoria.

Para lograr mejor sus maquinaciones, los casadistas y los militares profesionales cuya secreta intención era pactar con el enemigo, precisaban la división de los partidos, para que con la falta de unidad política Casado pudiera dominar a todos.

4. Gonzáles Marín. Miembro destacado de la Organización Regional del Centro, organismo dependiente de la Confederación Nacional del Trabajo. González Marín, al constituirse el Consejo de Defensa Formo parte del mismo desempeñado la Conserjería de Hacienda.

Las reuniones que habían celebrado con el Frente Popular no las había inspirado el deseo de buscar formulas para que no se quebrantase la unidad de todas las fuerzas antifascista, sino que el jefe de Ejercito, haciéndose eco de todas las cominerías y de los insignificantes incidentes que surgían en la política local, los administraba de modo que las desconfianza en los partidos se volcara principalmente contra el Partido Comunista.

Un incidente hizo posible la exacerbación de estas pasiones.
El Bureau del Partido Comunista, reunido en Figueras había editado un manifiesto en el que hacia constar su decisión de continuar la guerra, y censuraba a todos aquellos que habían huido de España antes de la ocupación total de Cataluña.

En este magnifico, se hacia un ataque directo y personal a Largo Caballero,5 denunciando que en unión de algunos de sus partidos había traspasado la frontera francesa cuando tan necesaria era su presencia en España como destacado dirigente sindical y como figura política prominente para vigorizar la moral de los combatientes.

La publicidad de este manifiesto en Madrid provoco las discusiones mas airadas entre socialistas y comunistas.
Casado, cuyo resentimiento hacia los comunistas era patente porque Mundo Obrero6 el periódico del Partido Comunista, no cesaba de señalar los propósitos derrotistas y ambicioso de Casado y de Besteiro, se apodero de este asunto para procurar una vez mas el descrédito de impopularidad de los comunistas.

Casado ejercía la censura directamente ayudado por su jefe de Estado Mayor.
5.D. Francisco Largo Caballero. El mas destacado miembro del Partido Socialista y de la Unión General de Trabajadores después de la muerte de Pablo Iglesias. Durante las primera etapa de la Republica fue ministro de Trabajo, y desde 1936 a 1937 fue presidente del Consejo de Ministros y ministro de Defensa, siendo sustituido por don Juan Negrin.
6 Mundo Obrero. Periódico oficial del Partido Comunista editado en Madrid.

Un día, al llegar las galeras de Mundo Obrero en donde a la vez que reproducir el manifiesto de los comunistas se iba a publicar un largo articulo en el que sin determinar personas se descubrían los propósitos de derribar al Gobierno y sustituirle por un nuevo poder, Casado concibió su maniobra.
De no haber estado comprometido y ser él blanco principal de estos ataques, se hubiera limitado a impedir su publicación, pero su evidente participación al ser descubierto le movió a un acto de brutal despecho, no conformándose con impedir dicha publicación. Quería mas. Quiso hundir a los que lo habían descubierto.

Con este motivo, decidió reunir al Frente Popular-
-Ustedes saben-comenzó Casado, dirigiéndose a todos los partidos y sindicatos que habían acudido a su llamamiento- que yo soy el representante del Gobierno, y por tanto tengo la obligación de evitar noticias como estas.
Y dio lectura al articulo censurado y al borrador del manifiesto.
-No quiero-siguió- que la indignación que tienen que producir estas noticias culmine en una lucha violenta con las personas de los partidos atacados.

Largo Caballero-añadía con énfasis- es una persona prestigiosa, digna de todo respeto, y no he de tolerar que se le injurie y se le maltrate, porque tiene fervientes partidarios suyos, estos, en defensa del hombre que les dirige y a quien quieren, movidos de justa indignación que ha de producirles estas injurias, quieran castigar violentamente estos agravios.
Casado ya prejuzgaba la cuestión, y en sus palabras era fácil adivinar el deseo de impulsar a esta violencia a los socialistas.

Los representantes comunistas se justificaron alegando que el manifiesto era una resolución del Bureau Nacional de su partido, aun cuando hicieron constar desde luego que estaba de acuerdo con él, defendiendo la tesis de que la opinión publica debía conocer la conducta de hombres como Largo Caballero. Ex Presidente del Consejo de Ministros y hombre de gran influencia popular, para que el ejemplo de esta critica evitase defecciones y cobardías.

Señalaron por últimos que esta conducta estaba justificada por la decisión de su partido de expulsar a los que antes de tiempo se habían ausentado de España, o habían cometido acciones que desmoralizasen y rebajaran el espíritu de resistencias de los demás.
Los socialistas increparon a los comunistas.

Defendían su derecho a ser los únicos críticos de la conducta de sus militantes, y sus expresiones fueron envueltas en el tono de la mayor acritud, preñadas de amenazas para los propaladores de lo que consideraban calumnias y vejámenes hacia hombres de su partido.
La sesión termino en medio de un desorden que no logro reprimirlo el sitio donde esta se celebraba a pesar de la autoridad y respeto que Casado merecía.

Aunque conservaba su nerviosismo cuando después de salir todos del despacho y quedarnos solos me dijo con gesto acentuadamente enfadado:
-No se como eres, te has callado y este silencio lo interpreto como que estas conforme con este maldito manifiesto.
Yo le conteste imprimiendo a mis palabras un tono de dignidad:

-No, no estoy conforme con el manifiesto-le considero inoportuno- porque era de prever la reacción que ha producido que anula el beneficio que querían sacar de él sus autores. Pero aun peor que el manifiesto me parece el desarrollo de esta reunión-
-Si me hubieras advertido de tu propósito-añadí- te hubiera aconsejado que solo convocaras al Partido Comunista, para exponerle tus quejas y tu decisión de impedir esta publicación.

-Yo no tengo la culpa de que traten de desunir y de injuriar a la gente-me contesto malhumorado-. Que pechen con los inconvenientes y los riegos de su conducta.
No le conteste.

Pero muy nervioso y enardecido prosiguió:
-Habrá sangre. Las calles de Madrid quedaran ensangrentados esta misma noche.
Hasta esta manifestación que no ocultaba la trayectoria de toda su maniobra no llegue a comprender con exactitud la pasión y el odio a que se dejaba arrastrar este hombre para conseguir el dominio completo de todas las fuerzas políticas, sin detenerles en la posibilidad de que ella fuera motivos para encender las luchas mas violentas entre antifascistas en la capital de España.

Pero Casado no cedió.
Aun después de aquel augurio y sin otro objetivo que el de seguir la influencia de su pasión, convoco a una reunión de jefes y comisarios de cuerpo de ejercito.7
Fue una reunión vacía: motivo tan fútil extraño a los jefes y comisarios de los cuatro cuerpos de ejercito, que no comprendieron se les convocara para una cuestión de este tipo.

Casado volvió a repetir con muy pocas variantes lo dicho en la reunión del Frente Popular.
Como resultado de las consideraciones que les hizo Casado, los reunidos le manifestaron que procurarían que el manifiesto no se repartiera entre los soldados.
Molina,8 el comisario del Segundo Cuerpo de Ejercito, fue el único que tomo con mas ardor su critica hacia los comunistas amenazando con represalias.
El examen sereno de esta cuestión tan desorbitada por Casado, demostraba su deseo cada vea mas acentuado, de atacar con todo clase de armas a los que no se sumaban a sus propósitos.

7. El ejercito del Centro estaba formado por cuatro cuerpos de ejercito: 1º,2º,3º,4º, de los 24 que formaban el Ejercito de la Republica.
8. Manuel Molina, de significación socialista. Activo militante en ese partido y uno de los primeros comisarios que hubo en el Ejercito Republicano.

A pesar de estas reuniones y de sus amenazas, al día siguiente el manifiesto fue repartido.
Casado ordeno la detención de todos los que fueron portadores de él.
Una representación del Partido Comunista le visito para protestar contra estas detenciones.
-No he de permitir que se reparte un escrito que he prohibido. Eso es una desconsideración y una desobediencia-les contesto muy enojado.

-Pero otra veces se han repartido cartas, manifiestos, y otros escritos atacando e injuriando al Gobierno y hasta desprestigiando al Ejercito y no se han tomando medidas como esta.
-Nosotros solo condenamos conductas de personas que no tienen representación oficial y si deberes para con la clase trabajadora.

-¡Eso no importa! En Madrid Largo Caballero tiene muchos partidarios, y la indignación de estos puede originar incidencias que estoy en la obligación de evitar.
-También somos atacados nosotros-le contesto Dieguez, Secretario del Comité Provincial del Partido Comunista.

-Desde que ejerzo la censura, tengo mucho cuidado en que no se publiquen ataques a partidos o personas de prestigio.
-Pero esta critica de la que hablamos-dijeron los comunistas- se ejerce a través de escritos repartidos a mano y que llegan incluso al frente.

-Lo castigares si así se hace-contesto rotundo Casado.
-Pero no se ha castigado, y esto lo han hecho como usted sabe, los que ahora se quejan de nosotros.
-Ni esto ni aquello me parece bien, y por esto prohibido.
El tono mas dulficado de Casado contrastaba con la energía manifestada en la anterior reunión del Frente Popular.

Su conducta era esa. En publico adoptaba una actitud y reservadamente otra.
-Queremos que se ponga en libertad a los detenidos-le pidieron.
-Conformes, pero que esto no se repita, pues no estoy dispuesto a que mi autoridad no se respete.

-Sin embargo-manifiesto Dieguez- nosotros tenemos derechos a dar a nuestros afiliados cuenta de nuestro acuerdos, y el manifiesto no es otra cosa que el resumen de los acuerdos de una reunión celebraba en Figueras.
-Si esto se ha autorizado allí, yo en cambio prohíbo que se haga en Madrid-contesto Casado.
-Pero ¿ni en nuestros afiliados?-preguntaron los representantes comunistas.
-¡Ah! Esto es otra cosa. Si lo entregaron de manera personal y particularmente a su gente, no me importa, pero que se publique y se reparte, si.

En este forcejeó, Casado transigía porque en realidad, ni el asunto, ni lo que en el manifiesto se decía podía considerarse como un ataque a su autoridad, ni a su amor propio, siquiera, pero el daño estaba hecho y las consecuencias que pretendía lograr conseguidas.

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