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viernes, marzo 21, 2014

Sobre las cooperativas

V. I. Lenin
Me parece que en nuestro pais no se presta la  suficiente atencion a las cooperativas. Es poco  probable que todos comprendan que ahora, a partir  de la Revolucion de Octubre e independientemente  de la Nep (por el contrario, en este sentido habria que  decir: precisamente gracias a la Nep), las  cooperativas adquieren en nuestro pais una  importancia verdaderamente extraordinaria. En los  suenos de los viejos cooperativistas hay mucha  fantasia. A menudo resultan comicos por lo
Cooperativa agricola en la Rep.Democratica de
Afganistan construida por la URSS.
fantasticos. Pero ¿en que consiste esa fantasia? En  que la gente no comprende la importancia  fundamental, la importancia cardinal de la lucha  politica de la clase obrera por derrocar la dominacion  de los explotadores. Hoy es ya un hecho ese
derrocamiento en nuestro pais, y mucho de lo que  parecia fantastico, incluso romantico y hasta trivial  en los suenos de los viejos cooperativistas, se  convierte ahora en una realidad de lo mas natural.

En efecto, dado que en nuestro pais el poder del  Estado se encuentra en manos de la clase obrera y  que a este poder estatal pertenecen todos los medios  de produccion, solo nos queda, en realidad, por cumplir la tarea de organizar a la poblacion en
cooperativas. Con la maxima organizacion de los trabajadores en cooperativas, alcanza por si mismo su objetivo ese socialismo que antes suscitaba legitimas burlas, sonrisas y desden entre los que estaban convencidos, y con razon, de que era necesaria la lucha de clase, la lucha por el poder politico, etc.
Ahora bien, no todos los camaradas se dan cuenta de la importancia gigantesca e inabarcable que adquiere ahora para nosotros la organizacion de cooperativas en Rusia. Con la Nep hicimos una concesion al campesino como comerciante, hicimos una concesion al principio del comercio privado; de ello precisamente dimana (al contrario de lo que algunos creen) la gigantesca importancia de las cooperativas.
En el fondo, todo lo que necesitamos es organizar con las suficientes amplitud y profundidad en cooperativas a la poblacion rusa durante la dominacion de la Nep, pues ahora hemos encontrado el grado de conjugacion de los intereses privados, de
los intereses comerciales privados, de su comprobacion y control por el Estado, el grado de su subordinacion a los intereses generales, lo que antes constituia la piedra de toque para muchisimos socialistas. En efecto, todos los grandes medios de produccion en poder del Estado, y el poder del Estado en manos del proletariado; la alianza de este proletariado con millones y millones de campesinos pequenos y muy pequenos; la garantia de la direccion de los campesinos por el proletariado, etc., ¿acaso no es eso todo lo que se necesita para edificar la sociedad socialista completa, partiendo de las cooperativas, y nada mas que de las cooperativas, a las que antes tratabamos de mercantilistas y que hoy, durante la Nep, merecen tambien, en cierto modo, el mismo trato? ¿Acaso no es eso todo lo imprescindible para edificar la sociedad socialista completa? Eso no es todavia la edificacion de la sociedad socialista, pero si todo lo imprescindible y lo suficiente para edificarla.

Pues bien, esta circunstancia es desestimada por muchos de los dedicados al trabajo practico. Entre nosotros hay menosprecio por las cooperativas, sin comprenderse la excepcional importancia que tienen, primero, desde el punto de vista de los principios (la propiedad de los medios de produccion en manos del Estado); segundo, desde el punto de vista del paso a un nuevo orden de cosas por el camino mas sencillo, facil y accesible para el campesinado.

Y eso es, repitamoslo, lo principal. Una cosa es fantasear sobre toda clase de asociaciones obreras para construir el socialismo, y otra aprender a construir en la practica de manera que cada pequeiio campesino pueda colaborar en esa construccion. A ese grado hemos llegado ahora. Y es indudable que, una vez alcanzado, lo aprovechamos muy poco.

Al pasar a la Nep, nos hemos excedido no en el sentido de haber dedicado demasiado lugar al principio de la libertad de industria y comercio, sino en el sentido de que nos hemos olvidado de las cooperativas, las subestimamos y hemos comenzado ya a olvidar su gigantesca importancia en los dos ante citados aspectos de su significacion.

Me propongo ahora conversar con el lector sobre lo que puede y debe hacerse en la practica, por el momento, partiendo de ese principio "cooperativista". <^Con que recursos se puede y debe comenzar a desarrollar hoy mismo ese principio
"cooperativista", de manera que sea evidente para todos y cada uno su significado socialista?

V. I. Lenin

Es necesario organizar en el aspecto politico las cooperativas de suerte que no solo disfruten en todos los casos de ciertas ventajas, sino que estas ventajas sean de indole puramente material (el tipo de interes bancario, etc.)- Es necesario conceder a las cooperativas creditos del Estado que superen, aunque sea en poco, a los concedidos a las empresas privadas, hasta alcanzar incluso el nivel de los creditos para la industria pesada, etc.

Todo regimen social surge exclusivamente con el apoyo fmanciero de una clase determinada. Huelga recordar los centenares y centenares de millones de rublos que costo el nacimiento del capitalismo "lib re". Ahora debemos comprender, para obrar en consecuencia, que el regimen social al que debemos prestar hoy dia un apoyo extraordinario es el cooperativista. Pero hay que apoyarlo en el verdadero sentido de la palabra, es decir, no basta con entender por tal apoyo el prestado a cualquier intercambio cooperativista, sino el prestado a un intercambio de este tipo en el que participen efectivamente verdaderas masas de la poblacion. Conceder una prima al campesino que participe en el intercambio de las cooperativas es, sin duda, una forma certera, pero, al mismo tiempo, hace falta comprobar esa participacion, el grado en que se hace a conciencia y de buena fe; ese es el quid de la cuestion. Cuando un cooperativista llega a una aldea y organiza alii una cooperativa de consumo, la poblacion, hablando en rigor, no participa en eso para nada, pero, al propio tiempo, y guiada por su ventaja personal, se apresurara a probar a participar en ella.

Esta cuestion tiene tambien otro aspecto. Nos queda ya muy poco por hacer, desde el punto de vista del europeo "civilizado" (ante todo, del que sabe leer y escribir), para hacer participar, y no de una manera pasiva, sino activa, a toda la poblacion en las operaciones de las cooperativas. Hablando con propiedad, nos queda por hacer "solo" una cosa: elevar a nuestra poblacion a tal grado de "civilizacion" que comprenda todas las ventajas de la participacion de cada cual en las cooperativas y
organice esta participacion. Eso "nada mas".

Ninguna otra sabiduria se necesita ahora para, pasar al socialismo. Mas, para hacer realidad ese "nada mas", se precisa toda una revolucion, toda una etapa de desarrollo cultural de las masas del pueblo. Por eso nuestra norma debe ser: las menos lucubraciones y los menos artificios posibles. En este sentido, la Nep es ya un progreso, pues se adapta al nivel del campesino mas corriente y no le exige nada superior. Mas, para lograr, mediante la Nep, que tome parte en las cooperativas el conjunto de la poblacion, se necesita toda una epoca historica que, en el mejor de los casos, podemos recorrer en uno o dos decenios.

Pero sera una epoca historica especial, y sin pasar por esa epoca historica, sin lograr que todos sepan leer y escribir, sin un grado suficiente de comprension, sin acostumbrar en grado suficiente a la poblacion a leer libros y sin una base material para ello, sin ciertas garantias, por ejemplo, contra las malas cosechas, contra el hambre, etc., no podremos alcanzar nuestro objetivo. Todo depende ahora de que sepamos combinar ese impetu revolucionario, ese entusiasmo revolucionario que ya hemos demostrado lo suficiente y coronado con exito completo, de que sepamos combinarlo con las dotes de (aqui estoy casi dispuesto a decirlo) mercader inteligente e instruido, lo que basta en absoluto para ser un buen cooperativista. Por dotes de mercader entiendo el saber ser un mercader culto. Que se lo aprendan bien los rusos o simplemente los campesinos, los cuales creen que, como trafican, ya saben comerciar. Se equivocan de medio a medio. Trafican, pero de eso a saber ser un comerciante culto va un gran trecho.
Ahora trafican a lo asiatico, mientras que para saber comerciar hay que hacerlo a lo europeo. Y de eso los separa toda una epoca.

Acabo: hay que conceder una serie de privilegios economicos, fmancieros y bancarios a las cooperativas; en eso debe consistir el apoyo prestado por nuestro Estado socialista al nuevo principio de organizacion de la poblacion. Pero, con ello, el problema se plantea solo a grandes rasgos, ya que sigue sin concretar ni describir con pormenores todo el fondo practico del problema, es decir, hay que saber encontrar la forma de las "primas" (y las condiciones de su entrega) que concedemos por la organizacion de la poblacion en cooperativas, la forma de las primas que nos permita prestar una ayuda suficiente a las cooperativas y preparar a cooperativistas cultos. Ahora bien, cuando los medios de produccion pertenecen a la sociedad, cuando es un hecho el triunfo de clase del proletariado sobre la burguesia, el regimen de los cooperativistas cultos es el socialismo.

4 de enero de 1923.

II

Siempre que he escrito algo de la nueva politica economica he citado mi articulo de 1918 sobre el capitalismo de Estado . Eso hizo dudar en mas de una ocasion a algunos camaradas jovenes. Pero sus dudas giraban sobre todo en torno a cuestiones politicas abstractas.

Creian que no se debia calificar de capitalismo de Estado a un regimen en el que los medios de produccion pertenecen a la clase obrera y en el que esta es duena del poder estatal. Sin embargo, no se daban cuenta de que yo utilizaba el calificativo de "capitalismo de Estado", primero, para establecer el nexo historico de nuestra posicion actual con la posicion que ocupe yo en mi polemica contra los llamados comunistas de izquierda; entonces yo

Vease la presente edicion, t. 8. (N. de la Edit.)

Sobre las cooperativas demostraba ya tambien que el capitalismo de Estado seria superior a nuestra economia contemporanea; lo que me importaba entonces era dejar sentado el nexo de continuidad entre el habitual capitalismo de Estado y el extraordinario, incluso excesivamente extraordinario capitalismo de Estado, al que me referi al iniciar al lector en la nueva politica economica.
Segundo, para mi fue siempre de gran importancia el objetivo practico. Y el objetivo practico de nuestra nueva politica economica consistia en arrendar empresas para que las explotasen en regimen de concesion; empresas que, sin duda alguna, harian en nuestras circunstancias un tipo de capitalismo de Estado ya puro. En ese aspecto trataba yo el capitalismo de Estado.

Pero existe otro aspecto mas de la cuestion, por el cual podriamos necesitar el capitalismo de Estado o, al menos, trazar un paralelo con el. Se trata de las cooperativas.

Es indudable que las cooperativas en un Estado capitalista son instituciones capitalistas colectivas.
Tampoco hay duda de que, en nuestra actual realidad economica, cuando al lado de empresas capitalistas privadas -habiendose socializado sin falta la tierra y teniendolas bajo el control obligatorio del poder del Estado, que pertenece a la clase obrera- hay empresas de tipo socialista consecuente (cuando tanto los medios de produccion como el suelo en que se halla enclavada la empresa y toda ella en su conjunto pertenecen al Estado), se plantea el problema de un tercer tipo de empresas que antes no eran independientes desde el punto de vista de su importancia de principios, a saber: las empresas cooperativas. En el capitalismo privado, la diferencia existente entre empresas cooperativas y empresas capitalistas es la misma que hay entre empresas colectivas y empresas privadas. En el capitalismo de Estado, las empresas cooperativas se diferencian de las empresas capitalistas de Estado, primero, en que son empresas privadas y, segundo, en que son empresas colectivas. En nuestro regimen actual, las empresas cooperativas se diferencian de las empresas capitalistas privadas en que son colectivas, pero no se distinguen de las empresas socialistas siempre y cuando se hayan establecido en un terreno del Estado
y empleen medios de produccion pertenecientes al Estado, es decir, a la clase obrera.

Esta circunstancia es la que no tomamos lo suficiente en cuenta cuando discutimos de las cooperativas. Se relega al olvido que las cooperativas adquieren en nuestro pais, gracias a la peculiaridad de nuestro regimen politico, una importancia excepcional por completo. Si dejamos a un lado las empresas en regimen de concesion, que, por cierto, no han alcanzado en nuestro pais un desarrollo importante, las cooperativas coinciden totalmente a cada paso, en nuestras circunstancias, con el socialismo.

Explicare mi idea: ¿En que consiste la fantasia de los planes de los viejos cooperativistas, empezando por Roberto Owen? En que sonaban con la transformacion pacifica de la sociedad moderna mediante el socialismo, sin tener en cuenta cuestiones tan fundamentales como la lucha de las clases, la conquista del poder politico por la clase obrera y el derrocamiento de la dominacion de la clase de los explotadores. Por eso tenemos razon para ver en ese socialismo "cooperativista" una pura fantasia, algo romantico y hasta trivial por sus suenos de transformar, mediante el simple agrupamiento de la poblacion en cooperativas, a los enemigos de clase en colaboradores de clase, y a la guerra de las clases en paz entre las clases (la llamada paz civil).

No cabe duda de que, desde el punto de vista de la tarea fundamental de nuestros dias, nosotros teniamos razon, ya que sin la lucha de la clase obrera por el poder politico del Estado no se puede poner en practica el socialismo.

Pero fijaos como ha cambiado la cosa ahora, una vez que el poder del Estado se halla en manos de la clase obrera, una vez que el poder politico de los explotadores ha sido derrocado, y todos los medios de produccion (excepto los que el Estado obrero, voluntariamente y con ciertas condiciones, otorga por algun tiempo en regimen de concesion a los explotadores) estan en manos de la clase obrera.

Ahora tenemos derecho a afirmar que, para nosotros, el simple desarrollo de las cooperativas es identico (salvo la "pequena" excepcion precitada) para nosotros al desarrollo del socialismo, y, a la vez, nos vemos obligados a reconocer el cambio radical que se ha operado en todo nuestro punto de vista sobre el socialismo. Ese cambio radical consiste en que antes poniamos y debiamos poner el centro de gravedad en la lucha politica, en la revolucion, en la conquista del poder, etc. Ahora el centro de gravedad se desplaza hacia la labor pacifica de organizacion "cultural". Estoy dispuesto a afirmar que el centro de gravedad se trasladaria en nuestro pais hacia la obra de la cultura, de no ser por las relaciones internacionales, de no ser porque hemos de pugnar por nuestras posiciones a escala internacional. Pero si dejamos eso a un lado y nos limitamos a nuestras relaciones economicas interiores, el centro de gravedad del trabajo se reduce hoy en realidad a la obra cultural.

Se nos plantean dos tareas principales, que hacen epoca. Una es la de rehacer nuestra administracion publica, que ahora no sirve para nada en absoluto y que tomamos integramente de la epoca anterior; no hemos conseguido rehacerla seriamente en cinco años de lucha, y no podiamos conseguirlo. La otra estriba en nuestra labor cultural entre los campesinos.
Y el objetivo economico de esta labor cultural entre los campesinos es precisamente organizarlos en cooperativas. Si pudieramos organizar en cooperativas a toda la poblacion, pisariamos ya con ambos pies terreno socialista. Pero esta condicion, la de organizar a toda la poblacion en cooperativas, implica tal grado de cultura de los campesinos (precisamente de los campesinos, pues son una masa inmensa), que es imposible sin hacer toda una revolucion cultural.

V. I. Lenin



Nuestros adversarios nos han dicho muchas veces que emprendemos una obra descabellada, al implantar el socialismo en un pais de insuficiente cultura. Pero se equivocaron al decir que nosotros no comenzamos en el orden que indicaba la teoria (de todo genero de pedantes), y la revolucion politica y social en nuestro pais precedio a la revolucion cultural, a esa revolucion cultural ante la que nos encontramos ahora, pese a todo.

Hoy nos basta con esta revolucion cultural para llegar a convertirnos en un pais completamente socialista, pero esa revolucion cultural presenta increibles dificultades para nosotros, tanto en el aspecto puramente cultural (pues somos analfabetos) ,como en el aspecto material (pues para ser cultos es necesario cierto desarrollo de los medios materiales de produccion, se precisa cierta base material).

6 de enero de 1923.

Publicado por primer a vez el 26 y el 27 de mayo
de 1923 en los nums. 115 y 116 de "Pravda".
T. 45,pags. 369-377.

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