Translate,translator,traducteur,Übersetzer, traduttore,tradutor,переводчик

sábado, septiembre 01, 2007

Decadencia de las clases medias

Margarita Riviere.
Escritora y periodista


Las clase medias de los países ricos este en declive, tienden a diluirse: esa es la tendencia objetiva. Es un secreto, aun para iniciativa. Es un secreto, aun para iniciados, pero los síntomas afloran por todas partes. De momento resulta difícil agarrar este toro por los cuernos: ¿no era la clase media quien tiraba de la maquinaria económica?, ¿no había sido un gran logro social la transformación de los antiguos obreros en convencionales padres de familia y dóciles consumidores con todas las ventajas(e inconvenientes) de la midle class de la sociedades postindustriales? Y, sobre todo, si las clases medias están en trance de desaparecer ¿Qué les va sustituir como motor económico, colchón interclasista y amortiguador social?
¿Amanece una utópica sociedad sin clases o una sociedad de desclasados que se mecen como hojas al viento? ¿Se puede hablar todavía de igualdad o se consolidad nuevas y vertiginosas desigualdades sociales?

Los sociólogos buscan explicaciones a los que se intuye como un cambio social en profundidad. En el marco de ese gran cambio que vivimos, bailan realidades y conceptos como: globalización, movimientos migratorios, paridad de sexos, desigualdad(progresiva) en el reparto de la renta, precariedad laboral, economía criminal, individualista radical, revolución de los dimensiones espaciales y temporales de la mano de maravillas tecnológicas…Estos son algunas de los fenómenos que se entremezclan en avalancha. Muy pocos cerebros tienen hoy capacidad para interpretar lo que nos sucede en tanto que individuos, y las indagaciones sobre el proceso de cambio colectivo resultan parciales e insuficientes.

Algunos expertos expresan esta confusión con expresiones como modernidad liquida(Zygmunt Barman), sociedad del riego, individualización (Ulrico Beck), bienestar de bajo costa(Gagi y Narduzzi), hipermodernidad (Lipovetsky), sociedad-red(Castells)o, directamente como hace Richard Sentt(en su imprescindible libro La cultura del nuevo capitalismo), reconocen con humildad que “el problema cultural fundamental (es) que la mayor parte de la realidad social es ilegible para la gente que trata de darle sentido” ¿Qué sentido tiene, por ejemplo, el alargamiento de la vida si los viejos son tratados como inservibles tratos improductivos? ¿Cómo conjugar el énfasis en el valor de lo joven y la vida sana con una realidad como la de los mileuristas o los jóvenes hipotecados de por vida?

Es en este marco general, de confusión y excesos, en el que se vislumbra la decadencia de aquel puntal social que pronto podría ser historia pasada y al que llamamos clases medias.
Hay síntomas de esa deriva también en España, donde las clases medias modernas llevan poco mas de dos décadas afianzadose en su papel-siempre inconsciente, pero no menos real- de amortiguador social y político a la manera europea. Los españoles contemporáneos hemos vividos procesos históricos aceleradamente: apenas acabamos de alcanzar la estabilización social en una renovadas clases medias cuando aparecen, otra vez, las orejas del lobo. Nuestra alegría de nuevos ricos consumistas, de recién llegados al Estado de bienestar, ya percibe los síntomas de las transformaciones que están en marcha. Otra cosa es que esa percepción lleve a la conciencia de lo que acontece.

He aquí un ejemplo común, imposible de cuantificar aun, del que cualquiera puede tener experiencia directa. ¿Quién no conoce a esa familia-esas familias españolas, mejor- en la que los padres, que rondan los cincuentas años, ayudan a su hijos emanciparse o dándoles cobijo, al tiempo que también se ocupan de los abuelos achaques? ¿Alguien no conoce a treintañeros que no hay manera que se estabilicen laboralmente o se libren de la consabida hipoteca? ¿Cuántos no se han topado con esas jóvenes abuelas-y abuelos- que cuidan a sus nietos a la par que dan compañía y atención directa a sus padres ya viejos? ¿Quién ignora la desazón de esa familia de cincuentones al borde de la jubilación que ve mermar sus ingresos y aumentar sus gastos sin encontrar alternativas a la ayuda a los hijos y el cuidado de los propios padres?.

No se sabe cuantas familias españolas se encuentran en situación similares, características de las mas pura clase media y que afecta directamente a las familias de la generación del baby boom que tiraron-y consolidaron. De la democratización española. Pero no es aventurado hablar de que un porcentaje que supera el 50% de la población adulta española-nuevas clases medias, viejas clases medias y obreros cualificados, según la terminología clásica- se encuentra confrontado directa o indirectamente a esta situación de dependencia familiar directa y hoy acuciante. ¿Quién dijo que a familia estaba en decadencia? Las familias de las clases medias españolas han sido y son todavía un estado de bienestar por si mismas; lo cual significa que se ocupan privadamente de lo que, a menudo, se publicita como tarea, publica, de nuestro novato Estado de bienestar. Estamos, pues, ante una privatización oculta de bienestar que han recaído, de buenas gana hasta ahora, en unas clases medias acostumbradas a un horizonte de prosperidad convencional. Un horizonte que se diluye en el nuevo marco económico, político y social global.

Y aquí se abren inquietudes incógnitas. ¿Qué sucederá cuando esta generación de familias españolas se jubile y sus propias fuerzas físicas y económicas flaqueen? ¿Quién o que institución ocupara su lugar haciendo las tareas de apoyo real intergeneracional que han realizado hasta ahora nuestras clases medias?.

No hay mucho tiempo para resolver-sin la fantasía demagógica de leyes, como la de Dependencia, difíciles de poner en practica- los problemas reales de jóvenes y viejos, que hasta ahora han solventado, como han podido, las familias de las clases medias españolas. En una sociedad ultra/individualista los problemas de dependencia se agravan y el Estado, sin el amortiguador de las clases medias, puede sentirse acosado, actuar a la defensiva y, lo que es peor, favorecer el clientelismo y la arbitrariedad. El reto de la decadencia de las clases medias esta ahí. Las generaciones de jóvenes españoles que, hasta ahora, se han beneficiado de este oculto colchón social, deberían ser consciente de que el vació que se dibuja corresponde a un presente que es ya su responsabilidad

No hay comentarios :