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sábado, octubre 15, 2011

Homenaje a Francisco Rey Balbis "Moncho

1917-2010
Hace bastantes años, un 7 de noviembre, en la cárcel, comenzó su militancia comunista. Hoy, miembro del CC, es el representante del PCPE en Cuba. Entre ambos momentos queda una dilatada vida de lucha y compromiso, vida que pendió de un hilo durante meses, pues fue condenado a muerte por los franquistas “por el delito de alta traición”. Destacó como guerrillero en Galicia, saliendo a Francia cuando el Partido así lo estimó. Su perspicacia le aconsejó que aceptara el ofrecimiento de ir a Cuba cuando en ese país daba sus primeros pasos la revolución triunfante. Allí, con sus 90 años, levanta firme la bandera antiimperialista, la bandera del socialismo.
–¿Cómo iniciaste tu militancia política?
Desde muy joven inicio el despertar de mi conciencia política. Al terminar la enseñanza primaria, comienzo a trabajar como aprendiz de herrero y por las noches estudio con Don Camilo, un maestro muy popular y querido de todos, que algunos tildaban de comunista. El fue el primero en acercarme a las ideas de autonomía y revolución, semilla que ya había sembrado en mi formación mi padre, quien ya nos inculcara a todos sus hijos la admiración y respeto hacia la Revolución Rusa. Siendo aún un mozo, me afilié a las Juventudes Libertarias y a la Federación Anarquista Ibérica (FAI).

Tomaba parte en reuniones antigubernamentales. Imprimíamos y lanzábamos octavillas, pegábamos carteles, dábamos mítines y apoyábamos, en fin, todas las acciones sindicales a las que se nos convocaba. Tengo que aclarar que en esa época no había en Sada organizaciones del Partido Comunista, y esas organizaciones eran las más combativas.
Estando en la Cárcel Modelo de La Coruña abracé para toda la vida la causa del comunismo. Fue un 7 de noviembre de 1941. Mucho tuvo que ver en ello Xesús Guzmán Carreiras. Era un hombre extraordinario; aunque mucho mayor que yo, nos llevábamos muy bien, y él supo trasladarme sus férreas convicciones comunistas (Xesús fue como un padre para mí. Hace poco tiempo se ha comunicado conmigo una nieta suya y me ha dicho que por su casa anda una foto mía que le había regalado como recuerdo de
nuestra amistad).
Al llegar a Cuba, en 1964, me incorporo de inmediato a los Comités de Defensa de la Revolución, desempeñando responsabilidades a nivel de zona, me alisto en las Milicias Nacionales Revolucionarias, teniendo bajo mi mando una escuadra que cumplía con la tarea de vigilar la costa de Tarará en momentos de permanentes agresiones por parte del imperialismo yanqui, que financiaba acciones de infiltración y sabotaje, y Tarará era la sede de la Escuela Formadora de Maestros “Antón Makarenko”, en
la que yo trabajaba como profesor. Más tarde, al fundarse las Milicias de Tropas Territoriales (MTT), me incorporo de lleno, desempeñando diversas responsabilidades a nivel de pelotón. Posteriormente, fui designado Jefe de Compañía y sustituto del Jefe de la Plana Mayor del 3er BON del 150 Regimiento de Playa. En fin, que siempre procuré ayudar modestamente a esta querida revolución.
–¿Qué papel desempeñaste durante el franquismo? ¿Sufriste represalias, tortura, cárcel?
El 18 de julio de 1936 me sorprendió en La Terraza, un lugar muy frecuentado por los jóvenes de entonces. Inmediatamente, no sé cómo, busqué un revolver y me subí, junto con otros jóvenes, en un camión que iba para La Coruña con el objetivo de pedir armas para defender la República. No nos las dieron. Tuvimos que regresar a Sada, pero ya estábamos fichados.

Anduve escondido por el monte junto a mi cuñado. Tiempo después fui citado al servicio militar. Tuve que presentarme, pero siempre con la idea de pasarme a la zona republicana. Lo logré, llevándome conmigo importantes documentos. Después vino la cárcel. Estuve siete meses incomunicado; fui condenado a la pena de muerte por el delito de alta traición. Después, la pena me fue conmutada por la de 30 años de prisión, hasta que, en 1945, salgo en libertad condicional gracias a la victoria contra el fascismo, lo que motivó que salieran en libertad muchos presos políticos. Tenía 27 años. Pasé mucha hambre, como todos, en la cárcel, y sufríamos la tortura psicológica de las “sacas”(1). No me fue fácil comenzar a trabajar y continuar con mis actividades políticas, pero busqué a otros comunistas y logramos organizar
las primeras células. Fue ahí donde nos orientan adoptar algún seudónimo, y yo escojo el de Moncho. Ya contábamos con siete u ocho organizaciones de base, aglutinamos las acciones de muchos de los huidos(2) y realizábamos acciones de hostigamiento al régimen franquista. Más tarde, el Partido envía a los camaradas Gayoso y Seoane para encauzar el trabajo. Estuve al frente de la IV Agrupación de Guerrilleros y fuimos constituyendo varios destacamentos, entre ellos, el destacamento “Enrique Líster”, que dirigiera el inolvidable Marrofer (Marcelino Rodríguez Fernández).

Quiero dejar bien claro que las guerrillas sobrevivieron gracias al arrojo de sus hombres y mujeres, pero sobre todo por el inmenso arraigo que teníamos en el pueblo. Eso generó un apoyo sin el cual no hubiéramos podido resistir. No contábamos con una geografía que nos amparase, y habíamos de tener bases, puntos de apoyo, enlaces, que involucraban a gentes del pueblo: hombres, mujeres y hasta niños. Incluso había algún que otro cura que nos apoyaba. El pueblo gallego demostró ser un pueblo
verdaderamente valiente, porque no era cosa de broma: todo aquel que, de una u otra forma, nos apoyaba, se estaba jugando la vida. Eso debe quedar bien claro.
(1) Llamaban “sacas” a la selección de presos que cada noche hacían los franquistas y los falangistas en los lugares de reclusión y eran sacados para ser fusilados.
(2) Huidos eran los antifranquistas que se marchaban de sus casas y se refugiaban en montes cercanos para no ser detenidos.

–¿Qué acontecimientos políticos y sociales de cierta importancia
consideras vinculados a tu vida?
Pues si lo tengo que resumir, te diré: El triunfo de la Revolución Socialista de Octubre, porque coincidió con el año de mi nacimiento y fue en su espíritu que me formé. El 18 de julio del 36, que dio un vuelco total a mi vida. La victoria sobre el fascismo, que, además de ser un triunfo para todos, significó mi excarcelación, y la Revolución Cubana, que es parte de mi vida.
–¿Quieres nombrar a algunos camaradas que han compartido militancia contigo?
La verdad es que son tantos y tan buenos los camaradas, militantes comunistas o no, con los que quedé hermanado por la lucha en el movimiento guerrillero y, más tarde, tantos militantes que me acompañaron en la clandestinidad en Francia, que es difícil hacer la elección…pero mencionaré algunos. El primero, Xesús Guzmán Carreiras, que, como dije, fue quien me propuso para el ingreso en el Partido Comunista, en 1941, y otros, como José Gómez Gayoso, Antonio Seoane, Marcelino Rodríguez Fernández,
Francisco Martínez Leira “Pancho” (que era mi brazo derecho), Manuel Ponte, Manolito Bello, Pedreira, que cayeron heroicamente, Juan Dopico Fernández, mi cuñado Juan Gallego Abeledo “el Buzo” (de una valentía sin par), mi difunta primera esposa y compañera, Marita Gallego Abeledo -ejemplo de combatiente y comunista-, el camarada Julián Grimau, con el cual compartí toda la clandestinidad en Francia, Isabel Alvarez Morán, mi actual esposa y compañera, niña de la guerra con la que comparto mi vida y trabajo militante desde hace más de 40 años, y camaradas mucho más jóvenes que me han demostrado ser verdaderos comunistas y que me honran con su amistad, como Quim Boix, Carmelo Suárez, Julio Díaz, Teresa Pantoja y Juan Rafael Lorenzo.
–Actualmente, ¿qué actividades realizas?
Pues, a mis 90 años, aunque me encuentro gozando buena salud, tengo, por razones obvias, ciertas limitaciones para acometer todas las tareas que quisiera, pero, aún así, como Representante en Cuba del PCPE, asisto –o, mejor, asistimos, porque aquí incluyo a mi compañera Isabel y a mi hija Lina, que nos apoya-, a todas las actividades convocadas por la Organización de Solidaridad con los Pueblos de Africa, Asia y América Latina (OSPAAAL), que no son pocas. Aquí aprovecho para señalar que somos la única organización europea convocada, y ese espacio se lo ha ganado el PCPE con su política de principios y su solidaridad manifiesta. Esto nos permite pasarle todos los materiales a las representaciones de partidos y organizaciones hermanas nucleadas a través de la OSPAAL. También participamos en las actividades convocadas por el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos y el Comité Central del Partido Comunista de Cuba, representando a nuestro partido en las actividades del 1º de mayo, conmemoración del 26 de julio, coloquios y eventos de solidaridad, en fin, que procuro cumplir con mis funciones de representar en Cuba a nuestro Partido.

Todos los meses recibimos y reenviamos, para su conocimiento en Cuba, el periódico “Unidad y Lucha”, así como la revista “Propuesta Comunista”. De modo que los principales dirigentes y organizaciones en Cuba están al tanto, por esta vía y por el correo electrónico, del trabajo de nuestro partido.
De cierta manera, nuestra casa es “un punto de apoyo” del PCPE en Cuba, y todos los camaradas saben que pueden contar con nosotros para lo que sea.
–¿Quedó algo por decir?
Pues que en la vida he hecho lo que me ha correspondido, y lo hecho de corazón. Hubiera querido tener más conocimientos y más vida para poder ser más útil a una causa que considero la más justa, el comunismo. Que me siento muy feliz por militar en un partido consecuente con sus principios y que cuenta con una dirección de hombres y mujeres de vanguardia, y muy afortunado por vivir en esta revolución y en esta tierra cubana, que amo entrañablemente.
Soy optimista y sé que triunfaremos. ¡Hasta la victoria siempre!

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