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miércoles, diciembre 27, 2006

Historia:la batalla de Madrid

Enrique Lister
Al anochecer del día 6 me presente al general Pozas, le explique la situación de mis fuerzas y el peligro en que se encontraban de quedar cerradas. Pozas me explico que el Gobierno se había marchado y que Asensio había dejado la orden de abandonar Madrid, replegar las fuerzas de la Sierra-a las que ya el propio Asensio les había dado la orden para ello-y establecer una línea fuerzte, lo más continua posible, a ciertga distancia de Madrid. En cuanto a mis fuerzas, me ordenó replegarlas a Tarancón y allí, esperar ordenes.

Le mostre mi extrañeza, mi pena y mi desacuerdo con tal decisión. Le hablé del pueblo que confiaba en nosotros y al que íbamos a dejar abandonado a merced de los fascistas nacionales y extranjeros. Me respondío que para un militar que contaba eran las armas y los combatientes y que no disponíamos ni de unas ni de otras en suficiente número para defender Madrid, y agregó: "Si no andamos rápidos, lo más seguro es que mañana a estas horas nos hayan fusilado a todos, y nosotros dos, por motivos diferentes, seremos de los primeros." Le dije que seguía estando en desacuerdo con esa decisión y salí.

Me fui a Serrano 6, donde estaba el Buro Político del Partido, y les informé de la situación de mis fuerzas y de la conversación que acababa de tener con Pozas. Jose Díaz me dijo que en lo que se refería a la orden de repliegue de la Sierra podía estar tranquilo, que nadie lo cumpliría. En lo tocante a mis fuerzas, fue aprobada por el Buro Político mi propuesta de cumplir la orden de replegar las posiciones que ocupaban, pero no a Tarancón, sino hacia Madrid.

De vuelta hacia mi puesto de mando, al pasar por Villaverde, ya fui tiroteado por el enemigo. Mis fuerzas estaban casi cortadas de Madrid y la salida por ese lugar para todos los combatientes se hacía dificil. En vista de ello, di la orden a una parte de las unidades de replegarse sobre la parte baja de Villaverde, y al resto, las que estaban más gastadas, de cruzar el río por cerca de Perales, concentrándose en la región de Vaciamadrid-Arganda. Al amanecer del 7 todos estaban ya en sus lugares de concentración; no se había perdido ni un solo hombre ni un arma, y la marcha del enemigo hacia Madrid, por Villaverde-Entrevías-Puente de Vallecas, estaba cerrada.

En la mañana del 7 me presente al teniente coronel Vicente Rojo, jefe del Estado Mayor de la Defensa de Madrid, que se había organizado la noche antes. Le expliqué la situación de mis fuerzas y Rojo, después de aprobar todas las medidas que yo había tomado, me informó de la situación y de las medidas que él estaba tomando y que se especificaban en una orden que recíbi más tarde. Por ella se nombraban jefes de los diferentes sectores de la defensa de Madrid: al coronel Bueno, Vallecas; al comandante Lister, Villaverde; al coronel Prada, Puentes de la Princesa; al comandante Rovira, Carabanchel; al coronel Escobar; carretera de Extremadura(fue herido y sustituido por el coronel Arce); a los coroneles Mena t Clairac, Puente de Toledo; al coronel Alvarez Coque, teniente coronel Galán y comandante Enciso y Romero, Casa del Campo; a Jose María Galan, Húmera-Pozuelo; al coronel Barceló, Boadilla del Monte.

Defensa artillera, comandante Zamarro; dirección de los trabajos de fortificación, coronel Ardiz y Federico Molero; Sanidad, Dr. Planelles.Entre el 9 y 15 fue reforzada por las Brigadas 2ª(Martinez de Aragón), 4ª (Arellano) y 5ª (Sabio), las Colunmas Ortega,Durruti, Perea y Cavada y las 11 y 12 Brigadas Internacionales.

Del Estado Mayor de Rojo me fui al 5ª Regimiento del que seguía siendo el jefe. Allí estaba Carlos en plena actividad, rodeado de Ortega, Benigno, Sánchez Arcas y otros camarada. Me informaron de todo lo que conocían acerca de la situación en los diferentes sectores de Madrid, los de la Sierra y de los frentes más lejanos. Juntos examimamos la situación y acordamos una serie de medidas. Como en los días de julio, el 5º Regimiento era un hervidero de hombres que venían a preguntar, a ofrecerse para lo que pudiesen ser útiles.

En la tarde del 7, mis unidades, que se habían replegado a la región de Vaciamadrid, llegaron a Entrevías y al anochecer comenzamos la reconquista de Villaverde, casa por casa.

El choque fue brutal, entre aquellós ejércitos, borrachos de victorias desde Sevilla a Madrid, y a los defensores de la libertad que habían decidido morir antes de dar un paso atrás. la 1º Brigada no sólo estaba dispuesta a no retroceder, sino que, después de parar al enemigo en seco, contraataco y comenzó entonces una sucesión de combates feroces donde las armas principales eran las bombas de mano y la bayoneta; y así en cada calle, en cada cas, en cada habitación, no sabiendo ya mucha veces si se mataba a un enemigo o a un compañero.

Luego todo se fue estabilizando.Era una lucha de forcejeos, en la que unas veces se ganaban unos metros y otras se perdían. Esos combates no tenían ninguna importancia decisiva desde el punto de vista del terreno, pero reforzaba la combatividad de las tropas y se detenía y debilitada al enemigo.

El día 7 lo pasó el enemigo en ataques locales, al mismo tiempo que preparaba el gran ataque que desencadenó el día 8. Los día decisivos de Madrid fueron del 6 al 9. En la mañana del 8 de noviembre, puntualmente, según el plan, las colunmas enemigas iniciaron el avance, pero chocaron con una resistencia organizada.

Esos cuatros días, y sobre todo el 7, el 8 y el 9, fueron los decisivos no porque los combates resultaran más sangrientos que otros que tuvieron lugar después, sino porque el parón cambió las ideas de cientos de miles de habitantes de Madrid. Renacía en los combatientes la confianza en que era posible derrotar al enemigo y en la población renacía la confianza en los combatientes de la primera línea. Después de tres meses de retrocesos, de partes falsos y de engaños, el pueblo de Madrid se encontraba cara a cara, con la tragica realidad y le hacía frente con valentía.

Los franquistas se habían hecho demasiados ilusiones: prepararon su plan de ataque que, como pasa con todos los planes elaborados a base de ilusiones y no de realidades, resultó un plan aventurero y como tal fracasó. Contaban con la desmoralización de los milicianos y del pueblo de Madrid y con el pánico general. Pero entre los combatientes y el pueblo no hubo desmoralización ni pánico, sino todo lo contrario: una moral de acero y una combatividad que superaba a todo lo conocido.
La constitución de la Junta de Defensa no sólo contrarrestó el efecto negativo de la marcha del Gobierno de la capital,sino que despertaba un gran entusiasmo entre los combatientes, levantando su moral, reforzando su confianza en la victoria.La confianza de los combatientes y del pueblo no se vio defraudada en ningún momento. El orden y la disciplina se reforzaban de día en día en la capital.

Hasta Madrid se había podido llegar, pero en Madrid no se podía entrar.Moros, legionarios, italianos, alemanes, falangistas, allí estaban todos moviéndose en sus arremetidas por varias costados; pero Madrid estaba en pie, soberbio ante el peligro.¿Cómo era posible aquello? Todo el pueblo, de punta a punta de Madrid, hizo resonar el grito de "NO PASARAN".

Los tranviarios conducían sus tranvías hasta darse de boca con el enemigo, los colocaban como barricadas y buscaban el fusil de un herido, de un muerto, un pico, una pala,algo con que matar fascistas.Y lo mismos hacían los barberos, los mozos de café, los empleados, todos.

Las mujeres entraban en los cafés y las tabernas, cogían el café y el coñac, todo lo que encontraban y marchaban a primera lineas a darselo a los milicianos. De labios de esas mujeres salieron las palabras más cariñosas y las duras; se las veía abrazar a los valientes y decirles las palabras más hirientes a los que tenían un momento de vacilación.

El pueblo-mujeres, hombres, niños y ancianos- arracanban las piedras de las calles, hacia barricadas; surgían las fortificaciones. Cada barrio organizaba su defensa; muchas casas se transformaban en fortalecer; estaban preparados los cubos y la leña para recibir con agua hirviendo a los enemigos del pueblo. Lo maravilloso de Madrid fue, precisamente, el heroismo de la población civil. Las casas de algunos barrios extremos de Madrid se convirtieron en verdaderas tumbas de fascistas; se luchó en sus portales, en las escaleras, en las habitaciones.

Los tanques de los que atacaban hacian sonar sus cadenas por las calles de algunos barrios, pero entonces, de lo más profundo de las entrañas del pueblo, surgieron los antitanquistas; el marino Coll, el campesino Cornejo. Hombres que, con la cintura rodeada de bombas, saltaban de las trincheras y se lanzaban al encuentro de las máquinas de acero del enemigo, dejándolas panza arriba, para que sirvieran de tumba a quienes las conducían.

LA "QUINTA COLUNMA"

Sin embargo, en esos momentos-los más criticos- el peligro no estaba sólo en el enemigo que nos atacaba de frente; estaba también en la "Quinta Colunma".
El inventor de ese término-adoptando hoy en el mundo entero para definir al que trabaja emboscado esperando el momento de atacar por la espalda-fue el general Mola.Al preguntarle los periodistas con cual de las cuatro colunmas dirigidas hacia Madrid por Guadalajara, Somosierra,Guadarrama y el Tajo, pensaba tomar la capital, respondió que con ninguna de esas cuatro, sino con la quinta, que estaba en el propio Madrid.

La fanfarronaba del general fue un toque de alerta para nosotros y les costó bien caro a sus amigos.El mando de las fuerzas que atacaban Madrid esperaba que la "Quinta Colunma" se lanzara a la calle, nos atacara por la espalda y creara el desorden entre la población.Era necesario hacer el frente a ese peligro y si no se liquído del todo, a la "Quinta Colunma" se le dieron tales golpes que se la dejo impotente para las acciones decisivas que venían preparando.Sus mejores refugios los tenía en ciertas Embajadas y Consulados y en casas protegidas por las banderas de esas Embajadas.

Otro grave peligro que pesaba sobre nosotros residía en las concepciones derrotistas de los Asensio y compañía, quienes sostenían que Madrid era imposible de defender y fácil de reconquistar. Eran los defensores de la reducción de los frentes y del "chaqueteo" estratégico.Pero como los madrileños no entendían de cifras manejadas caprichosamente por los partidarios del "repliegue" iban echar por tierra sus famosas "teorías" de la imposibilidad de defender Madrid.

Para nosotros, Madrid no podía ser una ciudad cuya pérdida o conquista debía analizarse simplemente desde el punto de vista de la estrategia militar , sino desde el punto de vista de su importancia política. Madrid era considerado en España y fuera de España como el centro político del país, y si bien no se puede llegar a la conclusión de que en todos los casos la pérdida de la capital de la nación signifique la pérdida de una guerra-y, en nuestro caso, no estábamos dispuestoss a dar la guerra ni la lucha por terminadas-, no podemos olvidar la situación concreta que teníamos en nuestra zona cuando el enemigo atacaba Madrid:
1.º El comienzo de la organización del Ejercito Popular con un mando único solamente era una realidad en Madrid, pues en el resto de nuestra zona seguían las colunmas de milicias incapaces de acciones militares serias; no existia ni Estado Mayor Centrl ni mando único.

2º En el extranjero,nuestros amigos tenian los ojos puestos en Madrid y nuestros enemigos sólo esperaban que Franco lo tomara para reconocer a su Gobierno.

En estas condiciones, la pérdida de Madrid podía significar un golpe mortal para la República.

Durante el mes de noviembre continuaron los duros combates en el suburbio sur de Madrid, en la Casa de Campo y en la Ciudad Universitaria, donde los fascistas penetraron el 15 de noviembre. Como consecuencia de esto, el frente de los rebeldes adquirió la forma de una bolsa de un ancho de unos kilómetros. La lucha tomó un carácter prolongado de posiciones: se hizo subterránea.

El 19 de noviembre caía mortalmente herido Buenaventura Durruti. Había llegado a Madrid cuatro días antes, con unos 3.000 hombres. Llegaron con la pretensión-un tanto fanfarrona-de salvar a Madrid. Querían, además, hacerlo rápidamente para regresar a Aragón lo más pronto posible. Pidieron el sector del frente donde el enemigo hubiese penetrado más profundamente en Madrid, para desalojarlo. Se les dio un sector de la Casa de Campo.

Yo conocía a Durruti el 18 ó 19 de noviembre, en visperas de su muerte. Nos encontramos en el Estado Mayor de Miaja, en una reunión de algunas jefes de unidades militares y de sectores del frente de Madrid.En esa reunión, Durruti planteó que sus fuerzas podían ser relevadas y volver a Aragón.

Algunos jefes, entre ellos yo, señalamos que era lamentable que unas fuerzas que no llevaban más de tres días en línea (habían llegado el 15) pidiesen el relevo de un frente donde la inmensa mayoría de los hombres llevaban combatiendo desde el primer día de la guerra sin haber tenido un solo día de descanso, y continuaban sin pedirlo. Opinamos que, si insistian en marchar, se les permitieran irse, pues defenderíamos Madrid sin ellos, como lo habíamos hecho antes de su llegada.

Dio Durruti algunas explicaciones sobre el carácter de sus fuerzas, sus costumbres, sus ideas sobre la disciplina y la práctica del mando, etc., y oyéndole hablar yo comprendía la tragedia interior de aquel hombre fuerte y bueno, combatiente de coraje, victima en ese momento de las ideas que él había sembrado.
Prometió Durruti esforzarse por hacer comprender a sus hombres la necesidad de continuar defendiendo Madrid.
Salimos juntos y nos despedimos amistosamente, marchándonos cada uno al sector que teníamos la misión de defender.

Al día siguiente comenzó a correr la noticia de que Durrutu, al querer parar una espantada de sus fuerzas, había sido asesinado por uno de sus hombres. Cuando poco después tuvimos confirmación de la trágica noticia, el dolor que nos producía la perdida de un jefe y de un hombre de su valor se veía circunstancias en que la muerte se había producido. En cuanto a sus fuerzas no sólo no habían desalojado al enemigo de sus posiciones, sino que fue el enemigo quien las desalojo a ellas de algunas de las posiciones que habían recibido.

Despues de la muerte de Durruti hubo que relevar inmediatamente a esas fuerzas, pues constituían a esas fuerzas, pues constituían un verdadero peligro para todo el frente de Madrid.

En los días de noviembre el 5º Regimiento volvía a ser un centro de actividad militar centro de actividad militar como en los días de la Sierra y Talavera.Hasta el 27 de enero, en que oficialmente se disolvía el 5º Regimiento, yo compartía la jefatura de éste con la de 1º Brigada. Unas veces venían los oficiales que aún seguían en la comandancia a informarse a mi puesto de mando en Villaverde, otras era yo el que iba a reunirme con ellos a la calle Lista, aprovechando la noche en que los combates decrecían.

En esos días salieron del 5º Regimiento órdenes, instrucciones, directivas, para la organización de la defensa de Madrid.
El mes de diciembre transcurre relativamente tranquilo: no hay grandes ni prolongados combates.En el curso de este tiempo los franquistas trabajaban febrilmente en las formación de nuevas unidades, en darles instrucción y proveerlos de medios tecnicos modernos. Bajo la dirección de instructores alemanes se fundan escuelas de oficiales y de suboficiales, organizan cursillos y reuniones para estudiar los medios técnicos de combate que les lleguen del extranjero.

Las tropas se entrenan intensamente.
A principios de enero, Franco disponía de medio millon de hombres bajo las armas. Los facciosos se fijan el objetivo siguiente: aprovechar la superioridad numérica y cualitativa de sus tropas y de sus medios técnicos de combate y apoderarse cuanto antes de Madrid.

También en nuestro campo se aprovechó la tregua entre las operaciones para organizar las fuerzas y perfeccionar toda la defensa de Madrid. Las colunmas se organizaron en Brigadas, y toda la guarnición de Madrid, desde Valdemorillo hasta Villaverde, formó un Cuerpo de Ejercito especial.

Se trabajo para regularizar la vida normal de Madrid, así como para organizar y simplificar la complicada y embrollada retaguardia del frente central. Se creó una reserva de trasnportes automovilístico;se tomaron medidas para implantar el orden y poner fin a las violencias de ciertas gentes en las carreteras y los caminos.

Se realizó una formidable labor destinada a preparar la capital para la defensa, perfeccionando las viejas barricadas y elevando otras nuevas.Se mejoraron los preparativos para hacer volar puentes, casas y calles enteras en las direcciones más amenazadas. En esta tarea desempeñaron un papel decisivo los obreros y personal técnico de la construcción, movilizados por sus sindicatos respectivos y por el 5º Regimiento. De este personal se formaron los Batallones del Subsuelo(con los poceros) y de Minadores , que preparaban las galerías y minas subterráneas aprovechando el alcantarillado para hacer las voladuras. Este ejército de trabajadores de la construcción sirvió de base para la creación de las unidades de Ingenieros del nuevo Ejército de la República.En la defensa de Madrid es donde verdaderamente nació el arma de Ingenieros del Ejercito Popular. En todo ese trabajo desempeño un papel muy importante Federíco Molero.

Apareció aviación de bombardeo y caza moderna que, por su calidad, era mejor que la del enemigo, aunque inferior en cantidad.
Por primera vez se vio en Madrid artilleria antiaérea:cuatro baterias.Pero, a fines de diciembre, en todo el territorio republicano no había más de 250.000 hombres bajo las armas.

Si comparamos las actividades de los dos bandos hay que reconocer que, en lo que se refiere a alcance de formación de tropas, los facciosos hicieron mucho más que nosotros.
La incompresión del ministro de la Guerra, la obra de los enemigos de la creación del Ejercito Popular Regular, surgieron su efecto negativo en la organización e instrucción de las Fuerzas Armadas y quedamos a la zaga de los sublevados.

En los día de noviembre y diciembre, la 1ª Brigada se va reforzando con nuevos batallones: los "Thaelmann", "Cruz", "Heredia" y "José Diaz".Así,cuando a mediados de enero se forma la 4ª División y la 1ª Brigada pasa formar parte de ella, tiene ya ocho batallones. Poco después, con los cuatros batallones que la 1ª Brigada tenía de más,se forma la 9ª Brigada, y el 9 de febrero, con las dos, se crea la 11 División.

Quiero relatar aqui un ejemplo de cómo elementos fascistas lograban llegar a ocupar puestos importantes.
El Batallon "Heredia"-que llevaban el nombre de un magnífico camarada caído en la defensa de Madrid- al incorporarse a la Brigada venía mandado por dos comandantes.Desde el primer día comenzamos a notar un ambiente raro en el Batallón.

Abrimos una investigación discretas y no tardamos en comprobar un gran disgusto de los combatientes y de la casi totalidad de los mandos hacia los dos comandantes. Se reforzó la vigilancia sobre estos y no tardamos en descubrir que, en una gran chalet cerca de Cuatro Caminos, tenían un verdadero harén y una cantidad fabulosa de productos: comestibles,vinos y licores, ropas y objetos de todo el tipo. Detenidos los dos comandantes, se pudo comprobar que uno de ellos eran un elemento degenerado, sin ninguna ideología política, pero el otro era uno de los responsables de los grupos de choque de Falange, que, antes de la guerra, se dedicaban a atacar a gentes de izquierda en Madrid.

Este falangista, para mejor camuflar su actividad, se batió valientemente en las milicias y, como era un hombre capaz e inteligente, llegó a jefe de Batallón.
Como al primero, que mandamos con todos los datos al Tribunal Popular, éste lo puso en libertad, al segundo, es decir, al falangista, decidimos que lo juzgara un Tribunal Militar, que lo condenó a muerte.

Antes de ser fusilado quiso hablar conmigo y accedí.Prometió sus servicios a la causa de la República a cambio de la vida, y para convencerme empleo dos argumentos: su valentía en el combate y el haber dicho todo lo que conocía sobre el trabajo de Falange en Madrid y haber denunciado a sus compañeros.
Le dije que a mis ojos, el primer argumento le era favorable, pero que el segundo lo echaba todo a rodar, pues a los "chivatos" no podía tragarlos, fuesen del campo que fuesen, y que, además, había los crimenes cometidos en su época de pistolero falangista. Cuando se dio cuenta de que no había salvación, murió valientemente.

En los días de la defensa de Madrid vinieron amigos de otros países a traernos el aliento y la solidaridad de sus pueblos. Quieron recordar, entre ellos; al dirigente socialista sueco Jorge Branting. El 19 de diciembre de 1936 nuestro amigo socialista Branting, después de recorrer las trincheras de Villaverde, ocupadas por la 1ª Brigada, hizo la declaración siguiente:
"He estado en las primeras trincheras del frente de Madrid; las avanzadillas de Madrid son las primeras líneas del proletariado mundial.
"Las dificultades por que atraveseís ahora tendrán su compensación en el porvenir dichoso que os espera
Me considero como un gran amigo del Frente Popular español. En unión de las masas que simpatizan con vosotros, insistiremos en denunciar ante la conciencia del mundo civilizado los bombardeos criminales que los fascistas realizan sobre la población civil de Madrid".

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