Translate,translator,traducteur,Übersetzer, traduttore,tradutor,переводчик

miércoles, agosto 02, 2006

Recordemos la Revolución Etiope



La Revolución Etíope revisitada¿Por qué odian los imperialistas a Mengistu? [1]Deirdre Griswold
La revolución que estalló en Etiopía en los años 1970 ha recibido esta semana la más oblicua de las referencias por parte de los imperialistas. Y ha sido sólo para denunciar que Sudáfrica haya permitido que el líder de la revolución de Etiopía, el Coronel Mengistu Haile Mariam, volviera a su casa en el exilio de Zimbawe tras recibir tratamiento médico.

Los EEUU y otros países imperialistas han ejercido una fuerte presión sobre Sudáfrica para detener a Mengistu por "crímenes de guerra". Los medios de comunicación occidentales añaden la palabra "dictador" a su nombre como si fuera su título.¿Quién es Mengistu y por qué le odian tanto los imperialistas? ¿Es cierto que es un brutal criminal de guerra?Etiopía es el segundo país más grande del África subsahariana. Su potencial económico es enorme, pero su pueblo todavía se encuentra entre los más pobres del mundo.Mengistu se convirtió en su líder en los años 1970, en una época de gran fermento revolucionario después de que la monarquía feudal del Emperador Haile Selassie quedase debilitada por las rebeliones campesinas, las manifestaciones estudiantiles y las huelgas de la pequeña clase obrera que siguieron a una terrible hambruna.

Mengistu Haile Mariam (1977)

Etiopía nunca había estado sometida a las peores brutalidades del dominio colonial al mismo nivel que el resto de África, habiendo derrotado a una fuerza expedicionaria italiana en 1895 en la batalla de Adawa. Pero fue invadida por el ejército de Mussolini en los años 1930. Selassie sobrevivió a la ocupación exiliándose en Gran Bretaña, y volvió al trono tras la derrota de Italia en la Segunda Guerra Mundial.Desde entonces, el emperador colaboró con el imperialismo estadounidense y británico.

Durante muchos años, el mayor puesto supervisor de los EEUU para el Oriente Medio estuvo en la base aérea de Kagnew en Eritrea, más tarde parte de Etiopía. Sin embargo, Selassie conservó su reputación mundial como líder de un estado africano orgulloso e independiente.Una lucha de clases ferozFue la lucha de clases dentro de esta sociedad feudal la que eventualmente llevó al poder al gobierno militar revolucionario liderado por Mengistu.

La clase obrera era demasiado pequeña para tomar el poder directamente. Los campesinos sublevados se hallaban demasiado dispersos, aunque luchaban de la misma manera en que habían luchado los campesinos en las guerras de Europa cientos de años atrás --alzándose contra los terratenientes y sus capataces, apropiándose de la tierra y tratando de sobrevivir a continuación mediante una agricultura de subsistencia.Con el país sumido en el caos, estalló una lucha interna entre los militares etíopes, que habían recibido la orden de reprimir a las masas. Los oficiales jóvenes se sublevaron --e incluso dispararon-- contra los oficiales que apoyaban al viejo sistema feudal. Establecieron un Consejo Provisional Militar-Administrativo (PMAC) de 125 miembros para controlar el país.En sucesivas luchas, el mando de este consejo siguió desplazándose hacia la izquierda. Mengistu, un coronel que no venía de la elite sino de una gente que habían sido esclavos, se alzó como líder con una orientación socialista.

El PMAC depuso al Emperador Haile Selassie y a su Consejo Real.La transformación social de Etiopía combinó elementos tanto de una revolución burguesa como de una revolución socialista. Su primera actuación de envergadura consistió en nacionalizar toda la tierra y las grandes casas en 1975, rompiendo así la columna vertebral de la clase terrateniente. Esto fue seguido por la nacionalización de los bancos, las empresas de seguros y la escasa industria existente.Todo esto fue recibido con un enorme apoyo popular --exceptuando, desde luego, a los antiguos amos y sus agentes. Algunos de ellos formaron un ejército contrarrevolucionario --curiosamente llamado "Unión Democrática Etíope"-- que se dedicó a preparar ofensivas contra la revolución desde el vecino Sudán.

El PMAC organizó un enorme ejército de campesinos como respuesta. Este escritor visitó Etiopía dos veces en 1978, después de que el ejército de los terratenientes hubiera sido rechazado. En el campo se habían formado asociaciones y cooperativas de campesinos con el apoyo del gobierno. Recibían a los visitantes con carteles que ponían: "Nunca dejaremos que vuelvan los terratenientes" .En la capital, Addis-Abeba, milicias descalzas defendían los edificios públicos con rifles Kalashnikov. Las mujeres también recibieron armas en los kebeles urbanos o asociaciones de barrio.Los kebeles organizaron mercados cooperativistas que vendían productos básicos a precios muy bajos, superando a los comerciantes que buscaban obtener beneficios mediante el aumento de los precios. Una tendera orgullosa de su puesto me dijo que su vida había sido muy dura como esclava antes de la revolución.

Ella había evitado el abuso físico andando durante días para llegar a la capital.El crecimiento de las organizaciones populares fue paralelo a una campaña de alfabetización masiva. En tan sólo ocho años, el número de personas alfabetizadas pasó del 10 por ciento al 63 por ciento en todo el país.Mientras la hostilidad hacia la Revolución Etíope crecía en occidente, el apoyo llegó de la Unión Soviética y de los países de la Europa Oriental. En particular, la República Democrática Alemana ayudó con formación y asistencia técnica y con artículos como ropas y juguetes para los jardines de infancia, que por primera vez en la historia etíope se construyeron para atender a los niños.

La CIA trata de desmembrar Etiopía:Los EEUU no podían aparecer como organizadores abiertos del derrocamiento de un gobierno africano, pero los medios de comunicación occidentales dedicaron todo tipo de calumnias y declaraciones ultrajantes a la orientación de Etiopía hacia los países socialistas. Y entre bastidores la CIA estaba ocupada intentando desmembrar el país, ayudando directamente o haciendo que sus aliados ayudasen a los movimientos separatistas y a las invasiones abiertas. Con 90 grupos étnicos diferentes que habían sido reunidos bajo un estado central mediante las conquistas de un Imperio feudal, Etiopía era vulnerable.Una invasión llegó desde Somalia en 1977.

Los medios de comunicación occidentales la presentaron como un movimiento de liberación de los somalíes de los llanos Ogaden, al este de Etiopía. Pero, en realidad, tropas del ejército somalí con tanques y armas pesadas penetraron un gran trecho en las tierras altas etíopes antes de ser rechazadas.El redactor del Newsweek, Arnaud de Borchgrave, reveló --en el número del 26 de septiembre de 1977 de esta revista-- que el presidente somalí había recibido un mensaje secreto del Presidente Jimmy Carter animándole a invadir el territorio etíope. EEUU pronto envió 500 millones de dólares en ayuda de Arabia Saudí --una cantidad que en aquel tiempo era igual al producto nacional bruto de Somalia para dos años.

Aunque Etiopía ganara la guerra, ésta supuso un coste terrible para un país pobre que intentaba reorganizar la sociedad.Guerra con EritreaEl problema más espinoso para Etiopía fue el movimiento separatista eritreo. Esta provincia del Mar Rojo tenía los únicos puertos de Etiopía. Su lucha por la independencia había comenzado bajo Haile Selassie, y sus líderes fueron al principio antiimperialistas. Pero una vez que estalló la revolución en Etiopía, se inició un cambio sutil. Los eritreos comenzaron a recibir más apoyo de los regímenes árabes de la región.Los líderes eritreos caracterizaron al PMAC como fascista y colaboraron con todos sus opositores, incluido el ejército de los terratenientes conocido como Unión Democrática Etíope.La guerra entre Etiopía y el Movimiento Eritreo fue feroz. Pero el líder que sustituyó a Mengistu con las bendiciones de EE UU y Gran Bretaña, Meles Zenawi, también emprendió una guerra sangrienta con Eritrea el año pasado y nadie en occidente le llama dictador.


Soldados del Movimiento Eritreo

No existe ninguna demanda por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores o de la Casa Blanca para llevar ante la justicia a asesinos de masas probados como el General Suharto de Indonesia. Suharto mató a un millón de indonesios y a cientos de miles más en Timor Oriental. Pero asumió el poder en un golpe militar con el apoyo estadounidense, y era un aliado anticomunista en Asia que contaba con el pleno favor de Washington.Mengistu, por otra parte, dijo a la Organización de la Unidad Africana en 1977: "Hemos cortado el cordón umbilical del imperialismo". ¿Podría ser esta la razón de que los imperialistas todavía quieran su cabeza?En un tratado firmado en Londres, el cordón umbilical se restauró en 1991 cuando el PMAC fue derrocado y Mengistu tuvo que dimitir.

La URSS había caído y la perspectiva de construir alguna forma de socialismo en Etiopía, basada en la ayuda recibida del campo socialista, se había desvanecido.El feudalismo no puede volverEn 1993, el nuevo régimen aceptó un programa de privatización apoyado por los bancos imperialistas internacionales. Sin embargo, los sacrificios de la revolución no fueron totalmente en vano. Ésta produjo resultados perdurables que no pueden tener marcha atrás.

El aspecto antifeudal de la revolución alcanzó su objetivo. Actualmente Etiopía es descrita como un lugar en el que "la tierra es de propiedad pública". Los campesinos poseen parcelas de subsistencia arrendadas por el gobierno. Los inversionistas extranjeros también pueden arrendar la tierra para practicar la agricultura moderna. Pero los días en que los campesinos tenían que entregar el 75 por ciento de sus cosechas --y a menudo sus propios cuerpos-- a los terratenientes han pasado a la historia.En esencia, cada sociedad de clases es una dictadura de una clase sobre otra, sea bajo la forma política de una democracia o de un estado totalitario. La enorme población de las prisiones y la fuerza policial de los Estados Unidos, que se autoproclama como el más democrático de los países imperialistas, son pruebas de la lucha de clases subyacente y de la fuerza bruta necesaria para contenerla.

Pero los imperialistas, que se revuelcan en dinero en efectivo, en este momento de la historia consideran más conveniente comprar legislaturas y presidentes en sus países de origen antes que regímenes militares puros --aunque hayan tramado las formas más abiertamente autocráticas y brutales de gobierno en los países oprimidos cuando las masas de estos países osaron desafiar al status quo.Los imperialistas odian a Mengistu no porque fuera un dictador, sino porque la dictadura fue ejercida en Etiopía por las clases oprimidas sobre los feudalistas aburguesados y sus aliados imperialistas. Por esa misma razón, Mengistu se ha ganado un lugar en la historia de la revolución africana en pro de la liberación de los oprimidos.--------------------------------------------------------------------
[1] Título original: 'The Ethipian Revolution Revisited. Why do the imperialists hate Mengistu?'
Traducción: EDML (http://www.leninismo.org/)
www.eroj.org,

No hay comentarios :