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lunes, enero 22, 2007

Nepal: en ruta hacia la paz

Manuel Navarro Escobedo
encabezada por el primer ministro Jiri Prasad Koirala, asumió el poder después de 19 días de intensa agitación política, exigiendo la deposición del rey Gyanendra, quien desató un golpe palaciego y cercenó la democracia el 1 de febrero del 2005.La victoria de ese movimiento popular posibilitó la reinstalación del Parlamento el 24 de abril último, que en su primera resolución cortó drásticamente el poder de Gyanendra y redujo su papel a sólo ceremonia real.

El órgano legislativo también le privó de sus títulos de Supremo Comandante en Jefe del Ejército, Canciller de varias Universidades y fijó leyes de impuestos a los ingresos y propiedades monárquicas.Además decidió preparar la celebración de elecciones para una Asamblea Constituyente, el proyecto de una nueva Carta Magna y un mandato al Gobierno de efectuar conversaciones con los líderes rebeldes con el objetivo de finalizar un conflicto de una década.Esas pláticas se efectuaron y culminaron con un histórico pacto de ocho puntos sellado en Katmandú y encaminado a la paz, reconciliación y democratización del país surasiático, después de un lustro de una desestabilizadora crisis política.

El acuerdo, santificado por la comunidad internacional, desbrozó el camino para la celebración de elecciones a la Asamblea Constituyente y disolución del Parlamento, abierto tras cuatro anos de clausura.También esa especie de mapa de ruta contempló la instalación de un nuevo Ejecutivo interino con la inclusión de la agrupación armada y una comisión de expertos que redacte una Constitución, en sustitución de la actual, que plasme a Nepal como una nación democrática, republicana y laica en lugar de monárquica.Asimismo, invita a la ONU a supervisar y evaluar el desarme del ejército real, confinado ahora a sus cuarteles, y de la guerrilla a sus bases, así como la disolución de sus administraciones populares en la mayoría de los distritos que controlan en el territorio, más de la mitad.

Sin embargo, a casi cuatro meses transcurridos de ese entendimiento, las indecisiones e imprecisiones gubernamentales pusieron en dudas y al borde de la ruptura el cumplimiento de lo conseguido por primera vez en la historia con los rebeldes nepaleses.La administración retrasó el envío de una petición solicitada por la ONU y firmada conjuntamente con los insurgentes para el manejo de los armamentos y el proyecto de una Constitución interina que posibilite su inclusión en la coalición gobernante de la ASP.Ante esa demora, el líder de los rebeldes, Pulshpa Kamal Dahal, alias Prachanda, se reunió con Koirala y concordaron en mantener sus tropas acuarteladas y urgieron a ONU participar en el proceso de paz.

Los dos dirigentes suscribieron un acuerdo de cinco puntos sobre el desarme, la protección de los derechos humanos, la asistencia en el proceso electoral y la supervisión de la tregua y la carta a la ONU.Esa misiva dirigida al secretario general Kofi Annan "invita a la ONU a supervisar la gestión de las armas y los ejércitos de ambas partes antes de la celebración de elecciones para una Asamblea Constituyente en el país".Aunque, el pacto omite cómo se llevará a cabo el desarme -la cuestión más problemática del proceso de paz-, ya que la guerrilla se niega a entregar las armas, mientras no lo haga también el Ejército, considerado por el Gobierno como una fuerza legítima sin poder desarmarse.

Según el convenio, ambas partes mantendrán sus armas por el momento, pero, confinarán sus fuerzas en las barracas del Ejército y los cuarteles y bases rebeldes, y las pondrán bajo supervisión de la ONU.A pesar de su vaguedad, el documento genera gran tranquilidad dado el clima de estabilización, el cese de las hostilidades, los aires de democracia que se respiran y la visita de una delegación de alto rango del máximo organismo internacional.El equipo, encabezado por el sueco Stephen de Mistura, permaneció a finales de agosto durante una semana en Katmandú, donde conversó en el gobierno y los rebeldes y solicitó la firma de un consenso que facilite la gestión de ONU en el proceso de paz.

¿Por qué los medios de prensa denominan "maoístas" a quienes luchan por instalar un "Gobierno Popular" en el pequeño reino de Nepal, en el corazón del monte Himalaya, en el Techo del Mundo?.La repuesta es bien sencilla: sus aspiraciones, ideales y acciones se basan en el concepto filosófico de la "dictadura del proletariado", preconizado en el libro "La Guerra del Pueblo", de Mao Zedong, el líder histórico chino.Los seguidores de esa línea de lucha irrumpen en el escenario militar el 4 de febrero de 1996 como un desgajamiento político de la izquierda nepalesa al considerar de fracaso del Gobierno de la Alianza del Partido Comunista (Unido Marxista-Leninista) la creación de una sociedad de clase en ese empobrecido país del Sur de Asia.

Esa efímera administración de izquierda, que solo duró dos anos debido a las contradicciones y luchas internas de la coalición, sacó del poder mediante una moción de censura parlamentaria al Partido del Congreso, de Jiri Prasad Koirala, en 1994.Koirala, ahora otra vez Primer Ministro, ganó la primera elecciones democráticas celebradas en la nación hinduísta, fronteriza con la India y China, tras la rebelión popular de mayo de 1990.Esas demostraciones derrumbaron tres décadas de gobierno del monárquico Partido Democracia Nacional y se adoptó una nueva Carta Magna en 1991 que cercenó los poderes absolutos del rey Birendra y le convirtió en una monarquía constitucional.Sin embargo, los cambios introducidos en la estructura política no culminaron en la estabilización de las instituciones democráticas y culturales y prosiguieron las desigualdades sociales, en especial en el campo.

En su camino para lograr esos objetivos, las diferentes fuerzas políticas iniciaron una carrera por el poder en vez de mejorar la vida de los millones de habitantes de los 75 distritos, en especial los rurales, caldo de cultivo del descontento.Una muestra de esta inestabilidad política está dada por el hecho de que ocho coaliciones de diversas tendencias ideológicas se sucedieron en el transcurso de una década en el Parlamento.

En este contexto, la extrema izquierda representada por el escindido Partido Comunista de Nepal envió un memorando de 40 puntos al nuevo primer ministro Sher Bahadur Deuba, en el cual demandó la abolición de los privilegios reales, del llamado Tratado de Mahakali con la India y la promulgación de una Constitución Republicana, entre otros.El gobierno hizo caso omiso a esas exigencias y en consecuencia ocho días después, en la noche del 13 de febrero, los rebeldes desataron ataques simultáneos en diferentes regiones de Nepal.Esas primeras acciones armadas se dirigieron contra instalaciones gubernamentales como puestos de policía y oficinas administrativas, en especial en áreas de las colinas occidental, central y de Terai con un estratégico plan de aislar la ciudad desde la zona rural.

Las autoridades identificaron 31 distritos como puntos de los insurgentes, de los cuales 17 los enmarcó dentro de la categoría de "afectados" y 14 "muy afectados".Esta situación reveló que los rebeldes operaban en 35 de los 75 distritos rurales de Nepal donde asentaron sus propias administraciones paralelas en regiones golpeadas por la pobreza, el desempleo y retroceso económico.Para su gobernación, estructuraron el país en tres zonas y 27 distritos, mientras que en el frente militar cuentan con una Comisión Central, regional y distrital y en la política idéntica formación.La cabeza visible de la organización es Pushpa Kamal Dahal, alias Prachandra, secretario general, mientras la política es Baburam Bhattarai, líder del Sanjukta Jan Morcha.

De ahí que, esas tradicionales bases de apoyo se fortalecieron con las castas brasminin, chettries y newars y ampliaron con los grupos tribales rai, limbri, gurung, magar y tamang ante las desigualdades económicas, sociales y las discriminaciones contra las minorías étnicas.A ese respaldo contribuyó además la conmoción creada por la Constitución de 1991 que declaró a Nepal como un estado hindú con el nepalí como única lengua oficial, desconocido para algunas minorías como las myanmenses y tibetanas.

Los rebeldes hicieron suyas las demandas de las minorías étnicas y exigieron que las mismas deben ser autónomas en las áreas donde son mayoría.Por eso, frente al auge del movimiento, el gobierno empleó la fuerza, persuasión y negociación para tratar de acabar con esa peliaguda y desestabilizadora guerra irregular, que afectó enormemente la economía, en particular el turismo, su principal fuente de ingresos.Los enfrentamientos se recrudecieron, luego del misterioso asesinato del rey Birendra y la familia real el 1 de junio del 2001 en el Palacio de Katmandú, presuntamente a manos del príncipe heredero, Dipendra, quien se suicidó, aunque los rebeldes atribuyeron la masacre a servicios secretos extranjeros.

El nuevo rey Gyanendra decretó el estado de emergencia el 26 de noviembre del mismo ano, ante una serie de atentados y ataques perpetrados por los rebeldes, tres días después de romper las negociaciones de paz de cuatro meses con el gobierno.En total, más de 12 mil insurgentes, policías y civiles perdieron la vida en esos 10 anos de combates.Ahora, el nuevo gobierno de coalición de siete partidos políticos está encabezado nuevamente por Jiri Prasad Koirala, tras otra agitación política en abril del 2006 que eliminó los poderes absolutos asumidos por Birendra un año antes con la destitución del Ejecutivo y el Legislativo.

Koirala y Prachandra firmaron un pacto histórico encaminado a la paz, democratización y reconciliación, que contempla una tregua, desarme, elecciones generales para una Asamblea Constituyente, inclusión de los rebeldes en el gobierno interino bajo la supervisión de la ONU.Pero, una cuestión si está bien clara y es que ambas fuerzas deben conciliar rápidamente sus respectivas posturas dado que cada instante que pasa se deteriora cada vez más la economía con un descenso marcado en las importaciones, exportaciones y el turismo.

-El autor es Jefe de la Redacción Asia de Prensa Latina y ex Corresponsal en China, Corea, Japón, la India y Vietnam.

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