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sábado, junio 02, 2007

Manifiesto Comunista-V



las naciones, a abrazar el régimen de producción de la burguesía, o a perecer[80]. Las obliga a implantar en su propio seno, la llamada civilización, es decir, a hacerse burguesas. Resumiendo, se crea un mundo a su imagen y semejanza[81].
La burguesía somete el campo al dominio de la ciudad y crea urbes enormes. Acrecienta en una fuerte proporción la población urbana con respecto a la rural, y rescata a una parte considerable de la población, de la estrechez de miras de la vida en el campo[82]. Y del mismo modo que somete el campo a la ciudad, somete a los pueblos bárbaros y semibárbaros a las naciones civilizadas, a los pueblos campesinos a los pueblos burgueses, el oriente al occidente[83].
La burguesía va concentrando cada vez más los medios de producción, la propiedad y la población del país. Reúne a la población, centraliza los medios de producción y concentra en manos de unos pocos la propiedad. Por lógica, este proceso tenía que conducir, a un régimen de centralización política. Territorios antes independientes, apenas aliados, con intereses distintos, distintas leyes, gobiernos autónomos y líneas aduaneras propias; se asocian y refunden en una única nación, bajo un Gobierno, una ley, un interés nacional de clase[84] y una sola línea aduanera[85].





[80] La transformación de su economía en una economía capitalista, es un paso obligado y necesario, para todas aquellas naciones que no quieran desaparecer, pues de lo contrario, la superioridad del sistema de producción capitalista, las hará “perecer”.
[81] El capitalismo no es imperialista en el sentido tradicional de la palabra, sino que su ejército, utiliza la artillería pesada de sus magníficos productos a bajo coste. Con este arma, derriba todas las murallas y somete hasta a las tribus más ariscas, obligándolas a abrazar los modernos sistemas capitalistas de producción, o a perecer por agotamiento económico.
[82] En tiempos de Marx y Engels, los habitantes de las zonas rurales solían ser unos palurdos ignorantes, que rara vez o nunca, habían salido de su pueblo. En la Situación de la Clase Obrera en Inglaterra, Engels indica: “El carácter moral e intelectual de esta clase se adivina fácilmente. Estos trabajadores nunca visitaban las ciudades porque el hilo y el tejido eran recogidos en sus domicilios por viajantes contra pago del salario, y así vivían aislados en el campo hasta el momento en que el maquinismo los despojó de su sostén y fueron obligados a buscar trabajo en la ciudad.”
[83] Obsérvese el verdadero pensamiento de Marx y Engels, que se alegran de que el capitalismo por la fuerza, arranque a los paletos de la estrechez de miras de la vida rural y de que someta a los pueblos bárbaros a las naciones civilizadas. No sólo no abogan por la especificidad cultural de los pueblos y las naciones, sino que se alegran de que el capitalismo las arrase, gracias a sus eficientes medios de producción, provocando un proceso de globalización.
[84] Los intereses oficiales de las naciones, no son sus verdaderos intereses, sino los intereses de sus clases dominantes.
[85] También en este punto, la historia les ha dado la razón a Marx y a Engels. Es la burguesía, gracias a su interés por tener uniones aduaneras que le permitan mayores mercados para sus productos, la que conseguirá primero la unificación política de países como Alemania o Italia, y después la creación de sistemas aduaneros unificados, como la Unión Europea.








En el siglo escaso que lleva como clase dominante, la burguesía ha creado energías productivas mucho más grandiosas y colosales que todas las pasadas generaciones juntas. Pensemos en el sometimiento de las fuerzas naturales al hombre, en la maquinaria, en la aplicación de la química a la industria y la agricultura, en la navegación mediante el vapor, en los ferrocarriles, en el telégrafo eléctrico, en la roturación de continentes enteros, en los ríos abiertos a la navegación, en los nuevos pueblos que brotaron de la tierra como por milagro... ¿Quién en los pasados siglos pudo sospechar siquiera, que en el trabajo de la sociedad, yaciesen ocultas tantas y tales energías, y tales capacidades de producción?[86]
Hemos visto, que los medios de producción y de transporte sobre los cuales se desarrolló la burguesía, brotaron en el seno de la sociedad feudal. Cuando estos medios de transporte y de producción alcanzaron una determinada fase en su desarrollo, las condiciones en que la sociedad feudal producía y comerciaba, la organización feudal de la agricultura y la manufactura, en una palabra, todo el régimen feudal de propiedad, ya no se correspondía con el estado de desarrollo de las fuerzas productivas. Obstruía la producción en vez de fomentarla y se habían convertido en un impedimento. Era necesario destruirlo y lo destruyeron[87].
Vino a ocupar su puesto la libre competencia, con la constitución política y social adecuada para ello, mediante la hegemonía económica y política de la clase burguesa[88].





[86] Contrariamente a los que muchos creen, volvemos a percatarnos de que Marx y Engels eran dos entusiastas de la capacidad productiva del capitalismo, al que consideraban el mejor régimen económico que jamás había existido hasta entonces.
[87] Las estructuras ideológicas dejadas por los antiguos sistemas económicos, impiden el desenvolvimiento de los nuevos sistemas productivos, por lo que es necesario destruirlas y son destruidas. Engels lo expone en Ludwig Feuerbach y el Final de la Filosofía Clásica Alemana: “Las fuerzas productivas representadas por la burguesía se rebelaron contra el régimen de producción representado por los terratenientes feudales y los maestros de los gremios; el resultado es conocido: las trabas feudales fueron rotas.”.Y en sus Principios del Comunismo indica: “...en todos los lugares en que la gran industria ocupó el puesto de la manufactura, la burguesía aumentó extraordinariamente su riqueza y su poder, y se erigió en primera clase del país. En consecuencia, en todos los lugares en los que se produjo ese proceso, la burguesía tomó en sus manos el poder político, y desalojó a las clases anteriormente dominantes: la aristocracia, los maestros de gremio y la monarquía absoluta... La burguesía acabó con el poderío de la aristocracia y de la nobleza, suprimiendo el mayorazgo o la inalienabilidad de la posesión de tierras, como también todos los privilegios de la nobleza. Destruyó el poderío de los maestros de gremio, eliminando todos los gremios y los privilegios gremiales.”.
[88] Las luchas de clase siempre tienen un carácter económico. La clase que tiene el poder económico, al final siempre acaba conquistando el poder político y adecuándolo a sus intereses materiales. Engels lo expone en Ludwig Feuerbach y el Final de la Filosofía Clásica Alemana, diciendo: “En la historia moderna, al menos, queda demostrado, por lo tanto, que todas las luchas políticas son luchas de clases y que todas las luchas de emancipación de clases, pese a su inevitable forma política, pues toda lucha de clases es una lucha política, giran, en último término, en torno a la emancipación económica.”








Actualmente, ante nuestros ojos, se está produciendo algo parecido. Las condiciones de producción y de cambio de la burguesía, el régimen burgués de la propiedad, la sociedad burguesa moderna, que ha sabido hacer brotar como por encanto tan fabulosos medios de producción y de transporte, recuerda al brujo impotente para dominar los espíritus que conjuró. Desde hace varias décadas, la historia de la industria y del comercio, no es más que la historia de las fuerzas productivas modernas, que se rebelan contra el vigente régimen de producción, contra el vigente régimen de propiedad, en el que residen las condiciones de vida y de predominio político de la burguesía. Baste con mencionar las crisis económicas[89], cuyos ciclos periódicos, suponen un peligro cada vez mayor para la existencia de toda la sociedad burguesa. Estas, además de destruir una gran parte de los productos elaborados, aniquilan una parte considerable de las fuerzas productivas existentes. En las crisis se desata una epidemia social, que en cualquiera de las épocas pasadas, hubiera parecido absurda e inconcebible: la epidemia de la sobreproducción. La sociedad se ve retrotraída repentinamente a un estado de barbarie momentánea; se diría que una plaga de hambre o una gran guerra aniquiladora, la han dejado esquilmada, sin recursos para subsistir. La industria y el comercio, parece que hubiesen sido destruidos. ¿Y todo por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados recursos, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone, no sirven ya para fomentar el régimen burgués de propiedad; pues se han hecho demasiado poderosas para





[89] Marx y Engels hicieron grandes esfuerzos para encontrar la causa de las crisis económicas, pero no fueron capaces. Engels en su obra Antidurin, expone de esta forma el problema la sobreproducción y de la falta de consumo, que genera las crisis económicas y al que consideraban como uno de los pilares del fin del capitalismo: “Pero el hecho es, que el subconsumo de las masas, la limitación del consumo de éstas a lo imprescindible para su sustento y su reproducción, no es en absoluto cosa nueva. Ha existido, siempre que ha habido clases explotadoras y explotadas... el subconsumo es un hecho histórico constante desde hace milenios, mientras que el bloqueo general de la salida de las mercancías que se produce en las crisis, a consecuencia del exceso de producción, no es visible sino desde hace cincuenta años. Toda la trivialidad económico-vulgar del señor Dühring, consiste en explicar la nueva colisión, no por el nuevo fenómeno de la sobreproducción, sino por el del subconsumo, que tiene milenios de edad. Es como si en matemáticas, se quisiera explicar la variación de la razón entre dos magnitudes, una variable y otra constante, no por el hecho de que la variable ha variado, sino por el de que la constante sigue siendo idéntica. El subconsumo de las masas, es una condición necesaria de todas las formas de sociedad basadas en la explotación, y por tanto, también de la sociedad capitalista; pero sólo la forma capitalista de la producción, lleva ese subconsumo hasta una crisis. El subconsumo de las masas, es pues, también una condición de las crisis, y desempeña en ellas un papel de antiguo conocido; pero nos informa tan poco de las causas de la actual existencia de las crisis, como de las causas de su anterior inexistencia.”.




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