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lunes, junio 25, 2007

Las ordenanzas en Sevilla

DECLARACION DEL FORO SOCIAL DE SEVILLA SOBRE LAS NUEVAS ORDENANZAS MUNICIPALES PARA LA CIUDAD DE SEVILLA
Foro Social de Sevilla
DECLARACIÓN DEL FORO SOCIAL DE SEVILLA SOBRE LAS NUEVAS ORDENANZAS MUNICIPALES PARA LA CIUDAD DE SEVILLA

El pasado 15 de Marzo el pleno del Ayuntamiento de Sevilla aprobó con carácter inicial una ordenanza denominada "Medidas para el Fomento y Garantía de la Convivencia Ciudadana en los Espacios Públicos de Sevilla". Bajo este epígrafe se condensa la norma que va a regir supuestamente en adelante la convivencia ciudadana en Sevilla, norma que ha sido pactada por el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de esta ciudad. En aras del "orden público" y bajo el pretexto de garantizar la convivencia ciudadana, la limpieza de la ciudad y de erradicar actitudes incívicas, las ordenanzas contienen un conjunto de artículos que vulneran y atentan contra algunos de los mas elementales derechos constitucionales.


Las ordenanzas municipales, en su art. 13, recoje la posibilidad de imponer fianzas en evitación de daños al mobiliario urbano a los organizadores de actos público, sin especificar a que tipo de actos se refiere, espectáculos, eventos comerciales, etc., dejando la puerta abierta a la posibilidad de que se aplique a actos organizados en ejercicio del derecho de reunión o manifestación . También la ordenanza dispone que las fuerzas municipales de orden público pueden retirar carteles, pancartas, banderas de manera "preventiva" si el agente cree que se va a realizar una concentración o manifestación "ilegal" o que la realización de ese acto va provocar suciedad. La decisión queda al arbitrio del agente, con lo que puede negar la realización de un acto sino lo cree conveniente o "decente".


Igualmente recortan el derecho de libre expresión al prohibir la difusión de ideas o convocatorias mediante carteles, pegatinas, pancartas, panfletos… tanto en sitios públicos no habilitados para ello, como en sitios privados porque ensucian la ciudad. Quedará prohibido en la práctica, bajo multas de 750€, el derecho de todo ciudadano a poder expresar sus ideas de manera libre y democrática, a no ser que se trate de un gran partido político o una gran empresa que tiene el suficiente dinero para poder pagar los espacios publicitarios. En la practica, la libertad de expresión y de prensa quedaría residenciada exclusivamente en las empresas, de servicios, publicitarias o propietarias de medios de comunicación.


Además de todo lo anterior, las ordenanzas recogen toda una serie de medidas antisociales para garantizar el "orden Público":
-. equipara expresiones artísticas, culturales o políticas que se desarrollan en la calle al grado de mendicidad…
-. criminaliza la pobreza y garantiza más exclusión social al dar como única salida al problema de los "aparcacoches" penas de prisión y multas…
-. prohíbe la realización de actividades culturales, juegos populares o prácticas deportivas que no hayan sido previamente permitidos y que estén fuera de los "espacios habilitados para ellos" dejando en una preocupante ambigüedad la posibilidad de aplicar estas normas hasta los infantiles juegos de pelota.


impone multas desorbitadas por escupir al suelo, tirar una colilla, u orinar en la calle sin que existan urinarios públicos…


Las nuevas ordenanzas municipales para la "convivencia ciudadana" en Sevilla puestas en marcha por el Ayuntamiento - y fuertemente contestadas por los Movimientos Sociales - se inscriben en la lógica de las políticas neoliberales de la época de la globalización: privatización de los servicios públicos, y conversión de estos en negocio rentable, y recortes de libertades bajo el pretexto de la lucha contra la inseguridad ciudadana y la delincuencia… Similares ordenanzas se han llevado a cabo en otras ciudades del Estado español como Madrid, Barcelona, o Valladolid. Es importante destacar que estas ordenanzas se ubican en el contexto de la ley andaluza llamada "contra el botellón", que en la practica se propone "tirar el niño con el agua del baño" , como suele decirse, supuesto que proponiéndose proteger el derecho inalienable al descanso y a la convivencia cívica y civilizada, olvida y vulnera el derecho de reunión, circulación y disfrute de los espacios públicos a la ciudadanía.


A la luz de la denunciada ordenanza se adivina una ciudad pensada por sus gobernantes para "disfrute" de consumidores, foráneos y turistas muy particularmente, volcada en el negocio de la hostelería a la que sin el menor pudor se le permite obtener pingües beneficios privatizando las aceras y plazas públicas para beber y comer mientras que se criminaliza y persigue sin contemplaciones a los vecinos y ciudadanos precarizados que no pueden permitirse frecuentar establecimientos hosteleros con salarios de miseria.


La concepción - de origen neoliberal y especulativo - de la vivienda propia como patrimonio cuyo valor está sujeto a las reglas del mercado inmobiliario, cuyo precio por metro cuadrado ha de bajar en teoría por la vecindad de ruidos, suciedad, centros de acogida, comedores gratuitos, pero también de trabajadores inmigrantes pobres, explica desde la intolerancia hacia practicas juveniles - cuyos excesos pueden corregirse sin necesidad de una legislación específica - hasta la xenofobia y el racismo apenas larvado.


Por todo ello, el Foro Social de Sevilla llama a toda la ciudadanía a combatir estas ordenanzas que nos tratan de imponer las dos lógicas políticas de la globalización neoliberal en este sistema capitalista: la primera es la del mercado, todo servicio o bien público puede ser objeto de mercancía y con posibilidad de convertirlo en negocio, con la consiguiente carga económica sobre los trabajadores para sufragar estos bienes, precarizando aún más la vida de estos… y la segunda es la represión política a los movimientos sociales y organizaciones políticas, tratando de que no se pueda articular una respuesta necesaria a este sistema que impone las políticas neoliberales.
Debemos, pues, rebelarnos contra estas ordenanzas neoliberales que atacan derechos democráticos conquistados por todos y que hacen de los espacios públicos sitios de consumo y especulación, convirtiendo las ciudades en lugares "ordenados" de trabajo y disfrute del ocio privado.

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