Rosa Regas l 3-11-1998 el presidente Aznar anunció que había autorizado «contactos con el entorno del Movimiento Vasco de Liberación» tendentes a conseguir que la banda terrorista ETA abandone las armas (...). Sabré ser generoso».
El presidente delega las conversaciones con ETA en Javier Zarzalejos, Ricardo Martí Fluxá y Pedro Arriola, que se reúnen en Zurich. El Congreso aprueba dos mociones para flexibilizar la política penitenciaria. Así, durante el periodo del Gobierno del PP (septiembre 97-98) se excarcela a 311 etarras. De ellos 64 eran terroristas condenados por asesinatos múltiples a penas superiores a 20 años (en algún caso superiores a 200 y 300 años).
Véase el caso del etarra Iñaki Bilbao, condenado a 52 años, reducidos a 30 por efecto de la acumulación de penas, y de los que había cumplido 17 años cuando fue puesto en libertad el 28 de septiembre de 2000, siendo Ángel Acebes ministro de Justicia. (Dos años después Bilbao asesinó al concejal socialista de Orio Juan Priede).
Por si fuera poco, entre 1998 y 1999 el Gobierno del PP ordena el acercamiento de más de 120 presos de ETA a cárceles próximas al País Vasco y permite el regreso a España de 300 exiliados de la banda terrorista. No había todavía ninguna palabra de ETA. Eran simples muestras de buena voluntad que el Congreso apoyó. Así habló la cúpula del PP: «El proceso y el procedimiento serán largos. No podrá haber nunca ni vencedores ni vencidos» (Ricardo Martín Fluxá, 28-11-97). «Merecería la pena hacer el esfuerzo de la generosidad si con ello conseguimos la paz» (José María Aznar, 4-5-98).
«En la medida en que se consolide la tregua y podamos hablar de abandono definitivo de la violencia, se podrá hablar de otras cuestiones como la política penitenciaria y la reinserción» (Miguel Sanz, 14-10-98).
«Si se trata de contrastar la voluntad de diálogo de ETA habrá que hacerlo directamente con la organización armada» (Josep Piqué, 4-11-98). «Los contactos los llevaremos directamente y sin intermediación» (Mariano Rajoy, 12-11-98). «El Gobierno ha hecho un gesto (el acercamiento de presos) conforme a la voluntad y el deseo de que llegue la paz» (Mariano Rajoy, 26-12-98).
«Por la paz y por sus derechos no nos cerraremos, sino que, por el contrario, nos abrimos a la esperanza, al perdón y a la generosidad, y por la paz pondremos lo mejor de nuestra parte para hacerla definitiva con la ayuda y la esperanza de todos» (José María Aznar 5-11-98). ¡Cómo han cambiado ustedes, señores del Partido Popular!
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