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jueves, agosto 03, 2006

Historia:Como ingrese en el M-26-J


Publicado en Bohemia, No 30, 26 de Julio de 1963
EL comandante Montane nos dio un apretón de manos a la vez que nos miraba fijamente a través de los cristales de sus espejuelos. El encuentro con el reportero de Bohemia-empeñado en obtener de sus labios un recuento fiel de los días históricos que marcaron el inicio de la gran batalla por la liberación del pueblo cubano- le hacen retrotraerse mentalmente a fechas tan importantes dentro de su vida.

Al fin el entrevistado comienza su relato, describiendo el panorama tétrico que vivía nuestro país, en el mismo instante en que comenzaron a agruparse quienes integrarían el aguerrido grupo de la madrugada del 26 de julio:
-En Cuba del año 53-señala- no cabia otra respuesta a la tiranía de Fulgencio Batista, que no fuera un ataque frontal por medio de las armas. Desde el punto de vista de la juventud cubana, todos los caminos estaban cerrados y se conocía el antecedente del Batista de 1933, que ahora se repetía con el cuartelazo de 1952. Nosotros estabamos consciente de que hacíamos frente a un enemigo sanguinario, sin escrúpulos, que iba hacer todo lo que estuviera a su alcance para mantenerse en el poder, contra la voluntad del pueblo.

En aquello tiempos, la mayoría de nosotros militábamos en el Partido Ortodoxo, conociendo sus limitaciones ideológicas, pero conscientes de que el mismo agrupaba grandes zonas de opinión del pueblo cubano explotado, que como ideal elemental, aspiraba, al menos, a ser gobernado con pulcritud y honradez.

Hace un breve alto y señala posteriormente:
-Se deba el caso que había un partido con una masa sana, pero con una dirigencia que, acogiendose hipócritamente al lema de "vergüenza contra dinero", pretendía a la muerte de Chibas, aprovecharse del legado histórico que este dejara.
Quisimos llevar a las masas de este partido por los senderos de la insurrección armada y tratamos de obligar a sus dirigentes que representaban en su mayoría a la burguesía nacional, excluyendo algunos que eran de extracción popular, a tomar esa línea o quitarse la careta de defensores del pueblo y no estorbar a quienes tenían la conciencia política, el coraje y la audacia necesaria para llevarla a su mas pronto realización.

Su análisis continua:
-Nosotros sabíamos que el Partido Ortodoxo no podía realizar los cambios fundamentales en lo económico, en lo político y en lo social, a los cuales aspirábamos.

Esos falsos lideres de la ortodoxia al igual que los auténticos jugaban a la insurrección tratando de engañar al pueblo que buscaba desesperadamente una orientación correcta para luchar contra la tiranía pro-imperialista de Batista y su camarilla. Esta actitud de los políticos ortodoxos frente a la insurrección fue denunciada por nosotros en un volante que con fecha 16 de agosto de 1952 fue repartido en el cemento de Colón, con motivo del primer aniversario de la muerte de Chibas y que decía: "Los lideres de la ortodoxia se gastan millones de peso en sus campañas electorales, pero no son capaces de gastar un solo centavo en la insurrección".

La muerte de Chibas trajo como consecuencia lógica, en un partido heterogéneo de las características explicada mas arribas, la división en sus filas, incapacitadolo para la lucha frontal contra la tiranía.

Los políticos de la ortodoxia, con muy honrosas excepciones, comenzaron a pugnar por apoderarse de la dirección del partido para satisfacer sus fines personales sin preocuparles en los mas mínimos, los anhelos y aspiraciones del pueblo de Cuba que estaba ansioso por luchar contra el régimen, pero que como ya dijimos anteriormente carecía de una orientación adecuado que lo condujera a la victoria.

Una pausa durante la cual ordena sus pensamientos. Después, nos sigue desarrollando su opinión:
-Analizando objetivamente el proceso anterior al 10 de marzo, debemos señalar que las predicas de Chibas reflejaban la aspiración elemental del pueblo cubano, que como dijimos anteriormente, deseaba ser gobernado al menos con honestidad y moralidad. Desde luego, que ese programa adolecía de muchas fallas toda vez que no contemplaba el problema cubano en los aspectos económicos, político y social.

Mas adelante, el entrevistado paso a detallar la reacción de los jóvenes revolucionarios ante el cuadro que presentaba la falsa oposición en aquellos meses anteriores al asalto al cuartel Moncada.

-Cuando el compañero Fidel Castro y los que le seguíamos, llegamos a la conclusión de que era nuestra generación-la del centenario del Apóstol- que estaba compuesta por trabajadores, campesinos, estudiantes y profesión modestos, lo que podía presentarle combate a la tiranía y derrotarla con nuevos métodos de lucha y con la audacia y valentía que siempre ha caracterizado a los cubanos, nos dimos a la tarea de vertebrar un movimiento revolucionario que daría al traste para siempre con la dictadura batistiana y con los males que esta representaba.

En la Historia me absolverá se contemplo el programa revolucionario de los que fueron a ofrendar sus vidas aquella madrugada que cambio totalmente los destinos de nuestra patria y trazo el camino futuro para la redención de otros pueblos hermanos.

En aquel programa se trazaba el derrotero de toda una etapa de nuestra revolución: reforma agraria, reforma de la enseñanza, política de la vivienda, política de la independencia nacional, solidaridad y amistad con los pueblos de América Latina, nacionalización de las empresas extranjeras, industrialización, etcétera; realizaciones todas que fueron cumplidas por nuestra revolución en su etapa de liberación nacional.

Aun recuerda claramente el primer encuentro con el máximo líder de la revolución cubana:-Nosotros conjuntamente con Abel Santamaria, nos incorporamos a Fidel, el primero mayo del 52,cuando coincidimos en el cementerio de Colon, en un acto que se ofrecía en memoria de Carlos Rodríguez, que fueron asesinado por Salas Cañizares en época de Prio. Recuerdo que fue, precisamente Fidel, quien actúo como abogado acusador en aquel proceso
.

A partir de ese momento trabajamos activamente para crear el movimiento que le daría la primera gran batalla a la dictadura con el asalto a los cuarteles Moncada y de Bayamo.
Durante un momento se queda pensativo ante una pregunta nuestra sobre los preparativos de aquel hermoso episodio de nuestra historia. Tal vez, en ese instante, su recuerdo vuela hacia tantos héroes que pagaron con su vida el deseo de ver ondear una bandera verdaderamente libre. Mas tarde, dice lentamente.

-La preparación del ataque fue extraordinariamente laboriosa, y se necesitarían muchas paginas para destacar el sacrificio sin par de tantos y tantos compañeros que, a riesgo de sus propias vidas, trasladaban armas, uniformes o parque, de una casa a otra, de La Habana a Santiago.
Entre los muchos compañeros que, a nuestro juicio, mas aportaron a la causa, se encontraban Pedro Marrero, obrero de "La Tropical", y Fernando Chenarde, que era fotógrafo.
Marrero vendió su plaza en "La Tropical" y estaba decidido a vender todos los muebles y artículos más necesario de su hogar, para entregar el importe al movimiento, pero Fidel lo persuadió de que no era necesario que hiciera tamaño sacrificio. Chenard vendió su pequeño laboratorio fotográfico, su cámara fotográfica y todos sus útiles de trabajo, entregando íntegramente el dinero a la revolución.

Estos dos casos no son los únicos pero si representativos del desinterés que mostró aquella juventud, empeñada en demostrar al mundo, con sus propios medios y sin medigar centavos a los politiqueros, ricachones y latifundistas, que era posible una revolución, con el único esfuerzo de sus propios autores.

Lo que había que tener, en primer lugar, era un ferviente amor a la patria y una voluntad de acero para llevar a vías de hechos aquellos propósitos redentores.

La preparación del ataque al Moncada sé hacia en el mismo corazón de la capital, ante las narices de los propios esbirros del dictador. Montane relata una interesante anécdota ocurrida en las semanas anteriores a la acción revolucionaria:-Trasladamos, Boris Luis Santa Coloma y yo, un cargamento de uniformes y gorras del antiguo ejercito. La operación se llevaba a cabo en un automóvil, al que no le cerraba bien el maletero y, cuando transitábamos por una avenida de Marianao, un imprudente bache provoco que este se abriera, rodando hasta el suelo una de las gorras. Boris, con la frialdad y la serenidad que le caracterizaban, freno el automóvil, se bajo y procedió a recoger la gorra, bajo las miradas de todos los transeúntes y de los que viajaban en ómnibus y automóviles por aquel lugar. Inmediatamente, cerro el maletero y proseguimos normalmente nuestro viaje.

Una sonrisa, al recordar el peligroso incidente:
-Yo debo confesar que presencia la escena lleno de sorpresa y aprensión, esperando que fuéramos detenidos en cualquier momento: La seriedad de Boris, su actuación normal, salvo la situación.
El itinerario iniciado junto a la tumba del mártir Carlos Rodríguez tenia su epilogo revolucionario junto a la posta tres del cuartel Moncada, cuando los representantes de la generación del centenario tomaban las armas para estremecer con su heroísmo a todo el país. El comandante Montane Oropesa había sobre los momentos precedentes al ataque:
-Llegué a Santiago de Cuba como a los dos de la tarde del 25 de Julio-señala-.Iba acompañado de cuatro compañeros mas, en un automóvil del año 1949.

De acuerdo con las instrucciones que habían recibido, me aloje en el hotel Rex, encontrando allí a Abel Santamaria, que ya nos estaba esperando, y al compañero Renato Guitart, a quien veíamos por primera vez. Recuerdo que Abel y Renato nos tenían preparada una sorpresa cada uno de ellos: un sabroso arroz con pollo, de Renato, y unos largos tabacos H. Upmann que nos brindo Abel, a la vez que me decía bromeando: "Mira, "Canino", estos si son unos tabacos para celebrar esta ocasión y no las "pedradas" a que tu nos tienes acostumbrados, por ser tan tacaño y no quererte gastar mas de quince centavos". Hay que aclarar que, entre muchos de los compañeros, nosotros gozábamos de una bien merecida fama de tacaños, quizá debida a que formábamos parte de la comisión de finanzas del movimiento.

En el despacho de Montane hacen su entrada los comandantes Efigenio Amejeiras y Rene Rodríguez, tras tomar asiento, siguen escuchando el relato del entrevistador.

-Muy poco hable con Renato Guitart, pero fue fácil la identificación, pues sin concernos ni habernos visto antes, pensábamos igual. Abel, él y yo, nos juramentamos para ir como voluntarios en la primera maquina, que estaría encargada de tomar la posta numero tres.
De nosotros, solamente irían a la posta Renato y yo, además de Carmelo Noa (muerto), José Luis Tasende(muerto), Pedro Marrero(muerto), que conducía el automóvil, así como Ramiro Valdés y José Suarez Blanco. Abel no pudo cumplir su propósito. Porque Fidel le ordeno dirigir el grupo que tomaría el Hospital Civil Saturnino Lora. Fidel intentaba salvaguardar la vida precisa de quien era el segundo jefe del movimiento revolucionario.

Las horas fueron pasando y se acercaba el instante trascendental. Del hotel santiaguero, Montane y el resto de los combatientes fueron trasladados a la granja Siboney, en la madrugada del 26 de julio:-Allí se encontraban ya, preparando nuestra ropa, las compañeras Haydee y Melba, que, con varios días de anticipacion, habían llegado a Santiago con un cargamento de armas y uniforme-dice el compañero Montane-. Nos encontrábamos juntos todos los que íbamos a participar del ataque, y los que tenían una tarea asignada fueron invitados a que se acostaran en unos colchones que se habían extendido en la sala de la casa de la granja, con el objeto de que descansaran antes del combate.

El entrevistado calla un instante. Parece no querer olvidar ningun detalle:-Pero allí nade podía dormir-expone. Todos estabamos conscientes de que la hora había llegado y cada cual pensaba revista a sus recuerdos y pensaba en los familiares queridos que habían quedado en La Habana, sin saber que se preparaba el ataque y mucho menos conocer los móviles que nos habían llevado a Santiago. A las cinco y cuarto de la madrugada se dispuso la partida y hubo que seleccionar los voluntarios que irían en la maquina que debía atacar la posta numero tres, porque todos se habían ofrecido.

El comandante Montane hace un alto en este punto de la narración. No desea hablar sobre el combate en sí ni sus incidencias, porque considera que ya son ampliamente conocidos por el pueblo:-El recorrido, todo lo relativo al combate, la posterior retirada, son capítulos magistralmente recogidas en La Historia me absolverá. No obstante, quisiera señalar el estado de animo que nos embargaba a todos: una inmensa felicidad que se reflejaba en nuestros ojos encendidos de fe revolucionaria y optimismo sobre el triunfo.

Las armas que llevábamos nos parecían las más mortíferas y nos sentíamos gigantes, seguros de que la tarea que se nos avecindaba la cumpliríamos a cabalidad. En la trayectoria hacia el cuartel, recordaba los versos de Raúl Gómez García, el poeta del 26 de Julio, que nos señalaban claramente que había llegado la hora de "entrar en combate".

Destrozada la tiranía por el vigoroso empuje del pueblo, barrida del poder la clase opresora por la revolución triunfante, podía sopesarse la importancia histórica del asalto al cuartel Moncada y su influencia trascendental en el desarrollo de la patria socialista. Montane prefiere, al llegar a esta pregunta, contestar con una frases históricas de Fidel:

-Fidel ha señalado claramente –expresa- en el articulo publicado en el primer numero de Cuba Socialista, la importancia histórica del asalto al cuartel del Moncada. Allí dice: "El germen socialista de la revolución se encontraba en el movimiento del Moncada, cuyos propósitos, claramente expresados, inspiraron todas las primeras leyes de la revolución. El 16 de abril se reafirmo y se llamo por su nombre, lo que se orientaba ya hacia el ideal socialista desde el día mismo en que, frente a las aspilleras de la fortaleza militar de Santiago de Cuba o en sus celdas de tortura y muerte o frente a los pelotones de criminales que defendían un poder caduco, daban su vida casi un centenar de jóvenes que se proponían lograr un cambio total en la vida del país. Y dentro de un régimen social semicolonial y capitalista como aquel, no podían haber otro cambio revolucionario que el socialismo una vez que se cumpliera la etapa de la liberación nacional.
Unas palabras finales que tienen la mayor actualidad.

En este décimo aniversario del estallido revolucionario que significo la aurora del 26 de julio, la dirección política de nuestra revolución ha señalado que el mejor homenaje que podemos ofrecer a los mártires de aquella gesta heroica, es aumentar la producción y lograr una mayor productividad.

El socialismo solo se construye a base de sudor y el sacrificio de l@s hombres y mujeres que se empeñan en crear una nueva sociedad, donde todos sean felices.
¡Impulsemos fervorosamente las tareas inmediatas de nuestra economía! ¡Que todos los cubanos hagan su parte en esta hermosa tarea! ¡Que nadie se quede atrás en este magno empeño! Y cuando lo logremos podremos decirles a nuestros mártires: el legado histórico que nos trasmitieron ha sido conservado y los ideales por los cuales murieron se mantienen siempre vivos en nuestros corazones.
Publicado en Bohemia, No 30, 26 de Julio de 1963

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