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jueves, enero 12, 2012

Rusia:El mitin de la plaza Bolótnaya y sus directores



Dmitri Sédov
Fondsk.ru

No puede haber duda alguna de que el proyecto que fue puesto en marcha por la oposición informal rusa, durante la preparación y desarrollo de las elecciones a la Duma, responde por completo a los intereses de Occidente.
El objetivo real que se persigue con la revisión de los resultados de las elecciones, es la desestabilización del actual gobierno y la promoción para ocupar su lugar de los “eternos del ayer”, antiguos mandamases en las estructuras de poder durante el mandato de Yeltsin.

Borís Nemtsov fue persona de confianza del presidente, su representante en Nizhni Nóvgorod, gobernador de esa región, para luego llegar a viceprimer ministro. Para tener al equipo completo solo faltaría Chubais, con quien “reformaron” el país, poniendo el máximo empeño.
¿Para qué necesita Occidente a los Nemtsov, Kasiánov, Chubais? Pues porque no son sólo propagadores de los “valores occidentales”, también son representantes de la voluntad de Occidente. No en vano su dirigente, el ya fallecido Gaidar, cuando ocupaba el cargo de viceprimer ministro, realizaba consultas diarias con Washington, a través de una línea segura. Para algo, había consejeros estadounidenses en el despacho del “gobierno de las reformas democráticas”, dirigiendo el expolio de la riqueza nacional, con ayuda de reducido grupo de sus “chicos”…

Y aunque no se les puede acusar de todos los males cometidos por el régimen de Yeltsin, hay algo innegable: todos ellos son portadores del espíritu de aquel tiempo. Y ahora aparecen para exigir a grito pelado honradez injusticia.

La opinión pública está dispuesta a escuchar aquellos que intentan utilizar la indignación del pueblo.
La convocatoria de nuevas elecciones no aportaría nada radicalmente nuevo (Rusia Unida tiene todavía una reservas de estabilidad suficientes). ¿Pero en caso contrario, acaso se irían a tranquilizar estos revoltosos? ¿Para qué habrían Kasiánov y Nemtsov de mojarse? ¿Para secarse el sudor una vez más, y volver a sus casas hasta las próximas elecciones? No es eso lo que quieren. Para esta gente se trata de un asalto al poder hasta lograr sus objetivos.

Aquellos que se alistan hoy para acudir al segundo mitin convocado para el día 24, no pueden dejar de entender que esto está solo empezando.
Es de suponer que la mayoría de los ciudadanos rusos no comprenden totalmente los objetivos de los instigadores de la protesta. Sí, la gente está indignada, pero como ya ha sucedido tantas otras veces antes en la historia, ese despertar de la actividad social, la intentan encabezar fuerzas que albergan objetivos ocultos.

Cualquier observador imparcial ve claro que estas fuerzas pretenden hacernos retroceder a la época de Yeltsin, cuando en el país había más “ libertad”, convertida en absoluto descontrol y el gobierno colgaba de los hilos que movían los “titiriteros” occidentales


Para Rusia Unida el mitin de la plaza Bolótnaya ha sido la primera llamada de atención, a la que inevitablemente seguirá una segunda, si no se extraen las pertinentes conclusiones de lo que está sucediendo.
La indignación social se está acercando a la línea roja. Existen los medios para calmar los ánimos. En los tres meses que quedan para las presidenciales, la Duma debe, por vía de urgencia y con la participación activa de Rusia Unida, adoptar un paquete de leyes que pongan bajo control a los grupos oligárquicos y creen las condiciones para suavizar la injusticia social. Esa proyectos de ley hace tiempo que aguardan en la Duma.
Al mismo tiempo es imprescindible activar la lucha contra la corrupción en los más altos estamentos del poder, pues ahí reside la raíz de todos los males. El ejército de fuerzas enemigas sólo espera el momento en que el gobierno no se muestra firme.

Entonces el enemigo comenzará un juego que puede ganar, porque dispone de la riquísima experiencia de las “revoluciones de colores” y guarda un comodín en la manga: las redes sociales. La tecnología ya ha sido probada hace tiempo y los guiones están escritos. Crear la imagen de un gobierno que engaña y miente, nunca es demasiado complicado. Eso ya se está haciendo; no faltan los medios de comunicación, ni gente preparada.

Esa gente joven que crea que los EE.UU. se preocupan por la limpieza de la democracia rusa y la felicidad de nuestro pueblo, no tendrán siquiera tiempo de asimilar lo equivocados que estaban. El que los EE.UU. necesitan una Rusia débil, dirigible, es algo que esperaban allí, hasta que surgiese la oportunidad para alcanzar su objetivo. En el segundo y tercer aviso, la cosa no se limitará exigir la revisión de los resultados de las elecciones. Empezarán a oírse llamamientos a la desobediencia civil y a la acción violenta. Llamamientos que inmediatamente serán respaldados por Occidente.

Todas las estructuras formales e informales de este golpe de estado “oculto”, pasarán a actuar en abierto y a pleno rendimiento. El falso lema “no nos importa sacrificarnos por la libertad” es una bomba para Rusia, que está preparando los mismos, que la hicieron explotar en Egipto y Libia. La sociedad rusa no debe dejarse arrastrar a una profunda crisis, ni permitir que conviertan el país en un parque natural de depredadores internacionales deseosos de cobrarse una nueva presa. Ayer los Nemtsov y Kasiánov, bajo la dirección de los consejeros estadounidenses acabaron con la economía de un país poderoso, hoy necesitan llegar al poder a cualquier precio, incluyendo la conspiración con la camarilla antirrusa internacional. Es imprescindible hacer todo lo posible para que este espectáculo político que han programado, no llegue a producirse.

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