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martes, julio 25, 2006

Israel Fusilan a Civiles Libaneses


De nuevo sacan israelíes a civiles libaneses de sus casas y los matan

Primero las fuerzas de Tel Aviv les ordenan salir de sus vivendas y luegoles lanzan misilesRobert FiskLa JornadaEstán en escuelas, en hospitales vacíos, en corredores y mezquitas, y en lascalles. Refugiados musulmanes chiítas del sur de Líbano, obligados a salir de sus casas por los israelíes, llegan a Sidón por millares, son atendidospor musulmanes sunitas y luego enviados al norte para unirse a los 600 mildesplazados libaneses en Beirut.

Más de 34 mil han pasado por aquí en estoscuatro días, una oleada de miseria y furia. Llevará años restañar susheridas, y se necesitarán millones de dólares para reparar los daños a suspropiedades.¿Y a quién pueden culpar de su éxodo? Este domingo, por segunda vez en ochodías, los israelíes cometieron un crimen de guerra.

Ordenaron a los aldeanosde Taire, cerca de la frontera, salir de sus casas y luego -cuando el convoyde autos y minibuses avanzaba obedientemente hacia el norte- la fuerza aéreaisraelí lanzó un misil hacia el minibús que iba a la zaga; perecieron tresrefugiados y 13 sufrieron heridas graves. Se cree que el cohete que les diomuerte era un Hellfire, fabricado por Lockheed Martin en Florida.Hace nueve días, el ejército israelí ordenó salir de sus casas a loshabitantes de un pueblo vecino, Marwaheen, y luego disparó cohetes hacia unode los camiones que los transportaban; perecieron las mujeres y los niñosque iban dentro.

Y ésta es la misma fuerza aérea israelí que fue elogiada lasemana pasada por uno de los más ardientes defensores de Israel, el profesorde Harvard, Alan Dershowitz, porque "se necesitan medidas extraordinariaspara minimizar las bajas civiles".Tampoco a Sidón la han perdonado los atacantes. En lo que queda de lamezquita Fátima Zahra, institución de Hezbollah en el centro de la ciudad,se ve una pila de escombros y muros aplastados; el alminar y el domo yacenen el suelo, todavía con una bandera negra ondeando en la punta. Cuando losaviones israelíes llegaron allí esta mañana, el velador, un anciano de 75años, no tuvo tiempo de salir corriendo; horas después murió de laslesiones.

Su silla de plástico blanco, volteada de lado, aún se ve junto ala puerta. Es improbable que esa mezquita tuviera uso militar: a un lado hayuna escuela perteneciente a los Hariris, la poderosa familia sunita; jamáshabrían permitido armas en el edificio.No es que Hezbollah -que mató a dos civiles israelíes más este domingo consus cohetes en Haifa- haya respetado a Sidón, cuya población es 95 porciento sunita. La semana pasada trató de lanzar misiles de fabricación iraníhacia Israel desde el malecón y desde el rastro de la ciudad.

En ambasocasiones los pobladores lo impidieron por la fuerza.La multimillonaria Fundación Hariri -creada por el ex primer ministro RafiqHariri, asesinado el año pasado- ha ayudado a 24 mil refugiados chiítas asalir del sur y trasladarse a Beirut, pero no siempre su generosidad ha sidorecibida con agrado. Unos refugiados en una escuela técnica de Meheniyehinsultaron y dieron de puñetazos a trabajadores de la fundación. En otraspartes las familias que huyen han maldecido a los empleados."Nos dicen que trabajamos para los estadunidenses y que por eso los sacamosde su tierra", señala Ghena Hariri, sobrina de Rafiq y egresada deGeorgetown. "Es algo que seca nuestra energía.

Trabajamos 24 horas y alfinal del día nos maldicen. Pero me dan mucha pena; ahora los israelíes lesdicen que salgan de sus pueblos a pie y tienen que caminar docenas dekilómetros con este calor."No es difícil ver cómo dañará esta guerra el delicado tejido sectario queexiste en Líbano. Un grupo de familias chiítas -albergadas en una escuela delas montañas drusas del Chouf- trató de poner banderas amarillas deHezbollah en el techo y miembros del Partido Popular Socialista Druzo deSalid Jumblatt tuvieron que rasgarlas en jirones.

Ese acto tal vez salvó lavida de los refugiados.Con todo, muchos de los chiítas de este bello puerto de la época de lascruzadas han descubierto lo gentiles que pueden ser sus vecinos sunitas."Aquí estamos, ¿adónde más podríamos ir?", pregunta Nazek Kadnah, sentada enun rincón de una mezquita que Rafiq Hariri construyó en honor a su padre,Haj Baha'udin Hariri. "Pero nos cuidaron aquí como si fuéramos sus hermanosy hermanas y ahora estamos seguros."Estos sentimientos provocan algunas preguntas sombrías.

¿Por qué, porejemplo, estas infortunadas personas no pueden recibir de Tony Blair lamisma compasión que supuestamente sintió por los musulmanes de Kosovo cuandolos serbios los expulsaron de sus hogares? Estos miles de libaneses estántan aterrorizados y privados de un hogar como los albaneses de Kosovo, porquienes Blair decía estar librando una guerra moral. Pero para losmusulmanes chiítas que se refugian en Sidón no hay tal postura moral nisugerencia alguna de cese del fuego por parte de Blair, quien se ha alineadocon los israelíes y los estadunidenses.

¿Y cuál es exactamente el propósito de sacar a más de medio millón depersonas de sus hogares? Muchos de estos infelices están sentados apretandoen la mano las llaves de su casa, como hacían los palestinos de Galileacuando llegaron a Líbano hace 58 años para pasar como refugiados el resto desu vida. Sí, es probable que los musulmanes chiítas de Líbano vuelvan a sucasa. Pero, ¿qué encontrarán? ¿Una guerra entre Hezbollah y alguna fuerzaoccidental de intervención? ¿O más bombardeos israelíes?Inocentes siguen muriendoLos refugiados de Sidón disponen ahora de 36 escuelas para albergarse...pero ellos son los afortunados.

En todo el sur de Líbano continúan muriendoinocentes. Uno fue un niño de ocho años que pereció en un ataque aéreoisraelí en una aldea cercana a Tiro. En esta última ciudad, otros ochociviles resultaron heridos cuando un misil israelí impactó un vehículoafuera del hospital Najem. Y por la mañana de este domingo, una periodistalibanesa, Layal Nejib, reportera gráfica de la revista Al-Jaras, cuyasimágenes eran difundidas también por la Agencia France Press, murió en untaxi durante un ataque aéreo israelí cerca de Qana, el mismo poblado donde106 civiles fueron masacrados en una base de la ONU por proyectiles deartillería israelíes en 1996. Tenía apenas 23 años.
En su casa de muros de mármol, en la parte alta de Sidón, BahiaHariri -parlamentaria local, madre de Ghena y hermana del primer ministroasesinado- se sienta con rostro severo; apenas si puede controlar la rabia."Estamos en esta situación terrible, pero no tenemos ningunasalida -comenta-. Rafiq Hariri ya no está con nosotros. La comunidadinternacional no está con nosotros. ¿Quién está con nosotros? Dios. Y los libaneses viejos. Y el mundo árabe; esperamos que nos ayude. La únicaresistencia que podemos mostrar es ser un país unido. Pero tenemos escasomargen para soñar."
© The IndependentTraducción: Jorge Anaya

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