La segunda década del siglo va a ser testigo del comienzo de las transformaciones que se harían en la ciudad, con motivo de la celebración de la Exposición Hispanoamericana. El rey Alfonso XIII patrocinaría el evento por petición expresa de la ciudad. El Ayuntamiento se hizo cargo de la mitad de los gastos de la Exposición, para los que usó la ley de 1914 para recaudar arbitrios con que pagar los préstamos y el déficit de las obras. En vez de solucionar los graves problemas socieconómicos que la ciudad tenía planteados, el Ayuntamiento compró nuevos terrenos (Tabladillas, El Cortijo de Maestrescuela y los Remedios), aumentando el patrimonio municipal para los que hubieron de subir los impuestos a la población. Esto sería nada más que el comienzo del proceso de endeudamiento del municipio, sacrificando todo por aquello que se consideró prioritario: mostrarse al visitante como emblema de la España Imperial, Sevilla puerte de la Hispanidad.Era, al parecer, una buena coyuntura para el desarrollo de la ciudad. Así lo vieron los burgueses comerciantes que en 1909 habian formado la "Unión Comercial Sevillana", y se crearon espectativas en el medio rural circundante, lo que trajo una subida de la población por fuerte inmigración, llegando a ser de 158.287 habitantes en 1910, y de 205.729, en 1920. Se habría pasado de una tasa de crecimiento del 1,7 por mil al 29,8 por mil en 20 años(de 1900 a 1920) La que inmigra es, sobre todo, una población obrera que huye de la crisis del campo y estás dispuesta a ganar poco porque además no tenía cualificación alguna en el trabajo. Creció la demanda del sector terciario de una manera espectacular pero no porque la estructura industrial llevara a ello sino por causa de la Exposición, que demandaba obras en este sector, a esto se unirá la coyuntura del comienzo de la Primera Guerra Mundial.
El resultado será el deterioro de la calidad de vida de la ciudad a causa del proceso acelerado y violento de su desarrollo demográfico.
La sevilla de los privilegiados se prepara para el evento creando concursos para embellecer a la ciudad como el de 1912 sobre el exorno de los zaguanes, cancelas y patios de la casas sevillanas, en busca del estilo propio en la fuentes historicistas, o el de 1911 sobre las edificaciones que se harían en los pabellones de la entonces consideraba Exposición Hispanoamericana (asi reza en la cerámica de la glorieta de Cervantes de la plaza de America) que ganó Anibal Gonzalez, en 1911: se multiplican los proyectos de ensanches y el acicalamiento de la ciudad 6.
Los presupuestos municipales del año 17,destinaron a obras sociales medio millón de pesetas, tres millones y medio a la Exposición y dos millones a la construcción de un hotel que llevaría el nombre del rey Alfonso XIII y que construiría el arquitecto que ganara el concurso abierto para ello, consiguiéndolo el proyecto presentado por Urcola y Espiau, que más tarde acometerían la gigantesca obra de la construcción de la Plaza de toros Monumental, en la Buhaira. El hotel tendría todos los adelantos y sería de tanto lujo que obligaría a revisar los presupuestos, endeudando al Ayuntamiento hasta fecha muy reciente.
En este escandoloso contraste, la población marginada, la de los desposeídos,la que pasaba hambre y vivía en la miseria y el analfabetismo, se hacinan cada vez más en el chabolismo, malvive y no tiene otra salida a la injusticia social que la lucha obrera.
5 I.N.E. Anuario de Sevilla, 1943,p.33 a 55.
6 Sobre la Sevilla de la E.I.A. del 29 hay una extensa bibliografia que consultar, Destacamos por su revelancia dos obras.
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