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sábado, mayo 24, 2008

Los vencedores de Negrin-IX


El Gobierno En Madrid
La llegada del Gobierno a la Zona Centro-Sur fue acogida con jubilo por esta parte de España republicana. Los agoreros y los que habían sembrado la duda acerca de su llegada quedaron decepcionados.
Muchos propósitos quedaron destruidos.
Días antes, ante la incertidumbre de que el Gobierno volviese a España, en el Cuartel General se notaba cierto nerviosisimo.
Temia que antes de su llegada surgiera un acontecimiento trascendental para la Republica.
Casado, mas próximo a la realización de sus proyectos que nunca, abandono su reserva.
-Es inaudito-me decía-. El Gobierno ya tenia que estar aquí, ¿tu no lo crees?.
Vendrá-le asegure.
-¡Quien sabe!-objeto con duda-. Lo temo todo, pero yo te aseguro que no abandono a los españoles.
Yo tenia la seguridad de que el Gobierno vendría.
Cundió la noticia de que algún ministro había llegado.
-He dicho al jefe del S.I.M.1 que averigue que ministros han venido-me dijo Casado una noche.
1 S.I.M-Servicio de Investigación Militar. En cada Unidad del Ejercito Republicano había un agente del S.I.M. unas veces secreto y otro visible, encargado de vigilar a los mandos y a los soldados.
-Esa referencia tengo, pero sin confirmarla_ le conteste.
A Barajas parece que han llegado dos ministros: Giner de los Rios y otro.
-No se, pero es fácil averiguarlo.
-Comprenderas que esta es una desantecion. Se me ha debido avisar.
Este sigilo me molestaba igualmente. Creia que la llegada de los ministros debía cobrar la solemnidad de un gran acontecimiento. Estaba seguro de que muchas maquinaciones quedarian destruidas antes su prestigio y dominados con la ventaja de su poder.
Molina, el comisario del 2º Cuerpo de Ejercito, tenia mucho interés en que asistiera a la inauguración de la Escuela de Comisarios de este Cuerpo de Ejercito.
Este interés estaba justificado porque su instalacion se había hecho con esplendidez y buen gusto.
Uno de los hotelitos de Chamartin de la Rosa, en el barrio de la Magdalena, se habían adaptado para esta escuela.
Profesorado y alumnos quedaban magníficamente atendidos.
Una llamada por teléfono me recordó este compromiso.
-Que vengas, te esperamos-me dijo Molina.
-No se si podre ir ahora. Me acaban de comunicar de la Presidencia que vaya para hablar con el ministro de Defensa.
-Retrasaremos la inauguración hasta que puedas venir.Asistira Casado, al que tambien he invitado.
-Me han citado a las 10, y no se cuando terminare. Te mando mi ayudante y haré lo posible por ir.
-Te esperamos-me contesto.
-Entre las dos obligaciones atendi en primer orden la entrevista con Negrin.
Durante dos días había solicitado verle sin poderlo conseguir y no quise perder esta ocasión.
Me hacia cargo de la lentitud de la concesion de estas entrevistas.
Desde su llegada a Madrid se multiplicaron estos deseos, en representaciones políticas y en elementos militares.
Ser ministro de Defensa Nacional y presidente de Gobierno y estar la nacion en guerra, es una función demasiado comprometida y carga excesivamente pesada.
La Presidencia del Consejo de Ministros no había sido utilizada por su titular desde el comienzo de la guerra en el año 36. Recordaba al entrar en ella, las ultimas escenas y entrevistas con Azaña y cuando juntos, ante el triunfo de febrero de aquel año, hablamos a los manifestantes del Primero de Mayo.
Un entusiasmo desbordante, ruidoso y alegre fue la característica de esta manifestación donde las fuerzas políticas triunfantes, regocijadas por el éxito, mostraron confianza y seguridad en su porvenir.
¡Que lejos estaba aquella fecha, y que ausentes el entusiasmo y la unida de republicanos y antifascistas españoles!.
La Castellana desierta, algunos árboles truncados, desnudas todas sus ramas, eran expresión simbolica de la frialdad del ambiente y de las duras jornadas de nuestra lucha.
Sin protocolo y sin distinguos jerarquicos me recibió el ministro de Defensa.
Teníamos una gran amistad nacida hacia unos cuantos años, y nos saludamos como amigos y correligionarios.
En un antedespacho, contiguo al salon de visitas, estaban desayunando el general Miajas, el ministro de Agricultra y Negrin.
-¿Hablamos aquí?-me interrogo.
-Tengo que hablarle de cuestiones políticas-le conteste, con marcado deseo de hablarle a solas.
-¿Cómo?- me dijo sonriendo-.¿Cosas políticas? No, desde hace tiempo, y ahora menos, de cuestiones políticas ya no trato ni intervengo en ellas.
-No, no se trata de cosas de partido. No se olvide que soy Comisario del Ejercito del Centro y además amigo.
-¡Ah! Esto es otra cosa, sientese, charlaremos.
Miaja se despidió. Le encontré poco efusivos conmigo en contra de la confianza que siempre me manifestaba, quizás como efecto de alguna preocupación.
-Vamos al salon-me indico Negrin.
-Hasta luego-salude a Uribe, que quedo solo.
Nos sentamos frente a frente, Negrin con calma saco un cuaderno de notas y me interrogo amistosamente.
-¡Que hay, Edmundo!
-Muchas cosas y desagradables-le conteste.
-Veamos, pero cosas concretas.
-Concretas-añadí.
Le hice una exposición detallada, procurando señalar fechas y nombres, de las personas y sus actitudes respecto al Gobierno y sus posiciones políticas.
En política hice una relación de la opinión de los partidos, refiriendole la reunión del Frente Popular con asistencia del general Miaja, en la que los partidos republicanos y los anarquistas se mostraron francamente hostiles al Gobierno.
-¿Y nuestros correligionarios?-me pregunto.
-Los socialistas, en esta reunión manifestaron acatamiento al Gobierno, igual hicieron la Casa del Pueblo y los comunistas.
-Pero, ¿Qué quieren?
-Eso es fácil adivinar, quieren la paz a cualquier precio, esta es mi opinión.
-Yo tambien la quiero, como la quiere todo el Gobierno, pero desear la paz no es desear ni precipitar la derrota. ¿Qué mas? ¿los socialistas de aquí, como opinión?.
-La Agrupación Socialista es francamente hostil a usted.
Esto no es nuevo, usted lo sabe. En los decretos ha manifestado su conformidad y acatamiento, pero en lo privado no disimula su disgusto por la política que usted sigue creyendo influenciada por los comunistas y fatal para España.
-Pero, ¿Qué quieren? ¿la paz?-exclamo como hablando con su pensamiento-. Yo tambien, como le he dicho. Esta paz, mejor dicho, la derrota ya se hubiera producido si al Gobierno le faltaran animos y arrestos para continuar la lucha, hasta donde nos sea posible, y con esta resistencia sacar las unicas o posibles ventajs que aun podemos lograr.
Mi inclinación incondicional hacia los comunistas-continuo- es un arma con que me agraden, pero que ellos han forjado. Usted es testigo. Si me combaten los republicano, si me falta el sincero y leal apoyo de un sector de la C.N.T., si ciertos socialistas me combaten tambien, y solo cuento con la adhesión de los comunistas, los resultados de esas conductas, no son productos de mis inclinaciones, sino de las suyas.-Callamos un momento, mientras escribía unos apuntes en su cuaderno.
-Esta noche le convocado al Frente Popular; espero que me expongan sus puntos de vista y yo les contestare, y si hay sinceridad en los propósitos, como no he de ocultarle nada, despejare sus recelos y demostraremos que hacemos todo lo que nos es posible hacer.
Hizo una pausa y continuo:
-Crei que aquí en Madrid, sin la influencia de algunos hombres que por cierto han pasado a Francia, se había disiminuido su rencor hacia mi.
-No; este sentimiento y esta posición están muy arraigados. No esta fácil que olviden que usted sustituyo a Caballero y que ha logrado atraerse la adhesión popular.
-Me duele que queden aun continuadores de esta política de rencores.
-A mi tambien, porque se el daño que producen.
-Otra cosa- me invito Negrin, para cortar el giro de estas impresiones.
Las Provincias-informe- por resentimiento de algunos partidos y de la C.N.T., combaten la obra del Gobierno y a usted, particularmente.
-¿Todas?-me interrogo.
-Todas no, las que mas se distinguen y donde mas influyente es la posición de hostilidad hacia el Gobierno, son las de Alicante, Murcia y Jaén-y continué:
-Yo creo que aun será tiempo de cortar ciertos prepositos, sobre todo si Peña reúne a las Federaciones Provinciales socialistas y da una nota de autoridad y aliento a la disciplina.
-¡Peña! 2 Bueno, eso no es cosa mía. Difícilmente creo que pueda operarse esa rectificación. Dejemos este tema político, muchas cosas de las que me he dicho ya las conozco y muchas mas. Veamos el aspecto militar.
-Casado conspira-manifeste rotundo.
-¿Qué conspira?-
-Si.
Creia que solo estaba descontento por no haberle ascendido a general. Ya esta firmado su ascenso.
-Quizás sea tarde. Tengo la sospecha de que esto se desviara de sus compromisos y sus propósitos.
-¿Compromisos?-me interrogo.
-Compromisos-asegure-. Esto será para usted una revelación. En estos momentos agentes suyos están tratando con jefes y personas agentes de Franco.
-¿Cómo? ¿Esta usted seguro?-exclamo tranquilo y dudoso.
-Seguro-afirme.
Referi a Negrin la conducta observada por Casado. Sus conciliabulos con elementos de la C.N.T., con Besteiro, Carrillo y Rubiera,3 con Mera y con Pedrero, conjunto de enemigos personales suyos. Las visitas de Mr. Cowen, las llamadas a los comandantes militares de provincias, en las que no alcanzaban su jurisdicción. Con los militares profesionales, coroneles y jefes de menor graduación, y por ultimo, la ausencia, sin justificar, de su jefe de Estado Mayor, López Otero, a quien había hecho yo vigilar, llegando a la conclusión de que estaba al habla con militares amigos suyos del ejercito enemigo.
2 Ramon Gonzáles Peña. Presidente del Partido Socialista y de la Unión General de Trabajadores. Desempeña la cartera de Justicia del Gobierno de la Republica. Muy estimado por su actuación en el año 1934, en cuyo año fue condenado a muerte por su actuación en las luchas de Asturias.
3.Wenceslao Carrillo. De significación socialista. Obrero metalurgico, miembro del Comité de la Agrupación Socialista Madrileña que formo parte en el Consejo de Defensa, como Consejero de Gobernación.
Carlos Rubiera. Diputado a Cortes por la provincia de Madrid.
Presidente de la Diputación provincial de esta provincia. Socialista.
Pedrero. Jefe del Servicio de Investigación Militar del Ejercito del Centro, de significación socialista.
No me posible hacer mucho-le dije-; Pedrero, despechado por el anuncio de su destitución, no descubrira nada. Muchos agentes del S.I.M. son amigos suyos y no de usted.
Negrin pensativo, tomaba notas.
-Es muy importante lo que usted me dice-afirmo.
-Desde luego-agregue- la maniobra de Casado por estar, creo yo, próximo a la realización de sus propósitos, no es recatada, y toda su acción es separar a los partidos del Comunista con el que sabe que no cuenta, y crear un ambiente favorable a sus designios.
-Será una locura y un crimen-contesto-. Las Cortes reunidas en Figueres han votado una resolución que hemos de mantener.
Independencia de España, garantías para las personas y libre expresión del pueblo español. ¡Que mas quisiera yo que los acontecimientos no me encadenasen en mi puesto! ¡Que responsabilidades me iba a ahorrar!
-En fin, creo que mi deber, aparte de nuestra amistad, como Comisario Inspector del Ejercito del Centro, advertirle de todas estas actitudes.
-Muy agradecido-dijome concentrado en sus ideas-.
Tengo citado a Casado esta mañana, veremos como se manifiesta.
-Lo mismo que en la reunión de jefes del Ejercito en Los Llanos. Pesimista y aconsejado hacer la paz, y es posible que se ofrezca como mediador-conteste.
-¿Conoce usted lo tratado en esa reunión?
-Si; lo conozco y se como se han manifestado Menendez, Casado, Matallana, Mija y los demás.
-El informe, como usted vera, no es para sentirse muy animoso.
-Lo se, pero otra veces el Estado Mayor se ha mostrado tan pesimista, y el Gobierno ha hecho frente a la situación. Mucho me alegrare de que a pesar de esa opiniones el Gobierno pueda sostener su política para salvarnos, al menos, de la catastrofe.
-Se hará, Edmundo, se hará; a eso hemos venido –y con esto se termino nuestra entrevista.
Al salir del salon, fuera, me encontré a Garces.
-Acabo de hablar con el Presidente-le dije-. Te recomiendo dos asuntos.
-¿Cuáles?
-Que averigue las andanzas del jefe de Estado Mayor, López Otero, que esta tratando con Jefes enemigos, y que averigue que tratan los comandantes militares de Albacete y Murcia cuando vienen rápidamente a Madrid y se entrevistan con Casado.
-Procurare hacerlo, pero sabes que a Pedrero no puede utilizarlo para eso.
-Eso es cosa tuya.
-Dame nombres para sustituir a Pedrero.
-Procura dartelos.
Al llegar a la puerta, me cruce con Casado.
Nos saludamos.
-¿Has visto al Presidente?-me pregunto.
-Si, acaso de hablar con el.
-Yo tambien voy a hacerlo-me dijo con un marcado disgusto-. Vengo de la inaguracion de la escuela del Segundo Cuerpo.
-¡Ah! Pero, ¿habeis empezado?
-Si, me dijera que no irias.
-Allá voy-y nos despedimos.
Suponia lo que había pasado.
En efecto, comprobe mi supuesto.
Casado había intentado ponerme en evidencia ante los comisarios, aparentando interés por ellos y su discurso, dominado por su única preocupación había constituido una critica a “determinado partido”, absorbente y dominador y al que el ofrecía contener.
Fui advertido por algunos comisarios.
Molina, satisfecho y envanecido por las felicitacions, elogiaba las palabras de Casado.
Los comisarios fueron reunidos para que les hablase.

Procure hacer resaltar la obligación para que les hablase.
Procure hacer resaltar la obligación de los comisarios de redoblar su constancia en la lucha y-dije- que el Gobierno, con cuyo jefe acababa de hablar, había hecho elogios de los comisarios en los que confiaba preferentemente para poder sostener la moral de los soldados y vigilar la lealtad de los mandos.

No fue del gusto de algunos mi discurso.
Molina entregado a Casado, escuchaba con despecho mis consejos.
Me brindaba esta ocasión, el poder hacer esta advertencia ante los comisarios, que ignoraban, como su jefe había pedido permiso para la celabracion de fiestas con objeto de recaudar fondos para el sostenimiento de la Escuela, y como Casado, con pretexto de que no se autorizaba actos públicos por el estado de guerra, lo denegaba, y que para tener un amigo mas, de sus fondos secretos había dado dinero para instalar la Escuela, pero evitando, siguiendo su plan, la propaganda tan necesaria en aquellos momentos.

Cuando por la noche acudi al despacho de Casado como de costumbre, una natural curiosidad me movio a preguntarle:
-Que, ¿has hablado con Negrin?
-Si, he hablado. Me parece que después de lo de Cataluña no conoce el ambiente de España. Sostiene la mania de seguir resistiendo.
-¡Que otra cosa podemos hacer?-inquiri para provocar la explosion de sus nervios.
-¡Como, que podemos hacer? Tu lo sabes, nada. ¡Un ejercito como el nuestro de dosciento sesenta mil hombre, con noventa mil fusiles! Se esta engañando al pueblo y el Ejercito.
-Supongo que no le habras dicho esto-manifeste ironico.
-No, esto no; mas yo no he ocultado mi opinión, contraria a continuar la guerra, así a todo trances, sin una salida.
-Hombre-conteste amable- la salida es esa, la misma resistencia.
-Pero esto es falso, se puede decir a los demás. Pero tu sabes que no es posible, y se engaña a la gente y se la lleva al sacrificio estérilmente.
Se enardecia. El vaso de leche natada que estaba tomando temblaba en sus manos, la contracción de sus nervios quedaba mal disimulada, así como lo poco satisfecho que le había dejado la entrevista con Negrin.

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